02/08/2021 Jesús, con su signo del reino, nos traza el camino para repartir los panes y los peces, la comida, las medicinas, los conocimientos, la vida.

 

¡BUENOS DÍAS NOS DÉ DIOS! 02 AGOSTO 2021
Jesús, con su signo del reino, nos traza el camino para repartir los panes y los peces, la comida, las medicinas, los conocimientos, la vida.

Durante unos días la liturgia nos introduce en el libro de los Números, así llamada por los censos (desproporcionados) que incluye del pueblo israelita. Narra la continuación de la travesía del desierto camino de la tierra prometida, (repitiendo algunas vicisitudes ya narradas en el libro del Éxodo, como esta de hoy de las protestas por la escasez de la comida), incluye legislación sacerdotal y una nueva legislación en el momento de la entrada en la Tierra Prometida cuando Josué sucede a Moisés.
Primera lectura Nm 11,4b-15
Vemos a Moisés como solidario con el pueblo e intercesor en nombre del mismo pueblo.
Yo solo no puedo cargar con este pueblo
En aquellos días, los israelitas dijeron: "¡Quién pudiera comer carne! Cómo nos acordamos del pescado que comíamos gratis en Egipto, y de los pepinos y melones y puerros y cebollas y ajos. Pero ahora se nos quita el apetito de no ver más que maná." El maná se parecía a semilla de coriandro con color de bedelio; el pueblo se dispersaba a recogerlo, lo molían en el molino o lo machacaban con el almirez, lo cocían en la olla y hacían con ello hogazas que sabían a pan de aceite. Por la noche caía el rocío en el campamento y, encima de él, el maná. Moisés oyó cómo el pueblo, familia por familia, lloraba, cada uno a la entrada de su tienda, provocando la ira del Señor; y disgustado, dijo al Señor: "¿Por qué tratas mal a tu siervo y no le concedes tu favor, sino que le haces cargar con todo este pueblo? ¿He concebido yo a todo este pueblo o lo he dado a luz, para que me digas: "Coge en brazos a este pueblo, como una nodriza a la criatura, y llévalo a la tierra que prometí a sus padres" ¿De dónde sacaré pan para repartirlo a todo el pueblo? Vienen a mí llorando: "Danos de comer carne". Yo solo no puedo cargar con todo este pueblo, pues supera mis fuerzas. Si me vas a tratar así, más vale que me hagas morir; concédeme este favor, y no tendré que pasar tales penas."
1 Hambre, sed, incertidumbre por el porvenir, la muerte que se ve cercana, son vicisitudes que vemos frecuentemente en los africanos que se lanzan a la mar en medios precarios tratando de encontrar algo mejor.
2 Moisés representa la oración, la plegaria sentida, de intercesión por su pueblo y, finalmente, de petición. ¿Será éste nuestro papel cuando ya nos parece que no podemos hacer otra cosa? Seguramente, pero antes, y además, tenemos que examinarnos para ver si podemos llevar a cabo alguna otra intervención generosa
Te rogamos, Señor, que nos hagas sensibles a las necesidades de las personas oprimidas por la falta de recursos

Ningún tiempo está fuera de lugar para alabar a Dios, pero hay ocasiones especiales designadas, no solo para salir al encuentro de Dios, sino para encontrarnos los unos con los otros
Sal 81, 12 – 17
El Señor protege siempre a sus siervos.
Aclamad a Dios, nuestra fuerza.
Mi pueblo no escuchó mi voz,
Israel no quiso obedecer:
los entregué a su corazón obstinado,
para que anduviesen según sus antojos.
¡Ojala me escuchase mi pueblo
y caminase Israel por mi camino!:
en un momento humillaría a sus enemigos
y volvería mi mano contra sus adversarios.
Los que aborrecen al Señor te adularían,
y su suerte quedaría fijada;
te alimentaría con flor de harina,
te saciaría con miel silvestre.
Son bautizados y pasan por el mar Rojo; pero en el camino murmuran, se oponen, se quejan, promueven sediciones, se muestran desagradecidos con el que los libró de los enemigos que los perseguían, el que los condujo por camino seco, los guió por el desierto, dándoles de comer y beber, protegiéndoles con la nube luminosa durante la noche, y con la sombra durante el día.
Señor, haz que escuchemos siempre tu voz, que estemos atento a ella. Sólo tu Palabra puede ser salvación para tu pueblo, esa Palabra tuya llena de vida, ajena a la desmedida ambición, llena de justicia, ajena al afán de prestigio, llena de paz, ajena al afán de poder.
Unos se entusiasman por el circo, otros por el anfiteatro, otros por las casas de campo, otros por los espectáculos teatrales, unos por esto, otros por lo otro; y finalmente quienes se aficionan por sus dioses recientes. Nos dejamos llevar por nuestras inclinaciones humanas, sujetas a la ambición de poder, de tener
Señor, de nuevo te pedimos, haz que escuchemos tu voz, que sepamos cual es tu camino, que sepamos ser alimentados por tu fidelidad y misericordia.

En el texto, Jesús es presentado como compasión, salud y alimento. Pero todo nace de la compasión: la conmoción ante el sufrimiento, que se traduce en ayuda eficaz. No se trata de una "lástima" pasajera, ni de un mero movimiento voluntarista, sino de algo mucho más profundo que nace de la comprensión: cuando acallamos el runruneo de los pensamientos y el vaivén de los sentimientos, emerge la Quietud que somos y aparece el Núcleo de lo Real, que se muestra como Amor y Compasión.
Evangelio Mt 14, 13 – 21
¿Tememos nosotros la misma ansia de encontrarnos con el Señor?
Alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición y dio los panes a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente
En aquel tiempo, al enterarse Jesús de la muerte de Juan, el Bautista, se marchó de allí en barca, a un sitio tranquilo y apartado. Al saberlo la gente, lo siguió por tierra desde los pueblos. Al desembarcar, vio Jesús el gentío, le dio lástima y curó a los enfermos. Como se hizo tarde, se acercaron los discípulos a decirle: "Estamos en despoblado y es muy tarde, despide a la multitud para que vayan a las aldeas y se compren de comer." Jesús les replicó: "No hace falta que vayan, dadles vosotros de comer." Ellos le replicaron: "Si aquí no tenemos más que cinco panes y dos peces." Les dijo: "Traédmelos." Mandó a la gente que se recostara en la hierba y, tomando los cinco panes y los dos peces, alzó la mirada al cielo, pronunció la bendición, partió los panes y se los dio a los discípulos; los discípulos se los dieron a la gente. Comieron todos hasta quedar satisfechos y recogieron doce cestos llenos de sobras. Comieron unos cinco mil hombres, sin contar mujeres y niños.
1 Al igual que con el maná y las codornices que el Señor mandó al pueblo de Israel para alimentarse, así en el pasaje de hoy, Jesús da de comer a una gran multitud.
2 Nosotros tenemos esa responsabilidad de tratar, por los medios a nuestros alcance, que la gente no pase hambre, que tenga techo y también nuestro cariño.
3 Jesús ejerce aquí la virtud de la compasión, que es mucho más que un sentimiento. Compadecerse es salir de uno mismo llevando consigo lo que uno tiene, por poco que sea, para compartirlo con el que no lo tiene y que por eso mismo sufre.
4 Cuando la compasión es sincera y total, la abundancia de lo poco puede ser o parecer milagrosa; la compasión edifica el Reino. Aquí, además, este milagro de Jesús, al igual que los dos lecturas anteriores, nos aproxima a la Eucaristía
5 El compartir es una importante misión cristiana que lleva consigo el reparto de justicia y por tanto de paz; el cristiano debe compartir, no sólo los bienes materiales, sino también tiempo y preocupaciones.
6 Y siempre, como Jesús, orientando nuestro quehacer al Padre, ese Padre tan generoso, fiel y misericordioso que atiende nuestras súplicas con constancia.
7 Si nos fijamos, Jesús quiere que sean sus discípulos los que les den de comer (“... dadles vosotros de comer”): nosotros tenemos que ser las manos del Señor en este mundo terreno
Te rogamos, Señor, sea el motor de nuestro ser cristiano

LA MEDITACIÓN, ¿QUÉ DICE?: Nuestras ocasionales (¿frecuentes?) quejas deben de orientarse siempre hacia la oración; el Señor sabe lo que nos es necesario.

¿QUÉ NOS DICE?: ¿Somos constantes en la oración? ¿Nos esforzamos por realizar gestos de solidaridad hacia los que están cerca de tí compartiendo el camino de la vida? Ante los problemas concretos de nuestros amigos o parientes, ¿sabemos ofrecer nuestra ayuda y disponibilidad a colaborar para encontrar vías de solución?

LA ORACIÓN: Te rogamos, Señor, que nos des la abundancia de los frutos del Espíritu: la comprensión, la servicialidad, la amabilidad, y haz que busquemos siempre el bien de nuestros hermanos y les ayudemos a progresar en su salvación. Te lo pedimos, Señor

CARTA ENCÍCLICA FRATELLI TUTTI DEL SANTO PADRE FRANCISCO SOBRE LA FRATERNIDAD Y LA AMISTAD SOCIAL 234. Frecuentemente se ha ofendido a los últimos de la sociedad con generalizaciones injustas. Si a veces los más pobres y los descartados reaccionan con actitudes que parecen antisociales, es importante entender que muchas veces esas reacciones tienen que ver con una historia de menosprecio y de falta de inclusión social. Como enseñaron los Obispos latinoamericanos, «sólo la cercanía que nos hace amigos nos permite apreciar profundamente los valores de los pobres de hoy, sus legítimos anhelos y su modo propio de vivir la fe. La opción por los pobres debe conducirnos a la amistad con los pobres».



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