05/08/2021 Hoy nos somete Jesús al examen de la fe.

 

¡BUENOS DÍAS NOS DÉ DIOS! 05 AGOSTO 2021
Hoy nos somete Jesús al examen de la fe.

La murmuración y la queja son los eternos acompañantes de toda liberación. ¡Eterno sino de una humanidad que siempre se revuelve como una víbora cuando se le ofrece el don de la libertad! ¡Amamos más la seguridad con esclavitud que la libertad con riesgo! -Moisés, líder, es el que sale peor parado, ya que debe compartir las dificultades del pueblo y cargar con sus quejas.
Primera lectura Nm 20, 1 – 13
Nuestra fe tiene que llevarnos a confiar en que el Señor colmará nuestras necesidades... siempre que seamos capaces de compartir esos dones.
Brotó agua abundante
En aquellos días, la comunidad entera de los israelitas llegó al desierto de Sin el mes primero, y el pueblo se instaló en Cadés. Allí murió María y allí la enterraron. Faltó agua al pueblo, y se amotinaron contra Moisés y Aarón. El pueblo riñó con Moisés, diciendo: "¡Ojala hubiéramos muerto como nuestros hermanos, delante del Señor! ¿Por qué has traído a la comunidad del Señor a este desierto, para que muramos en él, nosotros y nuestras bestias? ¿Por qué nos has sacado de Egipto para traernos a este sitio horrible, que no tiene grano ni higueras ni viñas ni granados ni agua para beber?" Moisés y Aarón se apartaron de la comunidad y se dirigieron a la tienda del encuentro, y, delante de ella, se echaron rostro en tierra. La gloria del Señor se les apareció, y el Señor dijo a Moisés: "Coge el bastón, reúne la asamblea, tú con tu hermano Aarón, y, en presencia de ellos, ordenad a la roca que dé agua. Sacarás agua de la roca para darles de beber a ellos y a sus bestias." Moisés retiró la vara de la presencia del Señor, como se lo mandaba; ayudado de Aarón, reunió la asamblea delante de la roca, y les dijo: "Escuchad, rebeldes: ¿Creéis que podemos sacaros agua de esta roca?" Moisés alzó la mano y golpeó la roca con el bastón dos veces, y brotó agua tan abundantemente que bebió toda la gente y sus bestias. El Señor dijo a Moisés y a Aarón: "Por no haberme creído, por no haber reconocido mi santidad en presencia de los israelitas, no haréis entrar a esta comunidad en la tierra que les voy a dar." (Ésta es fuente de Meribá, donde los israelitas disputaron con el Señor, y él les mostró su santidad.)
En el duro caminar del pueblo hacia la liberación -como en todo caminar humano- siempre surgen dificultades. Es lo más normal, ya que la liberación es un bien, pero difícil de alcanzar, por eso la dificultad y el riesgo son sus eternos acompañantes. La historia de la humanidad contemporánea, en su lucha por obtener la libertad, es un buen testigo de esta afirmación.
La actitud correcta del pueblo ante el riesgo y el peligro debería ser el tratar de superarlos, pero no ocurre así, sino que se dedica a hacer lo más fácil: protestar. Tenemos un buen ejemplo en nuestra España de hoy: es difícil encontrar alguien que esté dispuesto a sacrificar algo.
¿Confiamos en la lealtad del Señor, o la protesta es clave en nuestra vida?

Probablemente este salmo era recitado en la fiesta judía de las tiendas (Sucot), para cantar la fidelidad de Dios con su pueblo a lo largo de la historia. Además, invita a que el pueblo no repita los errores del pasado.
Sal 95, 1 -2. 6 – 9
Nuestra vida debería de ser una continua aclamación del Señor, como se aclama al atleta victorioso
Ojalá escuchéis hoy la voz del Señor: "No endurezcáis vuestro corazón."
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándoles gracias,
aclamándolo con cantos.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo,
el rebaño que él guía.
Ojala escuchéis hoy su voz:
"No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba
y me tentaron, aunque habían visto mis obras."
Alabemos y aclamemos al Señor que nos salva, que está presente en nuestra vida; hagámoslo con humildad, reconociendo su poder y su gloria, pero, al mismo tiempo, dándonos cuenta de su cercanía, que guía nuestro camino. Pare ello debemos de escuchar su voz, su Palabra que siempre será motivo de alegría.

La pregunta de Jesús tiene dos niveles. El primero es impersonal. ¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? Para responder a esta pregunta no se necesita un conocimiento personal de Jesús. Aquí cualquiera puede responder. Aplicando esto a nuestro aquí y ahora podemos decir que esta pregunta se responde leyendo un libro de religión, catequesis o viendo una película que hable de la vida del Señor. Es una respuesta aprendida, escuchada, impersonal. Los discípulos y nosotros podemos decir lo que hemos oído decir a la gente.
El segundo es personal. ¿Y vosotros, quién decís que soy? Ahora la pregunta es directa, pide una respuesta que salga desde el corazón, es una pregunta que sólo se puede hacer a un amigo en quien se confía. Una pregunta que exige un conocimiento personal de Jesús y donde no son válidas las respuestas de los demás. Deseo que te consideres dichoso, como Jesús consideró a Pedro, por la respuesta que puedas darle al Maestro este día.
Evangelio Mt 16, 13-23
Jesús hoy te pregunta: ¿Quién dices que soy yo?
Tú eres Pedro y te daré las llaves del Reino de los cielos.
En aquel tiempo llegó Jesús a la región de Cesarea de Felipe y preguntaba a sus discípulos: -¿Quién dice la gente que es el Hijo del Hombre? Ellos contestaron: Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas." Él les preguntó: "Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?" Simón Pedro tomó la palabra y dijo: "Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo." Jesús le respondió: "¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra, quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra, quedará desatado en el cielo." Y les mandó a los discípulos que no dijesen a nadie que él era el Mesías. Desde entonces empezó Jesús a explicar a sus discípulos que tenía que ir a Jerusalén y padecer allí mucho por parte de los ancianos, sumos sacerdotes y escribas, y que tenía que ser ejecutado y resucitar al tercer día. Pedro se lo llevó Pedro, y te daré las llaves del reino de los cielos En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: "¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?" Ellos contestaron: "Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que aparte y se puso a increparlo: "¡No lo permita Dios, Señor! Eso no puede pasarte." Jesús se volvió y dijo a Pedro: "Quítate de mi vista, Satanás, que me haces tropezar; tú piensas como los hombres, no como Dios." (Mt 16, 13 – 23)
Los discípulos han entendido claramente que Jesús, además de profeta, es el Mesías esperado.
Sin embargo, por la actitud de Pedro ante el anuncio que hace Jesús de su pasión, podemos concluir que los discípulos tampoco habían entendido bien la misión de Jesús. Ellos lo asumían como Mesías, pero un Mesías al estilo de David, revestido de poder político, religioso, económico y militar. Un mesías rey más parecido al imperio romano que al Reino de Dios. A los discípulos, y a nosotros, nos cuesta hoy entender que el poder de Jesús se basa en el amor, la misericordia y la solidaridad. Un poder para servir y no para esclavizar.

LA MEDITACIÓN, ¿QUÉ DICE?: El servicio a los demás, unido a la confianza en la fidelidad y misericordia del Señor, debe de guiar nuestros pasos en la vida, sin escudarnos en que la jerarquía es la que debe atender y evangelizar. Nuestra voluntad de ejemplo, de testimonio cristiano tiene que estar por encima de las quejas.

¿QUÉ NOS DICE?: ¿Damos “agua” al que la necesita o nos la pide? ¿Somos sempiternos “quejitas”? ¿Creemos de verdad en Jesús, Hijo de Dios?

LA ORACIÓN: Te rogamos, Señor, que sepamos anteponer el servicio a la queja, que nuestro testimonio cristiano sea siempre firme y verdadero, y que, en todo caso, sepamos poner de manifiesto aquello que nos parece fuera del ejemplo y guía que nos dio Jesús. Te lo pedimos, Señor

CARTA ENCÍCLICA FRATELLI TUTTI DEL SANTO PADRE FRANCISCO SOBRE LA FRATERNIDAD Y LA AMISTAD SOCIAL El conflicto inevitable
237. El perdón y la reconciliación son temas fuertemente acentuados en el cristianismo y, de diversas formas, en otras religiones. El riesgo está en no comprender adecuadamente las convicciones creyentes y presentarlas de tal modo que terminen alimentando el fatalismo, la inercia o la injusticia, o por otro lado la intolerancia y la violencia.



biblialdia anteriores Biblia de dias anteriores