Salmo 078

Este salmo saca una lección de la historia de Israel: las gracias de Dios y la ingratitud de su pueblo. Es un relato Escucha las súplicas de misericordia, pero es implacable a la hora de cortar con el pecado.
Es un Masquil de Asaf, es decir que es un poema instructivo escrito por uno de los principales músicos de Israel.
Es un salmo extenso en el cual su autor recita la historia temprana de la nación de Israel para advertir a las generaciones futuras en cuanto a los peligros de la infidelidad a Dios.
No se presta a un bosquejo sencillo. Después de una introducción que presenta el propósito (vv. 1-11) encontramos dos grandes recitales de la historia, el primero en los vv. 12-32 (eventos en el desierto) y el segundo en los vv. 42-72 (de Egipto a Canaán), y cada uno termina con un resumen o secuela (vv. 33-41 y vv. 65-72). Estos dos grandes recitales siguen un orden paralelo: actos de Dios (vv. 12-16 y vv. 42-55), la rebelión del pueblo (vv. 17-20 y vv. 56-58), la ira y el castigo de Dios (vv. 21-32 y vv. 59-64), la secuela o resumen (vv. 33-41 y vv. 65-72).

1 Atiende, pueblo mío, a mi enseñanza, inclinad el oído a estas palabras de mi boca.
2 En proverbios voy a abrir mi boca, evocaré los enigmas del pasado.
Quien no aprende de los errores del pasado está condenado a repetirlos.
Esta es una máxima que encierra mucha sabiduría. Si para algo sirven los errores del pasado es para sacar de ellos lecciones importantes que nos ayudan a no volver a cometer esos errores. Esto es en esencia hacia donde apunta el contenido del salmo 78.
Lo que está por decir el salmista es de enorme importancia. Se nota la vehemencia que pone en lo que dice, para que el pueblo de Israel y también nosotros, escuchemos o inclinemos nuestro oído a lo que nos va a decir. Sus palabras serán proverbios. Un proverbio es una comparación que tiene por finalidad dejar una enseñanza sabia o moralista. Básicamente esto significa una comparación, por ejemplo, un dicho la cual usa un reino de vida para iluminar otro.
Muchos de los eventos que ocurrieron en el pasado en la historia de Israel, no fueron inmediatamente interpretados y entendidos de modo de poder sacar de ellos lecciones espirituales. El salmista quiere rescatar estos eventos con aplicaciones espirituales inéditas hasta el momento de escribir su salmo.
Inclinar el oído no denota el oír de alguna manera ordinaria, más bien es la de un discípulo escuchando las palabras de su amo, con sumisión y reverencia de mente, en silencio y seriedad, que cualquier cosa que sea enunciado para el propósito de la instrucción pueda ser escuchada y ser entendida de una forma apropiada, y que nada se le vaya de las manos. Él es un oyente de un tipo diferente, que oye con descuido, no con el propósito de aprender o imitar, sino para criticar, para burlarse, para complacer la hostilidad, o para matar el tiempo.”

3 Las cosas que escuchamos y sabemos, que nos fueron contando nuestros padres,
4 no deben ignorarlas nuestros hijos.
A la futura generación le contaremos la fama del Señor y su poder, las maravillas que él ha realizado.
5 En Jacob arraigó sus declaraciones, a Israel le dio una Ley.
Luego ordenó a nuestros padres que se las enseñaran a sus hijos,
6 para que las conozcan sus sucesores, los hijos que nacerán después.
Que éstos se encarguen de instruir a sus hijos
7 para que éstos confíen sólo en Dios, no olviden las hazañas de su Dios y observen sus mandatos.
8 Para que no sean, a ejemplo de sus padres, una generación rebelde y contumaz, incapaz de mantener su decisión y cuyo espíritu no era fiel a Dios.
Como hace Deuteronomio, el salmista enfatiza la gran necesidad de que cada generación enseñe a sus hijos lo que Dios ha hecho en su propia historia y lo que Dios quiere de cada uno.
Lo que está haciendo el salmista es justamente esto, pero en el campo espiritual. El testigo son esas cosas que recibió o que le fueron contadas por sus padres, eran las alabanzas de Jehová y su potencia y las maravillas que hizo. Era la palabra que Dios dio al pueblo por mano de Moisés.
Ahora era tiempo de pasar el testigo a la generación venidera, para que ellos a su vez la pasen a la generación siguiente y así sucesivamente hasta que todos estemos con el Señor en su gloria. Solo así se podrá garantizar que las generaciones futuras pongan en Dios su confianza y no se olviden de las obras de Dios y guarden los mandamientos de Dios. Esto es importante.
¿Estamos en nuestras familias pasando el testigo a la generación venidera? Se dice que los árboles que sembramos hoy, nos darán sombra mañana. ¿Qué árboles está sembrando hoy? ¿Qué estamos contando a sus hijos como un legado de valor espiritual? ¿Hemos sido negligentes en pasar el testigo a sus hijos? Si lo hemos sido, estamos en peligro de producir hijos sin identidad espiritual, hijos sin legado espiritual, hijos condenados a deambular en la congestionada autopista espiritual. Quiera Dios que tomemos tiempo para sentarnos con nuestros hijos y contarles las alabanzas de Dios, la potencia de Dios y las maravillas que Dios ha hecho. Tomar su tiempo para enseñar la palabra de Dios a nuestros hijos no es responsabilidad de los pastores de la Iglesia; ess nuestra responsabilidad como padre o como madre. No nos quede con el testigo en la mano para siempre. No privemos de esta herencia importante a la generación venidera.

9 Los hijos de Efraín, diestros arqueros, volvieron las espaldas el día del combate.
10 Es que no respetaban la alianza de Dios, se habían negado a seguir su Ley.
11 Habían olvidado sus hazañas, los prodigios que había hecho ante sus ojos.
El salmista dice que la generación que no recibió de sus padres el legado espiritual apropiado se volvió contumaz y rebelde. Contumaz significa tenaz en mantener un error. Claro, como no dieron atención a los errores de sus antepasados, porque no recibieron un legado espiritual, volvieron a cometer esos mismos errores. Llegaron a ser una generación contumaz y rebelde.
Dice el salmista que no dispusieron su corazón, ni fue fiel para con Dios su espíritu. Esta es la consecuencia de no pasar el testigo a la generación venidera. Cuando eso pasa, la generación venidera se torna inestable, le falta firmeza de corazón y espíritu, lo cual resulta en infidelidad para con Dios.
Un caso típico es Efraín, no solo la tribu de Efraín, sino las diez tribus del norte, a la cuales también se les conoce como Efraín. Estas diez tribus, se caracterizaron por una total infidelidad a Dios. Desde los reyes hasta el más insignificante vasallo, corrieron detrás de los ídolos y los cultos paganos. Generación tras generación se entregó a la infidelidad en todo sentido. ¿Dónde comenzó la debacle? Pues en la falta de pasar de generación a generación el legado espiritual de los antepasados. Lo que pasó con Efraín fue tan desastroso que el salmista lo compara con un ejército bien armado, pero que sin embargo, de una forma incomprensible, da la espalda al enemigo en el día de la batalla.
Así es cuando una generación pierde el rumbo espiritual porque la generación anterior no dejó un legado espiritual. La consecuencia es que Efraín no guardó el pacto de Dios y no quisieron andar en la ley de Dios. Como gente sin identidad propia olvidaron lo que Dios hizo con ellos en el pasado. Qué triste, ¿verdad?.
Esa es la consecuencia de ser negligentes en pasar el testigo a la generación venidera. El salmista está invitando a reflexionar sobre esto.

12 ¡Qué milagros no hizo ante sus padres, en la tierra de Egipto, en los campos de Tanis!
13. Hendió el mar y los hizo pasar deteniendo las aguas como un dique.
14. De día los guio con una nube y cada noche con una luz de fuego.
15 Partió en medio las rocas del desierto y les dio de beber agua a torrentes.
16 Hizo brotar arroyos de la piedra y las aguas corrieron como ríos.
Los vv. 12-16 contienen diez líneas que presentan las maravillas misericordiosas que Dios hizo a favor de Israel.
Se recuerda cómo Dios ayudó a su pueblo así como está descrito en la primera parte del Libro del Éxodo. Por medio de una serie de plagas milagrosas y demostración del poder de Dios, el Faraón fue obligado a dejar ir a Israel de su esclavitud y éstos se fueron recompensados con riquezas de parte de los egipcios.
Tanis, al noreste del Delta del Nilo, una ciudad la cual pudiera ser idéntica con la capital de Ramsés II (Raames, la cual los Israelitas ayudaron a construir) o no a muchas millas de éste.
Mientras los ejércitos de Faraón perseguían a Israel, Dios de manera milagrosa los llevó a través del mar mientras caminaban en tierra seca mientras Dios detuvo las aguas como en un montón (Éxodo 14).
Mientras Israel llegaba hacia el desierto del Sinaí, Dios les cuidaba y guiaba con dos demostraciones de Su presencia – la nube en el día y el fuego por la noche (Éxodo 40:36-38).
“Con nube”, la cual era muy cómoda; tanto como sombra del ardiente calor del clima y la temporada, y como compañero y guía durante su viaje.”
A menudo en el desierto la nación de Israel necesitaba agua y en muchas ocasiones Dios milagrosamente proveyó. En una ocasión fue en Meriba donde Moisés golpeó la roca y presuntamente se partió, saliendo agua de él.

17 Mas de nuevo pecaron contra él, desafiaron al Altísimo en el desierto.
18 Tentaron a Dios en sus corazones, pidiendo de comer para sobrevivir;
19 insultaron a Dios, diciendo: «¿Será Dios capaz de prepararnos la mesa en el desierto?
20 Es cierto que, cuando él golpeó la roca, corrió el agua y los torrentes desbordaron, pero, ¿será capaz de darnos pan, o de proporcionar carne a su pueblo?»
En contraste a los vv. 12-16, los vv. 17-20 presentan diez demostraciones del espíritu de rebelión en el pueblo. El énfasis está en la persistencia de la actitud de rebelión, a pesar de todo lo que Dios hacía. Probaron a Dios (v. 18). Una manera de rebelarse contra Dios es quejarse o dudar de que Dios proveerá. ¿Cómo hablaron contra Dios? ¿No somos a menudo muy lentos en creer a Dios y confiar en él?; y éste es un fallo serio.
Pero aún volvieron a pecar contra él: Dios en repetidas ocasiones hizo cosas grandes y asombrosas para Israel al sacarlos de Egipto y preservándolos en el desierto. Pero la respuesta de Israel fue en pecar aún más y en rebelarse contra el Altísimo.
Dios proveyó por las necesidades de Israel en el desierto, pero en ocasiones ellos demandaban más. Él les dio el maná, pero ellos pronto demandaron carne, comida a su gusto. Así tentaron a Dios.
No era pecado el tener hambre y tener sed, esto era una necesidad de su naturaleza. No hay nada que viva que no requiera y desee comida: cuando lo cedemos estamos muertos, y lo que hicieron no era pecado. Su pecado fue la duda de que Dios podría o querría apoyarlos en el desierto, o permitir que aquellas que seguían su guía les faltara algo bueno.
iii. “Las expresión, “poner mesa”, utiliza las mismas palabras que el Salmo 23,5, cuya serenidad es un brillante contraste con esto.

21 Al oírlo el Señor se encolerizó, un fuego se encendió contra Jacob y la cólera subió contra Israel,
22 porque no habían creído en Dios ni habían confiado en que los salvaría.
23 Dio orden a las nubes en lo alto, abrió las compuertas de los cielos,
24 les envió como lluvia maná para comida, les dio trigo del cielo.
25 Y el hombre comió el pan de los Fuertes, y El les envió de sobra provisiones.
Dios bendijo y proveyó para Israel en el Éxodo de Egipto y en el desierto; Israel respondió con quejas e incredulidad. Dios no ignoró esto; ÉL lo oyó y se indignó con el pecado de ellos en contra de Él.
En el texto parece como si todos los demás pecados de Israel no fueran nada comparado con esto; este es el lugar peculiar en donde el Señor señala, la provocación en especial el cual le indignaba. De esto deja que cada incrédulo aprenda que debe de temblar más por su incredulidad que en cualquier otra cosa. Su negro pecado es puesto en contra del trasfondo blanco de la misericordia y constante cuidado de Dios hacia ellos. Él les dio y siguió dándoles el trigo de los cielos y pan de los fuertes, y ellos comieron hasta saciarse.
Ha habido muchos intentos para entender en cómo se dio el maná por algún fenómeno natural que sea conocido. Es posible que pueda haber una conexión como algo entre las siguientes líneas, tal como la sustancia azucarada moderna que los Árabes llaman mann; pero el sentido del Salmo es que había algo sobrenatural y fuera de este mundo en cuanto al maná.
Hay un precioso relato en el Evangelio relativo a estos versículos. Juan registra en el Evangelio que al tratar de persuadir a Jesús en seguir proveyendo del milagroso pan, a aquellos que habían sido alimentados, que citó el versículo 24 del Salmo (Nuestros padres comieron el maná en el desierto, como está escrito: Pan del cielo les dio a comer” Jn 6,31). La gente a la que Jesús había alimentado en la multiplicación de los panes y los peces es la que hace esa afirmación, “desafiándole” a que haga un “milagro” igual que el que había hecho Moisés al proveerles del maná.
Jesús les lleva a la verdad: “No fue Moisés el que les dio el pan del cielo. Es mi Padre el que les da el verdadero pan. YO SOY EL PAN DE VIDA”. Una maravilla, ¿verdad?

26 Hizo soplar en los cielos viento del este, y trajo con su poder el viento sur.
27 Hizo llover sobre ellos la carne como polvo, aves innumerables como arena del mar.
28 Hizo que cayeran dentro del campamento, en todo el derredor de sus carpas.
29 Comieron hasta ya no poder más, él les sirvió de cuanto deseaban.
30 Pero aún sus ansias no calmaban y todavía en su boca tenían su comida,
31 cuando estalló contra ellos la cólera de Dios: dio muerte a los más fuertes de los suyos, derribó a la flor y nata de Israel.
Estos versículos muestran el resultado del enojo de Dios que, en su misericordia, hubiera negado la petición de carne, porque la pidieron con una actitud de duda y rebelión para dar rienda suelta a sus apetitos en vez de pedir con una actitud de fe para necesidades legítimas. Sin embargo, concedió su petición para castigarles por su falta de fe y su actitud rebelde. El concepto de fe en el AT no es sólo aceptar algo intelectualmente; es una actitud hacia Dios que toma en serio sus mandatos y sus promesas.

32 A pesar de esto, pecaron nuevamente, no creían aún en sus maravillas.
33 De un soplo, entonces, apagó sus días, trágicamente se acabaron sus años.
34 Cuando él los masacraba, lo buscaban, se volvían y le hacían la corte;
35 se acordaban que Dios era su Roca y el Dios altísimo, su redentor.
36 Pero todo se quedaba en palabras, y con su lengua sólo le mentían;
37 pues su corazón no se dio a fondo, ni tampoco tenían fe en su alianza.
38 El, empero, siempre bueno y compasivo, perdonaba su culpa en vez de destruirlos, ¡cuántas veces no refrenó su cólera en vez de desatar toda su ira!
39 «Son seres de carne, se decía, soplo que se va y no volverá».
De algunas maneras estas son las líneas más trágicas de todo el Salmo. A pesar de todas las bendiciones y de las fuertes correcciones, ellos pecaron aún. Israel no aprendería, ya sea por la bondad de Dios o por su ira.
Por tanto, consumió sus días en vanidad, y sus años en tribulación: Dios dijo que la generación de incredulidad no podría entrar en la Tierra Prometida, y que la generación sería consumida en el desierto. La vanidad fue expresada en la idea en que ellos salieron fuera de Egipto, pero jamás entraron en Canaán. La tribulación fue expresada en su falta de voluntad de tomar la tierra por fe.
Si los hacía morir, entonces buscaban a Dios: Tomó la más extrema corrección de parte de Dios, pero eventualmente una generación de fe creció y se volvían solícitos en busca suya.
Pero tal búsqueda tras Dios, el cual apropiadamente no es el buscarle del todo en todo, sino el buscarle para escapar del mal venidero, y esta búsqueda no es profunda ni dura mucho.
Así como el hierro es muy blando y maleable cuando está en el fuego, pero que en seguida regresa a su dureza anterior; así muchos, mientras son afligidos, parece que si son afectados, pero tan pronto como ha pasado la aflicción muestran lo que verdaderamente son.
¿Quién no sería piadoso cuando las plagas están encima? Las puertas, las cuales anteriormente no fueron santificadas, se les colocan cruces blancas. Aun los reprobados mandan por el ministro cuando están en el lecho de muerte. Así los pecadores pagan un homenaje voluntario hacia el poder de lo correcto y de la supremacía de Dios, pero su homenaje hipócrita es de poco valor a la vista del Gran Juez.
Pero le lisonjeaban con su boca: Su búsqueda de Dios era sincera, pero esto duraba por poco tiempo. Y pronto regresaban a Dios con lisonjerías, con palabras de insinceridad. Es extraño el pensar que el hombre le puede mentir a Dios, y aún ellos (y a menudo nosotros) con su lengua le mienten.
Falsos al doblar sus rodillas, mentirosos en sus oraciones. La adoración que salen de sus labios debe de ser muy detestable de parte de Dios cuando no está asociado con el corazón: otros reyes aman las adulaciones, pero el Rey de Reyes las aborrece.
Pero él, misericordioso, perdonaba la maldad: La respuesta de Dios hacia su contumaz rebelión, hacia su búsqueda no sincera, hacia su fracaso de ser firmes en su pacto fue sorprendente. Dios mostró Su misericordia, Él perdonaba, y apartó muchas veces su ira.
Es en verdad un gran cántico de la paciencia de Dios, y no hay ninguna historia más fructífera que si los hombres aprendieran de ella.
Aunque no es mencionado en el texto, conocemos de la historia que un mediador se interpuso, el hombre Moisés estuvo en la brecha; aun así en esta hora el Señor Jesús ruega por los pecadores, y aparta la ira divina.
Se acordó de que eran carne, soplo que va y no vuelve: En parte, el entendimiento de Dios de la debilidad de la humanidad movía Su compasión y perdón. Una razón por la cual Él era misericordioso era debido a la frágil naturaleza de ellos.
Su compasión halló expresión en el perdón de sus pecados, su paciencia con el espíritu indomable de ellos, y su empatía con la condición humana, para que lo más fuerte de su ira no les destruyera.
Ahora, que es el hombre sino alma y tierra, aliento y cuerpo, por una parte un soplo de viento, por otra parte un montón de polvo, ¿no hay solidez en ninguno de los dos?
Cuanta gracia de parte del Señor para hacer de la insignificancia del hombre un argumento para detener su ira.

40 ¡Cuántas veces lo desafiaron en el desierto y lo enervaron en esa soledad!
41 Nuevamente tentaron a su Dios y enojaron al Santo de Israel.
42 No se acordaron más de su poder, del día en que los libró del adversario,
43 cuando hizo milagros en Egipto, prodigios en los campos de Tanis,
44 convirtió en sangre sus ríos, para que no bebieran de sus arroyos.
45 Luego vinieron mosquitos que se los comían y ranas que les hicieron gran perjuicio.
46 Entregó sus cosechas al pulgón y el fruto de su trabajo a las langostas.
47 Echó a perder sus viñas con granizo y sus sicomoros con la helada.
48 Dejó sus rebaños a merced del granizo y el rayo tumbó sus ganados.
49 Lanzó sobre ellos el ardor de su cólera, ira, furor, angustia: ¡un buen envío de ángeles de desdichas!
50 Le dio rienda suelta a su cólera, no preservó sus vidas de la muerte y los entregó a la peste.
51 Mató a los primogénitos de Egipto, a todo hijo mayor en las carpas de Cam.
52 Luego sacó a su pueblo como ovejas, los guió, como rebaño, en el desierto;
53 los condujo seguros, sin temor, mientras que el mar cubría a sus enemigos.
54 Los introdujo en su santo territorio, la montaña que su diestra conquistó.
55 Expulsó en su presencia a las naciones, les asignó a cordel una heredad y en carpas ajenas instaló a las tribus de Israel.
Esta sección recuerda los grandes milagros para salvar a Israel de Egipto y algunos del desierto y la conquista de Canaán. Menciona seis o siete (según se entienden las palabras heb.) de las plagas contra los egipcios. Todas estas maravillas Dios las hizo a favor de su pueblo Israel. Pero el pueblo no se acordó de la mano de Dios en su redención. Siempre es importante recordar nuestra redención, nuestro rescate del pecado, de la opresión y de la corrupción.
No solamente la contumaz desobediente de Israel provocó y tentó a Dios, había un sentido real en la cual ellos provocaban al Santo de Israel. En un sentido es imposible para la criatura en provocar o limitar al Creador. Pero cuando Dios ata Su obra hacia la fe del hombre y/o obediencia, hay un sentido en la cual el hombre puede limitar a Dios.
No se acordaron de su mano, del día que los redimió de la angustia: el salmista tenía en mente el gran poder de Dios mostrado al liberar a Israel de los 400 años de esclavitud en Egipto. La redención del Éxodo es a menudo representada en las Escrituras Hebreas como la demostración de la mano de Dios.
En el Nuevo Testamento tenemos una nueva y definitiva demostración de la mano de Dios: la resurrección de Cristo Jesús (Rm 1, 4,Ef 1,19-20,Fil 3, 10). Pablo podría cambiar la frase del Salmo 78, 42. No se acordaron de su mano, el día cuando Él levantó a Jesús de entre los muertos.
El salmista rastrea el pecado de Israel hacia el olvido de la misericordia de Dios, y así se desliza hacia una rápida suma de las plagas de Egipto, tenidas como conducir a Israel hacia su liberación. Estas no están acomodadas de manera cronológica, aunque la lista comienza con la primera.
Cuando puso en Egipto sus señales: el salmista recordó como Dios demostró su poder por Israel en contra del Faraón al mandar las plagas sobre Egipto. Las plagas eran una especial demostración del poder de Dios porque estaban enfocadas en contra de supuestas deidades egipcias.
Cuando Dios envió entre ellos enjambres de moscas y piojos donde Él mostró que Él era más grande que el supuesto dios egipcio de Imhotep (el dios de la medicina) y que Él era capaz de detener toda la adoración de los dioses Egipcios con los detestables piojos y enjambre de insectos
Cuando Dios entregó al pedrisco sus bestias Él mostró que Él era más grande que la supuesta diosa Egipcia de Hathor, una diosa madre con forma de vaca (Éx 9, 1-7)
Su última flecha fue la más filosa. Él reservó el vino fuerte de su indignación para lo último. Note cómo el Salmista apila las palabras, y bien pudo hacerlo; pues golpe fue tras golpe, y cada cual más pasmoso que el anterior, y luego el golpe aplastante fue reservado para el final.
Hizo salir a su pueblo como ovejas. Después de la muerte de los primogénitos los Egipcios le rogaron a los Israelitas que salieran y los enviaron con regalos, felices de deshacerse de ellos. Asaf luego resumió los siguientes años.
· Los guió con seguridad; Dios los protegió en todo el camino
· El mar cubrió a sus enemigos; Dios destruyó al ejército egipcio que les perseguía cuando las aguas del mar bajó, de manera que los aplastó
· Los trajo después a las fronteras de su tierra santa; esto es, la frontera de Su tierra santa prometida
· Echó las naciones de delante de ellos, quitando a muchos de los pueblos Cananeos antes de que aún Israel llegara a la tierra
· Él con cuerdas repartió sus tierras en heredad, dividiendo la tierra entre aquellos a quienes Él había hecho una promesa eterna sobre la tierra.
El contraste es sorprendente, y jamás debiera de ser olvidado por el pueblo. Los lobos fueron matados por montones, las ovejas fueron cuidadosamente reunidas, y triunfantemente liberadas. Se cambiaron los turnos, y los siervos pobres se convirtieron en un pueblo de honra, mientras que sus opresores fueron humillados delante de ellos.

56 Mas tentaron a Dios, el Altísimo, se rebelaron contra él, no hicieron caso de sus advertencias.
57 Se corrían y traicionaban como sus padres, le fallaban como arco que no apunta.
58 Lo irritaron con sus sitios de culto y con sus ídolos lo pusieron celoso.
59 Dios los oía, y se indignó, y rechazó totalmente a Israel;
60 abandonó su morada de Silo, que era su tienda, plantada entre los hombres.
61 Permitió que se llevaran cautivo su poder y en manos enemigas cayera su gloria.
62 Tanto era su enojo con los suyos que entregó su pueblo a la espada;
63 el fuego devoró a su juventud y sus niñas solteras se quedaron;
64 sus sacerdotes cayeron por la espada y sus viudas no se lamentaron.
La anterior sección larga del Salmo (versículos 42 al 55) contaron la gran fidelidad de Dios desde Egipto hasta Canaán. Pero una vez que Israel entró a la Tierra Prometida no guardaron sus testimonios; sino que se volvieron y se rebelaron.
Se volvieron como arco engañoso: “En esto ellos eran faltos, como un ‘arco engañoso’ que rebota mal cuando se necesita, “que no apunta”
La figura de ‘arco engañoso’ describe bien al pueblo como errando en cumplir el propósito del porque Dios lo eligió. Como tal arma no dispara bien, y hace que la flecha se desvíe, sin importar lo bien se apunte y lo fuerte se tense, así Israel frustró todos los intentos Divinos, y erró en llevar el mensaje de Dios hacia el mundo, o en cumplir Su voluntad en sí mismos.
Israel se jactaba del arco como el arma nacional, y cantaba el canto del arco, y así un arco engañoso es hecho ser el tipo y símbolo de su propia falta de firmeza; Dios puede hacer de la gloria del hombre la propia insignia de su vergüenza.
Cuando Israel llegó hacia la Tierra Prometida ellos a menudo adoraban a los dioses de los Cananeos, preparando altares en lugares altos y adorando dioses de imágenes de talla.
El pecado característico ya no es más descontento (la paradoja de los años en el desierto con sus milagros diarios) sino la idolatría — la paradoja de los años en Canaán.
Dejó, por tanto, el tabernáculo de Silo: Asaf recordó la tragedia en Silo, donde los Filisteos invadieron el tabernáculo, mataron a los sacerdotes, y capturaron el arca del pacto.
El fuego devoró a sus jóvenes... Sus sacerdotes cayeron a espada: el salmista recordaba a Israel que las pérdidas en Silo fueron más que solo el arca del pacto. También hubo gran pérdida de vidas, incluyendo a los sacerdotes.
La falta de lealtad y valentía, así como la comodidad de una vida “muelle”, no estaban acordes con lo que la misericordia del Señor había conducido y cuidado al pueblo de Israel.

65 Pero se despertó el Señor como de un sueño, como un valiente que ha dormido la mona,
66 hirió a sus enemigos por la espalda, los dejó humillados para siempre.
La renovación de sus actos de misericordia hacia Israel fue tan abrumadora que el salmista asemeja a Dios como a un ‘valiente’ que se siente a sí mismo más heroico cuando está intoxicado con vino.
Aquel que, al salir a enfrentarse a su enemigo, y haber tomado el suficiente vino para refrescarse a sí mismo, y que se ha vuelto un estímulo apropiado para su espíritu animal, clama y da la señal de guerra para dar comienzo; impaciente para encontrarse con el enemigo, y tomar la victoria. La idea no es tomada del caso de un borracho. Una persona en tal estado no sería apto para encontrarse con su enemigo, y tendrá poca oportunidad para conquistar.

67 Descartó luego a la tienda de José y no eligió a la tribu de Efraín,
68 mas escogió a la tribu de Judá, a ese monte Sión al que amaba.
69 Construyó su santuario como las alturas, como la tierra, firme para siempre.
70 Eligió a David, su servidor, lo sacó del redil de los corderos,
71 lo llamó cuando cuidaba a las ovejas para pastorear a Jacob, su pueblo.
72 Fue su pastor con un corazón perfecto y con mano prudente los condujo.
La tribu de Efraín junto a aquella de su hermano, Manasés, formaban la casa de José. Según los escritos bíblicos (Jos 16,1-9), la tribu de Efraín ocupaba la región central de Canaan, al Oeste del Jordán. Limitaba al norte y al occidente con los territorios de la tribu de Manasés, al oriente con los territorios de la tribu de Dan y al sur con la tribu de Benjamín.
Estos versículos finales ponen énfasis en el reino davídico. Dios es soberano, todavía tenía compasión de su pueblo. Pero lo salvó por medio de un escogido que era David. El salmista enfatiza la elección de la línea davídica.
Desde la perspectiva de la Nueva Alianza, vemos cómo Dios siguió cumpliendo su propósito de traer al Hijo de David, que es el Buen Pastor de su pueblo.
El Salmo nos ayuda a pensar de nuevo en todo lo que Dios ha hecho en nuestra Iglesia, en nuestra familia y en nuestra vida. Nos ayuda a examinar nuestras actitudes, qué cosas nos hicieron apartarnos de Dios o acercarnos más.
Siempre se destaca la paciencia y la misericordia de Dios y esto nos aumenta la fe. Nosotros también hemos de aprender de la historia de Israel y de nuestra propia historia.