30/07/2021 ¿Somos capaces de comprometernos por la verdad, la justicia, la moral?

 

¡BUENOS DÍAS NOS DÉ DIOS! 30 JULIO 2021
¿Somos capaces de comprometernos por la verdad, la justicia, la moral?

En este texto del Levítico se describen -según la versión «sacerdotal»- las principales fiestas de Israel, en las que se han unido los elementos más antiguos del mundo rural y el recuerdo de las intervenciones de Dios en la historia de la salvación. La fiesta de la Pascua había quedado para conmemorar la salida del pueblo elegido de Egipto, Pentecostés será la fiesta de la alianza del Sinaí, y la fiesta de los Tabernáculos conmemorará la permanencia en el desierto del pueblo de Dios.
Los elementos constitutivos de la fiesta son siempre los mismos, y casi siempre enumerados en el mismo orden. Quiero fijar mi atención en el último: “no haréis trabajo alguno”, porque lo considero de suma importancia y porque creo que es el que con más facilidad pasamos por alto.
El descanso en el día del Señor, el día de la fiesta, nos recuerda que el Señor descansó después de la creación. Por ello, el descanso, más allá de ser una necesidad vital (que lo es, porque hay que reparar las fuerzas desgastadas del trabajo), nos sitúa en nuestra realidad de criaturas, necesitadas de Dios. Al descansar, reforzamos nuestra confianza en Dios, y también tendremos tiempo para disfrutar de las relaciones familiares, y que éstas se hagan más sólidas.
Si estamos todos los días trabajando, ni tenemos tiempo para Dios, ni para el prójimo. Sin darnos cuenta nuestra vida se irá vaciando de su sentido más profundo y verdadero.
Que este tiempo de vacaciones nos ayude a evaluar nuestra vida y darnos cuenta si nos tomamos en serio la necesidad de descansar.
Primera lectura Lv 23,1.4-11.15-16.27.34b-37
Celebremos nuestras fiestas con la mirada puesta en los demás
En las festividades del Señor os reuniréis en asamblea litúrgica
El Señor habló a Moisés: "Estas son las festividades del Señor, las asambleas litúrgicas que convocaréis a su debido tiempo. El día catorce del primer mes, al atardecer, es la Pascua del Señor. El día quince del mismo mes es la fiesta de los panes ázimos, dedicada al Señor. Comeréis panes ázimos durante siete días. El primer día, os reuniréis en asamblea litúrgica, y no haréis trabajo alguno. Los siete días ofreceréis oblaciones al Señor. Al séptimo, os volveréis a reunir en asamblea litúrgica, y no haréis trabajo alguno." El Señor habló a Moisés: "Di a los israelitas: "Cuando entréis en la tierra que yo os voy a dar, y seguéis la mies, la primera gavilla se la llevaréis al sacerdote. Éste la agitará ritualmente en presencia del Señor, para que os sea aceptada; la agitará el sacerdote el día siguiente al sábado. Pasadas siete semanas completas, a contar desde el día siguiente al sábado, día en que lleváis la gavilla para la agitación ritual, hasta el día siguiente al séptimo sábado, es decir, a los cincuenta días, haréis una nueva ofrenda al Señor. El día diez del séptimo mes es el Día de la expiación. Os reuniréis en asamblea litúrgica, haréis penitencia y ofreceréis una oblación al Señor. El día quince del séptimo mes comienza la Fiesta de las tiendas, dedicada al Señor; y dura siete días. El día primero os reuniréis en asamblea litúrgica. No haréis trabajo alguno. Los siete días ofreceréis oblaciones al Señor. Al octavo, volveréis a reuniros en asamblea litúrgica y a ofrecer una oblación al Señor. Es día de reunión religiosa solemne. No haréis trabajo alguno. Éstas son las festividades del Señor en las que os reuniréis en asamblea litúrgica, y ofreceréis al Señor oblaciones, holocaustos y ofrendas, sacrificios de comunión y libaciones, según corresponde a cada día."
1 El Libro del Levítico contiene las leyes que los sacerdotes de la tribu de Leví (sacerdotes de carácter hereditario) debían de conocer, practicar y enseñar.
2 En la lectura de hoy parece que todavía las grandes festividades israelitas son más de orden "naturista", que de orden religioso.
3 Todo se desarrolla, en ese calendario, como si el ritmo de la recolección de las mieses y de las cosechas se impusiera todavía a la religión. Ahora bien, la corriente profética había sacado las fiestas agrícolas de su contexto naturista, transformándolas en fiestas de las etapas del plan de Dios en la historia.
4 La fiesta de la Pascua había quedado para conmemorar la salida del pueblo elegido de Egipto, Pentecostés, será la fiesta de la alianza del Sinaí, y la fiesta de los Tabernáculos conmemorará la permanencia en el desierto del pueblo de Dios: Semana de los Panes Ázimos, que empiezan con la Pascua y recuerda la salida de Egipto.
5 Fiesta de Pentecostés, que recuerda la Ley dada en el Sinaí y la fiesta de las tiendas o Tabernáculos que recuerda los años de éxodo en el desierto.
6 Nuestras fiestas cristianas deben de servir siempre para acercarnos al Señor y al prójimo impregnándonos de amor.
Gracias Señor, por procurarnos una vida feliz.

El Sal 81 es una «composición litúrgica para las solemnidades». Nació, a buen seguro, para el culto, aunque no es posible precisar para qué solemnidad. Las grandes liturgias comunitarias brindaban, en efecto, la ocasión de hacer escuchar a todo el pueblo alguna Palabra del Señor por parte de un profeta o de un sacerdote.
Sal 81,3 – 6. 10 – 11
El Señor es nuestro Dios
Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
Acompañad, tocad los panderos,
las cítaras templadas y las arpas;
tocad la trompeta por la luna nueva,
por la luna llena, que es nuestra fiesta.
Porque es una ley de Israel,
un precepto del Dios de Jacob,
una norma establecida para José al salir de Egipto.
"No tendrás un dios extraño,
no adorarás un dios extranjero;
yo soy el Señor, Dios tuyo,
que te saqué del país de Egipto."
Como al Dios de nuestra fuerza hemos de orar a él y cantarle. Hemos de hacerlo con todas las expresiones de júbilo: con pandero, cítara, arpa y trompeta...
Ningún tiempo está fuera de lugar para alabar a Dios, pero hay ocasiones especiales designadas, no para salir al encuentro de Dios (Él siempre está cerca de nosotros), sino para encontrarnos los unos con los otros, a fin de alabar juntos al Señor.
La luna nueva nos prestará su oscuridad para aumentar nuestra devoción; la luna llena es señal de la Pascua, del paso del Señor, nuestra fiesta más íntima y solemne. Y amar a nuestro Dios único, que nos salva, es nuestra única ley y nuestra única devoción.
Te alabamos y te damos gracias, Señor, porque sabemos que Tú eres nuestro único Dios y Padre

El Evangelio de hoy es breve pero no falto de contenido. Llama la atención que Jesús condicione su obrar admirable, hacer milagros, a la falta de fe de sus paisanos, cuando según la lógica humana sería hacer cosas extraordinarias para hacerse creíble ante los demás.
Jesús rompe todos nuestros esquemas. Jesús conoce bien el corazón humano, sabe que fácilmente nos dejamos seducir por las apariencias y los títulos humanos. La tentación del prestigio, es, si cabe, más fuerte que la del dinero. Jesús se presenta ante sus paisanos como uno más como el hijo del carpintero, pero ellos no reconocen que su hablar con autoridad le viene de su ser el Hijo de Dios, y por eso no creen.
También nosotros hoy podemos cerrar el corazón y los ojos ante las cosas sencillas, los pequeños acontecimientos de la vida que nos hablan de Dios; cerrar los oídos, no dejarnos ayudar por las personas con las que convivimos; y pretender encontrar a Dios sólo en cosas llamativas. En el fondo más que Dios nos importa nuestro brillo personal.
Que el Señor nos conceda la sencillez de alma para no ir de listos por la vida y vivir abiertos a su presencia. Porque Dios viene a nuestra vida en cada hombre y en cada acontecimiento.
Evangelio Mt 13, 54 – 58
"Vino a los suyos y los suyos no lo recibieron."
¿No es el hijo del carpintero? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?
En aquel tiempo, fue Jesús a su ciudad y se puso a enseñar en la sinagoga. La gente decía admirada: "¿De dónde saca éste esa sabiduría y esos milagros? ¿No es el hijo del carpintero? ¿No es su madre María, y sus hermanos Santiago, José, Simón y Judas? ¿No viven aquí todas sus hermanas? Entonces, ¿de dónde saca todo eso?" Y aquello les resultaba escandaloso. Jesús les dijo: "Sólo en su tierra y en su casa desprecian a un profeta." Y no hizo allí muchos milagros, porque les faltaba fe.
1 Pura expresión de envidia de los paisanos de Jesús; ¿porqué va a ser él mejor que los demás de su pueblo?
2 Si, total, es hijo de un carpintero del pueblo. No hay detrás un pensamiento de las acciones de Jesús, una consideración de las acciones y señales que había realizado... simplemente es el hijo del carpintero del pueblo, así que no puede ser gran cosa.
3 Existen las dos posibilidades, las dos respuestas en cierto modo instintivas, que pueden darse a la proclamación del mensaje. Los unos están conmovidos hasta el fondo de su alma y perciben el llamamiento a cambiar la vida; los otros se sienten amenazados y se colocan a la defensiva por el orgullo ofendido.
4 ¿En dónde nos colocamos nosotros? Esa es la cuestión.
Te rogamos, Señor, que sepamos reconocer a tu Hijo en nuestra vida

LA MEDITACIÓN, ¿QUÉ DICE?: Nuestras fiestas cristianas tienen reminiscencias judías, aproximación de fechas... Nuestra la misión de hacerlas verdadero acercamiento al Señor y mayor integración en la comunidad, a nuestro prójimo. El sacerdote tiene también gran responsabilidad en estas fiestas que debe de aprovechar para unirse más a su grey, para adquirir ese “olor a oveja” del que habla el Papa Francisco.

¿QUÉ NOS DICE?: ¿El actual cristiano es un sacerdote levítico que se contenta con el servicio del altar, el rito? ¿o tratamos de estar siempre al lado del prójimo... que es estar al lado de Dios? ¿Le cantamos contentos? ¿Nos dejamos deslumbrar por extraños, religiones orientales, por ejemplo, y no consideramos de verdad la Palabra de Dios?

LA ORACIÓN: Te rogamos, Señor, que nos enseñes a apreciar los tesoros que tan cercanos, que tan a mano nos pones, y que no nos vayamos detrás de “personajes” que, en el fondo, tienen poca consistencia. Te lo pedimos, Señor.

CARTA ENCÍCLICA FRATELLI TUTTI DEL SANTO PADRE FRANCISCO SOBRE LA FRATERNIDAD Y LA AMISTAD SOCIAL 232. No hay punto final en la construcción de la paz social de un país, sino que es «una tarea que no da tregua y que exige el compromiso de todos. Trabajo que nos pide no decaer en el esfuerzo por construir la unidad de la nación y, a pesar de los obstáculos, diferencias y distintos enfoques sobre la manera de lograr la convivencia pacífica, persistir en la lucha para favorecer la cultura del encuentro, que exige colocar en el centro de toda acción política, social y económica, a la persona humana, su altísima dignidad, y el respeto por el bien común. Que este esfuerzo nos haga huir de toda tentación de venganza y búsqueda de intereses sólo particulares y a corto plazo». Las manifestaciones públicas violentas, de un lado o de otro, no ayudan a encontrar caminos de salida. Sobre todo porque, como bien han señalado los Obispos de Colombia, cuando se alientan «movilizaciones ciudadanas no siempre aparecen claros sus orígenes y objetivos, hay ciertas formas de manipulación política y se han percibido apropiaciones a favor de intereses particulares».



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