26/11/2021 El Reino de Dios está en el corazón del ser humano generoso

 

¡BUENOS DÍAS NOS DÉ DIOS! 26 NOVIEMBRE 2021
El Reino de Dios está en el corazón del ser humano generoso

El capítulo VII de Daniel, que meditamos hoy y meditaremos mañana sábado, es el más importante de toda la apocalipsis bíblica. Por la deslumbrante riqueza de las imágenes, por el potente hábito profético, por la profundidad teológica de los temas... anuncia directamente el Apocalipsis de san Juan.
Leyendo esas palabras ardientes, no olvidemos que Jesús, delante del tribunal del Sumo sacerdote, Caifás -quien conocía también esa profecía- aplicó este texto a Sí mismo, reivindicando así la «igualdad con Dios» ... tomando el título de «Hijo del hombre» ... anunciando su «venida sobre las nubes del cielo». Y esto le valdrá su condenación a muerte por blasfemo.
Primera lectura Dn 7,2-14
¿Siguen vigentes los imperios reguladores de la vida económica del mundo?
Vi venir en las nubes del cielo como un hijo de hombre.
Tuve una visión nocturna: Los cuatro vientos del cielo agitaban el océano. Cuatro fieras gigantescas salieron del mar, las cuatro distintas. La primera era como un león con alas de águila; la estaba mirando, cuando le arrancaron las alas, la alzaron del suelo, la pusieron de pie como un hombre y le dieron una mente humana. La segunda era como un oso medio erguido, con tres costillas en la boca, entre los dientes. Le dijeron: «¡Arriba! Come carne en abundancia». Después vi otra fiera como un leopardo, con cuatro alas de ave en el lomo y cuatro cabezas. Y le dieron el poder. Después tuve otra visión nocturna: una cuarta fiera terrible, espantosa, fortísima; tenía grandes dientes de hierro, con los que comía y descuartizaba; y las sobras las pateaba con las pezuñas. Era diversa de las fieras anteriores, porque tenía diez cuernos. Miré atentamente los cuernos, y vi que entre ellos salía otro cuerno pequeño; para hacerle sitio, arrancaron tres de los cuernos precedentes. Aquel cuerno tenía ojos humanos, y una boca que profería insolencias. Durante la visión miré y vi que colocaban unos tronos. Un anciano se sentó. Su vestido era blanco como nieve, su cabellera como lana limpísima; su trono, llamas de fuego; sus ruedas, llamaradas; un río impetuoso de fuego brotaba delante de él. Miles y miles le servían, millones estaban a sus órdenes. Comenzó la sesión y se abrieron los libros. Yo seguí mirando, atraído por las insolencias que profería aquel cuerno; hasta que mataron a la fiera, la descuartizaron y la echaron al fuego. A las otras fieras les quitaron el poder, dejándolas vivas una temporada. Seguí mirando. Y en mi visión nocturna vi venir algo como un hijo de hombre entre las nubes del cielo. Avanzó hacia el anciano venerable y llegó hasta su presencia. A él se le dio poder, honor y reino. Y todos los pueblos, naciones y lenguas le sirvieron. Su poder es eterno, no cesará. Su reino no acabará.
1 Nos aparece el Daniel más apocalíptico. Las cuatro bestias son, por supuesto los cuatro imperios bajo los que estuvo Israel, babilonios, medos/persas, griegos y romanos.
2 Las bestias machacan, trituran, dominan, blasfeman. La historia humana muestra, hoy como ayer, la capacidad de destrucción que el poder tiene en sus manos.
3 Los creyentes sufren la tentación de ceder, pero reciben un mensaje de esperanza: juzgarán la historia (7,9), anunciarán el fin de la bestia (7,11-12), la victoria definitiva será suya (7,13-14.27). El anciano y el hijo del hombre aparecen con rostro humano.
4 El sueño presenta una misteriosa figura humana. Es como un hijo de hombre, que viene sobre las nubes del cielo y es llevado a la presencia del anciano (7,13).
5 Sin excluir el aspecto comunitario del pueblo de los santos, la figura se cumple en Jesús, cabeza del pueblo de Dios. Jesús se define a sí mismo como el hijo del hombre
6 En los evangelios la expresión misteriosa aparece siempre en boca de Jesús (Mc 10,33; Jn 9,35). A un pueblo creyente, perseguido por poderes bestiales, se le anuncia una esperanza: como un hijo de hombre que viene sobre las nubes del cielo.
7 Jesús es el hijo del hombre, el hombre crucificado por poderes bestiales y constituido Señor de la historia, lo mismo que Dios. En impresionante desafío, dice Jesús a Caifás: A partir de ahora veréis al hijo del hombre sentado a la derecha del poder y venir sobre las nubes del cielo (Mt 26,64). Viene a juzgar. Podemos percibir las señales del reino de Dios entregado a Jesús. El juicio de las naciones es actual. (de la catequesis de la Comunidad de Ayala)

Todo debe unirse a la alabanza hecha al Nombre de Dios, pues Él se ha convertido en nuestro Salvador. Si toda la tierra ha contemplado la Victoria de nuestro Dios, que todas las naciones bendigan su Santo Nombre. Aquella armonía, perdida a causa del pecado, ahora vuelve a acompañarnos a través de nuestra vida, pues el Señor nos ha dado su paz.
Sal Dn 3,75-81
En la Naturaleza siempre encontraremos al Señor que ha sido su Creador
Ensalzadlo con himnos por los siglos.
Montes y cumbres: bendecid al Señor.
Ensalzadlo con, himnos por los siglos.
Cuanto germina en la tierra: bendiga al Señor.
Manantiales: bendecid al Señor.
Mares y ríos: bendecid al Señor.
Cetáceos y peces: bendecid al Señor.
Aves del cielo: bendecid al Señor.
Fieras y ganados: bendecid al Señor.
Gracias, Señor, porque has puesto toda la Naturaleza, que con mimo has creado, al servicio del hombre.
Pero debemos utilizarla, no como una explotación enriquecedora egoístamente, sino con la responsabilidad que nos lleva a respetar los recursos de la naturaleza, que has puesto en nuestras manos.
Así, la redención de Cristo alcanzará a todas las criaturas que, unidas al hombre, bendicen al Señor.
“El desafío urgente de proteger nuestra casa común incluye la preocupación de unir a toda la familia humana en la búsqueda de un desarrollo sostenible e integral, pues sabemos que las cosas pueden cambiar. El Creador no nos abandona, nunca hizo marcha atrás en su proyecto de amor, no se arrepiente de habernos creado”.(Encíclica 'Laudato si´, Papa Francisco)

La caída de Jerusalén fue un gran impulso providencial de Dios a su Iglesia, porque le ha obligado a abrirse decididamente a las naciones y a establecer un culto espiritual, liberado del particularismo del templo. Cada etapa de la evangelización del mundo, vinculada a cada etapa de la humanidad, es también un jalón en la historia de salvación que se consumará en la venida final de Cristo.
Evangelio Lc 21,29-33
Anunciemos el Reino de Dios con nuestra permanente alegría cristiana
Cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el Reino de Dios.
En aquel tiempo, puso Jesús una comparación a sus discípulos: “Fijaos en la higuera o en cualquier árbol: cuando echan brotes, os basta verlos para saber que la primavera está cerca. Pues cuando veáis que suceden estas cosas, sabed que está cerca el reino de Dios. Os aseguro que antes que pase esta generación, todo eso se cumplirá. El cielo y la tierra pasarán, mis palabras no pasarán.”
1 Atención y esperanza, son las recomendaciones finales de este discurso apocalíptico de Jesús, previo a su Pasión.
2 Atención a los signos de los tiempos, a tener en cuenta que el reino de Dios está cerca y que nos toca proclamarlo. Esperanza a la fidelidad, ya expresada antes, ya conocida, del Señor.
3 La comunidad nos ayudará en estas cuestiones, nos hará conscientes del reino y la esperanza será parte importante de nuestra vida.
4 La nueva venida de Jesús ha estado siempre en “el candelero”; incluso en las primeras comunidades cristianas se pensaba que no tardaría.
5 Pero, el hecho cierto es que Cristo está siempre presente entre nosotros, y nosotros tenemos la responsabilidad de que su reino “se note” en el mundo.

LA MEDITACIÓN, ¿QUÉ DICE?: Los imperios tratan siempre de dominar el mundo a su gusto, y su egoísmo no se detiene en consideraciones éticas humanas. Los cristianos tenemos la misión de contrarrestar este dominio proclamando el Reino de Dios que lleva consigo la felicidad de todas las personas. Es un Reino humilde, sin pretensiones económicas o de mando político, pero fuerte porque se basa en el fe en la Palabra del Señor, en la esperanza que esa Palabra lleva consigo y en el amor que Jesús, el Cristo, nos ha incrustado.

¿QUÉ NOS DICE?: ¿Nos damos cuenta de la dominación de los países más poderosos? ¿Somos capaces de bendecir al Señor en la Naturaleza y cuidarla y mantenerla? ¿Cómo anda nuestra esperanza? ¿Tenemos confianza en el Señor, nos vemos dentro de su Reino y tratamos de proclamarlo?

LA ORACIÓN: Tú que nos has dado la luz del nuevo día, concédenos también caminar por sendas de vida nueva y Tú que todo lo has creado con tu poder, y que con tu providencia lo conservas, ayúdanos a descubrirte presente en todas tus criaturas, y a sentirnos siempre en tu Reino. Te lo pedimos, Señor

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL, QUERIDA AMAZONIA
El grito de la Amazonia. 47. La poesía ayuda a expresar una dolorosa sensación que hoy muchos compartimos. La verdad insoslayable es que, en las actuales condiciones, con este modo de tratar a la Amazonia, tanta vida y tanta hermosura están “tomando el rumbo del fin”, aunque muchos quieran seguir creyendo que no pasa nada:
«Los que creyeron que el río era un lazo para jugar se equivocaron.
El río es una vena delgadita en la cara de la tierra. [...]
El río es una cuerda de donde se agarran los animales y los árboles.
Si lo jalan muy duro, el río podría reventarse.
Podría reventarse y lavarnos la cara con el agua y con la sangre»[



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