23/05/2024 Celebramos a Jesucristo santo y eterno sacerdote

¡BUENOS DÍAS NOS DÉ DIOS! 23 MAYO 2024
Celebramos a Jesucristo santo y eterno sacerdote

¿No habría que ver en esta nueva alianza la apertura a nuevos tiempos y, simultáneamente, el acceso de los verdaderos creyentes a los bienes que Cios podía ofrecerles?
Primera lectura Jr 31, 31-34
La novedad de la Alianza es la del amor de Dios, porque el verdadero amor es siempre nuevo
Haré una alianza nueva y no recordaré los pecados.
«Mirad que llegan días –oráculo del Señor– en que haré con la casa de Israel y la casa de Judá una alianza nueva. No como la alianza que hice con sus padres, cuando los tomé de la mano para sacarlos de Egipto: ellos quebrantaron mi alianza, aunque yo era su Señor –oráculo del Señor–. Sino que así será la alianza que haré con ellos, después de aquellos días –oráculo del Señor– Meteré mi ley en su pecho, la escribiré en sus corazones; yo seré su Dios, y ellos serán mi pueblo. Y no tendrá que enseñar uno a su prójimo, el otro a su hermano, diciendo: "Reconoce al Señor." Porque todos me conocerán, desde el pequeño al grande –oráculo del Señor–, cuando perdone sus crímenes y no recuerde sus pecados.»
Dios, siempre fiel, no se deja vencer por nuestras infidelidades, y si su pueblo ha roto la alianza, Él entregará el colmo de su amor y de su fidelidad
La nueva alianza no será más escrita en leyes sino que será una realidad interior, un lazo mutuo entre Yahvé y los suyos
Se trata pues de una experiencia espiritual, fruto de un perdón de los pecados; el culto del Templo pretendía expiar los pecados, pero no llegaba al interior de la persona. ¿Nos pasa esto también ahora 2500 años después?

Jesús citó este salmo, en una controversia que tuvo con los fariseos: ¿Cuál es vuestra opinión sobre el Mesías? ¿De quién es hijo? Ellos respondieron: de David. Jesús replicó: ¿Cómo pues David inspirado por el Espíritu Santo lo llama Señor, diciendo: dijo el Señor a mi Señor: siéntate a mi diestra hasta que ponga a tus enemigos por escabel de tus pies? "Si David lo llama señor, ¿cómo puede ser su hijo?" De esta manera "Jesús subrayó el carácter misterioso de su origen" Y sugirió que Él era el Mesías esperado
Sal 110,1.2.3.4
Un sacerdocio de plena entrega
Tú eres sacerdote eterno, según el rito de Melquisedec
Oráculo del Señor a mi Señor:
Siéntate a mi derecha,
y haré de tus enemigos estrado de tus pies.
Desde Sión extenderá el Señor el poder de tu cetro:
somete en la batalla a tus enemigos.
Eres príncipe desde el día de tu nacimiento,
entre esplendores sagrados;
yo mismo te engendré,
como rocío, antes de la aurora.
El Señor lo ha jurado y no se arrepiente:
Tú eres sacerdote eterno,
según el rito de Melquisedec.
El salmista no sospechó hasta qué punto sería verdad lo que anunciaba:
-"Hijo de Dios" engendrado desde toda la eternidad, desde la aurora.
-"Sentado a la derecha de Dios", por su Ascensión gloriosa...
-"Puso a todos sus enemigos bajo sus pies", y el último enemigo vencido, la muerte... Y también el pecado, y "toda potencia maligna"...

Los evangelios sinópticos y Pablo concuerdan perfectamente en la intención de hacer ver a los cristianos de las futuras generaciones que Jesús, por las acciones y palabras que empleó en la cena que celebró con sus discípulos antes de padecer, interpretó su muerte como la culminación del plan de salvación que había recibido de Dios, su Padre, y que Él había querido cumplir plenamente por amor a sus hermanos.
Evangelio Mc 14, 12a. 22-25
Jesús se nos entrega “al completo”
Esto es mi cuerpo. Esta es mi sangre.
El primer día de los ázimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dijeron a Jesús sus discípulos: ¿Dónde quieres que vayamos a prepararte la cena de Pascua? Mientras comían, Jesús tomó un pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio, diciendo: Tomad, esto es mi cuerpo. Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dio y todos bebieron. Y les dijo: Esta es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos. Os aseguro que no volveré a beber del fruto de la vid hasta el día que beba el vino nuevo en el Reino de Dios.
Cristo nos confía su Cuerpo entregado y su Sangre derramada. Nos los confía como hizo con los Apóstoles en el Cenáculo, antes de su supremo sacrificio en el Gólgota. Pedro y los demás comensales acogieron estas palabras con asombro y profunda emoción. Pero ¿podían comprender entonces cuán lejos los llevarían?
Se cumplía en aquel momento la promesa que Jesús había hecho en la sinagoga de Cafarnaúm: «Yo soy el pan de vida, (...) el pan que yo daré, es mi carne, para la vida del mundo» (Jn 6, 48.51). La promesa se cumplía en la víspera de la pasión, en la que Cristo se entregaría a sí mismo por la salvación de la humanidad.
En el Cenáculo Jesús habla de alianza. Es un término que los Apóstoles comprenden fácilmente, porque pertenecen al pueblo con el que Yahveh, como nos narra la primera lectura, había sellado la antigua alianza, durante el éxodo de Egipto (cf. Ex 19-24). Tienen muy presentes en su memoria el monte Sinaí y Moisés, que había bajado de ese monte llevando la Ley divina grabada en dos tablas de piedra.
qNo han olvidado que Moisés, después de haber tomado el «libro de la alianza», lo había leído en voz alta y el pueblo había aceptado, respondiendo: «Obedeceremos y haremos todo cuanto ha dicho el Señor» (Ex 24, 7). Así, se había establecido un pacto entre Dios y su pueblo, sellado con la sangre de animales inmolados en sacrificio. Por eso Moisés había rociado al pueblo diciendo: «Esta es la sangre de la alianza que el Señor ha hecho con vosotros, según todas estas palabras» (Ex 24, 8).
Así pues, los Apóstoles comprendieron bien la referencia a la antigua alianza. Pero ¿qué comprendieron de la nueva? Seguramente muy poco. Deberá bajar el Espíritu Santo a abrirles la mente. Sólo entonces comprenderán el sentido pleno de las palabras de Jesús. Comprenderán y se alegrarán.
Declaración Dignitas infinita sobre la dignidad humana 34. Queriendo señalar algunas de las muchas violaciones de la dignidad humana en nuestro mundo contemporáneo, podemos recordar lo que el Concilio Vaticano II enseñó a este respecto. Hay que reconocer que se opone a la dignidad humana «cuanto atenta contra la vida – homicidios de cualquier clase, genocidios, aborto, eutanasia y el mismo suicidio deliberado».[53] Atenta además contra nuestra dignidad «cuanto viola la integridad de la persona humana, como, por ejemplo, las mutilaciones, las torturas morales o físicas, los conatos sistemáticos para dominar la mente ajena».[54] Y finalmente «cuanto ofende a la dignidad humana, como son las condiciones infrahumanas de vida, las detenciones arbitrarias, las deportaciones, la esclavitud, la prostitución, la trata de blancas y de jóvenes; o las condiciones laborales degradantes, que reducen al operario al rango de mero instrumento de lucro, sin respeto a la libertad y a la responsabilidad de la persona humana».[55] Será necesario también mencionar aquí el tema de la pena de muerte:[56] también esta última viola la dignidad inalienable de toda persona humana más allá de cualquier circunstancia. Por el contrario, hay que reconocer que «el firme rechazo de la pena de muerte muestra hasta qué punto es posible reconocer la inalienable dignidad de todo ser humano y aceptar que tenga un lugar en este universo. Ya que, si no se lo niego al peor de los criminales, no se lo negaré a nadie, daré a todos la posibilidad de compartir conmigo este planeta a pesar de lo que pueda separarnos».[57] También parece oportuno reiterar la dignidad de las personas encarceladas, que a menudo se ven obligadas a vivir en condiciones indignas, y que la práctica de la tortura atenta contra la dignidad de todo ser humano más allá de todo límite, incluso si alguien es culpable de delitos graves.



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