UNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL AMOR

17/01/2016

1.- Lecturas del día

EL AMOR: Mt 22,34-40: Amarás al Señor, tu Dios, y a tu prójimo como a ti mismo.

Al enterarse los fariseos de que había tapado la boca a los saduceos, se reunieron alrededor de él; y uno de ellos, doctor en la ley, le preguntó maliciosamente: ‘Maestro, ¿cuál es el precepto más importante en la ley?’ Le respondió: ‘Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, y con toda tu mente. Éste es el precepto más importante; pero el segundo es equivalente: Amarás al prójimo como a ti mismo. Estos dos preceptos sustentan la ley entera y los profetas.”
1 La ley y los profetas es para el judío

su Escritura; la Ley está constituida por el Pentateuco, y los profetas son los libros proféticos desde Josué en adelante. Los libros que nosotros llamamos “históricos” son, para el judío, lo que llaman “los profetas anteriores”.
2 Varias veces hemos citado las bellas palabras del Deuteronomio (7, 4 – 9): Escucha Israel, Yahvé es nuestro único Dios, y amarás a Yahvé, tu Dios, con todo tu corazón, con toda tu alma y todas tus fuerzas”.
3 Pero también encontramos en el Levítico (19, 18):… pero ama a tu prójimo como a ti mismo”. Como vemos parece lo mismo que dice Jesús; lo que pasa que en el Levítico el concepto de prójimo se reduce al mundo judío. Jesús revierte este concepto y lo abre a todo ser humano necesitado; la clave está en la parábola del samaritano que todos recordamos.

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VEAMOS UNAS CONSIDERACIONES SOBRE EL AMOR.

Generales
- El amor estimula lo mejor que hay en cada individuo, ilumina la mente , dinamiza a la persona, hace crecer sus energías, despierta su capacidad de ser mejor, da sentido interno a la actividad. El amor sana y salva
- El amor cristiano, es el amor del cual Dios nos colma y que nosotros debemos de comunicar a los demás, suscitando en el mundo un renovado dinamismo de compromiso en la respuesta humana al amor divino.
- El amor cristiano siempre se ha caracterizado por el salir de sí hacia el otro, por la ayuda y la hondura de la relación interpersonal. Por eso, los imperativos del amor han sido formulados a la luz del amor de Dios, que, olvidándose de Sí, se entrega a nosotros.
- Dios es amor y quien permanece en el amor permanece en Dios y Dios en él (1 Jn 4, 16)
- Sólo el amor orienta la vida en la dirección acertada. Desde el desamor, el egoísmo, el resentimiento, la apatía, el odio o la insolidaridad, no se construye una vida sana.
El amor requiere un verdadero aprendizaje, siempre posible con Jesús como Maestro.
Para ello:
La primera tarea es aprender a escuchar al otro, tratar de comprender lo que vive, sus sufrimientos, necesidades y aspiraciones.
Lo segundo es aprender a dar. No hay amor donde no hay entrega generosa, donación desinteresada, regalo.
Por último, hay que aprender a perdonar, aceptar al otro con sus debilidades y su mediocridad; ofrecer una y otra vez la posibilidad el reencuentro. Devolver bien por mal.

Conceptuales
Dice el Papa Benedicto XVI:
El amor no es simplemente un valor moral que debemos de cultivar. El amor es la vida misma vivida desde su verdadero origen. En el origen de nuestro ser está Dios, un Dios que es amor infinito e insondable. Nuestro ser no es sino fruto y reflejo de ese amor de Dios.
-Los griegos tienen tres términos relativos al amor:
 Eros: el amor entre hombre y mujer
 Philia: el amor de amistad; relación entre Jesús y sus discípulos
 Agapé: Nueva concepción del amor; algo esencial en la novedad del cristianismo
- Para los griegos el eros era un arrebato, una locura divina que prevalece sobre la razón y que lleva a la dicha más alta. La idea del cristianismo es que el eros necesita disciplina y purificación para dar al hombre, no el placer de un instante, sino un modo de hacerle pregustar esa felicidad a la que tiende nuestro ser.
- Sabemos que al cristianismo se le reprocha el haber sido adversario de la corporeidad ; pero el modo de exaltar el cuerpo resulta engañoso. El eros degradado a puro sexo se convierte en mercancía; el cuerpo y la sexualidad pasan a ser una parte material, que se intenta convertir en algo agradable e inocuo a la vez.
- El agapé aspira a lo definitivo, es un amor descendente, oblativo (dirigido a Dios); el eros es amor ascendente, posesivo, vehemente. Cuanto más se aproximen ambos conceptos tanto mejor se realiza la verdadera esencia del amor. Si bien el eros es inicialmente vehemente y ascendente, al acercarse a la otra persona buscará la felicidad del otros , se entregará y al momento del agapé se inserta en el eros inicial.

Amor-Eros-Philia.-
Para decir “Dios es amor”, san Juan no emplea la palabra griega eros, porque el amor de Jesús, el rostro humano de Dios, tenía poco que ver con lo que los griegos designaban con ese término. Recurre a una palabra prácticamente desconocida hasta entonces: Agapé.
Podríamos profundizar en esto del amor. Primero lo que dice el Papa Benedicto XVI en su Encíclica “Deus Cáritas est”: Los griegos tienen tres términos relativos al amor: Eros, que es el amor entre hombre y mujer; Philia, el amor de amistad. Relación entre Jesús y sus discípulos; Agapé, nueva concepción del amor, algo esencial en la novedad del cristianismo.
En los escritos del N.T. se emplea esta última acepción, que indica una nueva manera de entender el amor por parte del cristianismo.
El Papa Benedicto dice que el Eros “no nace del pensamiento o la voluntad, sino que en cierto sentido se impone al ser humano”; “el símbolo del eros podría ser muy bien la mano abierta que se extiende para recibir. Por eso el eros se dirige hacia todo aquello que puede enriquecerle. En el mundo greco romano, eros era el motor de la vida conyugal (amor al otro sexo), de la vida moral (amor a las virtudes), de la vida artística (amor a lo bello), de la vida filosófica (amor a la verdad), de la vida religiosa (amor a la divinidad), etc.…
Naturalmente en Dios, puesto que no padece necesidad ni insuficiencia, no hay lugar para el amor eros. Lo que encontramos en Dios es otra clase de amor, llamado agapé, cuyo símbolo podría ser muy bien la mano que se extiende para dar.
El Agapé, al no activarse como consecuencia de la amabilidad del objeto, es un amor universal, que no excluye a nadie, y, además, siendo su símbolo la mano que se extiende para dar, se orienta preferentemente hacia los más necesitados. Crea valores nuevos
El Eros, al dirigirse hacia todo aquello que es atractivo no hace otra cosa que confirmar los valores ya existentes. Únicamente ama después de haber comprobado que tal o cual objeto merecen ser amado.
Los primeros cristianos manifestaron un fuerte antagonismo entre eros y ágape, pero podemos afirmar que ambos pertenecen a dimensiones distintas.
Dice Pablo en la carta a los Romanos: “El amor de Dios (al que llama agapé) ha sido derramado en nuestros corazones por el Espíritu Santo que nos ha sido dado” (5, 5). Pablo trata aquí de un amor, el de Dios, derramado precisamente en el corazón del hombre, que, como es lógico, no estaba vacío: en él había ya amor humano; habla pues, del encuentro de dos amores.
Pues bien, a ese encuentro de dos amores, san Agustín lo llamó caritas, “caridad”, palabra derivada del adjetivo latino carus, querido. Dos impulsos se han fundido y han formado un tercero, que es la caritas, como algo nuevo y original.
Vemos pues que la palabra “caridad” designaba originalmente algo bien bonito: la síntesis de la pura generosidad del amor divino, agapé, con los legítimos anhelos de felicidad del amor humano eros
Tenemos por tanto un motivo doble y una doble urgencia de redescubrir el amor en su unidad originaria. El amor verdadero e íntegro es una perla escondida entre dos valvas, que son el eros y el agapé. No se pueden separar estas dos dimensiones del amor sin destruirlo, como no se pueden separar entre el hidrógeno y el oxígeno sin privarnos con ello mismo del agua.
La redención del eros ayuda antes que nada a los enamorados humanos y a los esposos cristianos, mostrando la belleza y la dignidad del amor que les une. Ayuda a los jóvenes a experimentar la fascinación del otro sexo, no como algo turbio, vivido lejos de Dios, sino como un don del Creador para su alegría si se vive en el orden que Él quiere. A esta función positiva del eros se refiere también el Papa en su encíclica, cuando habla del camino de purificación de eros que lleva de la atracción momentánea al “para siempre” del matrimonio (nr. 4-5).

En nuestra comunidad parroquial
También dice el Papa Benedicto XVI.-
- La Iglesia debe ser una “Comunidad de amor”, y ese amor lo define el Papa Benedicto XVI como “el servicio que presta la Iglesia para atender constantemente los sufrimientos y necesidades incluso materiales de los hombres”
- A esta actividad le llama “el servicio de la caridad”, que también define en su Encíclica:
- “El amor al prójimo enraizado en el amor a Dios es ante todo una tarea para cada fiel, pero lo es también para toda la comunidad eclesial, desde la comunidad local a la Iglesia particular, hasta abarcar a la Iglesia universal en su totalidad” (19)
- Permanece el núcleo central de las primeras comunidades (Hch 2, 42; 4, 32 -37) en el sentido de que en la comunidad de los creyentes no debe haber una forma de pobreza en la que se niegue a alguien los bienes necesarios para una vida decorosa.” 

En la familia
A CONTINUACIÓN UNA RECOPILACIÓN DE PRECIOSAS Y PRECISAS FRASES SOBRE LA FAMILIA DICHAS POR EL PAPA FRANCISCO:
1. “En su camino familiar, ustedes comparten tantos momentos inolvidables: las comidas, el descanso, las tareas de la casa, la diversión, la oración, las excursiones y peregrinaciones, la solidaridad con los necesitados… Sin embargo, si falta el amor, falta la alegría, y el amor auténtico nos lo da Jesús”
2. "Cuando nos preocupamos por nuestras familias y sus necesidades, cuando entendemos sus problemas y esperanzas... cuando sostienen la familia, sus esfuerzos repercuten no sólo en beneficio de la Iglesia; también ayudan a la sociedad entera"
3. “Todos sabemos que no existe la familia perfecta, ni el marido o la mujer perfectos. No digamos la suegra perfecta... Existimos nosotros, los pecadores. Jesús, que nos conoce bien, nos enseña un secreto: que un día no termine nunca sin pedir perdón”.
4. “Tener un lugar a donde ir, se llama Hogar. Tener personas a quien amar, se llama Familia, y tener ambas se llama Bendición.”
5. “Educar en la solidaridad significa entonces educarnos en la humanidad. Apoyar y proteger a la familia para que eduque a la solidaridad y al respeto es un paso decisivo para caminar hacia una sociedad más equitativa y humana.”
6. "¡Qué precioso es el valor de la familia, como lugar privilegiado para transmitir la fe!”
7. “Preocuparse por todos, por cada uno, con amor, especialmente por los niños, los ancianos, quienes son más frágiles y a que a menudo se quedan en la periferia de nuestro corazón.
Es preocuparse uno del otro en la familia: los cónyuges se guardan recíprocamente y luego, como padres, cuidan de sus hijos, y con el tiempo, también los hijos se convertirán en cuidadores de los padres”.
8. “En la vida, la familia experimenta tantos momentos bellos. El descanso, los almuerzos juntos, las salidas al parque, al campo, la visita a los abuelos, la visita a una persona enferma, pero si falta el amor, falta la alegría, la fiesta, y el amor siempre nos los da Jesús. Él es la fuente inacabable.”
9. "El matrimonio tiende a ser visto como una mera forma de gratificación afectiva. Pero su aporte a la sociedad supera el nivel de emotividad. El matrimonio no procede del sentimiento amoroso efímero, sino de una unión de vida total”.
10. "El matrimonio es un trabajo de todos los días, se puede decir que artesanal, un trabajo de orfebrería porque el marido tiene la tarea de hacer más mujer a la mujer y la mujer tiene la tarea de hacer más hombre al marido. Crecer también en humanidad, como hombre y mujer”.
11. “Todos nos equivocamos, y a veces alguno se ofende en la familia, en la pareja; fuerte algunas veces… Yo digo “vuelan los platos”, ¿eh? Se dicen palabras fuertes, pero escuchen este consejo: no terminen el día sin hacer las paces. La paz se rehace cada día en la familia. Pidiendo perdón: “perdóname” y se recomienza de nuevo.”
12. “Un matrimonio no tiene éxito sólo si dura, es importante su calidad. Estar juntos y saberse amar para siempre es el desafío de los esposos cristianos.”
13. "Veo la santidad en una mujer que cría a sus hijos. En un hombre que trabaja para llevar a casa el pan. En los enfermos. En las religiosas... Esta es la santidad común".
14. "Aquello que pesa más que todas las cosas es la falta de amor. Pesa no recibir una sonrisa, no ser recibidos. Pesan ciertos silencios. A veces, también en familia, entre marido y mujer, entre padres e hijos, entre hermanos. Sin amor, el esfuerzo se hace más pesado, intolerable"
15. “En el Padrenuestro decimos: 'Danos hoy nuestro pan de cada día”. El matrimonio puede aprender a rezar así: 'Danos hoy nuestro amor de cada día'”.
16. "El verdadero vínculo es siempre con el Señor. Todas las familias, tienen necesidad de Dios: todas, ¡todas! Necesidad de su ayuda, de su fuerza, de su bendición, de su misericordia, de su perdón. Y se requiere sencillez. ¡Para rezar en familia se requiere sencillez! Cuando la familia reza unida, el vínculo se hace fuerte"
17. “El amor de dos esposos es una realización, una realidad que crece, y podemos decir que es como construir una casa, y esa casa se construye juntos, no solos”.
18. "La verdadera alegría viene de la armonía profunda entre las personas, que todos experimentan en su corazón y que nos hace sentir la belleza de estar juntos, de sostenerse mutuamente en el camino de la vida"
19. “La vida se acrecienta dándola y se debilita en el aislamiento y la comodidad. Madura a la vez que nos damos a los otros”.
20. "La familia es la fuente de toda fraternidad, y por eso es también el fundamento y el camino primordial para la paz, pues, por vocación, debería contagiar al mundo con su amor".
21. “Hoy, la familia es despreciada, es maltratada, y lo que se nos pide es reconocer lo bello, auténtico y bueno que es formar una familia, ser familia hoy; lo indispensable que es esto para la vida del mundo, para el futuro de la humanidad"

 

 

Lectura/Oración.- Hermanos: Que el amor sea sincero.Aborreced el mal y procurad todo lo bueno.

 Que entre vosotros el amor fraterno sea verdadero cariño, y adelantaos al otro en el respeto mutuo. Sed diligentes y no flojos.

Sed fervorosos en el Espíritu y servid al Señor.
Tened esperanza y sed alegres.
Sed pacientes en las pruebas y orad sin cesar.
Compartid con los hermanos necesitados, y acoged a los que estén de paso.
Bendecid a quienes os persigan; bendecid y no maldecid.
Alegraos con los que están alegres, llorad con los que lloran.
Vivid en armonía unos con otros.
No busquéis grandezas e id a lo humilde;
no os tengáis por sabios. (Rm 12, 9 -16)

 

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