25/07/2021 Dominical. No es nada fácil entrar en la dinámica del servicio total a los demás sin esperar nada a cambio, como actitud básica en la vida de un seguidor de Jesús

 

Dominical: El punto de vista de un laico
Escuchar LA PALABRA; meditar LA PALABRA; actuar según LA PALABRA)
V e r ; j u z g a r ; a c t u a r

DOMINGO 25 JULIO 2021
HOY CELEBRAMOS LA FESTIVIDAD DE SANTIAGO APÓSTOL
No es nada fácil entrar en la dinámica del servicio total a los demás sin esperar nada a cambio, como actitud básica en la vida de un seguidor de Jesús

Esta lectura es un verso extraño al tema central (la comunicación de bienes en la primera comunidad), pero sirve muy bien para enmarcar la muerte de Santiago, sobre todo por el tema del testimonio (martirios, en griego). La gracia de Dios apoya la predicación apostólica y el apóstol vence su miedo natural predicando con valentía. Se da testimonio de la resurrección del Señor, no de algo confuso y abstracto sino de algo bien concreto, conocido en vida. El apóstol y el creyente sólo saben lo que experimentan, y de eso dan testimonio.
Primera lectura Hechos 4,33; 5,12.27-33; 12,2
La gracia de Dios apoya la predicación apostólica y el apóstol vence su miedo natural predicando con valentía
El rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago
En aquellos días, los apóstoles daban testimonio de la resurrección del Señor Jesús con mucho valor y hacían muchos signos y prodigios en medio del pueblo. Los condujeron a presencia del Sanedrín y el sumo sacerdote los interrogó: "¿No os habíamos prohibido formalmente enseñar en nombre de ése? En cambio, habéis llenado Jerusalén con vuestra enseñanza y queréis hacernos responsables de la sangre de ese hombre." Pedro y los apóstoles replicaron: "Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, a quien vosotros matasteis, colgándolo de un madero. La diestra de Dios lo exaltó, haciéndolo jefe y salvador, para otorgarle a Israel la conversión con el perdón de los pecados. Testigos de esto somos nosotros y el Espíritu Santo, que Dios da a los que le obedecen." Esta respuesta los exasperó, y decidieron acabar con ellos. Más tarde, el rey Herodes hizo pasar a cuchillo a Santiago, hermano de Juan.
1 En el Sanedrín había varios Saduceos que no creían en la resurrección; ello les exasperaba aún más, al oír lo que los discípulos de Jesús predicaban.
2 La rotunda afirmación de Pedro sigue siendo válida en estos tiempos nuestros: “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”.
3 Con la ayuda del Espíritu del Señor, no contando solamente con nuestras fuerzas, seremos capaces de no callar cuando sea necesario nuestro testimonio cristiano ante jefes, compañeros, vecinos o cualquiera que pretenda que hagamos algo que va contra nuestra conciencia, o que haga afirmaciones sobre las que estimemos necesario exponer nuestro desacuerdo.

Este salmo, Señor, es reconocer tu paternidad del Señor y rogarle que su bienestar y prosperidad venga sobre nosotros y sobre todos los pueblos; que todos sepamos reunirnos en ese eje que su Hijo represente y refleja, como el eje de una rueda en la que todos los radios se reúnen en él.
Así, Señor, todos juntos cantaremos alegres tu justicia, se apagarán las guerras, el hambre y las emigraciones, y todos sentiremos la ternura de tu gobierno pleno de felicidad, recibiremos con gratitud el fruto de la tierra y seremos capaces de bendecir el amor que nos das. Gracias, Señor
Sal 67, 2 – 3. 5. 7
Reconocer tu paternidad y rogarte que tu bienestar y tu prosperidad venga sobre nosotros y sobre todos los pueblos
Oh Dios, que te alaben los pueblos, que todos los pueblos te alaben.
El Señor tenga piedad y nos bendiga,
ilumine su rostro sobre nosotros;
conozca la tierra tus caminos,
todos los pueblos tu salvación.
Que canten de alegría las naciones,
porque riges el mundo con justicia,
riges los pueblos con rectitud
y gobiernas las naciones de la tierra.
La tierra ha dado su fruto,
nos bendice el Señor, nuestro Dios.
Que Dios nos bendiga;
que le teman hasta los confines del orbe.
Te alabamos y te bendecimos, Señor, y te pedimos por el bienestar y la prosperidad de nuestro pueblo.
Tu Hijo, Nuestro Salvador, al enseñarnos a decir «Padre nuestro», dio a entender que debíamos pedir con otros y por otros; así el salmista no dice: «Dios tenga misericordia de mí y me bendiga», sino «de nosotros y nos bendiga».
Así, Señor, nos enseñas que toda nuestra felicidad procede del favor de Dios y con Él se incrementa; y por eso, lo primero que pedimos es tu piedad y bendición, que nos otorgues interés en tus promesas y nos concedas todos los bienes contenidos en ellas.
Te rogamos que seamos capaces de llevar tu alegría y el convencimiento de tu justicia a todos los habitantes de la tierra, que se extienda a ellos la revelación divina, y que conozcan tus caminos, de forma que si andamos por ellos, nos mostrarás tu salud salvífica.
Quienes conocemos por experiencia propia lo agradable de los caminos de Dios y los consuelos de su salvación, no podemos por menos que desear y orar que sean conocidos por otros en todas las naciones.
Y así, el mundo de aquí abajo nos sonreirá todos y disfrutaremos de los productos de la tierra: «La tierra dará su fruto. » Es cierto que Dios da lluvia de los cielos y estaciones fructíferas a las naciones, incluso cuando éstas yacen en las tinieblas; pero cuando se convierten, la tierra incrementa sus frutos en mayor medida, especialmente aquellos de justicia y paz.

Es verdad, “este tesoro lo llevamos en vasijas de barro”. Este tesoro, que es vivir en amistad con Jesús y seguir sus pasos, lo llevamos en vasijas de barro, nosotros, los cristianos de a pie, e incluso los santos. Ahí tenemos a Santiago, que para evidenciar su barro, su debilidad, deja que su madre pida a Jesús para él y su hermano Juan puestos de honor en su reino. Pero también es verdad, y esto es lo que queda, al fin y al cabo, que Dios le sostiene y queda claro “que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros”. Esa fuerza de Dios también la sintió y la vivió Santiago, dando su vida por Jesús y su evangelio: “El rey Herodes hizo decapitar a Santiago, hermano de Juan”.
Este mismo cáliz lo bebió Santiago. Como su Maestro, predicó el evangelio mientras le arrebataron la vida. Ni las autoridades de entonces le hicieron callar y renunciar a la buena noticia de Jesús. “Hay que obedecer a Dios antes que a los hombres”. Le costó la vida, la vida terrena, pero como a Jesús el Padre Dios le resucitó a una vida de total felicidad.
En Santiago se cumplió lo que dice San Pablo: “Acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo y conquistó la vida”.
Segunda lectura 2 Co 4, 7 – 15
El "tesoro" al que este pasaje alude es el conocimiento, la experiencia de Jesús resucitado
Llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús
Hermanos: Este tesoro del ministerio lo llevamos en vasijas de barro, para que se vea que una fuerza tan extraordinaria es de Dios y no proviene de nosotros. Nos aprietan por todos lados, pero no nos aplastan; estamos apurados, pero no desesperados; acosados, pero no abandonados; nos derriban, pero no nos rematan; en toda ocasión y por todas partes, llevamos en el cuerpo la muerte de Jesús, para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestro cuerpo. Mientras vivimos, continuamente nos están entregando a la muerte, por causa de Jesús; para que también la vida de Jesús se manifieste en nuestra carne mortal. Así, la muerte está actuando en nosotros, y la vida en vosotros. Teniendo el mismo espíritu de fe, según lo que está escrito: "Creí, por eso hablé", también nosotros creemos y por eso hablamos; sabiendo que quien resucitó al Señor Jesús también con Jesús nos resucitará y nos hará estar con vosotros. Todo es para vuestro bien. Cuantos más reciban la gracia, mayor será el agradecimiento, para gloria de Dios.
1 ¿Cuál es nuestro ministerio? El cristiano es sacerdote del Señor, profeta de su Palabra, misionero de sus acciones, rey, con Él, del universo.
2 Todo esto llevado humildemente en “vasijas de barro”, en estructura débil, pero sostenida por nuestro Padre; por eso, nuestra alegría no debe de decaer nunca, porque la fuerza, el Espíritu del Señor nos sostiene, “la vida de Jesús se manifiesta en nuestro cuerpo”.
3 La verdad que se pronuncia desde una posición de fuerza se oscurece, resulta sospechosa y corre el riesgo de ser malentendida. Desde una posición de fuerza se puede vencer y negociar con el adversario, pero cuando se trata de convencer y de dar gratuitamente la verdad que hemos recibido, toda esa fuerza es debilidad.
4 Por eso el evangelio sólo se puede ofrecer "en vasijas de barro", para que resplandezca en medio de nuestra debilidad. Si hemos de anunciar el Evangelio a los pobres hay que hacerlo desde la pobreza y desde la libertad

Jesús preguntó a Santiago y a Juan “¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?”. Y lo fueron, al darse cuenta de que los puestos de honor en el reino de Dios, en el reino predicado por Jesús, no es estar más arriba que nadie, por encima de los demás, sino ocupar los puestos de servidor, de esclavo, de entregar la vida por los hermanos, de ser él último. “No he venido para ser servido, sino para servir”. Por predicar estos valores del reino, como único camino para disfrutar de la alegría de vivir, a Jesús le mataron, bebió el cáliz de su sangre derramada por no desdecirse de su evangelio, de todo lo que había predicado para inundar nuestra vida de su luz.
Evangelio Mt 20, 20 – 28
El evangelio propone una alternativa al poder, ejercido como dominio y opresión
Mi cáliz lo beberéis
En aquel tiempo, se acercó a Jesús la madre de los Zebedeos con sus hijos y se postró para hacerle una petición. Él le preguntó: "¿Qué deseas?" Ella contestó: "Ordena que estos dos hijos míos se sienten en tu reino, uno a tu derecha y el otro a tu izquierda." Pero Jesús replicó: "No sabéis lo que pedís. ¿Sois capaces de beber el cáliz que yo he de beber?" Contestaron: "Lo somos." Él les dijo: "Mi cáliz lo beberéis; pero el puesto a mi derecha o a mi izquierda no me toca a mí concederlo, es para aquellos para quienes lo tiene reservado mi Padre." Los otros diez, que lo habían oído, se indignaron contra los dos hermanos. Pero Jesús, reuniéndolos, les dijo: "Sabéis que los jefes de los pueblos los tiranizan y que los grandes los oprimen. No será así entre vosotros: el que quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y el que quiera ser primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo. Igual que el Hijo del hombre no ha venido para que le sirvan, sino para servir y dar su vida en rescate por muchos."
1 El prestigio es uno de los enemigos de la persona humana; el deseo de ser persona importante por encima de los demás es cuestión que seduce a muchos, como en este caso a la madre de los Zebedeos, que desea (como cualquier madre) lo que le parece mejor para sus hijos, pero, claro, sin tener en cuenta los intereses de los demás.
2 ¿Pasa algo parecido en nuestras Comunidades? ¿Personas que quieren ser “los importantes” del grupo?
3 La sociedad estaba caracterizada por el ejercicio represivo y abusivo del poder, el poder romano, por un lado, el poder religioso por el otro, y todos ellos ejerciendo presión sobre los ciudadanos más humildes.
4 Jesús tenía otra propuesta. El enseña contra los privilegios y contra la rivalidad. Invierte el sistema e insiste en la actitud de servicio como remedio contra la ambición personal. La comunidad tiene que preparar una alternativa.
5 Cuando el poder quiere desintegrar, las comunidades deberíamos estar preparadas para ofrecer a la gente un modelo alternativo de convivencia social, basado en la justicia, la paz, el servicio y la generosidad en el compartir.

LA MEDITACIÓN, ¿QUÉ DICE?: Sabemos, por nuestra fe, que el Espíritu del Señor nos acompaña siempre, y nos dará las palabras necesarias para afirmar en cualquier situación lo que creemos en conciencia. La comunidad, esa pequeña sociedad basada en la experiencia de fe, debe de vivir su experiencia en forma de servicio a los demás.

¿QUÉ NOS DICE?: ¿Cómo andamos de presencia de ánimo para confrontar opiniones poco edificantes? ¿Cómo andamos de ansias de protagonismo, prestigio? ¿somos capaces del servicio desinteresado al que más lo necesita?

LA ORACIÓN: Te damos gracias Padre que estás en los cielos, porque, por medio del apóstol Santiago, nos has llamado al conocimiento de tu verdad; te suplicamos que salves, Señor, a nuestro pueblo y que, por medio de los apóstoles, ilumines nuestra vida con tu Evangelio, haciéndonos siempre dóciles a tu mensaje y continuadores de su proclamación. Te damos gracias y te lo pedimos, Señor.

 



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