06/09/2020 Dominical. ¿Por qué no nos es actualmente posible a los cristianos formar verdaderas comunidades reunidas en nombre de Jesús y siguiendo sus pasos?

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Dominical: El punto de vista de un laico (escuchar LA PALABRA; meditar LA PALABRA; actuar según LA PALABRA)
V e r ; j u z g a r ; a c t u a r
DOMINGO VIGÉSIMO TERCERO DEL TIEMPO ORDINARIO (ciclo A) (06 Septiembre)
(Ez 33, 7 - 9; Sal 95, 2 – 9; Rm 13, 8 – 10; Mt 18, 15 – 20)

¿Por qué no nos es actualmente posible a los cristianos formar verdaderas comunidades reunidas en nombre de Jesús y siguiendo sus pasos?

La primera lectura forma parte de un texto que se enmarca en el recuerdo del asedio de Jerusalén por los babilonios y pos¬teriormente, ya Jerusalén destruida, el profeta promete un futuro mejor. No po¬día ser de otra manera para una comunidad que analiza su situación y consi¬dera su responsabilidad. Pero es el mismo profeta quien se convierte en centinela de esta situación y de esta llamada a la responsabilidad personal, con todas sus consecuencias. Ezequiel es un profeta que goza de esta notoriedad teológica cuando defiende en su obra el sen¬tido de que ya no es todo el mundo responsable y todo el mundo culpable, sino que cada uno responde según sus obras y su actitud.
Un centinela, que guarda la ciudad, es la imagen hermosa de la lectura. Los demás pueden descansar, trabajar, pero cuando escuchen la voz del centinela, todos deben acudir para salvar la ciudad, y si alguien no lo hace está perdido; perdido personalmente. Dios es el guardián de Israel (según el salmo 121), pero necesita a los profetas como centinelas para llamar y alertar. Y el pueblo mismo necesita a los centinelas, a los profetas, para que su vida tenga sentido. La religión también los necesita. Por eso, una religión sin profetas está llamada a enquistarse en el pasado y a morir. Este es el sentido profundo del texto de hoy.
En el texto se perfila, pues, la misión del profeta, de un profeta verdadero: es el centinela de la fidelidad del pueblo de la alianza. Debe cumplir con firmeza y fe la misión de comunicar la palabra de Dios en su integridad; sea una palabra de esperanza o una palabra de juicio.
Y el profeta, como cada uno de nosotros, es responsable de no haber anunciado a todos la palabra de Dios, de haber callado. Por eso es tan difícil que un verdadero profeta guarde silencio. Efectivamente se pone el acento en la respon¬sabilidad de los que escuchan la palabra del profeta.
Primera lectura Ez 33,7-9
Ezequiel define la misión del profeta: es como un centinela que vigila la ciudad y otea el horizonte para avisar a los ciudadanos de los peligros que se avecinan.
Si no hablas al malvado, te pediré cuenta de su sangre.
Así dice el Señor: «A ti, hijo de hombre, te he puesto de atalaya en la casa de Israel; cuando escuches palabra de mi boca, les darás la alarma de mi parte. Si yo digo al malvado: "¡Malvado, eres reo de muerte!", y tú no hablas, poniendo en guardia al malvado para que cambie de conducta, el malvado morirá por su culpa, pero a ti te pediré cuenta de su sangre; pero si tú pones en guardia al malvado para que cambie de conducta, si no cambia de conducta, él morirá por su culpa, pero tú has salvado la vida.»
1 Nuestra responsabilidad en la tarea de la Iglesia que es la evangelización, se pone de manifiesto en esta lectura de hoy. ¡Qué encargo tan directo nos hace el Señor! ¡Evangeliza! Es la expresión del deseo del Señor que quiere que todos entremos en su Reino, y nos hace responsables, nos da la tarea de atraer a los que no están
2 Cuando una persona asume su ser cotidiano y lo vivifica con inyecciones de creación, entonces comienza a irradiar una rara energía percibida por quienes conviven con ella. Si esa creación está basada en la Palabra del Señor, evangeliza.
3 Y no debemos de confundir la corrección con el reproche. La corrección se hace por amor; ayuda reconocer lo que esta mal para poder reanudar el camino. El reproche nace del propio ego herido. Causa resentimientos y división porque no es de Dios.
¿Somos conscientes de que el centinela debe saber hablar a tiempo y callar cuando no es necesario hablar? ¿Son así nuestra valentía y nuestra discreción cristianas? ¿Sabemos que no se puede callar ante el mal, ante el peligro? ¿Qué tampoco se puede callar cuando tenemos ocasión de incitar al bien?

Los que vamos a alabar a Dios preparémonos a escuchar su Palabray procuremos obedecer su voluntad en la vida diaria
Sal 95,1-2.6-7.8-9
Ante el prójimo necesitado, menos juicio y más generosidad
Ojala escuchéis hoy su voz: «No endurezcáis vuestro corazón».
Venid, aclamemos al Señor,
demos vítores a la Roca que nos salva;
entremos a su presencia dándole gracias,
aclamándolo con cantos.
Entrad, postrémonos por tierra,
bendiciendo al Señor, creador nuestro.
Porque él es nuestro Dios,
y nosotros su pueblo, el rebaño que él guía.
Ojala escuchéis hoy su voz:
«No endurezcáis el corazón como en Meribá,
como el día de Masá en el desierto;
cuando vuestros padres me pusieron a prueba y me tentaron,
aunque habían visto mis obras.»
Nuestra vida debería de ser una continua aclamación del Señor, como se aclama al atleta victorioso
Y es que Él es nuestro creador, vencedor de cualquier tipo de negación del ser humano. Nos ha hecho reyes de lo creado, lo ha puesto a nuestra disposición; la acción de gracias es, desde luego, obligada
La actitud y postura en la oración puede ser diversa, pero, no cabe duda de que requiere un recogimiento que nos aísle del “mundanal ruido” para poder escuchar plenamente la voz del Señor
Porque, como tantas veces encontramos en el Antiguo Testamento, Él es nuestro único Dios: “Escucha, Israel, Yahvé, nuestro Dios, es Yahvé único” (Dt 6, 4)
¿Le pedimos cuentas al Señor cuando las cosas no nos van bien? ¿Juzgamos con demasiada dureza o intransigencia al prójimo necesitado? ¿Sabemos aclamar al Señor que nos salva, que está presente en nuestra vida

El deber más importante que tiene todo cristiano es amar a Dios y al prójimo; en esto consiste la ley y los profetas; en esto se resuelven todos los mandamientos. Y esto se toma de uno de los decálogos del AT, concretamente de Dt 15,17-21. Y todos estos mandamientos se resumen en uno, citando Lv 19,18b: amarás a tu prójimo, como te amas a ti mismo.
Pero también es muy importante tener en cuenta que el prójimo, en el ámbito de la Nueva Alianza, no son los que tienen la misma re¬ligión o piensan como nosotros, sino todos los hombres. El amor es la única virtud que integra a los enemigos. Dios no los tiene, porque ama a todos los hombres. Esta es la norma de vida que Pablo propone para todo cristiano y que debía ser la de todos los hombres. En esta síntesis breve, Pablo nos presenta toda la praxis de los que han aprendido a ser cristianos en razón de aceptar la gracia salvadora de Dios.
Segunda lectura Rm 13,8-10
Los diez Mandamientos son una “ley de amor”
Amar es cumplir la ley entera.
Hermanos: A nadie le debáis nada, más que amor; porque el que ama a su prójimo tiene cumplido el resto de la ley. De hecho, el «no cometerás adulterio, no matarás, no robarás, no envidiarás» y los demás mandamientos que haya, se resumen en esta frase: «Amarás a tu prójimo como a tí mismo.» Uno que ama a su prójimo no le hace daño; por eso amar es cumplir la ley entera.
1 Una moral de prohibiciones, a veces la Iglesia parece llevarnos por ese camino; por supuesto que los mandamientos son una base humanamente necesaria para la convivencia.
2 Pero aquí, como en Jesús, el cambio es radical, la nueva perspectiva es positiva, se pasa de lo negativo a lo positivo, del cumplimiento estricto de la Ley a la felicidad que conlleva el amor.
3 ¡Hagamos las cosas con amor! Dar nuestra opinión sobre las cosas que nos atañen es positivo, pero no se puede hacer dejando aparte el amor, el amor a ese prójimo cuya línea de actuación no nos gusta.
Dice el Papa Francisco: “Los diez mandamientos nos enseñan a vivir el respeto de las personas, venciendo la codicia de poder, de posesión, de dinero, a ser honestos y sinceros en nuestras relaciones, a cuidar toda la creación, a fomentar ideales altos, nobles, espirituales". ¿Somos conscientes de ello? ¿Nos “abonamos a algunas interpretaciones simplonas y restrictivas que piensan que "ama y haz lo que quieras" es una invitación a la despreocupación?

El evangelio de hoy forma parte de uno de los discursos más significativos del primer evangelio. Mateo se caracteriza por una narra¬ción de la actuación de Jesús que viene alentada por una serie de discursos. En este caso, nos encontramos con el llamado «discurso eclesiológico» porque se contemplan en él las normas de comportamiento básicas de una comunidad cris¬tiana: perdón, comprensión, solidaridad. Hoy aparece lo que se ha llamado la corrección fraterna, el tema del per¬dón de los pecados en el seno de la comunidad, y el valor de la oración común.
La corrección fraterna es muy importante, porque todos somos pecadores, y tenemos un cierto derecho a nuestra intimidad. Pero se trata de pecados graves que afec¬tan a la comunión, y para ello se debe seguir una praxis de admonición, con ne-cesidad de testigos, para que nadie sea expulsado de la comunidad sin una ver¬dadera pedagogía de caridad y de comprensión. El poder de «atar y desatar», que en Mt 16 (hace dos domingos) se confería a Pedro, completa lo que allí se dijo: es en la comunidad donde tiene todo sentido el perdón de los pecados. Eso exige dar oportunidades, para que no sea el puritanismo lo específico de una comunidad, como muchas lo han pretendido a lo largo de la historia de la Iglesia. ¡No! No es el puritanismo lo esencial, aunque nuestro texto se resiente de ello, sino ofrecer a los que se han equivocado e incluso ofendido a la comunidad, la oportunidad nueva de integrarse solidaria y fraternalmente en ella. Si leemos el texto en clave disciplinar y jurídica, entonces habremos rebajado mucho el valor evangélico de la comunidad.
De la misma manera, la oración común enriquece sobremanera nuestra oración personal. Eso no excluye la necesidad de que tengamos experiencias de perdón y de oración personales, pero hay más sentido cuando todo ello se integra en la comunidad. La religión enriquece la dimensión social de la persona humana. Sin duda que estos aspectos tienen otros matices e interpretaciones, pero la dimen¬sión comunitaria es la más rica en consecuencias.
Evangelio Mt 18,15-20
¿Tenemos hoy en día los cristianos unas comunidades en las que sea posible hacer lo que Jesús nos indica en esta parte del Evangelio?
Si te hace caso, has salvado a tu hermano.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: Si tu hermano peca, repréndelo a solas entre los dos. Si te hace caso, has salvado a tu hermano. Si no te hace caso, llama a otro o a otros dos, para que todo el asunto quede confirmado por boca de dos o tres testigos. Si no les hace caso, díselo a la comunidad, y si no hace caso ni siquiera a la comunidad, considéralo como un pagano o un publicano. Os aseguro que todo lo que atéis en la tierra quedará atado en el cielo, y todo lo que desatéis en la tierra quedará desatado en el cielo. Os aseguro, además, que si dos de vosotros se ponen de acuerdo en la tierra para pedir algo, se lo dará mi Padre del cielo. Porque donde dos o tres están reunidos en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.
1 Aquí aparece el amor en funcionamiento; y la comunidad. Si hay una ofensa, no hay que estarlo divulgando “por el mundo”; hay que tratar de llevar las cosas a su sitio con tacto... y amor.
2 Es curioso ver lo mal considerados que estaban en aquel tiempo los paganos y los recaudadores: ¿tenemos nosotros, la comunidad, ese prejuicio contra personas de la Jerarquía de nuestra Iglesia? ¿”Racaneamos” en el pago de nuestros impuestos?
3 Tendremos que examinarnos del amor y, en todo caso, “ponernos de acuerdo para pedir por la conversión de todos”. Jesús dice que su Padre del cielo lo concederá, y ya vimos en el Salmo que no debemos dudar del Señor. Otro tipo de soluciones parece simplemente desacertado.
4 Si bien el Evangelio hoy llama a la corrección, también llama a que seamos capaces de recibir corrección. Eso no nos gusta. Sin embargo, ser capaces de recibir con agradecimiento y humildad la corrección es señal de madurez cristiana
5 Nadie debe corregir si no es capaz de ser corregido. El resultado de la corrección dada al hermano depende de el. Pero el resultado de la corrección recibida depende de nosotros
6 Debemos de entender la corrección cristiana desde don fundamentales enseñanzas del Evangelio: 1) Saber corregirnos a nosotros mismos; 2) Saber que, ante la falta del prójimo, el primer deber no es la corrección, sino el perdón.
7 Y una vez que hemos considerado seriamente la actitud necesaria para la corrección, es decir, estamos dispuestos a recibir corrección, a corregirnos a nosotros mismos y a perdonar, entonces debemos considerar si el Señor nos está llamando a corregir a un hermano para ayudarle a salir del error. No siempre es nuestro lugar hacerlo.
¿Qué significa estar reunidos en su nombre? ¿Se trata de compartir y aunar criterios humanos o de aceptar los criterios de Jesús?

LA ORACIÓN: Te doy gracias, Señor, por ser la Roca de mi salvación; te alabo y te bendigo, por las continuas señales de tu amor. Te pido que nunca la duda penetre en nuestro corazón, un corazón que rebose siempre amor, amor que sepa transmitir a los demás, dispuesto al perdón y a admitir la corrección. Te lo pedimos, Señor

Información relacionada.-
El Profeta - Khalil Gibrán - El matrimonio
Entonces, Almitra habló otra vez: ¿Qué nos diréis sobre el Matrimonio, Maestro?
Y él respondió, diciendo:
"Nacisteis juntos y juntos para siempre.
"Estaréis juntos cuando las alas blancas de la muerte esparzan vuestros días.
"Sí; estaréis juntos aun en la memoria silenciosa de Dios. Pero dejad que haya espacios en vuestra cercanía.
"Y dejad que los vientos del cielo dancen entre vosotros. Amaos el uno al otro, pero no hagáis del amor una atadura.
"Que sea, más bien, un mar movible entre las costas de vuestras almas.
"Llenaos uno al otro vuestras copas, pero no bebáis de una sola copa.
"Daos el uno al otro de vuestro pan, pero no comáis del mismo trozo.
"Cantad y bailad juntos y estad alegres, pero que cada uno de vosotros sea independiente.
"Las cuerdas de un laúd están solas, aunque tiemblen con la misma música.
"Dad vuestro corazón, pero no para que vuestro compañero lo tenga.
"Porque sólo la mano de la Vida puede contener los corazones.
"Y estad juntos, pero no demasiado juntos. Porque los pilares del templo están aparte.
"Y, ni el roble crece bajo la sombra del ciprés ni el ciprés bajo la del roble."


dominical anterioresDominical anterior