08/12/2024 Hoy celebramos la fiesta de la Inmaculada Concepción de María
Dominical: El punto de vista de un laico
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V e r ; j u z g a r ; a c t u a r
DOMINGO INMACULADA CONCEPCIÓN DE LA VIRGEN MARÍA (08 Diciembre 2024)
Hoy celebramos la fiesta de la Inmaculada Concepción de María
El mal siempre ha sido descrito míticamente. Pero en realidad el mal lo hacemos nosotros y lo proyectamos al que está frente de nosotros, especialmente si es más débil, según la una visión cultural equivocada. ¿Quién podrá liberarnos de ello? Siempre se ha visto en este texto una promesa de Dios; una promesa para que podamos percibir que el mal lo podemos vencer, sin proyectarlo sobre el otro, si sabemos amar y valorar a quien está a nuestro lado; en este caso el hombre a la mujer y la mujer al hombre.
Primera lectura Gn 3,9-15.20
Según el mensaje del Génesis, el bien triunfará sobre el mal. El mensaje bíblico nunca es terrorífico, sino optimista y lleno de esperanzas.
Establezco hostilidades entre tu estirpe y la de la mujer.
Después que Adán comió del árbol, el Señor llamó al hombre: « ¿Dónde estás?» Él contestó: «Oí tu ruido en el jardín, me dio miedo, porque estaba desnudo, y me escondí.» El Señor le replicó: « ¿Quién te informó de que estabas desnudo? ¿Es que has comido del árbol del que te prohibí comer?» Adán respondió: «La mujer que me diste como compañera me ofreció del fruto, y comí.» El Señor dijo a la mujer: « ¿Qué es lo que has hecho?» Ella respondió: «La serpiente me engañó, y comí.» El Señor Dios dijo a la serpiente: «Por haber hecho eso, serás maldita entre todo el ganado y todas las fieras del campo; te arrastrarás sobre el vientre y comerás polvo toda tu vida; establezco hostilidades entre ti y la mujer, entre tu estirpe y la suya; ella te herirá en la cabeza cuando tú la hieras en el talón.» El hombre llamó a su mujer Eva, por ser la madre de todos los que viven.
1 La fuente moral del pecado es el hombre que se ha equivocado al hacer la opción del valor fundamental de su vida. Frente a la presencia del pecado, hay una promesa de salvación.
2 Llegará un tiempo en el que Dios cambiará la situación y dará a la descendencia de Adán la posibilidad de recuperar la posición perdida. La humanidad se levantará contra la serpiente y uno de ellos le aplastará la cabeza. A su lado tendrá a la mujer.
3 En la tradición bíblica al lado del hombre encontramos siempre a la mujer implicada en la obra de la salvación. Y en esa promesa de salvación está nuestro creador, paseando en el jardín y atento al bienestar del hombre, pero sin interferir en su libertad.
4 Evitar o esconder la responsabilidad estamos viendo que es hoy harto frecuente; está claro que tiene sus antecedentes; la culpa siempre es de otro.
5 También podemos ver esta lectura como la primera quiebra de la alianza del hombre con Dios, esa alianza que a lo largo de las Escrituras veremos como Israel rompe con frecuencia.
6 Y el caso es que actualmente el pueblo de Israel sigue en estado de guerra, pero también es cierto que la guerra sigue estando presente en muchos lugares del mundo, fruto de muchas serpientes astutas que tientan al hombre con riquezas, con prestigio o con afán de imponer desordenadamente una forma o una teoría de vida.
7 Pero el mensaje final es optimista y lleno de esperanza. Trabajemos por la justicia; con ella vendrá la paz, y la paz es en sí misma la salvación, por que inicia la felicidad del ser humano que culmina en el seno del Padre.
Tanto la Liturgia como la tradición cristiana, nos invitan a alabar con un cántico nuevo al Niño de Belén, en quien se manifiesta el amor de Dios Padre en favor de la Iglesia, el nuevo Israel.
Salmo 98,1 – 4
El cántico puede ser el mismo, pero el espíritu con que lo cantamos ha de ser nuevo cada día.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas.
Cantad al Señor un cántico nuevo,
porque ha hecho maravillas:
su diestra le ha dado la victoria,
su santo brazo.
El Señor da a conocer su victoria,
revela a las naciones su justicia:
se acordó de su misericordia
y su fidelidad en favor de la casa de Israel.
Los confines de la tierra han contemplado la victoria de nuestro Dios.
Aclama al Señor, tierra entera;
gritad, vitoread, tocad.
Te rogamos, Señor, que seamos conscientes de tu victoria sobre el mal, de que extiendes los frutos de esa victoria sobre toda la tierra y de que nuestra responsabilidad cristiana es seguir esa obra, que es la evangelización, siempre con tu ayuda y apoyo.
Y todo ello, festejado en la alegría de saberte a nuestro lado, de ver todas las maravillas que realizas en nosotros
Y te damos gracias, Señor, porque la esperanza que veíamos reflejada en la primera lectura, nos la anuncias en este espléndido cántico que podemos entonar en celebración de toda tu obra, de tu victoria final, incruenta, basada en la justicia y la paz, en la misericordia y la fidelidad.
Te rogamos que nos hagas capaces de secundar tu acción con nuestra humilde colaboración llevando justicia y paz en todas nuestras acciones.
Y también te rogamos, Señor, que nos enseñes a entonar ese cántico nuevo, a tener iniciativas que consigan llevar la justicia a los más humildes, a los más oprimidos, en gestos que den testimonio de nuestro convencimiento de pertenecerte a Ti, de tenerte en cuenta en toda nuestra vida, y así sepamos aplaudir y aclamarte como la naturaleza hace constantemente.
Nuestra alegría cristiana debe manifestarse de forma pública y notoria; ese agradecimiento por la misericordia y la fidelidad del Señor, que con tanta asiduidad nos enseñan las Escrituras, es algo que, bien guardado en el corazón, debe también exteriorizarse para conocimiento de todos los que nos rodean.
Se destaca entre las funciones de la Sagrada Escritura las del consuelo y la esperanza. No está escrita la revelación para opresión o angustia del género humano, sino para lo contrario. ¡Ojalá no desvirtuáramos ese carácter como normalmente, por desgracia, sucede! ¿Cuántos cristianos piensan en la Escritura -con mayor razón se puede decir esto del N.T.- como fuente de consuelo y esperanza?
Segunda lectura Rm 15,4-9
No se trata simplemente de un consejo moral de convivencia.
Cristo salva a todos los hombres
Hermanos: Todas las antiguas Escrituras se escribieron para enseñanza nuestra, de modo que entre nuestra paciencia y el consuelo que dan las Escrituras mantengamos la esperanza. Que Dios, fuente de toda paciencia y consuelo, os conceda estar de acuerdo entre vosotros, según Jesucristo, para que unánimes, a una voz, alabéis al Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo. En una palabra, acogeos mutuamente, como Cristo os acogió para gloria de Dios. Quiero decir con esto que Cristo se hizo servidor de los judíos para probar la fidelidad de Dios, cumpliendo las promesas hechas a los patriarcas; y, por otra parte, acoge a los gentiles para que alaben a Dios por su misericordia. Así dice la Escritura: "Te alabaré en medio de los gentiles y cantaré a tu nombre."
Pablo nos vuelve a la esperanza, muy basada en la Palabra del Señor; pero también la paz es proclamada; ese espíritu tan bien expresado en la primera lectura.
El Apóstol está viendo el «Evangelio de la salvación universal», revelado por Cristo, hecho ya «realidad y anuncio» en esa acogida mutua de amor fraterno de la comunidad de Roma.
Acogida y servicio, nos dice Pablo, poniéndonos como ejemplo a Cristo y su fidelidad y misericordia
Es directriz para nuestra comunidad parroquial
Perseverancia y consuelo. Son dones que proceden de Dios.
Perseverancia, porque hay que tener en cuenta que Dios no falta a su alianza y a sus promesas; ha prometido un mundo mejor, nuevo, justo, (sería en este caso la promesa de la primera lectura de Isaías) y si perseveramos en fiarnos de esa promesa, la verán nuestros ojos.
Consuelo, porque cuando verificamos lo lejos que estamos de ese estado ideal, la actitud cristiana no puede ser la desesperación; debemos consolarnos porque algo absolutamente nuevo nos viene de parte de Dios.
Y el Adviento es un tiempo propicio para ello. El ejemplo que propone es Cristo, servidor de judíos y paganos. Cristo es el futuro de todos los hombres. Este ideal no puede perderse para los seguidores del evangelio, para las comunidades cristianas que viven en cualquier parte del mundo.
¿Cuántos cristianos piensan en la Escritura como fuente de consuelo y esperanza?
¿Sabemos acogernos unos a otros?
El evangelio de la "Anunciación" es, sin duda, el reverso de la página del Génesis. Así lo han entendido muchos estudiosos de este relato maravilloso lleno de feminismo y cargado de símbolos. Aunque aparentemente no se usen los mismos términos, todo funciona en él para reivindicar la grandeza de lo débil, de la mujer. Para mostrar que Dios, que había creado al hombre y a la mujer a su imagen y semejanza, tiene que decir una palabra definitiva sobre ello.
Es verdad que hay páginas en el mundo de la Biblia que están redactadas desde una cultura de superioridad del hombre sobre la mujer. Pero hay otras, como este evangelio, que dejan las cosas en su sitio. Cuando Dios quiere actuar de una forma nueva, extraordinaria e inaudita para arreglar este mundo que han manchado los poderosos, entonces es la mujer la que se abre a Dios y a la gracia.
Evangelio Lc 1,26-38
La Virgen María es el resto de Israel, al que Dios cumple sus promesas, es el germen del nuevo pueblo de Dios
Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.
En aquel tiempo, el ángel Gabriel fue enviado por Dios a una ciudad de Galilea llamada Nazaret, a una virgen desposada con un hombre llamado José, de la estirpe de David; la virgen se llamaba María. El ángel, entrando en su presencia, dijo: «Alégrate, llena de gracia, el Señor está contigo.» Ella se turbó ante estas palabras y se preguntaba qué saludo era aquél. El ángel le dijo: «No temas, Maria, porque has encontrado gracia ante Dios. Concebirás en tu vientre y darás a luz un hijo, y le pondrás por nombre Jesús. Será grande, se llamará Hijo del Altísimo, el Señor Dios le dará el trono de David, su padre, reinará sobre la casa de Jacob para siempre, y su reino no tendrá fin.» Y María dijo al ángel: « ¿Cómo será eso, pues no conozco a varón?» El ángel le contestó: «El Espíritu Santo vendrá sobre ti, y la fuerza del Altísimo te cubrirá con su sombra; por eso el Santo que va a nacer se llamará Hijo de Dios. Ahí tienes a tu pariente Isabel, que, a pesar de su vejez, ha concebido un hijo, y ya está de seis meses la que llamaban estéril, porque para Dios nada hay imposible.» María contestó: «Aquí está la esclava del Señor; hágase en mí según tu palabra.» Y la dejó el ángel.
1 La mujer interviene con gran protagonismo en la obra salvadora de Dios.
2 Salvando las distancias, en la actualidad la mujer está presente en multitud de obras cristianas de todo tipo, desde la oración en la clausura, en alabanza del Señor, acción de gracias por su misericordia y rogando por todos nosotros, hasta el sacrificio de vida en las misiones, confrontando todo tipo de situaciones con la fe y la esperanza como signo de vida y con el amor a los más oprimidos como maravillosa acción de brazos abiertos, protectores y amorosos ante las más difíciles circunstancias.
3 Capaz de las más altas responsabilidades, sería necesario que se reconociera con hechos su capacidad de vocación en todos los campos.
4 No cabe duda que María acepta plenamente “meterse en el lío”, creer en el Señor y entregarse a su misión co-redentora, con fe e ilusión, plenamente consciente de las consecuencias mundanas que ello le reportaría, empezando por peligrar su matrimonio. ¡Gracias, María, madre nuestra!
LA MEDITACIÓN, ¿QUÉ DICE? : El concepto de responsabilidad cristiana (y humana, también) es algo que debemos de tener muy presente en el desarrollo de nuestra vida, y que no vale ir dejándola para más adelante, o para cuando tengamos tiempo; nuestra acción cristiana es necesaria ya. Y la podemos desarrollar con el alegre cántico al Señor, alabándole y dándole gracias por su bondad, reconociendo su generosa acción con nosotros, e invocando a María, la Madre de todos, que, como buena madre, siempre está con los brazos abiertos para acogernos.
¿QUÉ NOS DICE? : ¿Nos escondemos a veces del Señor, dejándolo aparte de nuestras decisiones, cuando vemos que no están muy acordes con lo que nuestra conciencia nos dicta? ¿Nos damos cuenta de la bondad de Dios en nuestra creación por amor? ¿Recurrimos a María cuando sentimos necesidad de unos brazos de acogida?
LA ORACIÓN : Gracias, Señor, por tu bondad y tu generosidad, dándonos la vida y guardándonos una morada cerca de Ti. Cantaremos tu fidelidad ante todo auditorio que quiera escuchar la realidad de tu acción creando este mundo por amor. Danos la intuición, la fuerza y la voluntad para hacer de ese cantar una proclamación de la grandeza de la Virgen María, tu madre. Te lo pedimos, Señor