13/07/2024Dios nos llama para confiarnos una misión: la proclamación del Reino

¡BUENOS DÍAS NOS DÉ DIOS! 13 JULIO 2024
Dios nos llama para confiarnos una misión: la proclamación del Reino
Isaías es uno de los profetas más grandes de la Biblia, cuenta sus experiencias con unas imágenes grandiosas. En este texto, el piensa en Dios como un rey poderoso, sentado en un trono y aclamado por los demás. Dios, es santo, justo, veraz, auténtico y ante El Isaías se siente pequeño. Pero el encuentro con El, lo transforma; el fuego purifica sus labios y, aunque no lo merezca lo hace digno. Como está atento a lo que Dios quiere de él; escucha su pregunta “¿A quién enviaré?” Y él con una gran valentía le responde: “¡Aquí estoy, mándame!”
Estas palabras nos remiten y recuerdan el principio del tiempo y de la vida cuando, en el libro del Génesis, se nos dice “Dios le concede al hombre la dignidad de seguir recreando a todos los seres del universo, lo constituye su colaborador” (Gn 1, 26-31), para que ponga nombre a todo ser viviente en el cielo y en la tierra en las figuras de Adán y Eva ( Gn 2,19-20) De Dios y del hombre es la tarea de la vida. Pero la tarea de la vida, la vuestra y la nuestra en el monasterio de contemplación y de oración, está sumergida en el misterio del pecado, en el miedo explícito del génesis, como en las lecturas de Isaías y Mateo.
La existencia humana se mete en la noche de los tiempos y el amanecer de las personas se tiñe de impureza, como nos habla el profeta (Isaías 6,5) Isaías no es llamado, sino que se ofrece así mismo como instrumento en las manos de Dios. La experiencia de Isaías nos ayuda a delinear nuestro compromiso con el mensaje de Dios hoy. El tenía dudas, temores, preguntas... Y recibió una respuesta a sus inquietudes y no quedó con las manos vacías. Por eso nosotros tenemos que pensar que Dios nos llama a una misión, que no debemos tener miedo; porque Dios nos llama, nos concede también su gracia para responder.
Primera lectura Is 6,1-8
La santidad de Dios sobrecoge al hombre. Es muy característico en Isaías este concepto de la santidad de Dios
Yo, hombre de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los ejércitos.
El año de la muerte del rey Ozías, vi al Señor sentado sobre un trono alto y excelso: la orla de su manto llenaba el templo. Y vi serafines en pie junto a él cada uno con seis alas: con dos alas se cubrían el rostro, con dos alas se cubrían el cuerpo, con dos alas se cernían. Y se gritaban uno a otro, diciendo: ¡Santo, santo, santo, el Señor del universo, la tierra está llena de su gloria! Y temblaban las jambas de las puertas al clamor de su voz, y el templo estaba lleno de humo. Yo dije: ¡Ay de mí, estoy perdido! Yo, hombre de labios impuros, que habito en medio de un pueblo de labios impuros, he visto con mis ojos al Rey y Señor de los Ejércitos. Y voló hacia mí uno de los serafines, con un ascua en la mano, que había cogido del altar con unas tenazas; la aplicó a mi boca y me dijo: Mira: esto ha tocado tus labios, ha desaparecido tu culpa, está perdonado tu pecado. Entonces escuché la voz del Señor, que decía: ¿A quién mandaré? ¿Quién irá por mí? Contesté: Aquí estoy, mándame.
Pasaremos unos días litúrgicos con el profeta Isaías, autor de muchos de los más bellos textos del Antiguo Testamento, llenos de significado y profundidad
Curiosamente para el libro de Isaías, el texto de hoy tiene algo de apocalíptico en el sentido simbólico, con visiones ficticias e imágenes fantásticas. Es su forma de explicar cómo fue llamado por el Señor para ejercer la profecía
Es su encuentro con el Señor, allí en el templo de Jerusalén; muchas veces rezamos en la iglesia de nuestra parroquia, escuchamos la Misa, pero no llegamos al Señor, nos quedamos en la “periferia”
Isaías encuentra a Dios; lo que pasó no lo sabemos. Nuestra experiencia de fe es también inexplicable: sólo sabemos que nos sentimos invadidos por el Señor, que somos capaces de proclamar su Reino y de atender a los más humildes y necesitados que tan cerca tenemos.
El ascua actúa en nuestros labios y debe impedirnos participar en rumores perniciosos o en malas habladurías sobre otras personas; el mensaje del Señor, justicia y paz, es lo nuestro
Este salmo tiene su más plena realización en la Pascua de Jesucristo que hace poco hemos celebrado.
Israel cantaba entusiasmado con este salmo el nuevo Reino de Dios restaurado después del exilio de Babilonia.
Salmo 93,1ab.1c-2.5
El Señor de la historia y de la naturaleza es mucho más fuerte que los imponentes conflictos históricos.
El Señor reina, vestido de majestad.
El Señor reina, vestido de majestad,
el Señor, vestido y ceñido de poder.
Así está firme el orbe y no vacila.
Tu trono está firme desde siempre,
y tú eres eterno.
Tus mandatos son fieles y seguros;
la santidad es el adorno de tu casa,
Señor, por días sin término.
Nosotros pasamos, el Señor permanece; los “jaleos” existen, el Señor permanece
El Señor nos mantiene el Señor “trabaja” permanentemente, se preocupa por nosotros
En su eternidad estamos, para eso nos ha creado, para que disfrutemos con Él salvados por su Hijo, en esta vida y en las moradas que nos prepara
Solamente tenemos que acoger sus mandatos, su voluntad que es fuente de justicia y de paz, que no altera nuestra libertad sino que la potencia.
En el evangelio se nos invita también a no tener miedo, que tendremos dificultades y persecuciones; pero no tenemos que estar preocupados; porque no es más el discípulo que su Maestro. Nos invita a la confianza y a ponernos en manos de Dios, sabiendo que Dios está con nosotros en cada momento y eso nos da el valor y la paz para dar testimonio de Jesús.
El Dios de la vida cuenta con el Hijo Primogénito, con los hombres, para el proyecto del universo. Unos hombres sin la amalgama de factores sociales y personales, materiales, que, en su debilidad, no son capaces de la misión. Es la gracia quien llama, purifica y fortalece, capacita a su ser asustadizo y angustiado, dándole unos parámetros existenciales mas allá de sus límites e intereses individuales, y crean así una nueva familia humana.
La fortaleza que nos da el sabernos amados por Dios, es nuestra fuerza como una piedra preciosa, se convierte en coraza y espada que vence el sarcasmo de los satisfechos y el desprecio de los orgullosos; cae el mundo de los mentirosos y la sabiduría de los arquitectos intrascendentes que edifican en el defecto y la carencia, dejándonos llevar del orgullo y la envidia.
Que el Señor Jesús quite nuestros miedos, para saber vivir desde el abandono y la confianza y que Nuestra Madre llena de misericordia nos enseñe a vivir con fidelidad en nuestra misión. Aquí estoy, envíame.
Evangelio Mt 10,24-33
Dios dará fortaleza y confianza a los que se comprometen con la causa de la Buena Noticia
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo.
En aquel tiempo, dijo Jesús a sus Apóstoles: Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro, y al esclavo como su amo. Si al dueño de la casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados! No les tengáis miedo, porque nada hay cubierto, que no llegue a descubrirse; nada hay escondido, que no llegue a saberse. Lo que os digo de noche, decidlo en pleno día, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea. No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No, temed al que puede destruir con el fuego alma y cuerpo. ¿No se venden un par de gorriones por unos cuartos? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo: no hay comparación entre vosotros y los gorriones. Si uno se pone de mi parte ante los hombres, yo también me pondré de su parte ante mi Padre del cielo. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre del cielo.
Para ese discípulo, para ese profeta, escogido en la primera lectura, Jesús indica el comportamiento que debe adoptar durante el ejercicio de su misión. Claro que puede parecernos que a Isaías ya no le afecta, pero el Señor siempre ha estado y está
Lo que más llama la atención en estas instrucciones son dos advertencias: (a) la frecuencia con que Jesús alude a las persecuciones y a los sufrimientos que tendrá; ( b) la insistencia tres veces repetida para el discípulo invitándolo a no tener miedo.
Sabemos que hoy en día hay multitud de cristianos sufriendo físicamente, muriendo a manos de fundamentalistas. Nuestra oración creyente y esperanzada debe de estar con ellos.
Y, por ende, no debemos de quejarnos que las contrariedades e incomprensiones que nosotros encontramos en nuestra misión de proclamar el Reino. Nada comparado con el sufrimiento de aquellos cristianos, cuyo testimonio de fe es verdaderamente sublime.
Y no debemos de tener miedo a decir la verdad. Los discípulos no deben tener miedo a los perseguidores. Estos consiguen pervertir el sentido de los hechos y esparcen calumnias para que la verdad sea considerada como mentira, y la mentira como verdad. Pero por mayor que sea la mentira, la verdad terminará venciendo y derribará la mentira. Por esto, no debemos tener miedo a proclamar la verdad, las cosas que Jesús enseñó.
A veces esa verdad nos obligará a reconocer algo que hemos hecho mal; no tengamos miedo, sabemos que el Señor ya nos ha perdonado, y que en Él encontraremos el consuelo.
Sabiendo que estamos en la mano de Dios y que Dios está con nosotros en cada momento, tenemos el valor y la paz necesaria para dar testimonio y ser discípulos de Jesús.
LA MEDITACIÓN, ¿QUÉ DICE?: Nuestra boca está purificada por el Señor para anunciar su Palabra, para ser testigos de su misericordia y fidelidad, por toda la eternidad.
¿QUÉ NOS DICE?: ¿Tengo miedo? ¿Miedo de qué? ¿Por qué?¿Has sufrido o te han perseguido alguna vez por causa de tu compromiso con el anuncio de la Buena Nueva que Jesús nos envía?
LA ORACIÓN.- Que todo el día de hoy sepamos dar buen testimonio del nombre cristiano
y ofrezcamos nuestra jornada como un culto espiritual agradable al Padre, y enséñanos, Señor, a descubrir tu imagen en todos los hombres y a saberte servir a ti en cada uno de ellos. Te lo pedimos, Señor
EXHORTACIÓN APOSTÓLICA LAUDATE DEUM DEL SANTO PADRE
FRANCISCO A TODAS LAS PERSONAS DE BUENA VOLUNTAD
SOBRE LA CRISIS CLIMÁTICA
1. La crisis climática global
5. Por más que se pretendan negar, esconder, disimular o relativizar, los signos del cambio climático están ahí, cada vez más patentes. Nadie puede ignorar que en los últimos años hemos sido testigos de fenómenos extremos, períodos frecuentes de calor inusual, sequía y otros quejidos de la tierra que son sólo algunas expresiones palpables de una enfermedad silenciosa que nos afecta a todos. Es verdad que no cabe atribuir de modo habitual cada catástrofe concreta al cambio climático global. Sin embargo, sí es verificable que determinados cambios en el clima provocados por la humanidad aumentan notablemente la probabilidad de fenómenos extremos cada vez más frecuentes e intensos. Por eso sabemos que cada vez que aumente la temperatura global en 0,5 grados centígrados, aumentarán también la intensidad y la frecuencia de grandes lluvias y aluviones en algunas zonas, sequías severas en otras, calores extremos en ciertas regiones y grandes nevadas en otras. [4] Si hasta ahora podíamos tener olas de calor algunas veces al año, ¿qué pasaría con un aumento de la temperatura global de 1,5 grados centígrados, del cual estamos cerca? Esas olas de calor serán mucho más frecuentes y con mayor intensidad. Si llega a superar los 2 grados, se derretirían totalmente las capas de hielo de Groenlandia y de buena parte de la Antártida, con enormes y gravísimas consecuencias para todos.