30/11/2022 Celebramos la fiesta de San Andrés; la liturgia del día trata del “mensaje” del seguimiento de Jesús

 

¡BUENOS DÍAS NOS DÉ DIOS! 30 NOVIEMBRE 2022

Celebramos la fiesta de San Andrés; la liturgia del día trata del “mensaje” del seguimiento de Jesús

El mensaje consiste en hablar de Cristo. El apóstol hace un notable esfuerzo pedagógico para aclarar su mensaje sobre la salvación que, para todos, nos viene de Cristo Jesús. Echa mano con mucha libertad de pasajes del Viejo Testamento para decirnos que la antigua economía salvadora tenía su relativa eficacia porque era suficiente con cumplir la ley para lograr la salvación. Y Pablo ahora nos dice que, Cristo mediante, es aún más fácil conseguir la salvación.
Basta con aceptar la condición de resucitado de Cristo Jesús, vencedor de la muerte y del pecado, que asumamos su condición divina, que viene a ser lo mismo que tengamos fe en el que nos salvó. La fe no es un privilegio ni un recurso privativo de nadie, pues todos somos iguales en este negociado de la salvación.
El creyente tiene que confesar esta fe, interiorizarla y asumirla. Por eso debe invocar el nombre del Señor y, por tanto, dejar que Él unifique todos los detalles de nuestra biografía. Y para ello se precisan pregoneros leales, evangelizadores con ímpetu y latido que siembren la palabra salvadora del Maestro. Porque en el hecho de aceptar la Palabra del Señor está la clave de nuestra vida creyente.
Primera lectura Rm 10,9-18
La fe sólo nos salva si se expresa a través de la fidelidad al Señor.
La fe nace del mensaje y el mensaje consiste en hablar de Cristo.
Si tus labios profesan que Jesús es el Señor, y tu corazón cree que Dios lo resucitó de entre los muertos, te salvarás. Por la fe del corazón llegamos a la justificación, y por la profesión de los labios, a la salvación. Dice la Escritura: «Nadie que cree en él quedará defraudado.» Porque no hay distinción entre judío y griego; ya que uno mismo es el Señor de todos, generoso con todos los que lo invocan. Pues «todo el que invoca el nombre del Señor se salvará.» Ahora bien, ¿cómo van a invocarlo, si no creen en él?; ¿cómo van a creer, si no oyen hablar de él?; y ¿cómo van a oír sin alguien que proclame?; y ¿cómo van a proclamar si no los envían? Lo dice la Escritura: «¡Qué hermosos los pies de los que anuncian el Evangelio!» Pero no todos han prestado oído al Evangelio; como dice Isaías: «Señor, ¿quién ha dado fe a nuestro mensaje?» Así, pues, la fe nace del mensaje, y el mensaje consiste en hablar de Cristo. Pero yo pregunto: «¿Es que no lo han oído?» Todo lo contrario: «A toda la tierra alcanza su pregón, y hasta los limites del orbe su lenguaje.»
1 No es posible una profesión de fe más corta y con mayor contenido que la que Pablo expresa en la primera frase de esta lectura.
2 Nuestra fe nos llevará a hacernos justos, rectos, poniendo nuestra vida en manos de Dios; es la justificación que Pablo nos “regala”, diferente de la de Antiguo Testamento en el que justo era aquel que cumplía la ley de Dios llena de normas en un código de derechos y obligaciones.
3 La venida de Cristo cambia el panorama y nos lanza a superar la Ley que, por supuesto, debemos de cumplir, pero no a modo e Reglamento de Tráfico, sino con el Señor en el corazón.
4 Pero debemos de tener en cuenta que no podemos identificar la fe con la creencia, con la afirmación de verdades reveladas que exceden nuestra razón, reduciendo las realidades a las que se refiere: Dios, Jesucristo, el Espíritu, al conjunto de verdades con las que el catecismo o la teología habla de ellas.
5 Tampoco podemos “consentir” que la Iglesia Jerarquía/Institución dificulte, hasta casi impedir, la relación viva y personal de la persona con el Padre
6 El ser conscientes de estas circunstancias nos ayudará en nuestro camino hacia la fe, y, al mismo tiempo, facilitará la transmisión del mensaje que se hará fácil porque será lo natural del cristiano: hablar de Cristo, hacer público su mensaje de justicia y paz.

Con la mirada interior de nuestro corazón y la intuición religiosa que no se pierde en la superficialidad, sino que penetra en la transcendencia, el hombre y la mujer pueden descubrir que el mundo no es mudo, sino que habla del Creador. Como dice el antiguo sabio, “de la grandeza y hermosura de las criaturas se llega, por analogía, a contemplar a su Autor” (Sb 13, 5).
Alabanza de la Creación: La primera parte de este salmo nos ayuda a rezar a partir de la creación, a contemplar en silencio el mensaje que nos viene de las criaturas. Es un salmo ecológico o cósmico.
Sal 19,2 – 5
El mundo no es mudo, sino que habla del Creador; ser conscientes de ello nos acercará a la trascendencia
A toda la tierra alcanza su pregón.
El cielo proclama la gloria de Dios,
el firmamento pregona la obra de sus manos:
el día al día le pasa el mensaje,
la noche a la noche se lo susurra.
Sin que hablen, sin que pronuncien,
sin que resuene su voz,
a toda la tierra alcanza su pregón
y hasta los límites del orbe su lenguaje.
Te ruego, Señor, que me hagas capaz de proclamar el mensaje cristiano con la prudencia y eficacia con las que describe este salmo.
De las cosas que podemos ver cada día, el salmista nos lleva en estos versículos a la consideración de las cosas invisibles de Dios, cuya gloria brilla con gran resplandor en los cielos visibles, llenos de astros cuya estructura, belleza y orden son maravillosos.
¿Qué es lo que las criaturas nos dan a conocer? De muchas maneras nos son útiles y provechosas, pero en ninguna cosa tanto como en esta de declarar la gloria de Dios anunciando la obra de sus manos, criaturas que no pudieron ser producidas por una casual ordenación de átomos, pues eso constituye un absurdo que ni merece discutirse; debieron, pues, tener un Creador.
Del brillo de los astros celestes podemos colegir que el Creador es Luz La constante y regular sucesión del día y de la noche, los cuales van pasándose constantemente el mensaje de gloria del Dios: No solo se glorifica Dios con esta constante revolución de los astros, sino que nos beneficia a nosotros, pues, así como la luz de la alborada nos incita a poner mano al quehacer cotidiano, las sombras de la noche nos invitan al reposo de nuestro trabajo.
Esta declaración de la gloria de Dios. Se hace a todos los lugares de la tierra. Los astros no hablan un idioma particular, sino un lenguaje universal: “A toda la tierra salió su pregón, y hasta los límites del orbe su lenguaje”.
Todos los pueblos pueden y deben escuchar a estos predicadores naturales, pero inmortales, hablar a cada uno en su propio idioma las maravillosas obras de Dios. (Del Adorador, sirviendo al Cuerpo de Cristo)
Y llevándote en nuestro corazón, Señor, seremos capaces de ver tu grandeza en todas tus obras, que continuamente hablan de Ti, pasan su mensaje sin estridencias, pero con eficacia.
Te alabamos y te bendecimos por ello, Señor, y te rogamos que nos des inteligencia e iniciativa para saber colaborar con tus obras en la proclamación de tu mensaje

Dejaron las redes y lo siguieron. Tras el arresto de Juan Bautista, Jesús se establece en la aldea de Cafarnaúm como centro de sus tareas evangelizadoras con sello de universalidad: desde aquí, recorrerá toda la Galilea y a lo largo y ancho de su geografía anunciará el mensaje del Reino, porque, como nos recordarán las primeras comunidades, la cosa comenzó en Galilea. Es aquí donde el Maestro llama a sus primeros colaboradores, símbolos de la nueva humanidad que acoge la buena noticia del Reino y se dejan enamorar por la fuerza de esta noticia.
El esquema de este discipulado es, amén de claro, revelador: la iniciativa es siempre del Señor; la labor del Reino urge, por lo que la respuesta para enrolarse en su servicio se espera sea rápida e incondicional; y el programa de esta llamada y seguimiento es el propio Jesús de Nazaret, su vida, su palabra, su persona y su misión.
Los que secundan esta llamada se verán facultados para ser servidores y predicadores de humanidad, y al exclusivo servicio de humanizar nuestro mundo, según la voluntad del que llama. Y prueba de ello es el remate de este breve texto evangélico: Jesús transmite su mensaje –proyecto del Reino de Dios- y se acerca al mundo dolorido curando las enfermedades.
¿Tenemos presente en la comunidad que la persona y mensaje de Jesús es siempre el mejor programa de nuestro quehacer evangelizador?
Andrés fue el primer apóstol llamado por el Señor a seguirle, y como él dio su vida en una cruz, en Patras, Grecia.
Evangelio Mt 4,18-22
La escucha de la Palaba nos llevará a oír al Señor
Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron.
En aquel tiempo, pasando Jesús junto al lago de Galilea, vio a dos hermanos, a Simón, al que llaman Pedro, y a Andrés, su hermano, que estaban echando el copo en el lago, pues eran pescadores. Les dijo: «Venid y seguidme, y os haré pescadores de hombres.» Inmediatamente dejaron las redes y lo siguieron. Y, pasando adelante, vio a otros dos hermanos, a Santiago, hijo Zebedeo, y a Juan, que estaban en la barca repasando las redes con Zebedeo, su padre. Jesús los llamó también. Inmediatamente dejaron la barca y a su padre y lo siguieron.
1 Jesús inicia la formación de su comunidad, paso importante en su vida pública, pues será la base de su predicación y la base de su Iglesia, al mismo tiempo que un ejemplo de cómo vivir la ser cristiano.
2 Ven y sígueme son palabras entrañables que deben de resonar siempre en nuestra mente, poniendo a Jesús, el Cristo, por encima de nuestros intereses mundanos, pero sabiendo que Él siempre navegará a nuestro lado.
3 En el caso de la lectura de hoy, también hay que destacar otra palabra: Inmediatamente, es decir, la lectura resalta por dos veces la prontitud de los discípulos en la acogida de la invitación del Señor, que pasa; al igual que en Su mirada y en su voz dirigida hacia ellos.
4 Ellos no ponen obstáculos; no dudan; no tienen miedo; solo se fían ciegamente a Él; respondiendo en seguida y diciendo sí, a aquel Amor.

LA MEDITACIÓN, ¿QUÉ DICE?: Justificación y salvación van unidas en la fe y la proclamación de la Palabra del Señor; una Palabra que su creación nos pone de manifiesto constantemente; una Palabra que nos lleva a la comunidad, al seguimiento inmediato y a la dedicación al mensaje en la palabra y en el testimonio.

¿QUÉ NOS DICE?: ¿Cómo anda nuestra fe? ¿Tomamos conciencia de ella? O bien, ¿Nos limitamos a una “tabla de creencias”? ¿Somos insistentes en la proclamación de la Palabra del Señor? ¿Vemos al Señor en todo lo que nos rodea? ¿Formamos comunidad y colaboramos y participamos en ella?

LA ORACIÓN: Que al anuncio del Evangelio siempre preceda la oración íntima con el Señor y la meditación fiel de su Palabra, así como el ser los primeros en vivir aquello que proclamaremos, no sea que salvando a otros, nos condenemos nosotros. Te lo pedimos, Señor

ENCÍCLICA REDEMPTORIS MISSIO DEL PAPA SAN JUAN PABLO II
Me dirijo a todas las Iglesias particulares, jóvenes y antiguas. El mundo va unificándose cada vez más, el espíritu evangélico debe llevar a la superación de las barreras culturales y nacionalísticas, evitando toda cerrazón. Benedicto XV ya amonestaba a los misioneros de su tiempo a que, si acaso « se olvidaban de la propia dignidad, pensasen en su patria terrestre más que en la del cielo ».65 La misma amonestación vale hoy para las Iglesias particulares: ¡Abrid las puertas a los misioneros!, ya que « una Iglesia particular que se desgajara voluntariamente de la Iglesia universal perdería su referencia al designio de Dios y se empobrecería en su dimensión eclesial ».



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