25/01/2023 Para participar en la victoria de Cristo sobre las "fuerzas que nos dominan" hay que ser dóciles al Espíritu Santo

 

¡BUENOS DÍAS NOS DÉ DIOS! 23 ENERO 2023
Para participar en la victoria de Cristo sobre las "fuerzas que nos dominan" hay que ser dóciles al Espíritu Santo

El texto de la Carta a los Hebreos, como sucede con el conjunto de dicha carta, está lleno de honda teología. El autor pretende a la vez que proclama el sacerdocio de Cristo, señalar la singularidad de este sacerdocio, respecto al sacerdocio que conocían los judíos. En el texto de hoy se insiste en que el sacerdocio de Cristo se realizó en único sacrificio, el de su vida, el de su muerte. Es sacrificio único, y además él es el sacerdote y la víctima, el sacrificio es el de sí mismo. Su sacerdocio continúa ahora “poniéndose ante Dios para interceder por nosotros”.
Primera lectura Hb 9, 15. 24-28
Corazón de carne lleno de amor para todos los que nos rodean
Se ofreció una sola vez para quitar los pecados.
Hermanos: Cristo es el mediador de una alianza nueva. Con su muerte hizo que fueran perdonados los delitos cometidos durante la antigua alianza, para que los llamados por Dios pudieran recibir la herencia eterna que él les había prometido. Porque Cristo no entró en el santuario de la antigua alianza, construido por mano de hombres y que sólo era figura del verdadero, sino en el cielo mismo, para estar ahora en la presencia de Dios, intercediendo por nosotros. En la antigua alianza, el sumo sacerdote entraba cada año en el santuario para ofrecer una sangre que no era la suya; pero Cristo no tuvo que ofrecerse una y otra vez a sí mismo en sacrificio, porque en tal caso habría tenido que padecer muchas veces desde la creación del mundo. De hecho, él se manifestó una sola vez, en el momento culminante de la historia, para destruir el pecado con el sacrificio de sí mismo. Y así como está determinado que los hombres mueran una sola vez y que después de la muerte venga el juicio, así también Cristo se ofreció una sola vez para quitar los pecados de todos. Al final se manifestará por segunda vez, pero ya no para quitar el pecado, sino para la salvación de aquellos que lo aguardan y en él tienen puesta su esperanza.
Este trozo de la carta a los Hebreos quiere hacernos conscientes de la novedad que Jesús representa para nuestra vida reflejada en el concepto de la nueva alianza.
La fiesta del Yon Kippur era el único día del año en el que el Sumo Sacerdote (y sólo él), entraba en Santo de los Santos, en la parte más sagrada del Templo con la sangre caliente de la res recién inmolada por los pecados del pueblo.
Aquella gran celebración judía reflejo del temor del hombre pecador ante la santidad de Dios, está superada por el acercamiento de Dios al hombre, por ese Emmanuel, Dios-con-nosotros que es Jesús.
El temor es sustituido por el amor, pero siempre que sepamos llevar ese amor en nuestro corazón y entregarlo a nuestro prójimo, especialmente al más necesitado.

El salmista empieza con energía y gozo. Hemos de cantar al Señor . La adoración es el gran tema de los Salmos. y la adoración espontáneamente estalla en canto. Pero no sólo sale con canto, crea un cántico nuevo. Dios es creador; ha hecho al hombre creativo. Dios quiere que usemos nuestra creatividad también para elevarle adoración. Debemos usar cantos viejos, pero también cantos nuevos. Este mandato del salmista provee un gran desafío a los jóvenes cristianos que pueden crear cantos que realmente glorifiquen a Dios
Salmo 98, 1. 2-3ab. 3cd-4. 5-6
Confiemos nuestra alegría al Señor
Cantemos al Señor un canto nuevo porque ha hecho maravillas
Cantemos al Señor un canto nuevo,
pues ha hecho maravillas.
Su diestra y su santo brazo
le han dado la victoria,
El Señor ha dado a conocer su victoria,
y ha revelado a las naciones su justicia.
Una vez más ha demostrado Dios
su amor y su lealtad hacia Israel.
La tierra entera ha contemplado
la victoria de nuestro Dios.
Que todos los pueblos y naciones
aclamen con júbilo al Señor.
Cantemos al Señor al son del arpa,
suenen los instrumentos.
Aclamemos al son de los clarines
al Señor, nuestro rey.
La mano de Dios no ha sido ni es demasiado corta para salvar (Is 50,2). En otro tiempo Israel fue salvado de Egipto por la mano poderosa de Dios, por su brazo extendido. Ahora, en Babilonia, no hay ningún otro auxiliador que no sea el brazo de Dios, sólo Él. «Ha desnudado su santo brazo a la vista de las naciones» (Is 54,10).
El brazo que nos salva es Jesús, salvado a su vez por la diestra del Altísimo. El brazo de Cristo, como el de Dios, es todopoderoso, es salvador.
Ese poder ha sido confiado a la Iglesia para que por medio de la imposición de las manos siga rescatando, salvando a los hombres de la cautividad de Babilonia. Ensalcemos el poder salvador de Dios con un cántico nuevo.
Te alabamos y te bendecimos, Señor, por ese reinado lleno de Justicia y Derecho, que alegra a toda la humanidad.
Sobre esos montes movedizos se asientan aquellos que no te quieren conocer, que no quieren escuchar tu Palabra y acogerse a tu misericordia.
Y te damos gracias por esa luz que el salmo anuncia y que Juan detalla en la primera lectura.
Te rogamos que todos seamos capaces de dejarnos iluminar por ella, y así, proclamar tu Reino de justicia y de paz

El que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón
El texto del evangelio nos presenta a Jesús enfadado por la dureza de corazón de los letrados que les impide acercarse a la verdad de quién es Jesús. Para ello rechazan la evidencia del poder excepcional de Jesús sobre el espíritu del mal, sobre “los espíritus inmundos”. Y así rechazar que Dios, el único que tiene poder contra esos espíritus inmundos, esté con Jesús. ¿De dónde entonces le llega ese poder? Los letrados, los reconocidos como los sabios, ellos mismos así se reconocen, dicen que ese poder excepcional que demuestra Jesús sobre el mal significado en el demonio, viene del mismo demonio, él mismo está “endemoniado”. ¡Qué afirmación tan absurda, el demonio contra el demonio, como le hace ver Jesús! ¿Pero qué eficaz para apártalo del pueblo, de modo que nadie le siga!
Cuando son los intereses individuales los que construyen la verdad, cuando se quiere ser ciego a la evidencia, no hay recurso para sacar de la ignorancia. No hay más ciego que el que no quiere ver. Cuando no se quiere ser conscientes de que lo que se dice o hace es producto del puro interés, al que no se quiere renunciar, no hay posibilidad de arrepentimiento. Ese es el pecado contra el Espíritu Santo, que dice el texto: el rechazo al reconocimiento del error o del mal para mantenerse obcecadamente en lo que les interesa. Si no se quiere ver la verdad de lo evidente, sin no hay arrepentimiento, no se alcanzará nunca la verdad, ni puede haber perdón. Ni Dios perdona.
Evangelio Mc 3, 22-30
El Espíritu Santo es nuestro mejor guía en la vida
Satanás está perdido
En aquel tiempo, los escribas que habían venido de Jerusalén, decían acerca de Jesús: "Este hombre está poseído por Satanás, príncipe de los demonios, y por eso los echa fuera". Jesús llamó entonces a los escribas y les dijo en parábolas: "¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás? Porque si un reino está dividido en bandos opuestos no puede subsistir. Una familia dividida tampoco puede subsistir. De la misma manera, si Satanás se rebela contra sí mismo y se divide, no podrá subsistir, pues ha llegado su fin. Nadie puede entrar en la casa de un hombre fuerte y llevarse sus cosas, si primero no lo ata. Sólo así podrá saquear la casa. Yo les aseguro que a los hombres se les perdonarán todos sus pecados y todas sus blasfemias. Pero el que blasfeme contra el Espíritu Santo nunca tendrá perdón; será reo de un pecado eterno". Jesús dijo esto, porque lo acusaban de estar poseído por un espíritu inmundo.
Los letrados y fariseos buscan desacreditar a Jesús con el fin de neutralizar el impacto liberador que ha despertado en medio del pueblo. Lo acusan de actuar con el poder de Satanás y no con el de Dios.
La estrategia de eliminar a Jesús a través de la calumnia es la misma que utilizan muchos en la política, la economía y la sociedad en general, para justificar sus fechorías y desacreditar a quienes los critican y piensan diferente.
La vida y la obra de Jesús nos confirman que el bien tiene como aliado al Espíritu Santo, mientras el mal tiene como aliado natural al espíritu de Satanás, con lo cual no se hace referencia a un personaje con cuernos, cola y fuego, más bien, se traduce como enemigo, adversario, acusador y calumniador.
El Espíritu es lo más sagrado que podemos tener los humanos. Cuando somos dirigidos y orientados por él, sabemos discernir lo bueno de lo malo, y nos sentimos fuertemente inclinados a expandir el bien en derredor nuestro. Jesús no hizo otra cosa que permitir que el Espíritu dirigiera sus pasos para hacer más humana la vida de aquellas personas con las se encontraba; para atender, escuchar, curar y perdonar a todos los enfermos que se lo pedían porque creían y confiaban en él. El Espíritu en Jesús fue todo compasión, misericordia, liberación y salvación.
Por esto, quien actúa como un adversario calumniador, violento y que divide la fraternidad, pasa de ser imagen de Dios a ser imagen de Satanás.
Todo se puede perdonar, pero actuar como Satanás o como adversario del Espíritu Santo es un pecado mayor. ¿Cómo estamos viviendo y actuando?

LA MEDITACIÓN, ¿QUÉ DICE? .- ¿Cómo puede Satanás expulsar a Satanás?

¿QUÉ NOS DICE? .- ¿Contribuimos a que Jesús no sea contestado... Jesús sea escuchado... Jesús sea seguido... Jesús no sea dejado de lado...? ¿Somos conscientes de que los intereses personales e institucionales pueden llegar a pervertir la conciencia?

LA ORACIÓN.- Te rogamos, Señor, que nos mantengas en el apoyo a nuestro prójimo, siendo conscientes de la Santidad de nuestros hermanos Jesús.

ENCÍCLICA REDEMPTORIS MISSIO DEL PAPA SAN JUAN PABLO II
Recientemente he escrito a los Obispos de Asia: «Aunque la Iglesia reconoce con gusto cuanto hay de verdadero y de santo en las tradiciones religiosas del Budismo, del Hinduismo y del Islam —reflejos de aquella verdad que ilumina a todos los hombres—, sigue en pie su deber y su determinación de proclamar sin titubeos a Jesucristo, que es "el camino, la verdad y la vida"... El hecho de que los seguidores de otras religiones puedan recibir la gracia de Dios y ser salvados por Cristo independientemente de los medios ordinarios que él ha establecido, no quita la llamada a la fe y al bautismo que Dios quiere para todos los pueblos». En efecto, Cristo mismo, «al inculcar con palabras explícitas la necesidad de la fe y el bautismo... confirmó al mismo tiempo la necesidad de la Iglesia, en la que los hombres entran por el bautismo como por una puerta». El diálogo debe ser conducido y llevado a término con la convicción de que la Iglesia es el camino ordinario de salvación y que sólo ella posee la plenitud de los medios de salvación.



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