Salmo 120

Introducción. - Lo que tenemos ante nosotros es un grupo de 15 Salmos, comenzando con este Salmo 120, y hasta el Salmo 134. Se llaman: Cánticos graduales. Este es el primero de los 15 cánticos graduales o salmos de peregrinación (120-134). Los israelitas los cantaron cuando iban peregrinando de otras tierras y cuando subían a las fiestas en Jerusalén.

1.Al Señor, en medio de mi angustia,
yo clamé y él me respondió.
2.Salva mi alma, Señor,
de labios mentirosos,
de la lengua calumniadora.
*La angustia y el destino de los mentirosos que se oponen.
1-2 Angustia y liberación de lenguas engañosas.
El pueblo de Dios a menudo se encuentra en angustia. Ellos tienen refugio en su angustia; pueden hacer lo que hizo el salmista cuando clamó al Señor. Ellos pueden compartir el testimonio del cantor: y él me respondió.
La angustia agrega alas a nuestras devociones. Nuestro Salvador, estando en agonía, oró más fervientemente. Lo mismo ocurre con todos sus miembros, y especialmente cuando yacen bajo el látigo de una lengua mentirosa, como aquí.
De poco sirve apelar a nuestros compañeros sobre el asunto de la calumnia, porque cuanto más nos movemos en ella, más se esparce; De nada sirve apelar al honor de los calumniadores, porque no tienen ninguno, y las demandas más lastimeras de justicia solo aumentarán su malignidad y los alentarán a nuevos insultos.
El salmista recuerda la fidelidad pasada de Dios en su necesidad presente. Los corazones devotos argumentan que lo que Jehová ha hecho una vez, lo volverá a hacer. Dado que su misericordia es para siempre, no se cansará de otorgar, ni los dones anteriores agotarán sus provisiones. Los hombres dicen:
Cuando somos calumniados, es un gozo que el Señor nos conozca, y no se le puede hacer dudar de nuestra rectitud. Él no escuchará la mentira contra nosotros, pero escuchará nuestra oración contra la mentira.
El salmista describe la naturaleza de su angustia; palabras malvadas habladas en su contra desde labio mentiroso y lengua fraudulenta.
Había algo de consuelo en este clamor, sabiendo que el mal que se hablaba contra el cantor no era cierto. Era dicho con labio mentiroso y con lengua fraudulenta.
Las mentiras de las que nuestra alma necesita ser liberada no son solo las que se dicen sobre nosotros, sino también las que se nos dicen a nosotros– mentiras sobre Dios, mentiras sobre el hombre, mentiras sobre nosotros mismos, mentiras sobre la vida, la identidad, el propósito y la felicidad. De estas mentiras, libra mi alma, Señor

*El destino de la lengua fraudulenta
3.¿Qué se te dará o que se te agregará,
oh lengua calumniadora?
4.Flechas muy puntiagudas de guerrero,
endurecidas en brasas de retama.
El salmista pasa de su oración a Dios, a hablar a la lengua engañosa de los que le causaban angustia. Advierte a esos labios engañosos de su destino, de lo que les aprovechará.
A la luz del juicio descrito en estos versículos, vale la pena recordar que “... la lengua falsa se asemeja a una navaja afilada, Salmo 52,2-4; a una espada afilada, Salmo 57,4; a saetas afiladas, Pro 20,18
La lengua engañosa de los enemigos del cantor pronto conocerían las agudas saetas. Ellos habían arrojado mentiras como peligrosos proyectiles, y ahora las agudas saetas del juicio vendrían contra ellos.
Estos son “... castigos justamente infligidos a una lengua, cuyas palabras han sido agudas y asesinas como flechas, y que, con sus mentiras y calumnias, ha contribuido a incendiar el mundo”.
Se sugirió que la imagen aquí es de saetas encendidas o dardos de fuego (Ef 6,16): “Las saetas de fuego, o saetas envueltas con combustibles inflamados, se usaban anteriormente en los asedios para prender fuego a los lugares”.
El mentiroso, por muy hirientes que sean sus armas, será destruido con flechas mucho más potentes que la mentira: las flechas de Dios de la verdad y los carbones del juicio

*Vivir en un lugar atribulado, anhelar la paz de Dios.
*El cansancio de vivir con aquellos que odian el shalom de Dios.
5.¡Ay de mí que en Mesec debo vivir
y habitar en las tiendas de Cedar!
6.Mi alma halló muy larga su permanencia
entre aquellos que detestan la paz.
Mesec era un lugar lejano, lejos de la tierra de Israel (Ez 27,13, 32, 26, 39,1). Cedar era un lugar asociado con las tribus nómadas en las tierras que rodeaban a Israel (1 Cro , Is 21,16-17, Jer 49, 28).
Mesec era el nombre de un grupo de tribus bárbaras que, en los tiempos de Sargón y Senaquerib habitaban las tierras altas al este de Cilicia, y en días posteriores se retiraron hacia el norte a las cercanías del Mar Negro... Cedar fue una de las tribus beduinas del desierto de Arabia.
Estos dos pueblos estaban ubicados geográficamente tan separados que solo pueden tomarse aquí como ‘un término general para los paganos’. Ninguna persona podría haber vivido entre ambos. Son ejemplos de tribus belicosas, entre las cuales los cantores del Salmo 120 no tenían un verdadero hogar.
Los verbos ‘morar’ (garti, ‘permanecer’) y ‘vivir’ (sakanti, ‘tabernáculo’, ‘habitar’) se eligen de manera significativa. Aunque el salmista pudo haber disfrutado de una residencia permanente, se sentía como si no fuera más que un peregrino entre sus contemporáneos. No se sentía como en casa entre un pueblo impío.
El salmista sufría porque vivía entre los impíos y estaba lejos de Israel y su pueblo. Anhelaba el shalom (Paz)de Dios; sus enemigos, que tenían labios mentirosos, odiaban el shalom de Dios.
Dios puede obrar bien incluso en los problemas de una compañía difícil. Y recuerda, hay una compensación, ya que el escrutinio estricto de tus enemigos te hace mucho más vigilante y orante, y te lleva más a menudo al seno de Dios.
Esto hace que el Salmo 120 sea un comienzo apropiado para los Cánticos graduales. Cuando dio inicio el viaje de peregrinaje a Jerusalén, el autor fue consciente del cansancio que implicaba vivir separado de la comunidad solidaria del pueblo de Dios. El salmista necesitaba este viaje a Jerusalén en tiempo de fiesta y necesitaba la comunidad del pueblo de Dios.

*El contraste entre el cantor y la comunidad donde vive.
7.Estoy por la paz, pero apenas de eso hablo,
ellos no piensan más que en guerra."
Él amaba y anhelaba la paz de Dios, su shalom. Deseoso de paz, pacífico, tolerante, de hecho, la paz misma.
Jesús fue un hombre de paz... vivió para hacer la paz ‘con la sangre de su cruz’; murió para completarla.
El salmista buscaba hablar palabras de paz y bondad, para representar y promover esos valores en nuestra propia comunidad. Sin embargo, cada vez que lo hacía, la respuesta era hostil, característica de quienes hacen la guerra.
Al menos por un tiempo, necesitaba una mejor compañía – y la encontraría entre los peregrinos que llegaban a Jerusalén y compartían estos Cánticos graduales. Así que el salmo termina como con un suspiro prolongado. Invierte el orden habitual de salmos similares, en los que la descripción de la necesidad suele preceder a la oración de liberación. Así, expone de la manera más patética el sentido de discordancia entre un hombre y su entorno, que impulsa al alma que lo siente, a buscar un hogar mejor. Así que este es un verdadero salmo de peregrino.