Salmo 107

Introducción. - Este notable Salmo alaba la maravillosa liberación de Dios en cuatro maravillosas imágenes. Otro título de este salmo podría ser “Dios al rescate”. Las cuatro historias muestran que cada historia es diferente, y que todas las historias son la misma.
El tema es la acción de gracias y los motivos de la misma. La construcción del Salmo es altamente poética, y como mera composición sería difícil hallar otras comparables entre las producciones humanas.
Considerando las sucesivas viñetas de este Salmo, el amor que nace sobre las caravanas cansadas que desmayaban en el desierto; visitar las cárceles con sus prisioneros; las vigilias de dolor en nuestras camas; que nota cada una de las sacudidas de los barcos azotados por tormentas; que trae a los agotados del desierto a la tierra fructífera.
Se divide en 4 estrofas y el coro o estribillo se repite 3 veces en los vv. 8, 21 y 31.

A. Dedicación de la canción. Dedicada en gratitud a Dios
1.¡Den gracias al Señor porque él es bueno, porque es eterna su misericordia!
2.Que lo digan los que el Señor rescató, que rescató de manos del adversario,
3.que reunió de todos los países del oriente y poniente, del norte y del sur.
B. La bondad de Dios vista en su liberación de los cautivos que regresan.
4.Erraban por el desierto, por la estepa, sin hallar el camino de una ciudad poblada.
5.Tenían hambre, pero más tenían sed, su alma en ellos ya desfallecía.
6.Pero al Señor clamaron en su angustia y él los libró de su aflicción,
7.los encaminó por una ruta recta para que llegaran a una ciudad poblada.
La exhortación está colocada como una exaltación. El cantante del Salmo apasionadamente les ruega a sus lectores que alaban a Dios, y con buena razón. Esta alabanza está dirigida a Dios porque Él es bueno. Su bondad será explicada en el resto del Salmo 107.
Específicamente, el salmista invita al pueblo de Dios — aquellos redimidos por su eterna misericordia — a declarar esa sempiterna misericordia. Estaría mal y sería mal agradecido el quedarse callados con una obra tan grande. El salmista distingue cuatro aspectos distintos en el rescate de la redención de Dios – para los perdidos, para los culpables, para los enfermos, y para los arrastrados por las tormentas.
En el día de hoy necesitamos más creyentes que den testimonio de su mensaje. Los cristianos deberíamos decirle a los demás cuan bueno es Dios. Él es bueno, pero no tiene un buen nombre en el mundo actual. La reputación o el prestigio que le atribuye la sociedad no es buena. Entre las multitudes de personajes o el público en general, pocos están dispuestos a presentarse como testigos a Su favor. Y para comprobarlo no hay más que mirar a nuestro alrededor. En las religiones paganas. Su concepción de Dios es espantosa. Es representado como un Dios que destruye, que no salva, a quién es difícil aproximarse, que no tiene un interés personal en sus criaturas y que no las ama. La gente común de hoy vive en países con una apariencia de civilización, un mínimo de educación, y con algo de cultura cristiana untada sobre la piel, como si fuera una crema de maquillaje. Para la mayoría de las personas Dios no es alguien cuyo conocimiento y trato haya que cultivar; más bien prefieren mantener las distancias. La mayoría le ve como un policía, esperando a la vuelta de la esquina para sorprenderles en una falta. Ésa es la forma de pensar de muchas personas hoy.
Así es que, si alguien va a decir que Dios es bueno, tendrán que ser los redimidos, como declara el versículo 2. No es un axioma; es una proposición que está sujeta a prueba. No es una palabra repetida formalmente, ni un lema, ni una frase de propaganda. Simplemente es una verdad, una realidad.
El Señor estaba reuniendo gente del este, oeste, norte y sur. ¿Quiénes eran ellos? Dios estaba hablando de Israel.
Pero esto también nos habla a nosotros. Dios nos alcanzó aquí en el desierto de este mundo y nos salva. Aquí vemos un cuadro hermoso de la providencia de Dios en la vida de Su antiguo Pueblo. Dios aún no ha finalizado con la nación de Israel. Y en realidad, Dios no ha finalizado con nosotros, eEsta sección tiene un mensaje para nosotros.

Liberación para los cautivos.
8.Den gracias al Señor por su bondad, sus maravillas con los hijos de los hombres.
9.Dio de beber a la garganta seca y los hambrientos los colmó de bienes. 10.Habitaban en la sombra y en tinieblas, atenazados por la miseria y los hierros,
11.por no haber escuchado las palabras de Dios y despreciado los consejos del Altísimo.
12.En la pena El sumió su corazón, sucumbían y nadie los socorría.
13.En su angustia clamaron al Señor: y él los liberó de su aflicción,
14.los sacó de la sombra, de las tinieblas y rompió sus cadenas.
15 ¡Den gracias al Señor por su bondad, sus maravillas con los hijos de los hombres!
16.Pues él rompió las puertas de bronce y destrozó los cerrojos de fierro.
17.Vueltos locos en su mal camino, y desdichados a causa de sus faltas,
18.sentían asco de cualquier alimento y estaban a las puertas de la muerte.
19. Pero en su angustia clamaron al Señor y él los liberó de su aflicción.
20. Les envió a su palabra, los sanó y salvó sus vidas de la tumba.
Él libera a los prisioneros, y tenemos aquí una imagen de un hombre que se encuentra en la prisión. Describe a ese pueblo en tiempos de persecución de la gran tribulación. Si alguien se encuentra en prisión en aquel día, Dios lo libertará y lo llevará de regreso a su tierra. Pensemos en las multitudes que estuvieron en prisión durante la segunda guerra mundial, y todos no pudieron salir en libertad. Y nos preguntamos, cuántos de ellos en aquella ocasión habrán pensado en este Salmo. Esta es una descripción de la situación de impotencia del prisionero.
Recordemos cómo Dios sacó de la cárcel a Simón Pedro, y cómo también liberó de la prisión a Pablo y a Silas en la noche. Él también nos liberó a usted y a mí, cuando nos encontrábamos en la prisión del pecado y nos perdonó. Pero este perdón es para todos. Cuando uno se encuentra en una prisión, uno debe aceptar el perdón. Se cuenta que un gobernador perdonó a cierto criminal, pero este hombre no quería aceptar el perdón. Así que en la cárcel los guardias se encontraban con un dilema. ¿Qué se podía hacer cuando una persona que ha sido perdonada no quiere aceptar ese perdón? Por fin decidieron apelar al juez. Y él decidió que en ese caso, el implicado debería permanecer en la prisión. Estimado oyente, uno debe aceptar el perdón para poder salir en libertad.
Ahora, el Señor Jesucristo tiene un perdón para nosotros. En Él tenemos el perdón de los pecados, pero tenemos que aceptarlo. ¿Hemos aceptado el perdón?
Esta es una hermosa imagen de la misericordia de Dios y pensemos en el significado que tendrá para el pueblo de Dios en el futuro. Muchos de ellos se encontrarán en prisión y Dios les liberará y los traerá de regreso a la tierra.

La protección de Dios - Él resuelve los problemas
21.¡Den gracias al Señor por su bondad, sus maravillas con los hijos de los hombres!
22.Ofrezcan sacrificios de acción de gracias, cuenten sus obras con cánticos de júbilo.
23.Los que bajan al mar en sus navíos y negocian entre las grandes aguas,
24.estos han visto las obras del Señor, sus maravillas en las profundidades.
25.A su orden surgió un viento huracanado, que levantaba las olas;
26.subían a los cielos, bajaban a los abismos, su alma se consumía en el mareo;
27.por el vértigo, titubeaban como un ebrio, toda su pericia había sido tragada.
28.Pero al Señor clamaron en su angustia y él los hizo salir de su aflicción.
29.Hizo que amainara la tormenta y las olas del mar enmudecieron.
30.Se alegraron al ver calmado todo, y los llevó al puerto deseado.
Ésta debería ser nuestra actitud. Dios quiere que cuando nos acerquemos a Él, traigamos sacrificios de gratitud. Y como resultado, nos dice el escritor a los Hebreos, en el capítulo 13:10-15 "Tenemos un altar, del cual no tienen derecho de comer los que sirven al tabernáculo. Porque los cuerpos de aquellos animales cuya sangre a causa del pecado es introducida en el santuario por el sumo sacerdote, son quemados fuera del campamento. Por lo cual también Jesús, para santificar al pueblo mediante su propia sangre, padeció fuera de la puerta de la ciudad. Salgamos, pues, a su encuentro, fuera del campamento, llevando la deshonra que él llevó; porque no tenemos aquí ciudad permanente, sino que buscamos la por venir. Así que, ofrezcamos siempre a Dios, por medio de él, sacrificio de alabanza, es decir, fruto de labios que confiesan su nombre".
La profesión de marinero en los tiempos del salmista era peligrosa. Cuando un hombre se embarcaba en un viaje como éstos, no sabía si iba a poder regresar o no. Así que, en aquellos tiempos esa gente se encomendaba más a Dios que los que hoy suben a bordo de un avión o un barco. Otros, no piensan en ello en absoluto, porque adoptan la filosofía fatalista y creen que el día de su muerte ya está predeterminado. Sin embargo, es maravilloso de veras que nosotros podamos encomendarnos a las manos de Dios en momentos así.

C. La bondad de Dios vista en su transformación.
El poder de Dios - Él deleita a su pueblo.
31.¡Den gracias al Señor por su bondad, sus maravillas con los hijos de los hombres!
32.Que lo exalten en la asamblea del pueblo y lo alaben en el consejo de ancianos.
33.El convierte los ríos en desierto y en tierra seca las vertientes de agua;
34.la tierra fértil se cubre de sal debido a la maldad de sus habitantes.
35.Pero cambia el desierto en napa de agua y la tierra árida en fuente de agua; 36 allí hace que habiten los hambrientos y funden una ciudad habitable.
37.Siembran sus campos y plantan viñedos, recolectan sus frutos.
38.Los bendice, se multiplican mucho, y su ganado no se les reduce.
39.Luego disminuyeron y se vieron abatidos bajo el peso de males y desgracias,
40.pero él, que derrama el desprecio sobre los grandes y los hace errar en un desierto sin caminos,
41.levanta al pobre de su miseria y multiplica las familias como el rebaño.
42.Los hombres rectos véanlo y alégrense, pero todo lo que es vil cierre la boca.
43.¡El que sea sabio, que medite estas cosas y reconozca las bondades del Señor!"
Se cuenta que en cierta ocasión Tomás Aquino se presentó ante el Papa que estaba contando su dinero, y el Papa miró a Tomás Aquino y le dijo: "Tomás, la iglesia ya no puede decir no tengo plata ni oro". Y Tomás Aquino dio media vuelta y comenzó a alejarse del lugar, y sin siquiera mirar atrás dijo. "Así es Señor. Y la iglesia tampoco puede decir al hombre cojo levántate y anda". En la actualidad somos conscientes de los problemas, pero no del poder de Dios. Es bueno recordar que la primera iglesia cristiana era consciente del poder de Dios.
Y esto nos recuerda lo que ocurrió en cierta ocasión en un desfile donde se presentaba carrozas cubiertas. Una de esas carrozas estaba auspiciada por una compañía de petróleo, y en la mitad del desfile se le acabó la gasolina a esta carroza y entonces tuvo que ser remolcada. Ahora, todo el mundo que estaba presenciando ese desfile comenzó a reírse ya que una carroza representando una compañía de petróleo tendría que ser la última en quedarse sin gasolina. Pero, alguien se había olvidado de llenar el tanque, y allí quedaron a mitad de camino.
Un incidente así nos hace pensar en el cuadro de la iglesia en el presente. Tenemos edificios hermosos, bien decorados, tenemos programas atractivos, así como también nuestros servicios religiosos elaborados, también utilizamos la propaganda, pero no existe poder. Y poder es lo que necesita la iglesia, y poder es lo que cada cristiano a nivel personal necesita. Y una de las razones de nuestra falta de poder es que no estamos alabándole a Él como debemos.
Necesitamos alabar a Dios hoy y la alabanza va antes que el poder. Es como la energía del combustible en el tanque que impulsa a un cohete para despegar de la tierra en su viaje al espacio. Finalizamos este salmo 107 leyendo el versículo 43:
"Quien sea sabio que medite estas cosas, y reconozca las bondades del Señor".
Otras traducciones prefieren traducir aquí "entenderá el amor del Señor".
Y es que el amor, la bondad y la misericordia de Dios colman las vidas de aquellos que le pertenecemos.