01/12/2021 El Eros más el Agapé forman lo que San Agustín llamó Caritas

 

¡BUENOS DÍAS NOS DÉ DIOS! 01 DICIEMBRE 2021
El Eros más el Agapé forman lo que San Agustín llamó Caritas

Dios, vencidos los enemigos, dispone un banquete abundante, regio, e invita a todos los hombres. A los invitados les hace el regalo de su presencia personal, quitando el velo que les impide contemplarlo: «es un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera, manjares enjundiosos, vinos generosos». La imagen que nos presenta el profeta es un pálido reflejo de lo que realmente preparó Jesucristo con la Eucaristía, que nos dispone al banquete de la gloria eterna.
Primera lectura Is 25.6-10 a
La mesa del Señor está abierta a todos; vistámonos de misericordia para sentarnos con merecimiento
El Señor preparará para todos los pueblos un banquete. En aquel día enjugará las lágrimas de todos los rostros y nos salvará.
Aquel día, el Señor del Universo preparará para todos los pueblos, en este monte, un festín de manjares suculentos, un festín de vinos de solera; manjares enjundiosos, vinos generosos. Y arrancará en este monte el velo que cubre a todos los pueblos, el paño que tapa a todas las naciones. Aniquilará la muerte para siempre. El Señor Dios enjugará las lágrimas de todos los rostros, y el oprobio de su pueblo lo alejará de todo el país. Aquel día se dirá: «Aquí está nuestro Dios, de quien esperábamos que nos salvara; celebremos y gocemos con su salvación. La mano del Señor se posará sobre este monte.»
1 La Biblia latinoamericana titula este capítulo “La cena de los justos”.
2 El cerro es el monte Sión, el “cogollo” de Jerusalén, donde Jesús, con su resurrección arrancará con la salvación de la humanidad, vencerá a la muerte, consolará a los afligidos y su mano estará sobre la nuestra guiando nuestra vida.
3 Es la promesa de vida de Dios se dirige a todos y promete una plenitud que es gozo, liberación de todo mal, ternura.
4 El banquete es más que una buena comida: es saber que todos los males desaparecen, desaparece el drama de una historia desquiciada y el drama de toda lágrima en todo ojo humano.
5 Es el Agapé, nueva concepción del amor, algo esencial en la novedad del cristianismo, cuyo símbolo podría ser muy bien la mano que se extiende para dar.
6 El Agapé, al no activarse como consecuencia de la amabilidad del objeto, es un amor universal, que no excluye a nadie, y, además, siendo su símbolo la mano que se extiende para dar, se orienta preferentemente hacia los más necesitados. Crea valores nuevos
7 Para decir “Dios es amor”, san Juan no emplea la palabra griega eros, porque el amor de Jesús, el rostro humano de Dios, tenía poco que ver con lo que los griegos designaban con ese término. Recurre a una palabra prácticamente desconocida hasta entonces agapé

Este salmo es un texto hermoso y poético, que nos habla de la ternura de Dios y de los sentimientos que experimenta quien se encuentra con Él: alegría, paz, seguridad, confianza, plenitud de vida.
El Salmo desarrolla dos imágenes distintas: en la primera parte, la del pastor que cuida de sus ovejas (versículos 1-4) y en la segunda, la del señor de la casa que acoge a un huésped (versículos 5-6).
Sal 23,1 – 6
¿Creemos firmemente en nuestra resurrección?
Habitaré en la casa del Señor por años sin término.
El Señor es mi pastor, nada me falta:
en verdes praderas me hace recostar;
me conduce hacia fuentes tranquilas
y repara mis fuerzas.
Me guía por el sendero justo,
por el honor de su nombre.
Aunque camine por cañadas oscuras, nada temo,
porque tú vas conmigo:
tu vara y tu cayado me sosiegan.
Preparas una mesa ante mí,
enfrente de mis enemigos;
me unges la cabeza con perfume,
y mi copa rebosa.
Tu bondad y tu misericordia
me acompañan todos los días de mi vida,
y habitaré en la casa del Señor por años sin término.
Te alabamos y te bendecimos, Señor, porque contigo al frente de nuestro caminar, la experiencia de fe nos llevará lejos
Tú eres nuestro alimento constante, nuestro descanso en las angustias de nuestra vida, nuestro guía seguro
Y en nuestras horas de cansancio, de inclinación al desánimo, en Ti, Señor, encontramos la fuerza reparadora que nos invita, nos anima e impulsa a seguir adelante.
Y bendecimos y alabamos tu santo nombre, “de la salida del sol hasta el ocaso”, pero también en las horas de descanso en las que sabemos que sigues velando por nosotros
Vemos tu cayado y sabemos hacia donde dirigir nuestros pasos, aunque la oscuridad de la desgracia se abata sobre nosotros; sabemos que tu vara irá separando nuestra tristeza y convirtiéndola en alegría sin fin
Y tenemos que dar gracias por tu generosidad, por tu disposición constante a alimentarnos con tu cuerpo y tu sangre, en esa permanente y eterna alianza que tu Hijo firmó con su sacrificio, tan costoso para Ti
Y, ¡qué decir de la oferta final! Esa generosidad sin límites nunca sabremos agradecerla de verdad, nunca seremos capaces de corresponder a tu bondad, mostrando una línea de vida de permanente atención a aquellos que más necesitan de nosotros.
¿Hay gente sin pastor? ¿Tenemos pastores adecuados? ¿Nos sentimos nosotros pastores? ¿Creemos que teníamos que ser más pastores?
¿Atendemos a gente que lo necesita? ¿Tratamos de que tengan siempre el mínimo necesario, al menos? ¿Conocemos gente que necesita de nosotros?
¿Sabemos consolar y compadecer a gente que lo necesita? ¿tratamos de “elevar la moral” de las personas que sabemos en “horas bajas”?
Y nuestro sendero, ¿es el adecuado? ¿respetamos el nombre de Dios?
¿Tenemos verdadera confianza en el Señor? ¿Nos acogemos a su amor? ¿Nos encomendamos a Él en nuestros disgustos?
¿Participamos en la Eucaristía con fe, con la experiencia de fe de estar participando en esa mesa preparada por el Señor? ¿Participamos con la esperanza de que el Señor nos ayudará a librarnos de nuestras angustias?
¿Somos conscientes de la bondad y la misericordia con las que el Señor nos trata?

Jesucristo tiene predilección por los pobres, por los oprimidos, por los enfermos. Nos lo dice el Evangelio de hoy. También nosotros nos encontramos entre ellos: nos hemos hecho cojos por el apego a las criaturas, lisiados por el amor propio, ciegos por el orgullo, mudos por la soberbia y hemos contraído otras enfermedades espirituales. Hemos de pensar que solo Él es quien sana y que los sacramentos de la Penitencia y de la Eucaristía han sido instituidos para esto.
Evangelio Mt 15,29-37
Nuestra solidaridad debe eliminar las necesidades perentorias de los oprimidos
El Señor cura a los enfermos. Multiplica los panes y los peces.
En aquel tiempo, Jesús, bordeando el lago de Galilea, subió al monte y se sentó en él. Acudió a él mucha gente llevando tullidos, ciegos, lisiados, sordomudos y muchos otros; los echaban a sus pies, y él los curaba. La gente se admiraba al ver hablar a los mudos, sanos a los lisiados, andar a los tullidos y con vista a los ciegos, y dieron gloria al Dios de Israel. Jesús llamó a sus discípulos y les dijo: «Siento compasión por esta gente, porque llevan ya tres días conmigo y no tienen qué comer. Y no quiero despedirlos en ayunas, no sea que se desmayen en el camino.» Los discípulos le preguntaron: « ¿De dónde vamos a sacar en un despoblado panes suficientes para saciar a tanta gente?» Jesús les preguntó: « ¿Cuántos panes tenéis?» Ellos contestaron: «Siete y unos pocos peces.» Él mandó que la gente se sentara en el suelo. Tomó los siete panes y los peces, dijo la acción de gracias, los partió y los fue dando a los discípulos, y los discípulos a la gente. Comieron todos hasta saciarse y recogieron las sobras: siete cestas llenas.
1 Vuelve el cerro, el monte, como en la primera lectura, el lugar donde fácilmente encontraremos a Jesús, el lugar en el que Él se hace visible y cercano.
2 Y viene la multiplicación, viene el compartir, viene el darnos cuenta de que con Jesús todo es posible, que, con nuestra generosidad, las posibilidades se dilatan, se amplían, se hacen posibles, podemos dar e impulsar a otros a dar, a compartir lo que tienen, a hacer el milagro de que nuestras manos sean las manos del Señor.
3 ¡Qué belleza tiene la liturgia de hoy en sus tres escalones!: el cerro de Sión al que el Señor nos guía con su vara y su cayado y en el cerro su compasión le hace darnos de comer, no sólo el alimento corporal, sino también su Palabra y su sanación. Es el agapé, ya lo decíamos.

LA MEDITACIÓN, ¿QUÉ DICE?: El texto de Isaías merece una detenida meditación frase por frase; no tiene desperdicio alguno. En el evangelio los discípulos esperan que la solución venga de fuera. Jesús pide una solución desde dentro; pensemos si también nosotros estamos esperado que “alguien” solucione los problemas vitales de nuestros prójimos, sin nosotros hacer nada.

¿QUÉ NOS DICE?: ¿Tengo compasión por los problemas de la humanidad? ¿Hago algo? ¿Cómo es mi testimonio? ¿Activo o pasivo?

LA ORACIÓN: Gracias, Señor, por esa compasión que muestras con la humanidad, por ese pastoreo que nos lleva a tu Palabra y a tu monte santo, a tus moradas. Te rogamos saber imitarte, saber dar testimonio de Ti con la fe en que tu ayuda está siempre a nuestro lado, con la esperanza en ese goce de participación en tu mesa y con la compasión que lleva consigo un verdadero amor a nuestro prójimo. Te lo pedimos, Señor

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL, QUERIDA AMAZONIA
51. Para cuidar la Amazonia es bueno articular los saberes ancestrales con los conocimientos técnicos contemporáneos, pero siempre procurando un manejo sustentable del territorio que al mismo tiempo preserve el estilo de vida y los sistemas de valores de los pobladores. A ellos, de manera especial a los pueblos originarios, corresponde recibir —además de la formación básica— la información completa y transparente de los proyectos, de su alcance, de sus efectos y riesgos, para poder relacionar esta información con sus intereses y con su propio conocimiento del lugar, y así poder dar o no su consentimiento, o bien proponer alternativas.



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