El profeta Amós

 

 AMÓS, EL PROFETA REIVINDICADOR DE JUSTICIA
El hombre profeta
Dice H.W. Wolf que “quien quiera conocer a un profeta, debe leer a Amós”.
Amós era un campesino de Tecoá, pequeña población situada a unos veinte kilómetros al sur de Jerusalén (1, 1; 7, 14). Pero la dura vida del campo no le impidió adquirir una cultura poco común en su tiempo. Él conoce los hechos más relevantes de la historia de su pueblo y está perfectamente al tanto de todo lo que ocurre en el reino de Israel. Posee una vasta información sobre los acontecimientos de su época y presiente el avance de Asiria hacia el oeste
Hombre de campo, dejó tierras y profesión para proclamar un mensaje perturbador, audaz y provocativo, como buen profeta de su tiempo, siempre abogados de una religión interior y ética, frente a la religión ritualista, impulsores de una religión profética frente a la religión popular.
Su escritura es directa y significativa, convincente y estremecedora en su profundidad.
Nacido en el Reino del Sur, Dios lo saca de “detrás de su rebaño” y lo envía al Reino del Norte, Israel; de vaquero y agricultor, el Señor lo convierte en su testigo y reivindicador de justicia para los oprimidos.

 La situación histórica
Poco después de la muerte de Salomón en el año 928 a. c., se produce la división del reino de Israel, quedando el territorio del Norte con diez de las tribus y conservando el nombre de Israel, y el territorio del Sur con las tribus de Judá y Leví.
El rey de ese nuevo reino del Norte, Jeroboán I, pensó que su autoridad sería débil mientras los israelitas fueran a Jerusalén para ofrecer allí sus sacrificios, y afianza la separación política con un cisma, es decir, la separación religiosa, levantando varios santuarios en su reino y creando sacerdotes por nombramiento real, fuera de la Ley que exigía que fueran de la tribu de Leví y de los descendientes de Aarón. Se hacen becerros de oro en Dan y en Betel como símbolos de Dios (cf. 1 Re 11, 12)
Amós ejerció su profetismo tiempo después cuando reina Jeroboán II (787-747), en una época de prestigio político y prosperidad económica, con un país capaz de conquistar Damasco y recuperar la mayor parte de los territorios de Siria y Transjordania, hasta el mar Muerto, todolo que David y Salomón habían dominado con la excepción de Judá, con una Asiria en periodo de debilidad incapaz de hacer frente a estas acciones.
En resumen, el reino consolidado y establecida una administración eficaz, Israel estaba viviendo la época más prolongada de paz y prosperidad de su historia de casi dos siglos.
Pero, si bien en el antiguo Israel había quienes eran más ricos y más pòbres, no había lo que llamamos “clases sociales”. Había quienes, por causas circunstanciales (enfermedad, mala cosecha...) necesitaban pedir préstamos, pero se trataba de deudas pagables y se restablecía el equilibrio.
Sin embargo, desde el siglo VIII en adelante, se va dando una dramática transición de una sociedad relativamente igualitaria hasta otra dividida en clases. Los pobres endeudados por necesidad con deudas impagables, quedaban condenados a entregar sus posesiones, hijos e hijas, y a sí mismos, y convertirse en mano de obra barata o en esclavos.
La nobleza rural se apoderaba de las tierras, de ordinario con artimañas legales y jueces subordinados, y, para colmo, esa nobleza se alía, por intereses y lazos de parentesco, con la aristocracia funcionarial y con el poder político, quedando todo en unas pocas manos, y originando una “sociedad de clases”, rompiendo el justo ideal primitivo de “cada familia su tierra”, que aseguraba la autonomía y dignidad de cada israelita para sustentarse.
¿Habría personas con suficiente sensibilidad y agudeza capaces de reconocer el sufrimiento de las clases pobres, indefensas ante los abusos de los fuertes, así como por la mentira religiosa?
Amós fue uno de ellos y se convertirá en profeta reivindicador de justicia crítica con el sistema imperante. Testigo y portavoz del Dios vivo y justo que reclama justicia.
El análisis literario de la obra de Amós
Con AMÓS empieza la “edad de oro” del profetismo bíblico. Antes que él, muchos otros profetas habían intervenido activamente en la vida política y religiosa de Israel. Pero ninguno de ellos había escrito nada, y la tradición sólo había conservado el recuerdo de sus acciones y ocasionalmente algunas de sus palabras. A partir de Amós, en cambio, lo que importa en primer lugar es la “palabra” del profeta, y ese mensaje –recogido y recopilado por sus discípulos– ha llegado hasta nosotros en forma escrita. Así se inicia la era de los llamados “profetas escritores”.
Acentos básicos en el mensaje de Amós son:
- Crítica social y religiosa: vigorosa denuncia de las múltiples violaciones de los derechos humanos de los pobres
- El culto falso en una sociedad organizada por laos poderosos y para los poderosos, para el lucro y disfrute de unos pocos a costa de muchos
- Anuncio de destrucción de todo el sistema político, militar, social y religioso montado
- Anuncio de la cercanía de la hecatombe de Israel; su prosperidad y paz actuales eran en realidad “su canto de cisne”
- Mensaje de exhortación a la conversión y a la esperanza. ¿Sería posible un cambio de conducta que evitara su ruina?
- La palabra de Amós es denuncia enérgica, sin lenguajes blandengues y sin andarse por las ramas
Páginas con diferentes géneros literarios: una narración, cinco visiones, oráculos variados, tres doxologías, dos exhortaciones a la conversión..
Un mensaje con muchos recursos literarios con los que el profeta encarna en varios tonos anímicos de su corazón, el corazón de Dios.

El análisis teológico de la obra de Amós
Amós denuncia básicamente cuatro pecados: el lujo en casas y estilo de vida, la injusticia en muchas formas, el falso culto a Dios y la engañosa seguridad religiosa (J.L.Sicre)
Y es que, compaginar una vida corrupta con un exuberante culto a Dios, con sacrificios, peregrinaciones a los santuarios, procesiones y cantos religiosos, promesas a Dios, con el amor al necesitado, es prácticamente imposible.
Una religión con mucho rito, pero vacía de corazón y carente de justicia, pura inflación religiosa, que no pasa de ser folklore y charanga cultual, a menudo fuente de negocio.
Así pues, se ponen de manifiesto cuatro defecto del culto de los israelitas:
- Culto incoherente con la vida que casa con la injusticia, con las estructuras injustas
- Culto para manipular a Dios y la religión, en orden a conseguir o promover intereses diversos
- Culto ritualista, sin implicación del corazón
- Culto no derivado de la escucha de la Palabra. Más importante escuchas la Palabra de Dios que el culto, que los sacramento o que las procesiones y romerías.

Análisis detallado de la obra de Amós

Capítulos I y II

El libro de Amós comienza con una serie de oráculos contra las naciones, que presentan una estructura literaria uniforme. El profeta va recorriendo sucesivamente las fronteras de Israel, del norte al oeste y del sur al este. Como estos oráculos fueron pronunciados en el marco de una asamblea litúrgica, los oyentes debieron escuchar con satisfacción a aquel profeta desconocido, que lanzaba una terrible invectiva contra sus enemigos. Pero Amós, dando un giro sorprendente a sus palabras, termina con una sentencia de condenación contra Israel.

El Dios que habla en estos oráculos no es un dios local o nacional. Es el Señor de la historia, que llama a juicio a las naciones y las condena de manera irrevocable por haber quebrantado un orden elemental de convivencia humana. Estos pueblos son enjuiciados por sus crímenes contra la humanidad: atrocidades en la guerra, deportaciones masivas, comercio de esclavos, ruptura de los pactos internacionales y absoluto desprecio por la vida. Pero el pecado de Israel es más grave aún, porque él no ha sabido responder al Dios que lo liberó de la esclavitud y no dejó de hablarle por medio de los Profetas (2. 9-11).

Y es que el profeta empieza su alegato con inusitada fuerza amenazante, como queriendo dejar ver quesu análisis de la situación es verdaderamente crítica

Con palabras que pone en boca de Yahvé, reprocha violentamente a las naciones paganas por apartarse de las reglas de vida humana. Damasco, Gaza, Tiro, Edom, Ammon, Moab... ningún territorio de los alrededores de Israel queda sin “especial mención”, con las razones correspondientes
En el capítulo II incluye a Judá “porque ha despreciado la ley de Yahvé y no ha guardado sus preceptos.
Y ya se extiende en laq condenación de Israel “por sus crímenes sin número”. Son especialmente significativos los versículos 14 a 16: “No se podrá escapar el hombre rápido, ni demostrar su fuerza el forzudo, ni salvar su vida el valiente. El que dispara el arco no lo podrá estirar, el rápido corredor no logrará huir, el caballero no saldrá con vida y el primero entre los valientes huirá desnudo. Así lo asegura el Señor”.
Su exigencia de justicia en las relaciones internacionales entre os pueblos queda así totalmente palpable.
Capítulo III
Los oyentes de Amós no comprenden porque vino a predicar ese hombre que no es sacerdote, y se escandalizan porque se mete en cosas que, según ellos, no tienen que ver con la religión
Amós llama a Asiria y Egipto que vengan a arrasar una sociedad sin fe ni ley; que destruyan templos y palacios, ya que unos y otros se mantiene por la explotación y favorecen el pecado.
Capítulo IV

Una sociedad incapaz de percatarse de sus patentes lacras solicles y religiosas, en frecuente contradicción con la auténtica religión yahvista. Opulenta (para los ricos), pero enferma y minada por graves desequilibrios socio económicos; religiosa, pero inmoral; practicante, pero no creyente, consumista, insaciable, afanosa de tener y gozar más y más sin límite.
Es digno de notar el trato que Amós da a las mujeres ricas y egoístas, comparándolas con las “vacas de Basán”, al otro lado del Jordán; unas mujeres que engordan a costa del pobre y saben solamente preparar cócteles.
Amós anuncia el día en el que serán sacadas de la capital vencida sin más consideraciones que un vulgar rebaño, y desterradas
El profeta recuerda a los israelitas muchos percances y pruebas que ofrecían a la gente de Israel la oportunidad para la reflexión; pero ellos siguen pensando que si cumplen los ritos y ofrecen sacrificios, dios no se fijará en su mala conducta. Pero no es así.

Capítulo V
Todas esas calamidades no bastan para enseñar a Israel que obre rectamente y Yahvé le anuncia un desastre cuya naturaleza no se determina, ya que lo desconocido es la que causa mayor temor
Cita Amós “el día de Yahvé”, pero con un significado distinto al designado hasta entonces de un triunfo sobre los enemigos. Desde aquí, “el día de Yahvé” significará la venida de Dios para pedir cuentas primeramente a su pueblo.
Aparece mencionado por primera vez en la Biblia, la palabra “resto”: “el resto de José”, es decir una pequeña minoría que Dios preservará, para volver a una fe auténtica y ser el “brote” del nuevo pueblo de Dios.

Capítulo VI
Aquí la amenaza de Yahvé, después de una serie de serias alegaciones, se hace firme y clara:
“Yo voy a lanzar contra vosotros, israelitas, dice el Señor del Cielo, una nación que os oprimirá, desde la entrada de Jamat hasta el torrente de la Araba. Palabra de Yahvé, Dios del Universo”.

Capítulo VII
Amós predica nada menos que en el Templo nacional, donde denuncia el falso orden que permite el desarrollo de tantas riquezas privadas.
Ananías, sacerdote de Betel, comunica estas acciones a su Rey Jeroboam, y quiere obligar a Amós a que se vuelva a su tierra de Judá, pero la postura del profeta es firme y decidida.
Narra aquí (y en los siguientes capítulos) la Escritura, las cinco visiones del profeta que son reflejo de la situación de Israel y de las consecuencias de su conducta. El profeta refiere lo que vio y oyó en cinco visiones simbólicas referentes al destino de Israel.
El relato de estas visiones constituía probablemente el núcleo original del libro de Amós, y la revelación que ellas contienen está presentada en forma progresiva. En las dos primeras, a la vista del espectáculo que el Señor le muestra, Amós intercede en favor de Israel y la amenaza no se lleva a cabo. En las tres últimas, el profeta ya no intercede, sino que escucha en silencio la terrible verdad: “Mi pueblo Israel está maduro para su fin” (8. 2).
Por medio de estas visiones, Amós recibió del Señor el mensaje que debía anunciar y la fuerza para proclamarlo. Pero Israel no estaba dispuesto a escuchar aquellas amenazas. Por eso Amasías, el sacerdote de Betel, lo denuncia ante el rey como agitador y sedicioso. Al mismo tiempo, le ordena que vuelva a su tierra. Después de una áspera respuesta, que reitera y precisa sus sombríos anuncios, Amós abandona el reino del Norte, dando así por concluida su breve carrera profética (7. 10-17).
La primera visión es la de la plaga de langostas que el Señor deja caer cuando estaba brotando de nuevo el pasto; Amós intercede y el Señor para este castigo.
En la segunda, el Señor mandaba como castigo una ola de calor que secaba los manantiales y marchitaba los campos. Nueva intervención de Amós y el Señor detiene el castigo
En la tercera, Amós ya no puede hacer nada. Yahvé muestra su decisión: “... los altos lugares sagrados de Isaac serán demolidos y yo me lanzaré espada en mano contra la familia de Jeroboam”

Capítulo VIII
La cuarta visión atañe a las personas: “Ese día sólo habrá en el palacio lamentos en vez de alegres cantos. Serán tantos los muertos, que quedarán tendidos en cualquier parte. Me dirijo a vosotros, explotadores del pobre, que quisieran hacer desaparecer a los humildes”
Y también anuncia que “Llegará el día en que os haré sentir hambre, mas no de pan ni sed de agua, sino de oír la palabra de Yahvé”.

Capítulo IX
La quinta visión sigue en la misma línea que la anterior. “Vi al Señor junto al altar que decía: 'Rompe las columnas ara que se hunda el techo y les parta a todos la cabeza”.
Los últimos versículos de este capítulo se escribieron, probablemente después de que Israel fuera desterrado. Finaliza, entonces, el escrito del profeta conla esperanza en ese resto de Israel que había mencionado anteriormente, es decir, con la esperanza de que Israel no será exterminado totalmente.
El Señor “... reparará la choza de David medio caída, tapará sus gritas y levantará sus murallas”... “los cerros plantados de viñas dejarán correr el vino y habrá abundante mosto en todas las colinas” ... Entonces traeré a su tierra a mi pueblo.
Esa es la esperanza con que termina el escrito del profeta Amós.

El análisis existencial/creyente de la obra de Amós
Aunque Amós habló de los juicios sobre las naciones que rodeaban a Israel y sobre los dos reinos de la casa de Israel, su mensaje es el mismo que Dios ha dado desde las primeras etapas de la historia del mundo.
Es un mensaje sencillo, pero profundo, que lleva en sí una advertencia: Hay una forma de gozar de la gracia de Dios y obtener la vida eterna, empezando al lado del Señor en esta vida terrena para continuar en la nueva presencia a su lado.
Ese camino está abierto para la persona de fe, que tiene un corazón de carne que está pendiente de los más oprimidos, y que siempre llevará la Palabra de Dios como base impulsora de su vida.
Eso le pasa a Amós; en su actividad profética en el reino del norte, choca con el sacerdote del templo de Betel, el sacerdote del santuario real y nacional del reino del Norte, consagrado a su divinidad que allí se venera en la imagen de un toro. Sus profecías no son bien aceptadas, y es que nada menos que “tiene la Palabra de Dios”.
Pero el rey tiene autoridad para cerrar las puertas a la Palabra de Dios.
¿Son circunstancias en las que podemos vernos involucrados los actuales cristianos? ¿Amamos en profundidad la Palabra de Dios? ¿Somos, por ello, capaces, no solo de seguirla, sino también de proclamarla “contra viento y marea”, como dice refrán?

El análisis existencial/de oración de la obra de Amós
- Te rogamos, Señor, un corazón valiente capaz de proclamar tu Palabra, en cualquier condición de la vida, y ante toda clase de personas.
- Te rogamos, Señor, un corazón humilde y una vida austera, siempre en contacto y actitud de servicio con el necesitado
- Te rogamos, Señor, un corazón solidario con los que nos rodean, no solo en los bienes materiales, sino también en el ámbito de la amistad y los problemas vitales.
- Te rogamos, Señor, un corazón impetuoso en el testimonio de tu presencia entre nosotros