20/04/2024 “Ligarse a Jesús en una verdadera relación de fe y de amor, no significa estar encadenados, sino ser profundamente libres, siempre en camino”.

¡BUENOS DÍAS NOS DÉ DIOS! 20 ABRIL 2024
“Ligarse a Jesús en una verdadera relación de fe y de amor, no significa estar encadenados, sino ser profundamente libres, siempre en camino”.

Lucas acaba de presentarnos a Saulo, el gran evangelizador del mundo gentil y sitúa nuestro relato al final de la etapa de la misión en Palestina, en este caso llevada a cabo por Pedro. Nos introduce con un sumario dónde todas las comunidades cristianas, que forman una unidad, la Iglesia, tienen un solo corazón y una sola alma. Todas ellas gozaban de paz, no por falta de persecuciones, que por el momento parecen quedar atrás sino con el matiz de la salvación que trae la fe en el Señor Jesús y la fuerza del Espíritu.
A continuación, el evangelista va a narrar dos relatos de milagro que ponen de manifiesto el poder de los signos para provocar nuevas conversiones. Pedro recorre el país de visita misionera y pastoral anunciado el Evangelio y curando en un primer momento a Eneas, miembro de la comunidad cristiana. El discípulo lo hace en nombre de Jesucristo, es el Señor el que salva. El efecto del milagro no se deja esperar ni en el sanado, que se levanta y arregla su lecho atestiguando su curación, ni en los habitantes de la ciudad y de la región que se convierten al Señor. ¿Realizo signos que llevan a las personas más cercanas a mí a crecer en su fe?
El siguiente milagro tiene como protagonista a una discípula, Tabita, cuyo testimonio se traduce en solidaridad y compromiso con los más necesitados. Ella cae enferma y muere, siendo el grupo de “las viudas” (las que nos dan a entender que la comunidad tenía una cierta organización) quienes se encargan de los ritos funerarios. También serán ellas quienes pidan a Pedro que la reviva, después de que los discípulos le mandan llamar. El signo produce el efecto anterior: muchos creyeron en el Señor. Es hora de que nos abramos a la acción del Espíritu en nuestras vidas y que podamos decirle: No tardes en venir a nosotros.
Primera lectura Hch 9,31-42
El Espíritu Santo es el que mueve a la Iglesia, aunque para muchos cristianos de hoy es un desconocido
La Iglesia se iba construyendo y se multiplicaba, animada por el Espíritu Santo.
En aquellos días, la Iglesia gozaba de paz en toda Judea, Galilea y Samaria. Se iba construyendo y progresaba en la fidelidad al Señor, y se multiplicaba, animada por el Espíritu Santo Pedro recorría el país y bajó a ver a los santos que residían en Lida. Encontró allí a un cierto Eneas, un paralítico que desde hacía ocho años no se levantaba de la camilla. Pedro le dijo: «Eneas, Jesucristo te da la salud; levántate y haz la cama.» Se levantó inmediatamente. Lo vieron todos los vecinos de Lida y de Sarón, y se convirtieron al Señor. Había en Jafa una discípula llamada Tabita, que significa Gacela. Tabita hacía infinidad de obras buenas y de limosnas. Por entonces cayó enferma y murió. La lavaron y la pusieron en la sala de arriba. Lida está cerca de Jafa. Al enterarse los discípulos de que Pedro estaba allí, enviaron dos hombres a rogarle que fuera a Jafa sin tardar. Pedro se fue con ellos. Al llegar a Jafa, lo llevaron a la sala de arriba, y se le presentaron las viudas, mostrándole con lágrimas los vestidos y mantos que hacía Gacela cuando vivía. Pedro mandó salir fuera a todos. Se arrodilló, se puso a rezar y, dirigiéndose a la muerta, dijo: «Tabita, levántate.» Ella abrió los ojos y, al ver a Pedro, se incorporó. Él la cogió de la mano, la levantó y, llamando a los santos y a las viudas, se la presentó viva. Esto se supo por todo Jafa, y muchos creyeron en el Señor.
Encontramos un paréntesis tranquilo en las comunidades cristianas. Me parece que nosotros en el aspecto de cristianos estamos demasiado tranquilos; me refiero a nuestra vida, a esa que se refiere también SS Francisco: “Predicar con la vida: el testimonio. La incoherencia de los fieles y de los pastores entre lo que dicen y lo que hacen, entre la palabra y el modo de vivir mina la credibilidad de la Iglesia”.
Fidelidad al Señor, con el apoyo del Espíritu Santo, eran las bases de aquellas comunidades. Y ya tenemos al primer Papa viajero: Pedro, que “recorría el país”, con signos como los de Jesús, curar a un paralítico, dar vida a una muerta.
El milagro está en la fe, y la fe se propaga. En nuestras manos, en nuestras acciones tenemos oportunidad de hacer muchas cosas buenas por los demás; no serán milagros “espectaculares”, pero el Señor sabrá poner nuestra acción a funcionar de la forma más adecuada.
Caminemos, pues, siempre en misión y en testimonio cristiano

Este es un salmo de acción de gracias, en el que un individuo, no la nación de Israel, recuerda su experiencia personal del poder salvador de Dios.
Sal 116,12-13.14-15.16-17
La constancia en la fe, que lleva consigo la esperanza (“la fe es aferrarse a lo que se espera” – Hb 11, 1), y nos llevará al amor a los demás
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
Tenía fe, aun cuando dije:
«¡Qué desgraciado soy!»
Yo decía en mi apuro:
«Los hombres son unos mentirosos.
¿Cómo pagaré al Señor todo el bien que me ha hecho?
Alzaré la copa de la salvación,
invocando su nombre.
Cumpliré al Señor mis votos en presencia de todo el pueblo.
Mucho le cuesta al Señor la muerte de sus fieles.
Señor, yo soy tu siervo, siervo tuyo,
hijo de tu esclava: rompiste mis cadenas.
Te ofreceré un sacrificio de alabanza,
invocando tu nombre, Señor.
Cumpliré al Señor mis votos
en presencia de todo el pueblo,
en el atrio de la casa del Señor,
en medio de ti, Jerusalén.
Te doy gracias, Señor, porque has mantenido mi fe aún en los momentos más difíciles y escabrosos de mi vida.
Te ruego por mis hijos y nietos para que Te vean en su vida, para que vean que eres un Dios misericordioso y fiel, que, seguramente, yo no he sabido llevar a sus corazones.
Te alabo y te bendigo como siervo tuyo, pidiéndote que mi testimonio de vida, que mis acciones en el camino emprendido vayan siempre en la dirección de “cumplir mis votos contigo”, siempre dentro del ámbito de tu ciudad Santa, de tu Reino celestial.

El relato de Juan nos habla hoy de la necesidad y responsabilidad de optar ante la revelación de quién es Jesús. En su discurso Él se ha presentado como el alimento que sacia el hambre y la sed de todos aquellos que buscan a Dios. Como en el Éxodo numerosos israelitas dudaron de que Dios estuviera con ellos y murmuraban contra Moisés. Ahora muchos de los discípulos encuentran duro su lenguaje sobre “comer mi carne y beber mi sangre” y por ello decidirán abandonarle. Jesús los desafía con una pregunta inacabada, «¿Y Si vierais al Hijo del hombre subir adonde estaba antes? (v 62). Tampoco eso disiparía las dudas de los discípulos que intentan fundamentar las palabras y acciones de Jesús de acuerdo a sus expectativas humanas.
Pero las palabras de Jesús son Espíritu y Vida, lo que tiene realmente importancia es el don del Espíritu, que se hace accesible a los discípulos en y a través de la palabra de Jesús. Tras la negativa de los discípulos se encuentra la experiencia de los primeros cristianos y de los cristianos de todos los tiempos. La palabra de Jesús es el alimento esencial para la comunidad, es su espíritu y su vida.
No obstante, es posible otra respuesta diferente a la de aquellos que optan por marcharse. Jesús se vuelve hacia sus amigos más íntimos, a ese grupo reducido de los doce, y les pregunta si a ellos también les gustaría dejarlo y regresar al mundo de sus propias seguridades. Simón Pedro le responde en nombre de todos: “Señor, ¿a quién iremos? Tú tienes las palabras de vida eterna” (v. 68). La confesión del discípulo refleja la apertura incondicional que los Doce tienen a la palabra de Jesús, Él es su único centro. Pedro va aún más lejos y confiesa a Jesús la experiencia que ellos tienen del Señor: Los Doce han llegado a creer en Jesús, viven de esa fe y ese conocimiento y por ello puede afirmar: “Tú eres el Santo de Dios”. ¿Cómo está nuestra fe en la palabra del Señor Jesús? ¿Es su palabra Espíritu y Vida para nosotros hoy?
Evangelio Jn 6,60-69
Es precisamente el Espíritu Santo el que hace comprender bien a Jesús
¿A quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna.
En aquel tiempo, muchos discípulos de Jesús, al oírlo, dijeron: «Este modo de hablar es duro, ¿quién puede hacerle caso?» Adivinando Jesús que sus discípulos lo criticaban, les dijo: «¿Esto os hace vacilar?, ¿y si vierais al Hijo del hombre subir a donde estaba antes? El espíritu es quien da vida; la carne no sirve de nada. Las palabras que os he dicho son espíritu y vida. Y con todo, algunos de vosotros no creen.» Pues Jesús sabía desde el principio quiénes no creían y quién lo iba a entregar. Y dijo: «Por eso os he dicho que nadie puede venir a mí, si el Padre no se lo concede.» Desde entonces, muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él. Entonces Jesús les dijo a los Doce: «¿También vosotros queréis marcharos?» Simón Pedro le contestó: «Señor, ¿a quién vamos a acudir? Tú tienes palabras de vida eterna; nosotros creemos y sabemos que tú eres el Santo consagrado por Dios.»
Los días anteriores vimos el cuestionamiento que las autoridades religiosas hacían del discurso de Jesús, pan de vida, sin comprender que Jesús ponía su cuerpo como generador de vida sin término: vida eterna en Él desde el momento en que nacemos.
Más tremendo debió de ser para Jesús la duda de sus mismos discípulos, hasta el punto de que “muchos discípulos suyos se echaron atrás y no volvieron a ir con él”. Sus palabras de hoy podrían servir de aclaración a sus discursos del pan de vida.
El cuerpo espiritual, el cuerpo de Jesús resucitado, es al que debemos de aspirar, incorporándolo a nuestro propio espíritu, a nuestro corazón y nuestra mente, de forma que formemos un solo cuerpo con el Señor.
Entonces la fe se engrandece, la esperanza toma vida y el amor rebosa. Y nos encontramos capaces de ser cristianos de fe y de testimonio, de proclamar el Reino de Dios como lugar de paz, justicia y verdad.
Al comulgar el cuerpo de Cristo en comunidad, afirmamos nuestra vocación de amistad, compañerismo, ayuda mutua y sostenimiento de la fe. Y nuestra actitud cristiana se refuerza en el amor mutuo, impulsándonos con más fuerza a ser vehículo del Señor en toda circunstancia.
“¿Para ti quién es Jesús? ¿Intentas conocerlo en su palabra? ¿Lees el Evangelio todos los días, un pasaje del Evangelio para conocer a Jesús? ¿Llevas el Evangelio todos los días, en la bolsa (en el móvil), para leerlo, en todas partes? Porque cuanto más estamos con Él, más crece el anhelo de permanecer con él”. (Papa Francisco)

MEDITACIÓN, ¿QUÉ DICE?: La bonanza en las primeras comunidades cristianas sirven para ahondar en su fe. No creo que sea nuestro momento de “bonanza”, a menos que hayamos escogido un camino de tranquilidad, tratando de no molestar a nadie y de que nadie nos moleste. Nuestra labor de evangelización es hoy más necesaria que nunca. Así que, cojamos los trastos de la fe, pensemos cómo debe de ser nuestra vida de testimonio cristiano, y no perdamos ocasión, por molesta que nos parezca

¿QUÉ NOS DICE?: ¿Cómo puedo traducir, concretamente, el poder de la resurrección del Señor en mis responsabilidades, en mis compromisos, en mis relaciones... para que crezca la vitalidad profunda de la humanidad, para que retrocedan el mal, el pecado, la injusticia, el egoísmo?

LA ORACIÓN: Purifícanos con tu verdad y encamina nuestros pasos por las sendas de la santidad, para que obremos siempre el bien según tu agrado. Amén

Declaración Dignitas infinita sobre la dignidad humana,5. En el 2010, delante de la Pontificia Academia para la Vida, Benedicto XVI afirmó que la dignidad de la persona es «un principio fundamental que la fe en Jesucristo crucificado y resucitado ha defendido desde siempre, sobre todo cuando no se respeta en relación a los sujetos más sencillos e indefensos».[7] En otra ocasión, hablándoles a los economistas, dijo que «la economía y las finanzas no existen sólo para sí mismas; son sólo un instrumento, un medio. Su finalidad es únicamente la persona humana y su realización plena en la dignidad. Este es el único capital que conviene salvar».



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