Salmo 083

Introducción. –

Este es un Salmo bastante desconcertante. En realidad, uno no lo puede situar en la historia de la nación de Israel. Y en ese caso, sólo queda la opción de las suposiciones. Se trata de una oración imprecatoria, un clamor por justicia. El Salmista oró para que Dios liberara a Su pueblo de sus enemigos.
Israel pide al Señor que repita sus hazañas del pasado (vs. 11-14) y manifieste su dominio sobre toda la tierra (v. 18), derrotando a los enemigos de su Pueblo (vs. 13-18). La coalición mencionada en los vs. 3-6 no se refiere a un hecho histórico determinado, sino que representa simbólicamente la constante oposición de los paganos contra Israel. Esta afirmación se funda en el carácter artificial de la lista que enumera a las naciones coaligadas (vs. 7-9): en ella aparecen reunidos diez de los enemigos tradicionales de Israel, pertenecientes a épocas diversas.

1 Oh Dios, ¡no te quedes en silencio!,
¡no te quedes inmóvil y callado!
2 Mira a tus enemigos, a los que te odian:
alborotan y se rebelan contra ti.
3 Han hecho planes astutos en contra de tu pueblo,
¡en contra de tus protegidos!
4 Han pensado venir a destruirnos
para que dejemos de existir como nación,
para que no vuelva a recordarse el nombre de Israel.
5 Han hecho un pacto en tu contra,
han conspirado como un solo hombre:
6 los campamentos de Edom y de Ismael,
los descendientes de Agar y de Moab,
7 Guebal, Amón y Amalec, los filisteos,
los que viven en Tiro,
8 y hasta los asirios se han unido a ellos,
y son el brazo fuerte de los hijos de Lot.
Los “ismaelitas” -descendientes de Abraham por parte de Agar (Gn. 16. 15)- eran seminómadas que recorrían el desierto situado al este de Edóm. También los “agarenos” eran un pueblo seminómada, que ocupaba las regiones desérticas al este de Amón y de Moab.
Silencio de Dios en la biblia. Esta experiencia la tuvieron diversos personajes como Job (30,20) - ¡aunque luego se convierta en diálogo- o los profetas. Estos hablan de que Dios calla en ocasiones y no les deja hablar, como un castigo a las infidelidades de su pueblo. Así Isaías, 64,11; Jeremías en Lamentación 5,22; y Ezequiel,3,26. Habacuc se pregunta: “Tus ojos, puros para contemplar el mal, no soportan ver la opresión. ¿Por qué, pues, ves a los traidores y callas cuando el malvado se traga al justo?” (1,13). Los autores de los Salmos en muchas ocasiones expresan sus quejas y súplicas ante la ausencia de Dios.
El silencio de Dios en la historia. Muchos creyentes y místicos nos relatan de diversas maneras esos estados de “abandono” que experimentaron. Dos ejemplos, los dos del Carmelo: S. Juan de la Cruz, que con su lenguaje poético nos habla de su “Noche oscura“: "¿Adónde te escondiste, Amado, y me dejaste con gemido? Como el ciervo huiste, habiéndome herido. Salí tras ti clamando, y ya eras ido”.
En momentos de tragedia o situaciones de calamidad, este tema cobra una fuerza especial. Con motivo de la tragedia de Haití alguien escribió: “¿Y dónde está Dios?". Seguimos esperando milagros divinos que cambien el curso de la naturaleza; apelamos a la Providencia para que intervenga en las catástrofes naturales; rezamos y pedimos prodigios y señales. Y Dios guarda silencio y no actúa como esperamos. No aprendemos de la historia. No paró la cruz en el Gólgota; no intervino para evitar Auschwitz; no es el Dios relojero de Newton, que ajusta el reloj natural de vez en cuando; no modifica las leyes de la creación, descubiertas por la ciencia.
El hombre y el universo son obra de un creador que respeta la libertad humana y el dinamismo de la naturaleza. Si buscamos al Dios milagrero, siempre a la escucha de los deseos del hombre, busquémoslo en otra religión, no en la del Dios crucificado. Es inconcebible que los cristianos sigamos esperando intervenciones prodigiosas, como en tiempos de Jesús, sin asumir la mayoría de edad del hombre y la autonomía del universo, cuyas leyes conocemos mejor y cada vez más.
En cambio, encontraremos a Dios, si lo buscamos identificándose con las víctimas y llamando a los hombres de buena voluntad a la solidaridad y la justicia; si esperamos que Dios nos inquiete, nos provoque y nos llame a colaborar de mil maneras para mitigar el dolor en Haití; si creemos que Dios no es neutral y que el contraste entre el gran mundo pobre y la minoría de países ricos clama al cielo (Comentario de Juan Antonio Estrada recogido en “Feadulta.com”)
Es verdad, lo habíamos olvidado: Dios está en las víctimas.
¿Tenemos nuestra escucha “conectada” con el Señor?

9 Haz con ellos como hiciste con Madián,
como hiciste con Sísara, como hiciste con Jabín en el arroyo de Quisón,
10 que fueron destruidos en Endor,
¡que fueron convertidos en estiércol de la tierra!
En el libro de los Jueces vimos cómo Dios juzgó a esas naciones. Hay quienes dicen que en el futuro Dios no juzgará de esta manera. ¿Qué no lo va a hacer? Lo ha hecho en el pasado, y lo podrá hacer en el futuro porque Dios no ha cambiado.
Recordemos que ésta no es la forma en que nosotros hoy, como creyentes, deberíamos orar. Deberíamos orar por nuestros enemigos, no para que Dios los castigue, pero para que se conviertan, para que se vuelvan a Dios. Entonces, esta oración pidiendo juicio es para los israelitas.
¿Confiamos en la misericordia del Señor?

11 Haz con sus hombres importantes
como hiciste con Oreb y con Zeeb;
haz con todos sus jefes como hiciste con Zébah y con Salmuná,
12 que quisieron apropiarse de los pastizales de Dios.
13 Dios mío, haz que rueden como zarzas,
como hojas secas arrastradas por el viento;
14 y así como el fuego quema el bosque
y consume los montes con sus llamas,
15 ¡así persíguelos con tus tormentas
y espántalos con tus tempestades!
16 ¡Avergüénzalos, Señor, para que recurran a ti!
17 Que sean avergonzados para siempre;
¡que se avergüencen y mueran!
18 ¡Que sepan que sólo tú eres el Señor,
que sólo tú eres el Altísimo sobre toda la tierra!
Y los hijos de Lot, por supuesto, serían los moabitas y los edomitas. Los nombres en este pasaje de la Biblia son los de los enemigos de Dios. No hay un período de la historia en el que puedan incluirse y este hecho hace que ésta sea una sección notable de la Biblia, porque parece que estos versículos se refieren al futuro. Aparentemente estas naciones que existían en el pasado aparecerán otra vez en el futuro.
En la actualidad Israel está rodeado de naciones árabes que aparentemente están unidas no tanto por ser árabes sino por ser musulmanas. Parece que estas naciones mencionadas en estos versículos volverán a existir durante los últimos tiempos. No existen hoy y no se corresponden a ninguna nación actual.
El resto del salmo es una oración imprecatoria que pide el juicio de Dios. Es retrospectiva en el sentido en que el salmista está diciéndole a Dios: "Juzga como lo has hecho en el pasado".
Recordamos esa rueda grande y pesada que se usaba para moler el grano en el pasado y que era arrastrada por los bueyes y sólo quedaba en el lugar la paja y la hojarasca que serían dispersadas por el viento. Aquí se pide a Dios que trate a estas personas de esa manera. En otras palabras, le pide que actúe como un incendio forestal.
Estamos convencidos que la única forma en que este mundo va a conocer que Dios es Dios, será al encontrarse ante Él en juicio. La bondad de Dios debería llevar a los hombres al arrepentimiento, pero no es así. Si todos los seres humanos fueran sensibles a la persona y presencia de Dios, serían conducidos a Su presencia, pero en realidad su actitud les aleja cada vez más de Dios. Parece que las personas ya no tienen necesidad de Él. Sin embargo, creemos que lo necesitan desesperadamente
¿Sabemos de la fidelidad del Señor, que siempre estará con nosotros?