23/10/2020 No debemos dejar que el ruido mundano nos impida percibir la presencia del Reino.

 

¡BUENOS DÍAS NOS DÉ DIOS! 23 OCTUBRE 2020
No debemos dejar que el ruido mundano nos impida percibir la presencia del Reino.

Caminad según la vocación a la que se os ha convocado. La unidad de la comunidad cristiana es una realidad tan necesaria como deseada. Pero la unidad no siempre es fácil, amén de que suele conlleva exigencias sobre las que no debemos frivolizar.
La comunidad necesita transitar por el camino de la humildad, no siempre fácil, para que en ella nunca tengan cabida ni el egoísmo ni la soberbia que inutilizan la cercanía y el amor.
Asimismo, la comunidad precisa tener siempre en su mesa abierta la guarnición de la paciencia y la cordialidad, que nos ayudarán con eficacia a la vivencia de la caridad. La unidad la tenemos que ver no tanto como logro propio por nuestro afán, sino como regalo de Dios que acompaña a los suyos en todo momento.
Por eso la vida de la comunidad cristiana tiene esa admirable dimensión teológica, trinitaria, en la que vivimos un mismo bautismo, una misma fe, un solo Señor y una misma esperanza. De esta forma se expresa nuestra vocación y respecto a la cual el texto nos recomienda fidelidad máxima.
La unidad en la fe y en el amor no es sólo una exigencia ética y pastoral, sino el reflejo de la misma unidad de Dios. El empeño comunitario es difícil, pero bien que vale la pena para vivir el misterio amoroso de Dios con nuestros hermanos.
Para entender los signos de los tiempos de hoy, el Papa Francisco nos dice que precisamos: hacer silencio y observar, reflexionar y orar ¿la comunidad acepta este amable envite?
Primera lectura Ef 4,1-6:
Si Dios ha reunido a todos los hombres y mujeres en un único plan de salvación, en lo más íntimo de la vocación cristiana está el compromiso por la unidad.
Un solo cuerpo, un Señor, una fe, un bautismo.
Hermanos: Yo, el prisionero por Cristo, os ruego que andéis como pide la vocación a la que habéis sido convocados. Sed siempre humildes y amables, sed comprensivos; sobrellevaos mutuamente con amor; esforzaos en mantener la unidad del Espíritu, con el vínculo de la paz. Un solo cuerpo y un solo Espíritu, como una sola es la meta de la esperanza en la vocación a la que habéis sido convocados. Un Señor, una fe, un bautismo. Un Dios, Padre de todo, que lo trasciende todo, y lo penetra todo, y lo invade todo.
1 La lectura de hoy inicia la segunda parte de la carta de Pablo a los Efesios, en la que leeremos recomendaciones y consideraciones para los problemas de la vida cotidiana.
2 Hoy nos indica el camino cristiano con una total sencillez y precisión, con la enumeración de las virtudes que debemos practicar y que llevarán el mundo a la justicia de Dios, al Reino de Dios.
3 Humildad, amabilidad, comprensión, amor, unidad, son casi los dones del Espíritu que ya nos había enumerado en la carta a los Gálatas (5, 22).
4 Y todo ello en la unidad suprema del Señor, sin el cual malamente podremos acercarnos a estas virtudes. “Un Dios Padre (y Madre) de todo, que lo trasciende todo, lo penetra todo y lo invade todo”.
5 Siete son los elementos de unidad que Pablo nos indica: UN solo cuerpo, cuya cabeza es Cristo; UN solo Espíritu, alma de ese cuerpo; UNA única finalidad, fijada en la esperanza de nuestra vocación cristiana; UNA fijada en su principio de autoridad del Señor; UNA inmersa en el contenido de nuestras creencias, pues una es la fe en Cristo; UNO es el rito de incorporación: el bautismo; UNO es el origen en nuestro Dios y Padre.
6 Y así, la paz (salvación permanente), en esa unidad en la fe, la esperanza y el amor siempre estará en nosotros y a nuestro alrededor.

¿Cómo reina Dios? A las puertas del templo se respondía mediante una catequesis: son los comportamientos morales del hombre los que hacen reinar a Dios. ¡Tener un corazón puro, las manos no manchadas de intrigas, el corazón libre de todo ídolo, liberado de todo aquello que no es Dios, leal al prójimo, sediento de justicia, ávido de Dios...!Este es el hombre que construye el Reino de Dios en sí mismo y en la sociedad.
“Manos” y “corazón” evocan la acción y la intención, es decir, todo el ser del hombre, que se ha de orientar radicalmente hacia Dios
Salmo 24,1 – 6
Tratemos siempre de que nuestro grupo “tienda” hacia el Señor
Este es el grupo que viene a tu presencia, Señor.
Del Señor es la tierra y cuanto la llena,
el orbe y todos sus habitantes:
él la fundó sobre los mares, él la afianzó sobre los ríos.
¿Quién puede subir al monte del Señor?
¿Quién puede estar en el recinto sacro?
El hombre de manos inocentes y puro corazón,
que no confía en los ídolos.
Ése recibirá la bendición del Señor,
le hará justicia el Dios de salvación.
Éste es el grupo que busca al Señor,
que viene a tu presencia, Dios de Jacob.
Te damos gracias, Señor, por la Creación, por esa maravilla que nos rodea y nos llena, y por nosotros mismos, a los que, con tanto amor has puesto en este universo que debemos de ver tan lleno de Ti
Te rogamos, Señor, que nos alejes de los ídolos tan en boga en este mundo de hoy, y nos acerques a esas virtudes que nos harán personas de manos inocentes dignos de subir a tu monte, dignos de entrar en tu Reino, ese Reino de justicia y de paz, de amor y de verdad, de igualdad y de puro corazón.
Llévanos a tu Reino, Señor, con las manos limpias, libres de toda acción violenta y atropello, y con el corazón puro, es decir, exento de turbias intenciones.
Haz, Señor, que seamos conscientes de que la entrada en tu Reino debe de estar exenta de toda idolatría, sin la confianza puesta en las cosas vanas, permaneciendo siempre fieles a Ti, Señor.
Ayúdanos, Señor, a tus pequeñas comunidades a formar esos grupos que Te buscan, que van a Tu presencia, siempre prendidos en la fe que da tu esperanza y que lleva al amor.

Si sabéis leer lo del cielo y la tierra ¿cómo no sabéis leer nuestro tiempo? Archiconocida es la distinción entre el tiempo cronológico, el del reloj; y el kairós o tiempo oportuno, el momento presente que nos invita a tomar decisiones en el nombre de nuestra fe. El Maestro nos invita a identificar los signos de nuestra historia porque por ellos discurren las marcas de luz que los cristianos debemos identificar.
Que Dios no se ha olvidado de nuestro mundo ni de nuestra historia, aunque ésta no sea nada edificante; Dios interviene en nuestro devenir y, con nosotros, tiene el honor protagónico de esta nuestra prodigiosa aventura, porque Él prolonga en nuestras pequeñas manos sus manos poderosas, y estamos de cuerpo entero los dos así creando, los dos así velando por las cosas.
Por compleja que sea nuestra historia presente, en ella se dan signos de salvación que es necesario los identifiquemos; ¿para qué? Para que Dios Padre entre en nuestra vida, para convertirnos, para percibir la Palabra de Jesucristo, para caer en la cuenta que nuestro modo de ver el mundo y relacionarnos con él y con los iguales es nuestra predicación, nuestra forma de anunciar aquí y ahora, la vida salvada que nos anuncia Jesús de Nazaret.
Es, de verdad, nuestro kairós, nuestro mejor momento, y bueno sería no frivolizar ni despreciar este tiempo de salvación en el que tantos iguales nuestros buscan luz, acogida y escucha.
Evangelio Lc 12,54-59
En la oración el Señor nos indicará el camino cristiano
Si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente?
En aquel tiempo, decía Jesús a la gente: Cuando veis subir una nube por el poniente, decís enseguida: «Chaparrón tenemos», y así sucede. Cuando sopla el sur decís: «Va a hacer bochorno», y lo hace. Hipócritas: si sabéis interpretar el aspecto de la tierra y del cielo, ¿cómo no sabéis interpretar el tiempo presente? ¿Cómo no sabéis juzgar vosotros mismos lo que se debe hacer? Cuando te diriges al tribunal con el que te pone pleito, haz lo posible por llegar a un acuerdo con él, mientras vais de camino no sea que te arrastre ante el juez y el juez te entregue al guardia, y el guardia te meta en la cárcel. Te digo que no saldrás de allí hasta que no pagues el último céntimo.
1 Especialmente en puerto de mar sabemos el tiempo que vamos a tener viendo el viento y el aspecto del cielo. En Galicia el “tender la ropa fuera” siempre va precedido de una estimación de si va a llover o no.
2 En nuestro corazón, el tiempo presente es el tiempo de Jesús, y, acorde con ello, nuestra conciencia nos debe de dictar lo que tenemos que hacer en cada momento.
3 Esa conciencia, debe de estar formada por y apoyada en la Palabra que, meditada con sosiego, será un punto de apoyo decisivo en nuestro comportamiento diario.
4 Vemos hoy, por ejemplo, la sintonía de Pablo con las palabras de Jesús. Podemos releer: amabilidad, comprensión... Aún así, ¿iremos a juicio?
5 Y aún mejor si compartimos todo ello con nuestra comunidad, lo cual nos ayudará a todos a ir descubriendo la llamada de Dios en la vida. Pero, ¿tenemos, formamos comunidad viva?

LA MEDITACIÓN, ¿QUÉ DICE?: La línea de conducta cristiana que nos indica Pablo es digna de ser meditada diariamente y puesta en nuestro diario examen de conciencia. Nos jugamos la felicidad que, al fin y al cabo, es la salvación. Y ello nos llevará a tener unas manos inocentes dignas del Reino de Dios. Y nos hará evitar molestos juicios que nunca traerán soluciones totales.

¿QUÉ NOS DICE?: ¿Cómo anda nuestra humildad? ¿Nos reconocemos un solo cuerpo en el Señor? ¿Tratamos con nuestro testimonio de incorporar más personas a ese núcleo de felicidad y salvación? ¿Sabemos interpretar nuestro tiempo, es decir, sabemos dar a la presencia del Señor en nuestra vida la importancia, el peso que debe de tener?

LA ORACIÓN: Gracias, Señor, por nuestra pequeña comunidad que nos sirve para compartir tu Palabra y profundizar en tus designios, en la interpretación de los tiempos en que nos encontramos, llegando así mejor al camino de tu santa montaña, a entrar en tu Reino de salvación para el que, con tanto amor, nos has creado. Ayúdanos a mantener nuestra unión, amistad y vínculo de paz. Te lo pedimos, Señor

Un pensamiento. - Es frecuente que los cristianos lamentemos y denunciemos la extensión de la increencia a nuestro alrededor y el clima de indiferencia de nuestra sociedad, dando por supuesta nuestra condición de creyentes, pero sin preguntarnos seriamente por nuestra verdadera situación en relación con la fe. (Juan Martín Velasco)

Exhortación apostólica postsinodal: querida Amazonia
54. Más allá de todo esto, quiero recordar que cada una de las distintas especies tiene un valor en sí misma, pero «cada año desaparecen miles de especies vegetales y animales que ya no podremos conocer, que nuestros hijos ya no podrán ver, perdidas para siempre. La inmensa mayoría se extinguen por razones que tienen que ver con alguna acción humana. Por nuestra causa, miles de especies ya no darán gloria a Dios con su existencia ni podrán comunicarnos su propio mensaje. No tenemos derecho»



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