06/12/2021 Ni "temporalismo" absoluto ni "espiritualismo" absoluto. El evangelio es la buena noticia de la liberación total del hombre.

 

¡BUENOS DÍAS NOS DÉ DIOS! 06 DICIEMBRE 2021
Ni "temporalismo" absoluto ni "espiritualismo" absoluto. El evangelio es la buena noticia de la liberación total del hombre.

El tema de este poema es la vuelta al Paraíso. La venida del Salvador transformará el desierto en Paraíso; todas las enfermedades serán curadas porque el nuevo Reino no conocerá ya el mal: hasta la misma fatiga desaparecerá.
El cristiano cree todavía en la vuelta al Paraíso, pero sabe que su vuelta no se efectúa sino en la fidelidad a los múltiples paraísos que el hombre quiere reconstruir triunfando de la guerra, del hambre, del trabajo, y que no tiene, pues, aparentemente, ya nada de lo maravilloso que describe Isaías.
Y, sin embargo, incluso con esa condición, todo sigue siendo maravilloso, porque todo sigue siendo don de Dios, un don que se traduce en el amor del cristiano hacia sus hermanos.
Primera lectura: Is 35,1-10
El profeta nos describe la alegría del regreso a la fe, de nuestra conversión
Dios viene en persona y os salvará.
El desierto y el yermo se regocijarán, se alegrarán el páramo y la estepa, florecerá como flor de narciso, se alegrará con gozo y alegría. Tiene la gloria del Líbano, la belleza del Carmelo y del Sarión. Ellos verán la gloria del Señor, la belleza de nuestro Dios. Fortaleced las manos débiles, robusteced las rodillas vacilantes; decid a los cobardes de corazón: «Sed fuertes, no temáis.» Mirad a vuestro Dios, que trae el desquite; viene en persona, resarcirá y os salvará. Se despegarán los ojos del ciego, los oídos del sordo se abrirán, saltará como un ciervo el cojo, la lengua del mudo cantará. Porque han brotado aguas en el desierto, torrentes en la estepa; el páramo será un estanque, lo reseco, un manantial. En el cubil donde se tumbaban los chacales brotarán cañas y juncos. Lo cruzará una calzada que llamarán Vía Sacra: no pasará por ella el impuro, y los inexpertos no se extraviarán. No habrá por allí leones, ni se acercarán las bestias feroces; sino que caminarán los redimidos, y volverán por ella los rescatados del Señor. Vendrán a Sión con cánticos: en cabeza, alegría perpetua; siguiéndolos, gozo y alegría. Pena y aflicción se alejarán.
1 La alegría del retorno de los exiliados se refleja en esta lectura; es el regreso de Babilonia. El pueblo desterrado recibe la promesa del regreso a una Tierra Ideal. Se presenta esta restauración con preciosas imágenes de una naturaleza idílica, la supresión de toda enfermedad, la abundancia, el triunfo de Sión. Dios lo hará.
2 Este canto es un anuncio "profético", en el sentido de que se expresa la fe en la superación futura de todo mal. Es una serie de actos de fe en Dios, el que salva del mal, del caos, de la muerte...
3 Vemos el anuncio de las sanaciones de Jesús, el anuncio de su advenimiento; viene Dios en persona, que nos librará de nuestras angustias, que nos dará la valentía suficiente para llevar con alegría el evangelio a los demás, que trazará el camino en el que no será posible perderse.
4 Es el camino de la felicidad y la salvación, interrumpido para aquellos que no quieren ver al Señor, para aquellos por los que tenemos que extremar nuestra labor de evangelización, nuestro testimonio de amor, de justicia y de paz.

La Palabra del Señor nos habla en este Salmo de valores. A la gloria divina le acompañan la justicia, la misericordia, la fidelidad, la paz. Con ellas vendrán la prosperidad y las buenas cosechas, empezando por la paz que sigue los pasos a la justicia. ¡Qué belleza tan profunda!
Salmo: 85,9 - 14
Excelente oración que nos transporta a aquellos elementos que transforman el mundo
Nuestro Dios viene y nos salvará.
Voy a escuchar lo que dice el Señor:
«Dios anuncia la paz a su pueblo y a sus amigos.»
La salvación está ya cerca de sus fieles,
y la gloria habitará en nuestra tierra.
La misericordia y la fidelidad se encuentran,
la justicia y la paz se besan;
la fidelidad brota de la tierra,
y la justicia mira desde el cielo.
El Señor nos dará la lluvia,
y nuestra tierra dará su fruto.
La justicia marchará ante él,
la salvación seguirá sus pasos.
Te rogamos, Señor, que abras nuestros oídos a tu Palabra, y nuestra mente al seguimiento de tu voluntad, ya que, solamente así, seremos capaces de proclamar tu Reino en el que se cumplirá lo que con tanta belleza expone el salmo.
Tu Palabra acercará la salvación a todos los que estén dispuestos a escucharla, y en la misión de darla a conocer te rogamos que nos ayudes, que pongas tu Espíritu dentro de nosotros, de forma que nuestras palabras sean acertadas y lleguen al corazón de otras personas.
Justicia y paz será el resultado de la escucha. Consciencia de misericordia y fidelidad serán prueba de Tu presencia.
La salvación se hará presente de inmediato y nos acompañará hasta la culminación en tu presencia divina. Gracias, Señor, te alabamos por tu generosidad.
Te rogamos, Señor, que sepamos mantener esa escucha de tu Palabra que trae la paz a los pueblos, por que sabemos que con la justicia y la paz besándose, llega la salvación a los pueblos.
Te damos gracias por esa lluvia benefactora, que, como tu Palabra, “no volverá sin haber empapado la tierra, sin haberla fecundado y haberla hecho germinar, para que dé la simiente para sembrar y el pan para comer” (Is 55, 10).
Te pedimos capacidad y fe para saber llevar esa fértil Palabra a todos los que nos rodean, haciéndonos humildes para permitir que la experiencia de fe penetre en nuestros corazones y en nuestra mente.

Para Jesús el mal físico (enfermedad, muerte) no pertenece al proyecto inicial del Creador, sino que es una adición debida a la maldad de las criaturas. En la Biblia el "pecado" no es solamente la culpa de un individuo consciente, sino es principalmente un estado de cosas, una estructura. Esta estructura no es, sin embargo, tiránica con respecto a los hombres.
Estos pueden vencerla, pero para lograrlo no deben olvidar la casi identidad entre mal y pecado. En una palabra: no se puede combatir el pecado humano sin, al mismo tiempo, luchar eficazmente contra el mal que asedia al hombre.
Dispuesto a demostrar la fuerza salvadora del "evangelio del reino de Dios", Jesús empieza por comunicar al paralítico la buena noticia de la reconciliación con Dios. Los escribas no están de acuerdo: solamente Dios podría comunicar este gozoso anuncio del perdón de los pecados.
El evangelista no disiente de ellos, ni mucho menos: según los hebreos perdonar los pecados no era una tarea propia del mesías. Jesús, por el contrario, se comporta de hecho como si estuviera en el lugar de Dios. En este caso se llama a sí mismo "hijo del hombre", para evitar el concepto tradicionalmente vinculado a la expresión "mesías".
Evangelio: Lc 5,17-26
Jesús nos da una muestra de su compasión.
Hoy hemos visto cosas admirables.
Un día estaba Jesús enseñando, y estaban sentados unos fariseos y maestros de la ley, venidos de todas las aldeas de Galilea, Judea y Jerusalén. Y el poder del Señor lo impulsaba a curar. Llegaron unos hombres que traían en una camilla a un paralítico y trataban de introducirlo para colocarlo delante de él. No encontrando por donde introducirlo, a causa del gentío, subieron a la azotea y, separando las losetas, lo descolgaron con la camilla hasta el centro, delante de Jesús. Él, viendo la fe que tenían, dijo: «Hombre, tus pecados están perdonados.» Los escribas y los fariseos se pusieron a pensar: « ¿Quién es éste que dice blasfemias? ¿Quién puede perdonar pecados más que Dios?» Pero Jesús, leyendo sus pensamientos, les replicó: « ¿Qué pensáis en vuestro interior? ¿Qué es más fácil: decir "tus pecados quedan perdonados", o decir "levántate y anda"? Pues, para que veáis que el Hijo del hombre tiene poder en la tierra para perdonar pecados -dijo al paralítico-: A ti te lo digo, ponte en pie, toma tu camilla y vete a tu casa.» El, levantándose al punto, a la vista de ellos, tomó la camilla donde estaba tendido y se marchó a su casa dando gloria a Dios. Todos quedaron asombrados, y daban gloria a Dios, diciendo llenos de temor: «Hoy hemos visto cosas admirables.»
1 El evangelio de hoy encierra varias señales, de forma que no nos podemos quedar parados en la curación, que, sin embargo, es por supuesto una de las señales.
2 Jesús pasa curando, como anunciaba el profeta en la primera lectura.
3 Tenemos que darnos cuenta de que el hecho tiene lugar en una sociedad en la que el enfermo era expulsado de la comunidad, ya que se consideraba, en general, que la enfermedad provenía del pecado y si un ser humano enfermaba, se pensaba que, necesariamente, era un pecador y cuanto más grave su enfermedad, tanto mayor era el pecado que se suponía habría cometido él, la familia o algún antepasado.
4 Pues bien, en esa sociedad, Jesús rompe ese esquema, mostrando con el perdón de los pecados, que la fe en Dios no se puede utilizar para marginar a ningún ser humano, que la fe de un pueblo en el Dios vivo sólo puede llevar consigo dignidad, justicia y solidaridad.
5 La salvación del hombre tiene que ser completa: ni sólo lo temporal, ni sólo lo espiritual. el problema de la liberación humana, corporal, social, política, debe de ser resuelto al mismo tiempo que la liberación espiritual.
6 Un buen ejemplo son los misioneros que trabajan al mismo tiempo las dos facetas del problema humano, y lo hacen precisamente con los más necesitados del planeta.
7 Quizá para comprender mejor este texto sea necesario tener en cuenta que para los fariseos Dios es algo muy querido y muy sentido: “que no me lo toquen”. Por eso ven en Jesús un blasfemo que se atreve a ponerse en el lugar de Dios. ¡Terrible blasfemia!
8 Puede esto hacernos pensar en nuestra actitud en la vida. Si vamos con una predisposición únicamente como la de los fariseos, nunca podremos sentirnos verdaderos colaboradores de Dios, sentir como podemos hacer cosas que pueden parecer milagros cuidando y animando a gente necesitada y comunicándoles esa presencia divina que nosotros sentimos, que llevamos dentro, más que exigiéndoles una determinada conducta.
9 Jesús vive lleno de Dios. Y ese Dios que es sólo Amor lo empuja a despertar la fe, perdonar el pecado y liberar la vida de las personas.
10 Las tres órdenes que da al paralítico lo dicen todo: «Levántate»: ponte de pie; recupera tu dignidad; libérate de lo que paraliza tu vida. «Coge tu camilla»: enfréntate al futuro con fe nueva; estás perdonado de tu pasado. «Vete a tu casa»: aprende a convivir.
11 No es posible seguir a Jesús viviendo como «paralíticos» que no saben cómo salir del inmovilismo, la inercia o la pasividad. Necesitamos como nunca reavivar en nuestras comunidades la celebración del perdón que Dios nos ofrece en Jesús. Ese perdón puede ponernos de pie para enfrentarnos al futuro con confianza y alegría nueva.

LA MEDITACIÓN, ¿QUÉ DICE?: Nuestra alegría en la constante conversión debe de ser manifiesta y mostrarse al alcance de todo el mundo, cualquiera que sean sus angustias y desgracias en la vida. Es la alegría de ser consciente de que el Señor te acompaña siempre, te sana y te libera, apreciando y haciendo apreciar tu calidad de ser humano. Y no debemos de olvidar nunca nuestra misión de camilleros, nuestra responsabilidad de facilitar a otros su encuentro con Cristo, saliendo de nuestro horario y de nuestra comodidad.

¿QUÉ NOS DICE?: ¿Caminamos por la senda alegre del encuentro y compañía del Señor siempre rumbo a la salvación? ¿Hacemos que a nuestro alrededor la justicia y la paz se besen? ¿Somos capaces de adoptar una actitud activa en nuestra vida ayudando a los demás a que se encuentren con el Señor?

LA ORACIÓN: Te rogamos, Señor, que nos des un corazón generoso en nuestro trato con los que nos rodean, para que vean en nosotros la luz de tu rostro y la eficacia de tu Palabra. Te lo pedimos, Señor.

EXHORTACIÓN APOSTÓLICA POSTSINODAL, QUERIDA AMAZONIA
55. Aprendiendo de los pueblos originarios podemos contemplar la Amazonia y no sólo analizarla, para reconocer ese misterio precioso que nos supera. Podemos amarla y no sólo utilizarla, para que el amor despierte un interés hondo y sincero. Es más, podemos sentirnos íntimamente unidos a ella y no sólo defenderla, y entonces la Amazonia se volverá nuestra como una madre. Porque «el mundo no se contempla desde fuera sino desde dentro, reconociendo los lazos con los que el Padre nos ha unido a todos los seres».



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