17/04/2021 Concédenos, Señor, la sabiduría prudente de los Doce, que escuchan, implican a toda la comunidad y disponen.

 

 

 

 

 

 

 

 

 

¡BUENOS DÍAS NOS DÉ DIOS! 17 ABRIL 2021
Concédenos, Señor, la sabiduría prudente de los Doce, que escuchan, implican a toda la comunidad y disponen.

Los problemas cotidianos de la joven comunidad obligan a tomar nuevas decisiones. Se trata de una murmuración, de un descontento: los apóstoles se lo toman en serio y lo resuelven. Hay, en primer lugar, un problema económico: probablemente son las viudas de los hombres de la diáspora, que han venido a pasar los últimos años de su vida a Jerusalén y se han quedado ahora sin apoyo familiar. Se trata de una necesidad real, y tiene que ser afrontada con sano realismo. Pero debía de haber también un problema cultural: los helenistas hablan griego, leen la Biblia en la traducción griega de los Setenta, tienen una sensibilidad diferente. Es preciso disponer una estructura completa para ellos, dotada de asistencia espiritual y material.
Primera lectura Hch 6,1-7
Diáconos y diaconisas necesitamos en todas las Parroquias cristianas
Eligieron a siete hombres llenos de espíritu.
En aquellos días, al crecer el número de los discípulos, los de lengua griega se quejaron contra los de lengua hebrea, diciendo que en el suministro diario no atendían a sus viudas. Los Doce convocaron al grupo de los discípulos y les dijeron: «No nos parece bien descuidar la palabra de Dios para ocuparnos de la administración. Por tanto, hermanos, escoged a siete de vosotros, hombres de buena fama, llenos de espíritu y de sabiduría, y los encargaremos de esta tarea: nosotros nos dedicaremos a la oración y al ministerio de la palabra.» La propuesta les pareció bien a todos y eligieron a Esteban, hombre lleno de fe y de Espíritu Santo, a Felipe, Prócoro, Nicanor, Timón, Parmenas y Nicolás, prosélito de Antioquia. Se los presentaron a los apóstoles y ellos les impusieron las manos orando. La palabra de Dios iba cundiendo, y en Jerusalén crecía mucho el número de discípulos; incluso muchos sacerdotes aceptaban la fe.
1 Es interesante hacer notar que a pesar de que la caridad hacia las viudas era considerado un deber primordial, los Doce tienen bien claro que no por dedicarse a ello han de abandonar su oración y su predicación de la Palabra de Dios.
2 La dedicación al necesitado es preocupación evangélica, pero tiene que ir acompañada de la oración, ya que puede ser muy ingrata. Decía la Madre Teresa de Calcuta que los pobres pueden ser exigentes, enojantes, ingratos, y si el trabajo hacia ellos no está sostenido por una relación intensa con Dios a través de los Sacramentos y la oración, termina por agotar a quien se dedica a esto, pues por más buena voluntad que tenga, enfrenta siempre la tentación del desánimo, del vacío (al no siempre obtener reconocimiento), de sentir que lo que hace no tiene sentido.
3 Surgen los primeros diáconos para atender a una parte de los primeros cristianos que parecía que estaban descuidados, siendo más pobres y, además, helenistas, uno de los núcleos iniciales, estando formado el otro grupo por hebreos.
4 Se inicia así, por una parte la distinción entre apóstoles y discípulos, y por otra, comienza la institucionalización de la Iglesia, necesaria al crecer la comunidad.
5 Aún tardarán en aparecer los ministerios que hoy sigue teniendo la Iglesia, aunque actual e históricamente se ha dejado completamente de lado la participación del pueblo en la elección de aquellos que le han de servir.
6 Y también se ha eliminado la posibilidad de la participación de la mujer en estos ministerios, incluso en el diaconado, que ha cambiado conceptualmente para convertirse en un grado del “escalafón” ministerial, y que el Concilio Vaticano II insiste en la necesidad de que los diáconos sean varones y preferiblemente célibes.
7 La Jerarquía ha perdido una excelente ocasión, no me cabe la menor duda, y especialmente para atender al pueblo cristiano en estos momentos en los que la escasez de sacerdotes está tan agudizada, con una edad media muy alta y muchas parroquias distribuidas entre unos pocos presbíteros.
8 Es una buena línea de acción la que, en cambio, nos propone Lucas en la lectura de hoy: “Buscad entre vosotros...”. ¿Por qué no hacen esto los obispos en conjunto con los miembros de las Parroquias que comparten Párroco? ¿Sería un real volver a las fuentes que buscaba el Papa Juan XXIII al convocar el Concilio? ¿Por qué no diaconisas también?

La Palabra de Dios es el lugar del encuentro entre Dios y el hombre. “Esto quiere decir que toda la creación está pensada para crear el lugar del encuentro entre Dios y su criatura, un lugar donde el amor de la criatura responda al amor al amor divino, un lugar donde se desarrolle la historia de amor entre Dios y su criatura”. “La historia de la salvación no es un pequeño acontecimiento, en un pobre planeta, en la inmensidad del universo. No es una cosa mínima, que sucede por casualidad en un planeta perdido. Es el móvil de todo, el motivo de la creación: el encuentro de amor entre Dios y el hombre”.
Sal 33,1-2.4-5.18-19
Acciones de gracias y alabanza debemos elevar continuidad al Señor.
Que tu misericordia, Señor, venga sobre nosotros, como lo esperamos de ti
Aclamad, justos, al Señor,
que merece la alabanza de los buenos.
Dad gracias al Señor con la cítara,
tocad en su honor el arpa de diez cuerdas.
Que la palabra del Señor es sincera,
y todas sus acciones son leales;
él ama la justicia y el derecho,
y su misericordia llena la tierra.
Los ojos del Señor están puestos en sus fieles,
en los que esperan en su misericordia,
para librar sus vidas de la muerte
y reanimarlos en tiempo de hambre
Sabemos, Señor, que podemos fiar en tu Palabra, y que tus acciones siempre irán en nuestra ayuda, esa ayuda que necesitamos para que nuestro camino siempre vaya en tu compañía, amistad y diálogo
Ayuda que nos es necesaria para obrar con justicia y llevar tu misericordia a todos los que nos rodean, para darles a conocer tu verdadera faz, tu ansia de amistad con las personas.
Gracias, Señor, por fijarte en nosotros, pequeños seres muchas veces incapaces de seguir tus huellas, esperando tu misericordia pero faltando a la justicia
Todo es motivo para dar gracias al Señor que tantas cosas nos concede constantemente.
Te damos gracias, Señor, por tu Palabra, sincera y fiel siempre, justa y recta, que llena mi vida y me acerca a Ti.
Te damos gracias por tu misericordia, y desde ella te pedimos que tengas piedad de todos aquellos que en estos tiempos de crisis lo están pasando mal, tienen hambre, sufren desamparo y temen la muerte.
Te rogamos, Señor, que nos hagas bálsamo de los que nos rodean, especialmente de esos que antes poníamos ante Ti, que padecen ruina económica y, con frecuencia, moral. Danos palabras y testimonios que sirvan para llevarles algo de felicidad.
Míranos con bondad, Señor; sabemos que tu mirada está llena de amor hacia el ser humano, y sabemos que tus señales nos acompañan. Haznos Señor, capaces de retornar esa mirada de amor, y llevarla también a nuestro prójimo

De algún modo la experiencia que hoy nos narra el Evangelio nos resulta familiar. Con frecuencia también nosotros nos encontramos con que en nuestras vidas se alternan momentos en que nos encontramos rodeados de muchas personas y parece que todo nos sonríe, y otros en los que estamos solos en medio de la oscuridad y a merced de los vientos, las olas, las tormentas de la vida y llenos de ansiedad y temores. Los días nublados y fríos suceden con frecuencia a los días soleados. Así es siempre la vida del hombre y del cristiano. Todos nos identificamos con los discípulos, que sin lugar a dudas habrían preferido atravesar el lago en tiempo de bonanza, con vientos favorables, el sol iluminando su camino y con Jesús a su lado.
Sin embargo, este pasaje nos enseña que el hecho de que el Señor no estaba con ellos no quería decir que los hubiera abandonado. Como ya hemos señalado, la razón por la que los mandó entrar en la barca fue para librarles de una tentación para la que no estaban preparados, y por otro lado, el Señor había ido a orar por ellos, y pronto iba a ir a su encuentro. Y así es con nosotros también; habrá momentos cuando nos sentiremos solos, pero la verdad es que el Señor siempre está cuidando de nosotros. La cuestión es que con frecuencia estamos tan preocupados por nuestros problemas, que somos incapaces de ver lo que el Señor está haciendo por nosotros.
Es perfectamente aplicable la oración que la gente de mar tenemos presente: “El que no sepa rezar que vaya por esos mares, y verá que pronto aprende, sin enseñárselo nadie”
Evangelio Jn 6,16-21
Nuestra fe se ve respaldada.
Vieron a Jesús caminando sobre el lago.
Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al lago, embarcaron y empezaron a atravesar hacia Cafarnaún. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando. Habían remado unos cinco o seis kilómetros, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el lago, y se asustaron. Pero él les dijo: «Soy yo, no temáis.» Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio a donde iban.
1 ¡Qué bien retrata nuestra vida este pequeño episodio! A veces viene la oscuridad y la tormenta sobre nosotros, y no nos permite darnos cuenta de que el Señor está a nuestro lado; y es que nuestra fe es endeble, es para las alegrías solamente.
2 Y el Señor está a nuestro lado en las alegrías y en las angustias, en las fiestas y en las desgracias.
3 Siempre a nuestro lado debemos de verlo, tenemos que notarlo, nuestra experiencia de fe debe de estar tan dentro de nuestro corazón que nos haga constantemente pedir al Señor, darle gracias, alabarle y bendecirle, porque hay momentos en la vida para todo ello, y no nos debe de faltar ninguna clase de oración, que al Señor también le gusta que nos acordemos de Él no sólo para pedirle cosas... que también.

MEDITACIÓN, ¿QUÉ DICE? : Diáconos o no, los cristianos estamos obligados por la gracia de Dios a ser siempre servidores de los demás, especialmente de los más necesitados. Nuestro convencimiento de la misericordia y la fidelidad del Señor nos debe de llevar a alabarle y bendecirle con mayor frecuencia de lo que hacemos. La experiencia de fe nos presenta siempre al Señor a nuestro lado, en todos lo avatares, tristes o alegres de la vida.

¿QUÉ ME DICE?: ¿Me pongo al servicio de mi familia y de los que me rodean en ayuda de sus necesidades? ¿Soy capaz de alabar al Señor, o limito mi oración a las peticiones? ¿Veo, noto, al Señor a mi lado? ¿Lo tengo como compañero de camino?

LA ORACIÓN : Vivifícanos con tu Espíritu, Padre santo, y tú que al resucitar a tu Hijo de entre los muertos manifestaste que habías aceptado su sacrificio, acepta también la ofrenda de nuestro día y condúcenos a la plenitud de la vida. Te lo pedimos, Señor

CARTA ENCÍCLICA FRATELLI TUTTI DEL SANTO PADRE FRANCISCO SOBRE
LA FRATERNIDAD Y LA AMISTAD SOCIAL
El sabor local. 143. La solución no es una apertura que renuncia al propio tesoro. Así como no hay diálogo con el otro sin identidad personal, del mismo modo no hay apertura entre pueblos sino desde el amor a la tierra, al pueblo, a los propios rasgos culturales. No me encuentro con el otro si no poseo un sustrato donde estoy firme y arraigado, porque desde allí puedo acoger el don del otro y ofrecerle algo verdadero. Sólo es posible acoger al diferente y percibir su aporte original si estoy afianzado en mi pueblo con su cultura. Cada uno ama y cuida con especial responsabilidad su tierra y se preocupa por su país, así como cada uno debe amar y cuidar su casa para que no se venga abajo, porque no lo harán los vecinos. También el bien del universo requiere que cada uno proteja y ame su propia tierra. De lo contrario, las consecuencias del desastre de un país terminarán afectando a todo el planeta. Esto se fundamenta en el sentido positivo que tiene el derecho de propiedad: cuido y cultivo algo que poseo, de manera que pueda ser un aporte al bien de todos.



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