06/10/2022 Debemos de vivir con alegría la salvación que Jesús nos ha traído

 

¡¡BUENOS DÍAS NOS DÉ DIOS! 06 OCTUBRE 2022
Debemos de vivir con alegría la salvación que Jesús nos ha traído

¿Quién os ha embrujado? Imposible para San Pablo entender el comportamiento de los gálatas. No puede comprender que se deje y se arrincone a Jesús por cualquier otra alternativa. Si Jesús nos ofrece una luz como nadie la puede ofrecer para vencer nuestras tinieblas y así poder caminar con sentido y esperanza... “Yo soy la luz del mundo, el que viene detrás de mí no andará en tinieblas”.
Si Jesús nos ofrece su amor, un amor que nada ni nadie nos podrá arrebatar. Si Jesús nos ofrece su amistad para ir siempre con nosotros en nuestro caminar y no dejarnos nunca solos, como nos lo demuestra cada día en la eucaristía ofreciéndonos su persona, su cuerpo entregado y su sangre derramada.
Si Jesús nos promete que después de nuestra muerte nos estará esperando para resucitarnos para toda una eternidad a la plenitud de la vida y de la felicidad... “Venid benditos de mi Padre a disfrutar del reino preparado para vosotros desde la creación del mundo”. No, San Pablo no puede entender que los gálatas den la espalda a Jesús y se vayan por otros caminos. “¡Insensatos gálatas! ¿Quién os ha embrujado? Y pensar que ante vuestros ojos presentaron la figura de Jesucristo en la cruz¡”.
Primera lectura Ga 3,1-5
¿Daremos nosotros motivos para exasperar al Señor?
¿Recibisteis el Espíritu por observar la ley, o por haber respondido a la fe?
¡Insensatos gálatas! ¿Quién os ha embrujado? ¡Y pensar que ante vuestros ojos presentaron la figura de Jesucristo en la cruz! Contestadme a una sola pregunta: ¿Recibisteis el Espíritu por observar la ley, o por haber respondido a la fe? ¿Tan estúpidos sois? ¡Empezasteis por el espíritu para terminar con la materia! ¡Tantas magníficas experiencias en vano! Si es que han sido en vano. Vamos a ver: Cuando Dios os concede el Espíritu y obra prodigios entre vosotros, ¿por qué lo hace? ¿Porque observáis la ley, o porque respondéis a la fe?
1 Pablo se muestra verdaderamente enfadado con los gálatas. Parece que querían ser circuncidados siguiendo la Ley judía.
2 Se habían infiltrado entre los fieles ciertos agitadores judaizantes que atacaban duramente el evangelio predicado por Pablo. Se trataba de cristianos que admitían la doctrina y persona de Jesucristo; pero, junto con la fe en Jesucristo, exigían la observancia de la circuncisión y de las prescripciones mosaicas, cosa que iba directamente contra lo que enseñaba Pablo
3 La circuncisión no aporta nada respecto a la salvación, es una costumbre que puede tener su valor cultural, es una señal perteneciente a un grupo, a una raza, a una tradición, pero no es esto lo que cuenta.
4 En el fondo, lo que se ventilaba era la suficiencia o insuficiencia redentora de la muerte de Cristo; afirmar que el hombre necesitaba de las obras de la Ley para conseguir la salud era hacer una injuria a la cruz de Cristo, y eso a Pablo le hería en lo más vivo de su fe. De ahí su reacción súbita y apasionada.
4 Pablo, como en otras ocasiones, contrapone ley y fe, ley de obligaciones y normas y fe basada en el amor.
5 Ya sabemos que los fariseos habían impuesto una serie de normas que muchas veces ahogaban a los judíos. Por supuesto los mandamientos son una base común, inapelable, pero la construcción a partir de ahí de una religión totalmente normativa encorseta el Espíritu que es el que inspira en el cristiano la fe en un Dios fiel y misericordioso que infunde esperanza y le lleva al amor.
6 El único medio de llegar a ser justos es la fe en Cristo y no la Ley de Moisés, es el resumen de la doctrina de Pablo

Bendito sea Dios, Padre de nuestro Señor Jesucristo, Padre misericordioso y Dios de todo consuelo, pues se ha manifestado hacia nosotros con un amor constante y fiel. Por medio de su Hijo nos ha liberado de la esclavitud de nuestros pecados y de la mano de todos los que nos odian. Haciéndonos hijos suyos ha cumplido las promesas hechas a nuestros antiguos padres. Justificados en Cristo y en Él hechos hijos de Dios sirvamos, alabemos y bendigamos el Nombre de Dios desde ahora y para siempre.
Lectura sálmica: Lc 1,69.70.71-72.73-75
La fuerza del Señor siempre nos acompaña; ¿somos conscientes de ello?
Bendito sea el Señor, Dios de Israel, porque ha visitado a su pueblo.
Nos ha suscitado una fuerza de salvación en la casa de David, su siervo;
según lo había predicho desde antiguo por boca de sus santos profetas.
Es la salvación que nos libra de nuestros enemigos
y de la mano de todos los que nos odian;
realizando la misericordia que tuvo con nuestros padres,
recordando su santa alianza.
El juramento que juró a nuestro padre Abrahán,
para concedernos que, libres de temor,
arrancados de la mano de los enemigos,
le sirvamos con santidad y justicia,
en su presencia, todos nuestros días.
Este canto de Zacarías con motivo del nacimiento de su hijo Juan el Bautista, refleja la salvación del pueblo de Israel que llevará a cabo el Hijo de Dios.
Gracias, Señor, porque tu Hijo vino a enseñarnos el camino de la justicia y la paz, y su venida fue preparada por este otro hijo tuyo, profeta del Altísimo.
Te rogamos que seamos capaces de proclamar esa salvación con nuestra palabra y nuestro testimonio

Pedid... buscad... llamad. Jesús para indicarnos cómo tenemos que presentarnos ante nuestro Dios a la hora de nuestras peticiones nos habla del que se presenta ante un amigo en una hora inoportuna e insistentemente le pide tres panes, que él no tiene, para ofréceselo a un huésped que acaba de llegar sin avisar, y cómo al final, el buen amigo, “le dará cuanto necesite”. Pues así hará nuestro Padre Dios con nosotros.
Aunque todos tenemos experiencia de que Dios suele restringir el campo de nuestras peticiones. Como criterio general solo nos va a conceder aquello que le pedimos y que esté en la línea de la voluntad de Dios y del seguimiento de su Hijo Jesús. Dios no suele entrar en el campo de otras posibles peticiones nuestras: que nos toque la lotería, que suba al poder el partido a quien he votado, que gane la copa mi equipo favorito... Campo seguro de ser atendidos por Dios en nuestras peticiones: la voluntad de Dios y el seguimiento de Cristo.
Pero hemos de tener en cuenta que, en este pasaje, Jesús nos invita que además del verbo “pedir” conjuguemos los verbos “buscar” aquello que pedimos y “llamar” a todas las puertas posibles, la de Dios y la de nuestros hermanos/as, para que nos ayuden en el camino emprendido. “Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá”.
Evangelio Lc 11,5-13
Pidamos con medida y generosidad
Pedid y se os dará.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Si alguno de vosotros tiene un amigo y viene a medianoche para decirle: «Amigo, préstame tres panes, pues uno de mis amigos ha venido de viaje y no tengo nada que ofrecerle». Y, desde dentro, el otro le responde: «No me molestes; la puerta está cerrada; mis niños y yo estamos acostados: no puedo levantarme para dártelos». Si el otro insiste llamando, yo os digo que, si no se levanta y se los da por ser amigo suyo, al menos por la importunidad se levantará y le dará cuanto necesite. Pues así os digo a vosotros: Pedid y se os dará, buscad y hallaréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide, recibe, quien busca, halla, y al que llama, se le abre. ¿Qué padre entre vosotros, cuando el hijo le pide pan, le dará una piedra? ¿O si le pide un pez, le dará una serpiente? ¿O si le pide un huevo, le dará un escorpión? Si vosotros, pues, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¿cuánto más vuestro Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden?
1 La oración de petición puede convertirse, y de hecho pasa constantemente, en un pedir “favores” concretos, corriendo el riesgo de vernos decepcionados; entonces, ¿podemos concebir un Dios que nos decepciona?
2 El mismo Lucas nos dice que “el Padre celestial dará el Espíritu Santo a los que se lo piden”.
3 Así pues, pensemos bien lo que le pedimos en oración al Señor, conociendo la primacía de su salvación y su sentido de la bondad, no tomando al pie de la letra las expresiones que aparecen en la lectura de hoy, sino abriendo nuestro corazón al Espíritu del Señor y a la comprensión de un Dios misericordioso y siempre atento a nuestra salvación.
4 Pero tengamos la convicción de que Dios atiende siempre nuestra oración. Jesús no pone condiciones. Si pides, recibirás. Si llamas a la puerta, te abrirán. Jesús no dice cuánto tiempo va a durar el pedido, la búsqueda o el llamar, pero lo cierto es que obtendremos resultado.

LA MEDITACIÓN, ¿QUÉ DICE?: La fe en Cristo es la que nos salva, apoyada siempre en su Palabra y con el corazón puesto en su Espíritu que nos llevará de su mano dentro de la Creación que con gran bondad nos ha entregado.

¿QUÉ NOS DICE?: ¿Somos normativos o nos apoyamos en el amor? ¿Reconocemos a Cristo nuestro Salvador como guía de nuestros pasos? ¿Practicamos la oración de adoración, alabanza, acción de gracias, expresión de la confianza, apertura en el deseo y la acogida...?

LA ORACION.- Te alabamos por tu amor, porque de manera admirable nos creaste, y más admirablemente aún nos redimiste. Al comenzar este nuevo día, pon en nuestros corazones el anhelo de servirte, para que te glorifiquemos en todos nuestros pensamientos y acciones, y danos un corazón abierto a las necesidades de nuestros hermanos, para que a nadie falte la ayuda de nuestro amor, que será el tuyo. Te lo pedimos, Señor

Otra reflexión
● El evangelio de hoy continúa el asunto de la oración, iniciado ayer con la enseñanza del Padre Nuestro (Lc 11,1-4). Hoy Jesús enseña que debemos rezar con fe e insistencia, sin desfallecer. Para esto, usa una parábola provocadora.
● Lucas 11,5-7: La parábola que provoca. Como de costumbre, cuando tiene algo importante que enseñar, Jesús recurre a una comparación, a una parábola. Hoy nos cuenta una historia curiosa que termina en pregunta, y dirige esta pregunta a la gente que escucha y también a nosotros que hoy leemos o escuchamos la historia: "Si uno de vosotros tiene un amigo y, acudiendo a él a medianoche, le dice: “Amigo, préstame tres panes, porque ha llegado de viaje a mi casa un amigo mío y no tengo qué ofrecerle', y aquél, desde dentro, le responde: 'No me molestes; la puerta ya está cerrada, y mis hijos y yo estamos acostados; no puedo levantarme a dártelos”. Antes de que Jesús dé la respuesta, quiere que nosotros demos nuestra opinión. ¿Qué contestarías: sí o no?
● Lucas 11,8: Jesús mismo responde a la provocación. Jesús da su respuesta: “Os aseguro que, si no se levanta a dárselos por ser su amigo, se levantará para que deje de molestarle y le dará cuanto necesite”. Si no fuera Jesús, ¿tendrías el valor de inventar una historia en la que se sugiere que Dios atiende nuestras oraciones para verse libre de ser molestado? La respuesta de Jesús afianza el mensaje sobre la oración, a saber: Dios atiende siempre nuestra oración. Esta parábola recuerda otra, también en Lucas, la de la viuda que insiste en conseguir sus derechos ante el juez a quien no le importa ni Dios ni la justicia, y que atiende a la viuda no porque es justo, sino porque quiere librarse de la mujer inoportuna (Lc 18,3-5). Jesús saca luego unas conclusiones para aplicar el mensaje de la parábola a la vida.
● Lucas 11,9-10: La primera aplicación de la Parábola. “Yo os digo: Pedid y se os dará; buscad y hallaréis; llamad y se os abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, halla; y al que llama, le abrirán”. ¡Pedir, buscar, llamar! Jesús no pone condiciones. Si pides, recibirás. Si llamas a la puerta, te abrirán. Jesús no dice cuánto tiempo va a durar el pedido, la búsqueda o el llamar, pero lo cierto es que vas a obtener resultado.
● Lucas 11,11-12: La segunda aplicación de la parábola. “¿Qué padre hay entre vosotros que, si su hijo le pide un pez, en lugar de un pez le da una culebra; o, si pide un huevo, le da un escorpión?” Esta segunda aplicación deja ver al público que escuchaba las palabras de Jesús y la manera en que él enseña en forma de diálogo. Él pregunta: “Tú tienes hijos, si te pide un pez ¿le das en cambio una culebra?” La gente responde: “¡No!” “y si pide un huevo, ¿le das un escorpión?” “¡No!” Por medio del diálogo, Jesús implica a las personas en la comparación y por la respuesta que recibe, las compromete con el mensaje de la parábola.
● Lucas 11,13: El mensaje: recibir el don del Espíritu Santo. “Si, pues, vosotros, aun siendo malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, cuánto más el Padre del cielo dará el Espíritu Santo a los que se lo pidan!” El gran don que Dios tiene para nosotros es el Espíritu Santo. Cuando fuimos creados, el sopló su espíritu en nuestras narices y nos volvimos un ser vivo (Gn 2,7). En la segunda creación, a través de la fe en Jesús, él nos da de nuevo al Espíritu, el mismo Espíritu que hizo que la Palabra se encarnara en María (Lc 1,35). Con la ayuda del Espíritu Santo, el proceso de encarnación de la Palabra sigue hasta la hora de la muerte en la Cruz. Al final, en la hora de la muerte, Jesús devuelve el Espíritu al Padre: “Entre tus manos encomiendo mi espíritu” (Lc 23,46). Es éste el Espíritu que Jesús promete como fuente de verdad y de comprensión (Jn 14,14-17; 16,13), y como ayuda en medio de las persecuciones (Mt 10,20; He 4,31). Este Espíritu no se compra con dinero en los grandes almacenes. La única manera de obtenerlo es mediante la oración. Nueve días de oración obtuvieron el don abundante del Espíritu en día de Pentecostés (He 1,14; 2,1-4).
Para la reflexión personal
● ¿Cómo reaccionas ante la provocación de la parábola? Una persona que vive en un piso pequeño en una gran ciudad, ¿cómo respondería? ¿Abriría la puerta? ● Cuando rezas, ¿rezas con la convicción de que vas a recibir algo?
ENCÍCLICA REDEMPTORIS MISSIO DEL PAPA SAN JUAN PABLO II
Cuando los evangelizadores salen de Jerusalén, el Espíritu asume aún más la función de « guía » tanto en la elección de las personas como de los caminos de la misión. Su acción se manifiesta de modo especial en el impulso dado a la misión que de hecho, según palabras de Cristo, se extiende desde Jerusalén a toda Judea y Samaria, hasta los últimos confines de la tierra.



biblialdia anteriores Biblia de dias anteriores