18/09/2022 Dominical. La liturgia de este domingo nos trae a nuestra consideración dos temas vitales en la vida del cristiano: la atención a los pobres y la oración, ambos adecuadamente mezclados.

 

Dominical: El punto de vista de un laico
Escuchar LA PALABRA; meditar LA PALABRA; actuar según LA PALABRA)
V e r ; j u z g a r ; a c t u a r
DOMINGO VIGÉSIMO QUINTO DEL TIEMPO ORDINARIO ( 18 Septiembre 2022)

La liturgia de este domingo nos trae a nuestra consideración dos temas vitales en la vida del cristiano: la atención a los pobres y la oración, ambos adecuadamente mezclados.

Amós, de oficio ganadero o granjero, nace en Tecua, localidad no lejana de Jerusalén. Llamado por Dios a la vocación profética, desarrolla su ardua misión no en su reino sino en el del Norte, Israel.
En Israel gobernaba por entonces JEROBOAN-II (787-747). Y tanto el reino del N. con el del S. gozaban de estabilidad política y prosperidad económica: se restauran las fronteras hasta casi igualar las del imperio davídico, se promueve el comercio internacional y, con él, florece la economía nacional. Pero la riqueza no está bien distribuida; las abismales diferencias económicas provocan intolerables injusticias. Sólo se vive por el dinero haciendo caso omiso de la solidaridad y hermandad
Primera lectura Am 8,4-7
La atención al que nos necesita es primordial para el cristiano
Contra los que «compran por dinero al pobre».
Escuchad esto los que exprimís al pobre, despojáis a los miserables, diciendo: ¿cuándo pasará la luna nueva para vender el trigo, y el sábado para ofrecer el grano? Disminuís la medida, aumentáis el precio, usáis balanzas con trampa, compráis por dinero al pobre, al mísero por un par de sandalias, vendiendo hasta el salvado del trigo. jura el Señor por la Gloria de Jacob que no olvidará jamás vuestras acciones.
El profeta Amós va contra los defraudadores y explotadores; vive un tiempo en el que la pequeña propiedad ha ido desapareciendo en Israel, concentrando las riquezas en unos pocos: lujo de pocos que insulta la miseria de muchos.
El profeta denuncia la injusticia social, la opresión a los pobres y débiles. Y esto por no cumplir con la justicia en el trabajo y en el comercio. Engañan y roban en las balanzas fraudulentas, en los precios y salarios.
También hay juicios contra un culto exterior que quiere encubrir toda esa injusticia con sacrificios, ofrendas y cantos, que así no son gratos a Dios. Al tema del fraude, le sigue el juramento divino y el castigo.
¿Nos está pasando ahora en esta crisis, en la que hay gente que se aprovecha y exprime al que trabaja?

Una exhortación a alabar a Dios. Dios tiene elogios de su propio pueblo. Ellos tienen más razón de alabarlo; para los que le asisten como sus siervos, conocerlo mejor, y recibir la mayor parte de sus favores, y es un trabajo fácil, agradable a hablar bien de su Maestro. El nombre de Dios debe ser alabado en todo lugar, de este a oeste. Dentro de este amplio espacio el nombre del Señor es digna de alabanza; que debería ser así, aunque no lo es.
Salmo 113,1-2.4-6.7-8
La alabanza al Señor es importante para el cristiano
Alabad al Señor, que alza al pobre.
Alabad, siervos del Señor,
alabad el nombre del Señor.
Bendito sea el nombre del Señor,
y por siempre.
El Señor se eleva sobre todos los pueblos,
su gloria sobre el cielo;
¿quién como el Señor Dios nuestro
que se eleva en su trono
y se abaja para mirar al cielo y a la tierra?
Levanta del polvo al desvalido,
alza de la basura al pobre,
para sentarlo con los príncipes,
los príncipes de su pueblo.
Te alabamos y te bendecimos, Señor, porque tu acoges al pobre y al desvalido, al explotado, restaurando la justicia, único modo de traer la paz a los pueblos.
Te rogamos, Señor, que sepamos expresar la seguridad de tu atención del Señor para con el pobre ¡Qué contrapunto con el trato a los pobres denunciado por Amós!, ¿estamos aquí?
¿Existe nuestra oración de alabanza, o solamente sabemos pedir?

Orar por la salvación de los hombres. El pasaje de esta carta a Timoteo nos recomienda la oración por todos los hombres para que todos se salven. La eficacia de esta oración proviene de Jesucristo, que se entregó en rescate por todos. El Apóstol es el mensajero de ese don. La comunidad cristiana es una comunidad de oración, y san Pablo quisiera que en cualquier lugar se rezara alzando las manos al cielo con recta intención, santamente, sin ira -escribe-, es decir, no para atraer una maldición, sin malas intenciones, como podrían ser la ruina de sus enemigos o el triunfo de las ambiciones personales.
Segunda lectura 1Tm 2,1-8
Aprendemos a conocer el corazón de Dios en la escucha de su Palabra
Que se hagan oraciones por todos los hombres a Dios, que quiere que todos se salven.
Te ruego, pues, lo primero de todo, que hagáis oraciones, plegarias, súplicas, acciones de gracias por todos los hombres, por los reyes y por todos los que están en el mando, para que podamos llevar una vida tranquila y apacible, con toda piedad y decoro. Eso es bueno y grato ante los ojos de nuestro Salvador, Dios, que quiere que todos los hombres se salven y lleguen al conocimiento de la verdad. Pues Dios es uno, y uno solo es el mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús, que se entregó en rescate por todos: éste es el testimonio en el tiempo apropiado: para él estoy puesto como anunciador y apóstol -digo la verdad, no miento-, maestro de los paganos en fe y verdad. Encargo a los hombres que recen en cualquier lugar alzando las manos limpias de ira y divisiones.
Pablo recomienda a Timoteo que “se celebren peticiones, oraciones, súplicas y acciones de gracias por todos”. ¡Cuánta falta hace esto en estos tiempos de tanta pelea política y con tantos dirigentes de países ricos pero explotados, en las circunstancias denunciadas por Amós en la primera lectura!
Pablo exhorta a que se ore por todo el mundo y de manera especial por los encargados de dirigir política y religiosamente al pueblo, porque la intención de Dios es salvar a todo el ser humano.
Es la verdad que Jesús nos enseña la que hará libre al ser humano. Pablo coloca a Jesús como el único mediador entre Dios y el ser humano: porque hay un solo Dios y también un solo mediador entre Dios y los hombres, Cristo Jesús.
¿Hacemos una oración diaria que nos lleve al Señor?

Nos encontramos ante una parábola que siempre ha tenido una interpretación dificultosa. Los comentarios evangélicos que la acompañan, aunque provienen ya de los estratos anteriores a Lucas, no todos tienen una relación directa con la parábola. Lo que más sorprende y extraña es el elogio que el Señor hace de la actuación del administrador, quien parece que falsifica los recibos de los deudores de su amo. Es en este punto precisamente donde hemos de corregir la perspectiva: la parábola no es ni una crítica a la mala utilización de los bienes materiales, ni la aprobación de una estafa. Según algunos comentaristas, se trata más bien de ver en la parábola un elogio de la astucia del administrador, (que no necesariamente tiene que ser ya fraudulenta).
Evangelio Lc 16,1-13
Austeridad y generosidad son imprescindibles en el cristiano. Lo repetiremos siempre.
No podéis servir a Dios y al dinero.
1 En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Un hombre rico tenía un administrador y le llegó la denuncia de que derrochaba sus bienes. 2 Entonces lo llamó y le dijo: ¿Qué es eso que me cuentan de ti? Entrégame el balance de tu gestión, porque quedas despedido. El administrador se puso a echar sus cálculos: ¿Qué voy a hacer ahora que mi amo me quita el empleo? Para cavar no tengo fuerzas; mendigar, me da vergüenza. Ya sé lo que voy a hacer para que cuando me echen de la administración, encuentre quien me reciba en su casa. Fue llamando uno a uno a los deudores de su amo, y dijo al primero: ¿Cuánto debes a mi amo? Este respondió: Cien barriles de aceite. El le dijo: Aquí está tu recibo: aprisa, siéntate y escribe «cincuenta». Luego dijo a otro: Y tú, ¿cuánto debes? El contestó: Cien fanegas de trigo. Le dijo: Aquí está tu recibo: Escribe «ochenta». Y el amo felicitó al administrador injusto, por la astucia con que había procedido. Ciertamente, los hijos de este mundo son más astutos con su gente que los hijos de la luz. Y yo os digo: Ganaos amigos con el dinero injusto, para que cuando os falte, os reciban en las moradas eternas. El que es de fiar en lo menudo, también en lo importante es de fiar; el que no es honrado en lo menudo, tampoco en lo importante es honrado. Si no fuisteis de fiar en el vil dinero, ¿quién os confiará lo que vale de veras? Si no fuisteis de fiar en lo ajeno, ¿lo vuestro quién os lo dará ? Ningún siervo puede servir a dos amos: porque o bien aborrecerá a uno y amará al otro, o bien se dedicará al primero y no hará caso del segundo. No podéis servir a Dios y al dinero.
La correcta comprensión de la parábola del administrador astuto parece requerir un cierto conocimiento de las prácticas administrativas de aquel tiempo y lugar. Recojo una explicación que me ha parecido muy esclarecedora:
Según práctica habitual en el antiguo Medio Oriente, un administrador podía hacer préstamos de las propiedades del dueño, por los que recibía una comisión en concepto de intereses. Esta comisión era para el administrador, no para el dueño. Esa comisión, con su correspondiente recibo, se adjuntaba al documento oficial que estimulaba la cuantía del préstamo. La práctica habitual, sin embargo, era la existencia de un único documento, en el que el deudor consignaba la totalidad de su deuda, sin especificar la cuantía estipulada por un lado y los intereses por otro. Pero lo que no debemos olvidar es que estos intereses correspondían al administrador y no al dueño; eran propiedad del administrador.
Con estos presupuestos volvamos ahora a la parábola. Un amo ha decidido despedir a su administrador. ¿Qué hace el administrador? Granjearse amistades que puedan echarle una mano después del despido. ¿Cómo lo hace? Perdonando a los deudores del amo la comisión que le correspondía como administrador, parte que, en el primero de los casos contemplados, ascendía al 50% del total que el deudor tenía que pagar y, en el segundo, al 20%. Procediendo así el administrador no defrauda al amo ni falsifica documento alguno.
Lo único que hace es detraer de la deuda total la cantidad correspondiente a su comisión. Es decir, el administrador renuncia a lo que era suyo.
En el v.8 la parábola califica de inteligente este proceder (astuto, en la traducción litúrgica). Si en ese mismo versículo se califica de injusto al administrador, dicho calificativo no obedece al proceder descrito en la parábola, sino al proceder previo a la misma y del cual se habla en los versículos 1-2 como causante del despido.
El centro de gravedad y, por consiguiente, de atención de la parábola es la renuncia del administrador a lo que era suyo, una renuncia calificada de inteligente y, como tal, alabada expresamente por el amo del administrador.
En torno a este centro de gravedad giran las consideraciones posteriores de Jesús, cuya culminación y resumen es la lapidaria frase conclusiva: "No podéis servir a Dios y al dinero". Como en precedentes ocasiones el lenguaje de Jesús es gráfico, agresivo, sin tapujos. "Ganaos amigos con el dinero injusto". Esta frase recoge lo expresado gráficamente en la parábola, en la que el administrador se ha granjeado amigos con su dinero.
La expresión "dinero injusto" no se refiere a un dinero obtenido de manera poco clara o poco escrupulosa; se refiere al dinero sin más, a todo dinero, a cualquier dinero. La expresión es dura, hiriente, de las que hacen pensar. "Ganaos amigos con el dinero injusto". La frase es un acicate: Apreciad más a Dios y a los demás que al dinero, ganaos a Dios y a los demás en vez de estar locos por el dinero.
El significado del texto es en realidad muy sencillo: invita al discípulo de Jesús a vivir un estilo de vida cuyo motor y base sea Dios y no el dinero.
Para Lucas, todo dinero es injusto. Ahora bien: si uno lo usa –desprendiéndose de él – para "ganarse amigos", hace una buena inversión no en términos bursátiles, ni bancarios, sino en términos humanos cristianos.
El injusto dinero, como encarnación de la escala de valores de la sociedad civil, sirve de piedra de toque para ensayar la disponibilidad del discípulo a poner al servicio de los demás lo que de hecho no es suyo, sino que se lo ha apropiado en detrimento de los desposeídos y marginados
¿Somos justos y honrados en nuestras “transacciones”?

LA ORACIÓN. – Te rogamos, Señor, que por tu Hijo Jesús nos has hechos conscientes de la imposibilidad de servirte a Ti y servir a la vez al dinero, nos ayudes a saber vivir la austeridad y someter la economía a los imperativos del amor al prójimo, encabezado siempre por el más humilde y necesitado, por el más triste y oprimido, por el más solitario y abandonado. Te lo pedimos, Señor

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El Papa Francisco improvisó una rueda de prensa durante su vuelo de regreso a la Santa Sede en la que reiteró que sus motivos para vivir en la Casa Santa Marta son el contacto con la gente y afirmó que la austeridad es algo que deben practicar todos los que trabajan para la Iglesia.
“No podría vivir solo en el palacio, no es lujoso. El apartamento pontificio no es tan lujoso, es amplio y grande, pero no lujoso. Pero yo no puedo vivir solo o con un pequeño grupito. Necesito a gente, encontrarme con la gente, hablar con la gente”, expresó el Papa a la prensa que lo acompañó de regreso al Vaticano.
Francisco dijo que “cada uno debe llevar adelante su vida con su modo de vivir y de ser. Los cardenales que trabajan en la Curia no viven como ricos o fastuosos. Viven en apartamentitos, son austeros los que conozco”.
“Cada uno debe vivir como el Señor le pide que viva. La austeridad, una austeridad general creo que es necesaria para todos, para todos los que trabajamos en el servicio de la Iglesia. Hay muchas tonalidades de austeridad, cada uno de buscar su camino”, indicó.
Más adelante, el Santo Padre confesó que tiene muchos deseos de “pasear por las calles de Roma” siendo ya Pontífice; “porque a mi me gusta andar por las calles, me gustaba tanto y en ese sentido me siento un poco enjaulado”. Sin embargo, señaló que los miembros de la Gendarmería vaticana “son buenos, son realmente buenos y yo les estoy agradecido. Ahora me dejan hacer algunas cuantas cosas más, pero es su deber garantizar la seguridad”.
“Enjaulado en ese sentido, de que a mi me gusta andar por la calle, pero entiendo que no es posible, lo entiendo. Lo dije en ese sentido. Porque, como decimos en Buenos Aires, yo era un sacerdote callejero”.



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