19/04/2021 Los discípulos de Jesús sabemos que Él se revela en los sencillos y humildes.

 

 

 

 

 

 

 

 

¡BUENOS DÍAS NOS DÉ DIOS! 19 ABRIL 2021
Los discípulos de Jesús sabemos que Él se revela en los sencillos y humildes.

Esteban es uno de esos primeros «diáconos», elegidos por los apóstoles para el servicio de las mesas, durante las comidas comunitarias que reunían a los cristianos. «Diácono» = "servidor" en griego.
El Concilio Vaticano II restableció esa tradición que se había perdido: el diaconado es de nuevo un sacramento permanente dado a cristianos para significar que la Iglesia entera es «servicio».
Primera lectura Hch 6,8-15
Esteban es uno de los primeros «diáconos». ¿Para cuándo las diaconisas?
No lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba.
En aquellos días, Esteban, lleno de gracia y poder, realizaba grandes prodigios y signos en medio del pueblo. Unos cuantos de la sinagoga llamada de los libertos, oriundos de Cirene, Alejandría, Cilicia y Asia, se pusieron a discutir con Esteban; pero no lograban hacer frente a la sabiduría y al espíritu con que hablaba. Indujeron a unos que asegurasen: «Le hemos oído palabras blasfemas contra Moisés y contra Dios.» Alborotaron al pueblo, a los ancianos y a los escribas, agarraron a Esteban por sorpresa y lo condujeron al Sanedrín, presentando testigos falsos que decían: «Este individuo no para de hablar contra el templo y la Ley. Le hemos oído decir que ese Jesús de Nazaret destruirá el templo y cambiará las tradiciones que recibimos de Moisés.» Todos los miembros del Sanedrín miraron a Esteban, y su rostro les pareció el de un ángel.
1 Esteban, uno de los primeros diáconos elegidos, daba poca importancia al culto en el templo, preconizando que la Iglesia debía de liberarse de las ataduras con la comunidad judía.
2 Sabe que lo que salva al hombre no es la Ley de Moisés, sino la fe en Cristo. Esto no era grato para los miembros dirigentes de las sinagogas que se confabulan en su contra y apelan a las autoridades, ancianos y escribas y consiguen ponerlo ante el Sanedrín, el máximo organismo dirigente de aquella teocracia, “presentando testigos falsos” con declaraciones falsas.
3 Era bien cierto, sin embargo, que los ritos religiosos daban la pauta de la vida del creyente judío. Jesús cambiará esas costumbres, y sus discípulos, que al principio seguían esas prácticas religiosas, sabían que lo esencial estaba en otra parte, y, al ser rechazados por la sociedad judía, (Esteban es el primer caso en el que el pueblo se vuelve contra los convertidos), transforman esas prácticas o se alejan de ellas.
4 Todo un ejemplo para nosotros, de coherencia cristiana en su evangelización y en el perdón que acompaña a su muerte

Cada vez que aparece en cada verso la palabra "Ley" o uno de sus equivalentes, debemos de darle este sentido. "Enséñame tus mandamientos = Enséñame a amar verdaderamente". "Haz que yo viva según tu palabra = Haz que yo viva amando de verdad".
Salmo 119,23-24.26-27.29-30
¿Vemos nuestra vida caminando en la senda del Señor, un camino de libertad, un modo de vida que Jesús nos ha enseñado?
Dichoso el que camina en la voluntad del Señor.
Aunque los nobles se sienten a murmurar de mí,
tu siervo medita tus leyes;
tus preceptos son mi delicia,
tus decretos son mis consejeros.
Te expliqué mi camino, y me escuchaste:
enséñame tus leyes;
instrúyeme en el camino de tus decretos,
meditaré tus maravillas.
Apártame del camino falso,
y dame la gracia de tu voluntad;
escogí el camino verdadero,
deseé tus mandamientos.
El Salmo 119 es el salmo de la Ley. Caminemos en la voluntad del Señor, alabándolo, buscándolo y manteniéndolo siempre en nuestro corazón.
Será entonces un corazón pleno, lleno de la alianza con el Señor, que nos llevará tras sus huellas, en la línea que marcan sus preceptos en nuestra conciencia. Y así llevaremos la paz a todos los que nos rodean.
No nos quedemos pensando que por cumplir la Ley tenemos ya con nosotros la salvación, sino que quien cumpla la Ley del Señor debe saber que se encuentra en camino hacia Cristo, por eso en este Salmo se nos recuerda que debemos de caminar “en la voluntad del Señor”.
Quien viva, así, en camino hacia Cristo será una persona recta, justa y sabia. Pero no nos quedemos en el camino, sino que lleguemos hasta Cristo; Él ha venido ya como plenitud de la Ley y de los profetas, como cumplimiento y término de las promesas divinas.
Unamos a Él nuestra vida y, guiados por el Espíritu Santo, seamos fieles no sólo a sus enseñanzas, sino al amor que nos ha manifestado y que ha infundido en nuestros corazones.
Y para que esto se haga realidad en nosotros, hemos de escuchar al Señor, meditar profundamente su Palabra, dejarnos instruir por su Espíritu Santo para que vivamos esa Palabra hasta sus últimas consecuencias
Te rogamos, Señor, que, al igual que Esteban, seamos capaces de “meditar tus leyes y seguir tus preceptos y mandatos”, proclamando tu misericordia y tu fidelidad a todos los que nos rodean, para que sepan cual es tu camino, cual es el camino de la salvación, que es el camino de la felicidad.
Con tu voluntad imbuida en nuestra conciencia, tu sabiduría nos acompañará y ayudará y dará fuerzas en nuestro camino contigo y hacia Ti.

Jesús se dirige a campesinos galileos que se afanan para ganarse la vida. Saben lo que es el hambre, y también la saciedad cuando se ha trabajado mucho y la cosecha ha sido buena. Como hizo con la Samaritana junto al pozo, Jesús toma como punto de partida una necesidad material de sus oyentes: son símbolos muy simples... el hambre, la sed, el pan, el agua...
Evangelio Jn 6,22-29
La Fe total en Cristo implica la Fe en su "presencia" en la Eucaristía... La Eucaristía es el misterio de la Fe por excelencia
Trabajad no por el alimento que perece sino por el alimento que perdura para la vida eterna.
Después que Jesús hubo saciado a cinco mil hombres, sus discípulos lo vieron caminando sobre el lago. Al día siguiente, la gente que se había quedado al otro lado del lago notó que allí no había habido más que una lancha y que Jesús no había embarcado con sus discípulos, sino que sus discípulos se habían marchado solos. Entretanto, unas lanchas de Tiberiades llegaron cerca del sitio, donde hablan comido el pan sobre el que el Señor pronunció la acción de gracias. Cuando la gente vio que ni Jesús ni sus discípulos estaban allí, se embarcaron y fueron a Cafarnaún en busca de Jesús. Al encontrarlo en la otra orilla del lago, le preguntaron: «Maestro, ¿cómo has venido aquí?» Jesús les contestó: «Os lo aseguro, me buscáis, no porque habéis visto signos, sino porque comisteis pan hasta saciaros. Trabajad, no por el alimento que perece, sino por el alimento que perdura para la vida eterna, el que os dará el Hijo del hombre; pues a éste lo ha sellado el Padre, Dios.» Ellos le preguntaron: «Y, ¿qué obras tenemos que hacer para trabajar en lo que Dios quiere?» Respondió Jesús: «La obra que Dios quiere es ésta: que creáis en el que él ha enviado.»
1 Lectura sencilla y llena de sentido. ¿Seguimos a Jesús por los “favores” que nos hace, o porque creemos que es el Hijo de Dios y que nos lleva al Padre? ¿Andamos pidiendo “pan” constantemente? o ¿Somos capaces de dar de nuestro “pan”?
2 Creer en el enviado de Dios se traduce en amor al prójimo, en nuestra atención al más necesitado. Y ahí está el trabajo que nos encomienda Jesús, ahí está el alimento que nos recomienda, que nos puede acompañar en esta vida terrena y culminar en la vida con el Señor.
3 Jesús se sirve de la comparación del alimento para hacer comprender lo que El aporta a la humanidad. Hay dos clases de vida y dos clases de alimentos: el alimento corporal, que da una "vida perecedera" y el alimento venido del cielo que da la "vida eterna", una vida eterna que ya comenzamos aquí.
4 Creado por Dios y para Dios, el hombre tiene hambre y sed de Dios. Nada, fuera de Dios, puede satisfacerle enteramente. Todos los alimentos terrestres perecederos dejan al ser humano insatisfecho.
5 Buscar en Jesús, el Cristo, el “favor” no servirá de nada. En Jesús encontraremos mucho más, la alegría verdadera, el encuentro feliz con la eternidad presente ya en nuestro caminar terreno
6 Nuestra vida transcurre entre momentos de paz y de angustia, de alegría y de lágrimas, de bonanza y de necesidad. Una tendencia común es acordarse de Dios sólo en los momentos difíciles cuando necesitamos algo. Sin embargo, Dios nos espera con los brazos abiertos en todo momento, en cualquier circunstancia

MEDITACIÓN, ¿QUÉ DICE? : También nosotros, como Esteban, estamos encargados de anunciar la Palabra, aunque ese anuncio “tenga consecuencias. Debemos de dejarnos instruir por el Señor de forma que nuestra conciencia vaya acorde con el camino que Él nos marca. Y en ese camino iremos alimentados por el pan que el Señor nos dará, la comida que llegará a nuestro corazón.

¿QUÉ ME DICE? : ¿Cuál es nuestra audacia? ¿Qué riesgos aceptamos? ¿Tenemos ese mismo anhelo misionero? ¿Somos capaces de decir las «palabras de Jesús» aún en el caso de que vayan contra nuestros prejuicios y hábitos? ¿Incluso si nos aportan disgustos? ¿Intuimos y seguimos el camino que el Señor nos marca? ¿Sabemos donde está el pan que Él nos da?

ORACIÓN: Bendice, Señor, las acciones de este día, y ayúdanos a buscar en ellas tu gloria y el bien y la alegría de nuestros hermanos. Te lo pedimos, Señor.

CARTA ENCÍCLICA FRATELLI TUTTI DEL SANTO PADRE FRANCISCO SOBRE
LA FRATERNIDAD Y LA AMISTAD SOCIAL
144. Además, este es un presupuesto de los intercambios sanos y enriquecedores. El trasfondo de la experiencia de la vida en un lugar y en una cultura determinada es lo que capacita a alguien para percibir aspectos de la realidad que quienes no tienen esa experiencia no son capaces de percibir tan fácilmente. Lo universal no debe ser el imperio homogéneo, uniforme y estandarizado de una única forma cultural dominante, que finalmente perderá los colores del poliedro y terminará en el hastío. Es la tentación que se expresa en el antiguo relato de la torre de Babel: la construcción de una torre que llegara hasta el cielo no expresaba la unidad entre distintos pueblos capaces de comunicarse desde su diversidad. Por el contrario, fue una tentativa engañosa, que surgía del orgullo y de la ambición humana, de crear una unidad diferente de aquella deseada por Dios en su plan providencial para las naciones (cf. Gn 11,1-9).



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