03/08/2021 Pedro no está preparado para acceder a la esfera de lo divino porque no es capaz de prescindir de las seguridades.

 

¡BUENOS DÍAS NOS DÉ DIOS! 03 AGOSTO 2021

Pedro no está preparado para acceder a la esfera de lo divino porque no es capaz de prescindir de las seguridades.

El texto es complejo porque por una parte indica que Aarón y María critican a Moisés por haber tomado por esposa a una extranjera, pero a la hora de verbalizar las quejas sólo se refieren a las relaciones privilegiadas que Dios tiene con su hermano Moisés. Quizás sea un contraste casual, pero llama la atención el color de la piel de la mujer de Moisés con el estigma blanquecino de la piel de María. Pero es Moisés el centro del relato y sus privilegiadas relaciones con Dios, hasta el punto que el texto le da un relieve mucho más significado que a los setenta ancianos cuyo espíritu había compartido. No cabe duda respecto a la misión que Moisés cumplió con su pueblo, lo que le reportó una dignidad entre los suyos inigualable.
Misión que cabe ser traducida también en los eventos más pequeños como es en el hecho de interceder, por confianza con Dios, por María; lo que nos deja bien a las claras que la cercanía de Dios no es nunca para disfrutar de una relación en exclusividad, cuanto para repartir la gracia, la misericordia y el amor que de Dios siempre viene para su pueblo.
Primera lectura Nm 12,1-13
Que el cristiano aprenda a custodiar el corazón de las “pasiones” y de los “rumores mundanos” (Papa Francisco)
Moisés no es como los otros profetas, ¿cómo os habéis atrevido a hablar contra él?
En aquellos días, María y Aarón hablaron contra Moisés a causa de la mujer cusita que había tomado por esposa. Dijeron: ¿Ha hablado el Señor sólo a Moisés? ¿No nos ha hablado también a nosotros? El Señor lo oyó. Moisés era el hombre de más aguante del mundo. El Señor habló de repente a Moisés, Aarón y María: Salid los tres hacia la tienda del encuentro. Y los tres salieron. El Señor bajó en la columna de nube y se colocó a la entrada de la tienda, y llamó a Aarón y María. Ellos se adelantaron y el Señor les dijo: Escuchad mis palabras: Cuando hay entre vosotros un profeta del Señor, me doy a conocer a él en visión y le hablo en sueños; no así a mi siervo Moisés, el más fiel de todos mis siervos. A él le hablo cara a cara; en presencia y no por enigmas contempla la figura del Señor. ¿Cómo os habéis atrevido a hablar contra mi siervo Moisés? La ira del Señor se encendió contra ellos, y el Señor se marchó. Al apartarse la nube de la tienda, María tenía toda la piel descolorida, como nieve. Aarón se volvió y la vio con toda la piel descolorida. Entonces Aarón dijo a Moisés: Perdón, Señor. No nos exijas cuentas del pecado que hemos cometido insensatamente. No la dejes a María como un aborto que sale del vientre con la mitad de la carne comida. Moisés suplicó al Señor: Por favor, cúrala.
1 Varias cosas podemos observar en esta lectura.
2 De una parte los carismas que el Señor proporciona distintos a unos y otros, desde luego para el bien de la comunidad. De aquí sale la envidia humana de Miriam y Aarón que quieren tener las mismas prerrogativas que Moisés y aprovechan su matrimonio con una extranjera (etíope) para criticarlo (entre los judíos los matrimonios mixtos estarán prohibidos en el estado que se forma después del exilio).
3 Destaca el texto la humildad de Moisés, que no se engola con su destacada misión encargada por el Señor.
4 También hay paralelismos con el Nuevo Testamento: el reparto de talentos, si tu hermano tiene algo contra ti deja tu ofrenda y ve primero..., la oración final de Aarón similar a una parte del Padrenuestro.
5 De todo esto podemos sacar conclusiones para nuestra conducta cristiana diaria

Crea en mí un corazón nuevo, dame tu aliento, tu espíritu. Conviérteme en criatura nueva, abre mis labios para que pueda decir a todo el mundo lo que has hecho conmigo. Y que tu amor en mí sea fermento para continuar implicándome, con mis hermanos, en la edificación de tu Reino ¿Soy consciente de que cada conversión es como un nuevo nacimiento?
Sal 51,3-4.5-6.12-13
Humildad y arrepentimiento, necesarios para el cristiano, pero siempre fiados en la misericordia del Señor
Misericordia, Señor, hemos pecado.
Misericordia, Dios mío, por tu bondad,
por tu inmensa compasión borra mi culpa.
Lava del todo mi delito, limpia mi pecado.
Pues yo reconozco mi culpa,
tengo siempre presente mi pecado.
Contra ti, contra ti solo pequé,
cometí la maldad que aborreces.
En la sentencia tendrás razón,
en el juicio resultarás inocente.
Oh Dios, crea en mi un corazón puro,
renuévame por dentro con espíritu firme;
no me arrojes lejos de tu rostro,
no me quites tu santo espíritu.
El Salmo insiste en la petición de perdón que hacía Aarón en la lectura anterior. Incluye, además de la petición de perdón, una secuencia de ruegos para una vida llena del Señor: misericordia, justicia, sinceridad, gozo, alegría, renovación del espíritu, corazón puro, para terminar pidiéndole al Señor su cercanía y su Espíritu Santo. Con todas estas cualidades y dones no cabe duda que viviremos en el Señor y seremos capaces de proclamar su bondad
David se enfrenta ante su pecado de lujuria y adulterio; pero no sin que antes el profeta Natán le hiciera consciente de su despreciable conducta.
Misericordia, te pedimos, Señor, rogándote nos hagas conscientes de nuestras faltas, que nuestra conciencia esté correctamente formada y que sepamos recurrir a la comunidad en nuestras dudas.
Haznos sentirnos limpios. Haznos sentirnos perdonados, aceptados, queridos. Si nuestro pecado ha sido contra ti, nuestra reconciliación ha de venir de ti. Danos tu paz, tu pureza y tu firmeza. Danos tu Espíritu.
«Contra ti, contra ti solo pequé». Ese es nuestro dolor y nuestra vergüenza, Señor. Sabemos cómo ser buenos con los demás; somos personas atentas y amables, y nos preciamos de serlo; somos educados y serviciales, somos fieles a nuestros amigos. No hacemos daño a nadie, no nos gusta molestar o causar pena. Y, sin embargo, a Ti, y a Ti solo, sí que te hemos causado pena. Hemos traicionado tu amistad..
Danos la alegría de tu perdón para que podamos hablarles a otros de Ti y de tu misericordia y de tu bondad. Que nuestra caída sea ocasión para que nos levantemos con más fuerza; que nuestro alejamiento de ti nos lleve a acercarnos más a ti.

No tengáis miedo. Apenas unos destellos de un texto que sobreabunda en potente luz. Jesús sale al encuentro de los suyos, cualquiera sea el lugar y situación en la que se hallen, siendo, además, un encuentro que infunde valor, que da fuerza, porque Jesús no sabe hacer otra cosa que animar y vitalizar a los suyos. Contrasta poderosamente el perfil luminoso del Maestro con la actitud de Pedro –tan nosotros, tan nuestro-, una mezcla de prevención y de duda, e incluso de pseudo valentía al poner condiciones a quien le invita a caminar sobre el agua. Pedro, es lógico, se hunde porque le puede el miedo, y grita, y se ve tan necesitado, tan en precario...
Pero es importante levantar acta del hecho tan reconfortante que alude a que Jesús es quien sale al encuentro de cada uno de nosotros, en la quietud o en la convulsión, en la vida y en la muerte para verificar el milagro de ser nosotros constantes en el seguimiento, buscadores sinceros de su Palabra, y siempre empeñados en crecer en fidelidad y confianza. ¡Cuántas veces perdemos el tiempo o miramos hacia otro lado creyendo que Dios se puede reducir a una varita mágica y no a que entre en nuestra vida y llene con su ternura nuestras decisiones y afanes! Si cayéramos en la cuenta en el hecho de que la mano de Jesús está siempre tendida hacia nosotros para salvarnos, acogernos, acariciarnos, fortalecernos y bendecirnos... otra sería la experiencia de Dios que acreditaríamos en nuestra rutina diaria y en nuestra comunidad creyente. El amainar del viento es otra forma de indicar la vivencia de un Dios amor que no sabe dejar de su mano a sus hijos, mensaje cuya mejor credencial es el Jesús del evangelio.
Evangelio Mt 14, 22-36
Buscamos en la fe nuestra esperanza
Mándame ir hacia ti andando sobre el agua.
Después que se sació la gente, Jesús apremió a sus discípulos a que subieran a la barca y se le adelantaran a la otra orilla, mientras él despedía a la gente. Y, después de despedir a la gente, subió al monte a solas para orar. Llegada la noche, estaba allí solo. Mientras tanto la barca iba ya muy lejos de tierra, sacudida por las olas, porque el viento era contrario. De madrugada se les acercó Jesús andando sobre el agua. Los discípulos, viéndole andar sobre el agua, se asustaron y gritaron de miedo, pensando que era un fantasma. Jesús les dijo en seguida: ¡Animo, soy yo, no tengáis miedo! Pedro le contestó: Señor, si eres tú, mándame ir hacia ti andando sobre el agua. El le dijo: Ven. Pedro bajó de la barca y echó a andar sobre el agua acercándose a Jesús; pero, al sentir la fuerza del viento, le entró miedo, empezó a hundirse y gritó: Señor, sálvame. En seguida Jesús extendió la mano, lo agarró y le dijo: ¡Qué poca fe! ¿Por qué has dudado? En cuanto subieron a la barca, amainó el viento. Los de la barca se postraron ante él diciendo: Realmente eres Hijo de Dios. Terminada la travesía, llegaron a tierra en Genesaret. Y los hombres de aquel lugar, apenas le reconocieron, pregonaron la noticia por toda aquella comarca y trajeron donde él a todos los enfermos. Le pedían tocar siquiera la orla de su manto; y cuantos la tocaron quedaron curados.
1 Bello pasaje que siempre nos llega al corazón; nuestra fe, esa difícil fe; tenemos que verla en las señales que constantemente nos pone el Señor a nuestro alcance.
2 Pero claro, no estamos atentos, dudamos y surge el “Señor sálvame” de Pedro, tan humano.
3 La certeza de que Jesús es el Hijo de Dios que sale del corazón de los Apóstoles es la base de nuestra fe, es el comienzo del niño que empieza a aprender a leer, y es algo que, como aquellos hombres del lugar debemos difundir por toda la “región”

LA MEDITACIÓN, ¿QUÉ DICE?: Fuera rumores, pedir el perdón del Señor, humildad, fe

¿QUÉ NOS DICE?: ¿Debo de estar atento a las señales del Señor? ¿Ejercito mi fe en el Hijo de Dios sabiendo que Él me tiene cerca de su rostro y me da su Espíritu Santo? ¿Es la proclamación de mi fe en el Hijo de Dios importante para mi vida?

LA ORACIÓN: Dame Señor la humildad necesaria para saber acercarme a los demás con espíritu de ayuda y no de dominio. Te lo pedimos, Señor

CARTA ENCÍCLICA FRATELLI TUTTI DEL SANTO PADRE FRANCISCO SOBRE LA FRATERNIDAD Y LA AMISTAD SOCIAL 235. Quienes pretenden pacificar a una sociedad no deben olvidar que la inequidad y la falta de un desarrollo humano integral no permiten generar paz. En efecto, «sin igualdad de oportunidades, las diversas formas de agresión y de guerra encontrarán un caldo de cultivo que tarde o temprano provocará su explosión. Cuando la sociedad —local, nacional o mundial— abandona en la periferia una parte de sí misma, no habrá programas políticos ni recursos policiales o de inteligencia que puedan asegurar indefinidamente la tranquilidad». Si hay que volver a empezar, siempre será desde los últimos.



biblialdia anteriores Biblia de dias anteriores