10/04/2021 Es mejor obedecer a Dios que a los hombres: se trata de un criterio que hemos de desenterrar frente a la prepotencia del mundo

 ¡BUENOS DÍAS NOS DÉ DIOS! 10 ABRIL 2021
Es mejor obedecer a Dios que a los hombres: se trata de un criterio que hemos de desenterrar frente a la prepotencia del mundo

Pedro y Juan han recibido en verdad, según la promesa de Jesús, «una elocuencia y una sabiduría a la que no podrán resistir ni contradecir todos vuestros adversarios»: estos últimos se encuentran, evidentemente, con dificultades. El fragmento está dominado, por una parte, por la fuerza de los hechos que se imponen y, por otra, por la voluntad de ocultarlos. Los hechos son la curación constatada y clamorosa; son todo lo que Pedro y Juan han visto y oído. Por otra parte, está el poder que quiere defenderse de la irrupción de los hechos, con su poder de desestabilización. Los hechos están acreditados por «hombres del pueblo y sin cultura», que pasan de acusados a acusadores.
Frente a la idea de prohibir «enseñar en el nombre de Jesús» -y en esto se muestra perspicaz el sanedrín, porque el peligro procede de ese «nombre», la verdadera novedad-, la respuesta de Pedro y Juan es la apelación a la evidencia: no pueden callar lo que han visto y oído. Se trata de la conciencia de que hablar de estas cosas era voluntad de Dios, un mandato divino frente al cual los preceptos humanos pierden su consistencia. No hay amenaza humana que pueda oponerse a la fuerza del testimonio de los apóstoles, porque está con ellos la fuerza irresistible de Dios.
Primera lectura Hch 4, 13 – 21
El Señor siempre nos dará fuerzas para proclamar la verdad
No podemos menos de contar lo que hemos visto y oído.
En aquellos días, los jefes del pueblo, los ancianos y los escribas, viendo la seguridad de Pedro y Juan, y notando que eran hombres sin letras ni instrucción, se sorprendieron y descubrieron que habían sido compañeros de Jesús. Pero, viendo junto a ellos al hombre que habían curado, no encontraban respuesta. Les mandaron salir fuera del Sanedrín, y se pusieron a deliberar: «¿Qué vamos a hacer con esta gente? Es evidente que han hecho un milagro: lo sabe todo Jerusalén, y no podemos negarlo; pero, para evitar que se siga divulgando, les prohibiremos que vuelvan a mencionar a nadie ese nombre.» Los llamaron y les prohibieron en absoluto predicar y enseñar en nombre de Jesús. Pedro y Juan replicaron: «¿Puede aprobar Dios que os obedezcamos a vosotros en vez de a él? Juzgadlo vosotros. Nosotros no podemos menos de contar lo que hemos visto y oído.» Repitiendo la prohibición, los soltaron. No encontraron la manera de castigarlos, porque el pueblo entero daba gloria a Dios por lo sucedido.
1 En nuestros dilemas debemos de tener siempre presente que nuestra verdadera salvación está en la obediencia al Señor, aunque a veces nos cueste el hacerlo, porque perdemos prestigio o dinero, o, incluso, ocasiones de escalar puestos en nuestra vida profesional.
2 La alegría debe, además, de presidir nuestro andar por la vida, siempre con la seguridad que nos da la experiencia de fe.
3 El Sanedrín tiene muy en cuenta el ánimo del pueblo y la presencia de hombre curado. Debemos de pensar esto en nuestra vida normal; no podemos permitirnos la indiferencia ante decisiones de las autoridades que van contra nuestra conciencia, expresando nuestra opinión contrario por los medios a nuestro alcance.
4 Muy en especial, debemos de estar siempre atentos y preparados para dar testimonio de nuestra lealtad al Señor.

Todos debemos alabar al Señor, apreciar su misericordia y todo lo que ha creado para el adecuado disfrute de sus criaturas, en una misericordia que se mantiene día a día por Toda la eternidad.
Sal 118,1.14-15.16-18.19-21
Cantemos nuestra acción de gracias a Dios que nos ha salvado
Te doy gracias, Señor, porque me escuchaste.
Dad gracias al Señor porque es bueno,
porque es eterna su misericordia.
El Señor es mi fuerza y mi energía,
él es mi salvación.
Escuchad: hay cantos de victoria en las tiendas de los justos.
La diestra del Señor es excelsa,
la diestra del Señor es poderosa.
No he de morir,
viviré para contar las hazañas del Señor.
Me castigó, me castigó el Señor,
pero no me entregó a la muerte.
Abridme las puertas del triunfo,
y entraré para dar gracias al Señor.
Esta es la puerta del Señor:
los vencedores entrarán por ella.
Te doy gracias porque me escuchaste
y fuiste mi salvación.
¡Cuanta bondad podemos apreciar en Ti, Señor!; todo lo has hecho para nuestro disfrute, y así tenemos que apreciarlo y cuidarlo
Todos debemos alabar al Señor, apreciar su misericordia y todo lo que ha creado para el adecuado disfrute de sus criaturas, en una misericordia que se mantiene día a día por oda la eternidad.
Como siervo que era, Jesús fue castigado, pero no entregado al poder de la muerte. Al contrario, Jesús resucitado es la mano protectora, la poderosa mano derecha de Dios. A la vez que cantamos el poder de Dios, pidámosle que un día seamos colocados a la derecha del Señor, como benditos del Padre.
Porque no moriremos, viviremos siempre en compañía del Señor y en su alabanza y bendición.
Los cristianos, apoyándonos con fe en esta piedra inquebrantable, somos piedras vivas que se integran en la construcción de la morada de Dios. La ciudad definitiva, levantada sobre el cuerpo del Señor Resucitado, no será destruida jamás porque en ella habita la gloria de Dios.
El Señor merece nuestra acción de gracias; él nos salva y nos conduce por esta vida que será eterna, porque nos ha liberado de la muerte; nos escucha cuando a Él acudo y nos muestra siempre la puerta de la verdad.

El texto es un añadido que sirve de conclusión al evangelio de Marcos. Está redactado por otra mano, aunque pertenece a la época apostólica. Incluye la aparición de Jesús resucitado a María Magdalena, que fue a anunciar a los discípulos incrédulos el acontecimiento de la resurrección (vv. 9-11); la aparición del Señor con aspecto de peregrino a los dos discípulos de Emaús, que se volvían a su pueblo (vv. 12s) y, por último, la aparición del Resucitado a los Once, reunidos en torno a la mesa, esto es, recogidos en la celebración eucarística, a quienes reprocha su incredulidad y su actitud refractaria ante el testimonio de algunos discípulos (vv 14s).
Sólo la presencia directa de Jesús liberará a los apóstoles de su dureza de corazón y los transformará en verdaderos creyentes. Al subrayar la incredulidad de los discípulos, típica de todo el evangelio de Marcos, el evangelista pretende poner de relieve que la resurrección no es fruto de una imaginación ingenua o de alguna sugestión colectiva de los seguidores del Nazareno, sino don del Padre en favor de aquel que se había hecho obediente hasta la muerte para la salvación de toda la humanidad.
Como conclusión, el Resucitado envía a los discípulos al mundo para que prolonguen su misión y desarrollen la actividad evangelizadora junto con el Señor: «Id por todo el mundo y proclamad la buena noticia a toda criatura»
Evangelio Mc 16,9-15
No todos los discípulos creyeron a los primeros testigos del Jesús resucitado
Id al mundo entero y proclamad el Evangelio.
Jesús, resucitado al amanecer del primer día de la semana, se apareció primero a María Magdalena, de la que había echado siete demonios. Ella fue a anunciárselo a sus compañeros, que estaban de duelo y llorando. Ellos, al oírle decir que estaba vivo y que lo había visto, no la creyeron. Después se apareció en figura de otro a dos de ellos que iban caminando a una finca. También ellos fueron a anunciarlo a los demás, pero no los creyeron. Por último, se apareció Jesús a los Once, cuando estaban a la mesa, y les echó en cara su incredulidad y dureza de corazón, porque no habían creído a los que lo habían visto resucitado. Y les dijo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.»
1 Quizá el único comentario que se deba de hacer a este relato de Marcos sobre la Resurrección de Jesús, es el establecimiento de la misión de la Iglesia: Evangelizar.
2 El Evangelio no se debe de limitar a reordenar nuestra vida; es el fermento sin el cual la aventura de la vida hacia ese final en Dios Padre no lograría su objetivo.
3 “Evangelizar significa para la Iglesia llevar la buena nueva a todos los ambientes de la humanidad y, con su influjo, transformar desde dentro, renovar a la misma humanidad” (Exhortación Apostólica, “Evangelii nuntiandi” de Pablo VI)
4 Tres preguntas planteaba el Papa en esa Exhortación, preguntas que transcribo porque me parecen totalmente actuales:
- ¿Qué eficacia tiene en nuestros días la energía escondida de la buena nueva, capaz de sacudir profundamente la conciencia del hombre?
- ¿Hasta dónde y cómo esa fuerza evangélica puede transformar verdaderamente al hombre de hoy?
- Con qué métodos hay que proclamar el evangelio para que su poder sea eficaz?

LA MEDITACIÓN, ¿QUÉ DICE?: Nuestro deber de obediencia a Dios antes que a los hombres tiene que estar inscrito en nuestra conciencia, que es la que, bien formada, dirigirá nuestros pasos hacia el Señor, ese Señor que es fuerza, energía y salvación, y que no nos dejará morir.

¿QUÉ NOS DICE? : ¿Tenemos bien clara nuestra escala de fidelidades? ¿Damos gracias al Señor continuamente por que nos escucha y nos salva? ¿Tratamos de evangelizar aprovechando todas las oportunidades, sin rollos aburridos, pero sí con nuestro testimonio y la palabra adecuada al momento?

LA ORACIÓN: Sálvanos, Señor Jesús, muestra tu amor y tu misericordia al pueblo que confía en tu resurrección y, compadecido de nosotros, defiéndenos hoy de todo mal. Te lo pedimos, Señor

CARTA ENCÍCLICA FRATELLI TUTTI DEL SANTO PADRE FRANCISCO SOBRE
LA FRATERNIDAD Y LA AMISTAD SOCIAL
El fecundo intercambio
137. La ayuda mutua entre países en realidad termina beneficiando a todos. Un país que progresa desde su original sustrato cultural es un tesoro para toda la humanidad. Necesitamos desarrollar esta consciencia de que hoy o nos salvamos todos o no se salva nadie. La pobreza, la decadencia, los sufrimientos de un lugar de la tierra son un silencioso caldo de cultivo de problemas que finalmente afectarán a todo el planeta. Si nos preocupa la desaparición de algunas especies, debería obsesionarnos que en cualquier lugar haya personas y pueblos que no desarrollen su potencial y su belleza propia a causa de la pobreza o de otros límites estructurales. Porque eso termina empobreciéndonos a todos.

 

 

 

 

 

 



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