21/09/2020 Los cristianos debemos actuar en consecuencia de lo que somos, es decir, según la vocación a la que hemos sido llamados

 

 ¡BUENOS DÍAS NOS DÉ DIOS! 21 SEPTIEMBRE 2020

Los cristianos debemos actuar en consecuencia de lo que somos, es decir, según la vocación a la que hemos sido llamados

Caminad según la vocación a la que habéis sido convocados. Cuando el grupo que sigue al Señor hunde sus raíces en el amor y en la fuerza de la fe éste vive acorde a la vocación a la que ha sido convocado, según piensa el apóstol Pablo. Es la fuente trinitaria de la comunidad, lo que le da vida, comunión, capacidad para ser testigo. Esta manera unitaria de ser es buena medicina frente a todo lo que intenta socavar el encanto de la fraternidad, egoísmo y soberbia. Pablo nos recuerda cuáles son los cimientos de la Iglesia, nuestro mejor patrimonio como comunidad creyente: un bautismo, un solo Señor, un solo Espíritu y una única esperanza, en función de los cuales vivimos.
Esta unidad, no obstante, perfila una preciosa pluralidad que se origina en Cristo, el dador de dones a los hombres. Estos dones se especifican en innumerables carismas y servicios que, puestos a trabajar al servicio de la fe, nos permiten lograr la madurez en el seguimiento del Señor y la plenitud de la gracia que se otorga a todo el que espera en su Palabra. Pero todo el activo creyente se expresa por necesidad en dar, servir, repartir y agradecer. Si así no es, no somos consecuentes con la vocación que hemos recibido.
Primera lectura Ef 4, 1 – 7. 11 – 13
Acoger y comprender al que tenemos al lado; no estar juzgando constantemente
Él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, evangelizadores
Hermanos: Yo, el prisionero por el Señor, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos, sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la esperanza de la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo. A cada uno de nosotros se le ha dado la gracia según la medida del don de Cristo.
Y él ha constituido a unos, apóstoles, a otros, profetas, a otros, evangelizadores, a otros, pastores y maestros, para el perfeccionamiento de los santos, en función de su ministerio, y para la edificación del cuerpo de Cristo; hasta que lleguemos todos a la unidad en la fe y en el conocimiento del Hijo de Dios, al hombre perfecto, a la medida de Cristo en su plenitud.
1 La Iglesia celebra hoy la festividad de San Mateo, por lo que la liturgia nos insiste en las característica evangelizadoras que debemos de tener los cristianos.
2 Claro que la base cristiana es común a todos, y Pablo nos la indica en este trozo de su carta a la comunidad de Efeso.
3 La convivencia nunca es fácil, pues la discusión y el afán de llevar siempre la razón es cuestión que todos llevamos dentro; de ahí sus recomendaciones iniciales de humildad, amabilidad y comprensión, todo ello fundado en el amor mutuo.
4 Sólo así llegaremos a formar ese Cuerpo cuya cabeza es Cristo, la Iglesia unida, dentro de la cual cada uno tendrá su carisma propio, siendo todo y todos necesarios en ese Cuerpo para apoyo mutuo y crecimiento individual y colectivo, y proclamación a todo el mundo del Reino, en testimonio del hombre perfecto.

Alabanza de la Creación: La primera parte de este salmo nos ayuda a rezar a partir de la creación, a contemplar en silencio el mensaje que nos viene de las criaturas. Es un salmo ecológico o cósmico.
Dice Teilhard de Chardin: “El autor de este salmo oía "día" y "noche" dos coros fantásticos que alternaban y se respondían uno a otro. Sí, "los cielos" ¡hablan! ¿Qué dicen? ¡la gloria de Dios! ¿Cómo la dicen? ¡En el silencio! El salmista lo sabe bien: su voz no es una voz... No hay palabras... Dios "¡no levanta la voz!" A veces decimos que El se calla, porque no sabemos escucharlo. Dios es discreto. Dios está oculto. Si El apareciera, desaparecería la creación. Le deja un espacio de libertad ocultándose y callándose. Pero El habla en el silencio: su creación, precisamente es su "primera palabra", una palabra que todos los pueblos pueden comprender porque está sobre y más allá que todos los idiomas... ¡No hace falta ir a la escuela y saber leer! Basta mirar y escuchar. Este Dios prodigioso no se ha limitado a esta brillante sinfonía de astros... Ha decidido hacer Alianza con el hombre, dándole su ley... Esto debería asombrarnos de amor. Pero, precisamente, Dios es "amor" y el amor es la "ley constitutiva" del universo y del hombre” (Teilhard de Chardin). ¡Amar, seguir la ley de Cristo, es entrar en la armonía del mundo, unirse a Dios! Es una verdadera descripción práctica de lo que es la oración. ¿Lo comprendemos así? Abracemos al Señor en nuestro corazón.
Sal 19, 2 – 5
¿Somos capaces de contemplar la naturaleza y ver en ella la mano de Dios? ¿Lo hacemos alguna vez? ¿Lo acompañamos de un diálogo, sencillo, profundo, con el Señor? Es decir, ¿sabemos orar?
A toda la tierra alcanza su pregón.
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.
Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.
El cielo y el firmamento son como una especie de gran tejido en el que Dios ha dejado impresos algunos signos de su amor creador.
En silencio, las criaturas hablan de la grandeza de su Creador. Cada día le entrega al siguiente una consigna; lo mismo que cada noche a la posterior: han de ser anunciadores silenciosos del amor del Creador.
Aun sin usar palabras, su mensaje silencioso llegará hasta los límites del orbe. Todos los días y todas las noches proclaman siempre la misma noticia.
Es la imagen del Dios creador, reconocido como tal por sus criaturas
Admirable, ¿verdad? Así es la labor del cristiano, nuestra labor: humilde, sencilla, atento a las señales del Señor, a la naturaleza en la cual se muestra día tras día, noche tras noche.
Un comentario final, recogiendo palabras de Teilhard de Chardin: “El autor de este salmo oía "día" y "noche" dos coros fantásticos que alternaban y se respondían uno a otro. Sí, "los cielos" ¡hablan! ¿Qué dicen? ¡la gloria de Dios! ¿Cómo la dicen? ¡En el silencio! El salmista lo sabe bien: su voz no es una voz... No hay palabras... Dios "¡no levanta la voz!" A veces decimos que Él se calla, porque no sabemos escucharlo. Dios es discreto. Dios está oculto. Si El apareciera, desaparecería la creación. Le deja un espacio de libertad ocultándose y callándose. Pero El habla en el silencio: su creación, precisamente es su "primera palabra", una palabra que todos los pueblos pueden comprender porque está sobre y más allá que todos los idiomas... ¡No hace falta ir a la escuela y saber leer! Basta mirar y escuchar. Este Dios prodigioso no se ha limitado a esta brillante sinfonía de astros... Ha decidido hacer Alianza con el hombre, dándole su ley... Esto debería asombrarnos de amor. Pero precisamente, Dios es "amor" y el amor es la "ley constitutiva" del universo y del hombre” (Teilhard de Chardin). ¡Amar, seguir la ley de Cristo, es entrar en la armonía del mundo, unirse a Dios!
Es una verdadera descripción práctica de lo que es la oración. ¿Lo comprendemos así? Abracemos al Señor en nuestro corazón

No he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores. Por su oficio, Mateo era uno más de los excluidos de la religión oficial. Sabemos la especial sensibilidad de Jesús sobre los rechazados por su debilidad, condición y oficio. Y a Mateo se acerca el Maestro y le invita al seguimiento. Y con él y con otros pecadores, Jesús se sienta a la mesa: imagen del reino preconizado por él, asentado en la humanidad, misericordia y fraternidad. Lo que no evita el escándalo de los fariseos, expertos en trazar muros separadores del perdón de Dios.
Jesús no sabe de separaciones y, menos, en nombre de Dios. Y hace muy bien en poner la norma cultural al revés o, dicho de otra manera, en ridículo; porque ha venido a acoger a los que nadie considera, y a declarar con nitidez que los privilegiados de Dios son los olvidados de los hombres, al igual que el médico se ocupa de los enfermos.
Además, recuerda la razón de ser de toda religión: reconocer el amor gratuito, fiel y misericordioso que Dios Padre profesa a todos y, en especial, a los más desasistidos. La prueba del algodón de las religiones y de las expresiones religiosas de las comunidades no es la adhesión externa a una norma religiosa, sino la práctica inequívoca de la misericordia. Jesús así lo traduce recordándonos que somos nosotros los pecadores los principales llamados a su proyecto humanizador, a su Reino. En esta llamada estamos todos, sin exclusión.
De sentado en la mesa de los impuestos a caminante del evangelio con el equipaje del mandato del Señor. Él, y su comunidad, nos han dejado el primer texto de la Buena Noticia redactado en hebreo.
El aprendizaje de la comunidad ¿dónde pone el prioritario acento: en conocer y cumplir la normativa religiosa? o ¿en ejercer de prójimo?
Evangelio Mt 9, 9 – 13
La invitación del Señor es constante; no nos hagamos los sordos
Sígueme. Él se levantó y lo siguió
En aquel tiempo, vio Jesús al pasar a un hombre llamado Mateo, sentado al mostrador de los impuestos, y le dijo: "Sígueme." Él se levantó y lo siguió. Y, estando en la mesa en casa de Mateo, muchos publicanos y pecadores, que habían acudido, se sentaron con Jesús y sus discípulos. Los fariseos, al verlo, preguntaron a los discípulos: "¿Cómo es que vuestro maestro come con publicanos y pecadores?" Jesús lo oyó y dijo: "No tienen necesidad de médico los sanos, sino los enfermos. Andad, aprended lo que significa "misericordia quiero y no sacrificios": que no he venido a llamar a los justos, sino a los pecadores."
1 “Cuando lo vi delante de la mesa donde cobro los impuestos, aún no sabía nada de él. Hasta ese momento yo había vivido protegido detrás de los muros de las transacciones, el interés y la exigencia, aunque, desde mi condición de publicano, soy consciente de cuánto desprecio y hasta odio suele reflejarse en los ojos de quienes se me acercan. Estoy convencido de que mi vida y mis costumbres no pueden cambiar, he caído demasiado bajo como para imaginarme viviendo de otra manera. Por eso quedé asombrado al sentir que un desconocido me miraba con franqueza y cordialidad, sin asomo de reproche ni de juicio, como un amigo que se dirige a su amigo: “Leví, te necesito, ven conmigo”, me dijo. (“Hacerse discípulos”, Dolores Aleixandre, rscj, Editorial Claretiana).
2 Sabemos que la sociedad judía consideraba impuro y pecador al publicano que recaudaba impuestos para el imperio romano invasor.
3 Jesús lo incorpora a su comunidad como señal de salvación para todos, como indicación clara de ruptura de ese aislamiento y de la necesidad de crear comunión.
4 Aún veremos casos en los que los cristianos no aceptaban en su mesa a aquellos que, ya convertidos, provenían del paganismo. (Ga 2, 12).
5 Jesús acoge a todos a su mesa y aunque al leer esto pensemos en lo absurdo de aquella situación de separación, debemos de pensar si nosotros no hacemos también distinciones, por ejemplo, no visitando a personas humildes en sus casas para llevarles compañía y ayuda.

LA MEDITACIÓN, ¿QUÉ DICE?: Humildad y mansedumbre deben de acompañar nuestro testimonio cristiano, ya que orgullo y prepotencia harán que el mundo vea al cristiano como algo marginal, poco deseable. Nuestra contemplación de la naturaleza nos debe de llevar a darnos cuenta de la grandeza del Señor. Meditemos también en nuestro comportamiento hacia los más humildes.

¿QUÉ NOS DICE?: ¿Proclamo el Reino de Dios sin una línea de posesión de la verdad? ¿Soy afable con mis hermanos de comunidad y, en general, con la gente con la que tengo contacto? ¿Nos damos cuenta de la luz que diariamente nos envía el Señor? ¿Damos testimonio cristiano de acercamiento hacia los más pobres?

LA ORACIÓN: Te damos gracias, Señor, por la mesa de tu cuerpo y de tu sangre, que nos transmitieron los apóstoles, con la cual nos alimentamos y vivimos. Por tu Palabra, que nos transmitieron los apóstoles, con la cual se nos comunica la luz y el gozo. Por tu Iglesia santa, edificada sobre el fundamento de los apóstoles, por la cual nos integramos en la unidad. Te pedimos, Señor, que vivamos estos dones que nos has transmitido, y que sepamos proclamarlos y llevarlos a los que nos rodean. Te lo pedimos, Señor.

Exhortación apostólica postsinodal: querida Amazonia
Diálogo social. 26. La Amazonia debería ser también un lugar de diálogo social, especialmente entre los distintos pueblos originarios, para encontrar formas de comunión y de lucha conjunta. Los demás estamos llamados a participar como “invitados” y a buscar con sumo respeto caminos de encuentro que enriquezcan a la Amazonia. Pero si queremos dialogar, deberíamos hacerlo ante todo con los últimos. Ellos no son un interlocutor cualquiera a quien hay que convencer, ni siquiera son uno más sentado en una mesa de pares. Ellos son los principales interlocutores, de los cuales ante todo tenemos que aprender, a quienes tenemos que escuchar por un deber de justicia, y a quienes debemos pedir permiso para poder presentar nuestras propuestas. Su palabra, sus esperanzas, sus temores deberían ser la voz más potente en cualquier mesa de diálogo sobre la Amazonia, y la gran pregunta es: ¿Cómo imaginan ellos mismos su buen vivir para ellos y sus descendientes?


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