13/11/2022 Dominical La tarea mesiánica de Jesús se acomoda al proyecto de Dios en el que no existía la entronización del Mesías

Dominical: El punto de vista de un laico
Escuchar LA PALABRA; meditar LA PALABRA; actuar según LA PALABRA
V e r ; j u z g a r ; a c t u a r

DOMINGO TRIGÉSIMO TERCERO DEL TIEMPO ORDINARIO (13 Noviembre 2022)
(Ml 3, 19 – 20a; Sal 98, 5 - 9; 2 Ts 3, 7 – 12; Lc 21, 5 – 19)

Las lecturas de hoy muestran temas de profecía apocalíptica que miran al futuro para animar al oyente o al lector a reconsiderar la situación actual de su vida y buscar la conversión, si fuera necesario. Esta literatura no pretende establecer o ser un rompecabezas para resolver la fecha del “fin de los tiempos”. Por eso, Jesús subraya la necesidad de que los cristianos “no se dejen engañar” y “no tengan miedo” a la persecución por ser testigos de Jesucristo.

La tarea mesiánica de Jesús se acomoda al proyecto de Dios en el que no existía la entronización del Mesías

En este pequeño resumen de la liturgia de hoy hay varias cuestiones que podríamos CONTEMPLAR sobre tres puntos importantes:
 PROFECIA:
 El profeta es ante todo un crítico. Es alguien que anuncia y denuncia las situaciones de opresión en vistas a introducir una conversión
 Es alguien lleno de compasión que quiere ser convincente
 Es alguien que se confronta con los poderosos y defiende a los pequeños. Es alguien que sufre persecución porque plantea problemas.
 El profeta es un crítico religioso
 El profeta representa a Dios; su palabra no es la suya sino la de Dios
 APOCALIPSIS:
 En el griego del NT el verbo “apocalipto” significa «revelar», y el sustantivo apocalipsis quiere decir «revelación». Llamamos apocalíptica a aquella forma literaria de la que la literatura de la revelación se sirvió en el judaísmo a partir del s. II a.C. Debido precisamente a su éxito, influyó notablemente en la expresión literaria de la revelación en el NT y ocupó un puesto importante en el cristianismo primitivo, mientras el judaísmo rabínico la iba rechazando más y más.
 Objeto. La revelación transmitida por esta literatura versa sobre todos los misterios inaccesibles al conocimiento natural del hombre («a la carne y a la sangre», Mt 16, 17 ), que sólo Dios puede dar a conocer por su espíritu y su sabiduría (Dan 2, 19.28; 5, 11-14; 1 Co 2, 10-11).
 Sus campos más importantes son:
• a) Los misterios de Dios, del mundo celeste, donde él reside, de los ejércitos celestiales que le rodean (-> ángel), de los ejércitos demoníacos que luchan contra él (-> diablo). Bajo este aspecto, la apocalíptica proporciona un arma literaria a la mística judía y cristiana (cf. 2 Cor 12, 1-4; Is 8-11; Abr 15-20), como a la angelología y a la demonología, que ella enlaza estrechamente con la historia de la salvación (Hen et 1-6; Ap 12).
• b) Los misterios de los orígenes del mundo y de su gobierno por la sabiduría de Dios. Aquí están incluidas las exposiciones cosmológicas de algunos libros, los cuales describen el orbe terráqueo y los abismos infernales, así como el curso de los astros, en el que se funda el calendario.
• c) Los misterios del designio divino, que rige el curso de la historia. Aquí la a. suplanta a la vez a la reflexión teológica de los antiguos historiadores sagrados y a la escatología de los profetas. d) El misterio del destino individual (Sb 2, 22). Bajo este aspecto los textos o bien hablan de la escatología colectiva c), o bien describen el cielo a) y los infiernos b). El campo de la apocalipsis es, pues, muy vasto. Por eso no sólo influye en las obras de su campo inmediato, sino también en otras de muy diversa índole, cuando éstas rozan temas emparentados con la apocalipsis.
 CONVERSIÓN:
 Por lo general, conversión se asocia más a la renuncia y el sacrificio, que a la elección de un camino de liberación y salvación
 La conversión es un proceso continuo y global en la vida cristiana que surge de la alegría de haberse encontrado con Jesús.
 En tiempos litúrgicos fuertes, como revisión anual de nuestra fe
 La búsqueda de la alegría y de una vida mejor son motivos mucho más evangélicos para la conversión, que el rechazo del pecado y de la culpa
 Es el amor de Dios y no el temor de Dios el que mueve a los cristianos a la conversión
 Es el propósito de superar la mediocridad y la tibieza de nuestra vida, para confirmarla humildemente, pero con decisión, en la de Cristo.
 Más importante para convertirse la fraternidad con el prójimo necesitado, la empatía que la búsqueda del perfeccionismo espiritual.
 La conversión cristiana está inducida por el Espíritu Santo y no es el resultado de un esfuerzo voluntarista ni de una actitud de elitismo religioso
 Estamos abocados a leer los signos de los tiempos en “tiempo real”
 La cuestión consiste en descubrir qué nos pide Dios a nosotros, aquí y ahora.

Tan interiorizada está la convicción mítica del «Dios que crea a los humanos en una vida provisional para probar si pueden acceder a la vida eterna», que todavía hoy, muchos cristianos no sólo siguen pensando así, sino que no ven la posibilidad de que vida, muerte y más allá de la muerte sean dimensiones existenciales humanas que deban dejar de ser pensadas y «utilizadas» como premios y castigos de Dios a los humanos por su conducta. Muchos predicadores tendrán hoy dificultades para enfocar su homilía superando esa interpretación tradicional...
Primera lectura Ml 3,19-20 a
El profeta intenta responder a una preocupación que ya se venía constatando de tiempo atrás: ¿por qué al malvado le va bien, mientras que al justo le va mal?
Os iluminará un sol de justicia.
Mirad que llega el día, ardiente como un horno: malvados y perversos serán la paja, y los quemaré el día que ha de venir, dice el Señor del Universo, y no quedará de ellos ni rama ni raíz. Para vosotros que respetáis mi Nombre, brillará el sol de justicia, que traerá en sus rayos la salud
El nombre de Malaquías, profeta que abre la liturgia de este domingo, significa “mensajero” y en su escrito denuncia la apatía y la falta de entusiasmo de una comunidad que se ha “instalado” después del regreso del exilio, con el templo ya reconstruido, y que sigue un culto costumbrista y que tiene poca influencia en su vida.
Muy actual. Con un lenguaje apocalíptico que viene a significar la acción de Dios en el mundo, en profeta Malaquías nos da una voz de esperanza y nos asegura que Dios no nos ha abandonado, que va a intervenir y que, de hecho, nunca ha dejado de intervenir en el mundo.
Un Dios liberador que va a hacer que nazca un sol de justicia que traerá la salvación, profecía que se comprende a la luz de la venida de Jesús, que proclamará la acción del Reino de Dios, y que nosotros, a la luz de la Palabra, debemos de saber reconocer y acoger como la acción liberadora de Dios en nuestra vida.
¿Estamos todavía instalados en esa gran distancia que separa la felicidad actual de las personas y la salvación eterna? ¿Es tan difícil darnos cuenta de que la felicidad viene de Dios? ¿Desconfiamos de la misericordia y fidelidad de Dios??

Uno de los temas que más tratan los salmos es el de la alabanza. Dios merece toda la alabanza por ser él quien es, por sus obras maravillosas, por la bondad mostrada al hombre, por la salvación, por su predilección por Israel.
Esta alabanza es el fruto de una experiencia gozosa, de una alegría que produce la actuación salvadora de Dios: el salmista siente admiración, entusiasmo y gratitud por este Dios tan excelso, tan providente, y por esto brota de su corazón la más sincera alabanza. La fe en Dios lleva aneja la alabanza, y la alabanza proviene de la alegría. Los salmos, entre otras muchas otras cosas, nos enseñan también esta verdad y esta actitud de la alabanza gozosa, porque si el hombre alaba a Dios lo hace movido por un corazón admirado y agradecido, inundado de alegría por sentirse amado, salvado y protegido por su Dios.
Salmo 98,5 – 9
Conviene orar con este salmo cuando queramos celebrar la justicia de Dios.
El Señor llega para regir los pueblos con rectitud.
Tocad la cítara para el Señor,
suenen los instrumentos:
con clarines y al son de trompetas,
aclamad al Rey y Señor.
Retumbe la mar y cuanto contiene,
la tierra y cuantos la habitan,
aplaudan los ríos, aclamen los montes,
al Señor que llega para regir la tierra.
Regirá el orbe con justicia,
y los pueblos con rectitud.
Gracias, Señor, por esta confirmación de la profecía que nos anunciaba las lecturas anterior, ese sol que traería la justicia, Jesús, que trae la salud a nuestros corazones.
Expresamos nuestro gozo por la venida del Reino, y, al mismo tiempo, te rogamos que nos hagas capaces de hacer conscientes a los demás de la bondad de ese Reino, contagiándoles con nuestro testimonio
¿Nos unimos a la “fiesta”? ¿Somos capaces de contagiar nuestra íntima alegría? ¿De verdad dejamos al Señor regir la tierra? ¿Creemos en su justicia?

Sabemos ya que el asunto fundamental de la carta es dejar clara la doctrina de Pablo sobre el final de los tiempos, la Parusía, insistiendo en que no es algo inminente; son ridiculizados aquellos que se negaban a trabajar con el pretexto de que el final estaba a las puertas. Pablo se pone como ejemplo: él mismo ha trabajado siempre con sus manos para ganarse el pan y no ser gravoso a sus comunidades.
Segunda lectura 2Ts 3,7-12
Nuestra labor misionera es imprescindible en el cristianismo
El que no trabaja, que no coma.
Hermanos: Ya sabéis cómo tenéis que imitar mi ejemplo: No viví entre vosotros sin trabajar, nadie me dio de balde el pan que comí, sino que trabajé y me cansé día y noche, a fin de no ser carga para nadie. No es que no tuviera derecho para hacerlo, pero quise daros un ejemplo que imitar. Cuando viví con vosotros os lo dije: el que no trabaja, que no coma. Porque me he enterado de que algunos viven sin trabajar, muy ocupados en no hacer nada Pues a esos les digo y les recomiendo, por el Señor Jesucristo, que trabajen con tranquilidad para ganarse el pan.
Nuestra contribución a la construcción del Reino es necesaria. ¿Cómo? Hagamos un pequeño examen de conciencia y veremos la cantidad de necesidades que tenemos “a nuestro alcance”, en tiempo, atención, compañía, ejemplo, dinero...
No podemos pensar: “como el Señor viene, interviene, proclama el Reino y gobernará con justicia, vamos a esperar tranquilamente con la cerveza y el bocata a que Él lo arregle todo”.
¿Somos carga para otros, en algún aspecto de la vida? ¿Nuestro trabajo beneficia también a otros? ¿Tratamos de ser útiles a los más necesitados?

¿Cómo afrontamos las dificultades en nuestra vida? Aunque el Evangelio se centra en la persecución por la fe, sabemos bien que hay otras maneras en las que se nos presentan las dificultades: enfermedades, pérdida de empleo, intimidación en la escuela, así como distintos tipos de persecución o marginación por ser un testigo fiel de Jesucristo. A menudo se plantean preguntas sobre la fe, la creencia, la comprensión de las situaciones de la vida y de la resistencia.
Puede que no tengamos respuesta a todos los sufrimientos. Sin embargo, podemos acompañarnos unos a otros. El saber que no estamos solos en estos tiempos que, a menudo, nos aíslan, nos concede consuelo y valentía, así como un poderoso testimonio para ser miembros del Cuerpo de Cristo. Ayudémonos mutuamente llevando los unos las cargas de los otros.
El templo fue una de las grandes obras del rey Herodes, el cual lo decoró de una manera espectacular. Lucas presenta a Jesús haciendo esta declaración en el Templo en vez de en el huerto de Getsemaní como en Marcos. El evangelio de hoy es sólo una parte de todo el capítulo que trata principalmente de la advertencia de no seguir falsos testigos y soportar la persecución que los cristianos vayamos a sufrir.
En cuanto a los signos antes de la caída de Jerusalén y de la destrucción del Templo, el historiador judío, Josefo, habla de varios signos, uno de ellos una estrella que se parece a una espada (¿tal vez un cometa?). Prosigue advirtiendo que el pueblo fue engañado y se consoló con las promesas tranquilizadoras de los falsos profetas. Jesús, por su parte, no atrajo a multitudes muy grandes porque estaba prediciendo la venida de la destrucción; las multitudes le seguían porque, como verdadero profeta e Hijo de Dios, enseñaba, sanaba y perdonaba los pecados.
Evangelio Lc 21,5-19
Se trata de prepararnos para no dar crédito a charlatanes y para aprovechar estas oportunidades para dar testimonio
Con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.
En aquel tiempo, algunos ponderaban la belleza del templo, por la calidad de la piedra y los exvotos. Jesús les dijo: Esto que contempláis, llegará un día en que no quedará piedra sobre piedra: todo será destruido. Ellos le preguntaron: Maestro, ¿cuándo va a ser eso?, ¿y cuál será la señal de que todo eso está para suceder? El contestó: Cuidado con que nadie os engañe. Porque muchos vendrán usando mi nombre diciendo: «Yo soy» o bien «el momento está cerca»; no vayáis tras ellos. Cuando oigáis noticias de guerras y de revoluciones, no tengáis pánico. Porque eso tiene que ocurrir primero, pero el final no vendrá en seguida. Luego les dijo: Se alzará pueblo contra pueblo y reino contra reino, habrá grandes terremotos, y en diversos países epidemias y hambre. Habrá también espantos y grandes signos en el cielo. Pero antes de todo eso os echarán mano, os perseguirán, entregándoos a los tribunales y a la cárcel, y os harán comparecer ante reyes y gobernadores por causa de mi nombre: así tendréis ocasión de dar testimonio. Haced propósito de no preparar vuestra defensa: porque yo os daré palabras y sabiduría a las que no podrá hacer frente ni contradecir ningún adversario vuestro. Y hasta vuestros padres, y parientes, y hermanos, y amigos os traicionarán, y matarán a algunos de vosotros, y todos os odiarán por causa de mi nombre. Pero ni un cabello de vuestra cabeza perecerá: con vuestra perseverancia salvaréis vuestras almas.
Es posible que la presencia magnífica del templo de Jerusalén alentara la fe de los judíos hasta el punto de ser más significativos la arquitectura y el poder de la religión que el mismo Dios de Israel; también que fueran más importante los sacrificios, el ritual, la construcción majestuosa que las actitudes exigidas por el mismo Dios para un verdadero culto a Él que realmente está en la misericordia y la justicia social.
Por eso Jesús afirma que el templo será destruido, pues éste no posibilita una relación legítima con Dios y con los hermanos, sino que crea grandes divisiones sociales e injusticias que contradicen el fin de una experiencia de fe.
Es importante ir descubriendo en nuestra vida que la experiencia de fe debe estar atravesada por el servicio incondicional a los demás, que es así como vamos sintiendo el paso de Dios por nuestra existencia y así como vamos construyendo el verdadero templo de Dios, el cual no se debe equiparar con edificaciones ostentosas, sino con la Iglesia-comunidad de creyentes que se inspira en la Palabra de Dios y se mantiene firme en la esperanza de Jesús, el Cristo resucitado.
¿Comprendemos que la Parroquia no se reduce a un templo? ¿Somos conscientes de que la Parroquia está conformada por todos los seres humanos que habitan en sus límites? ¿Tratamos de ser comunidad viva y atender a los “parroquianos” más necesitados? ¿Proclamamos nuestra fe?

ORACIÓN.- Señor, Dios nuestro, a ti elevamos nuestras penurias y sufrimientos buscando tu amor y tu consuelo. Concédenos ayudarnos mutuamente en los momentos difíciles. Que podamos acoger tu gracia en estos momentos y que nos guíe en nuestro camino hacia ti. Por Jesucristo nuestro Señor.

Información relacionada.- TIEMPOS DE CRISIS. Escrito por José Antonio Pagola

En los evangelios se recogen algunos textos de carácter apocalíptico en los que no es fácil diferenciar el mensaje que puede ser atribuido a Jesús y las preocupaciones de las primeras comunidades cristianas, envueltas en situaciones trágicas mientras esperan con angustia y en medio de persecuciones el final de los tiempos.

Según el relato de Lucas, los tiempos difíciles no han de ser tiempos de lamentos y desaliento. No es tampoco la hora de la resignación o la huida. La idea de Jesús es otra. Precisamente en tiempos de crisis "tendréis ocasión de dar testimonio". Es entonces cuando se nos ofrece la mejor ocasión de dar testimonio de nuestra adhesión a Jesús y a su proyecto.

Llevamos ya seis años sufriendo una crisis que está golpeando duramente a muchos. Lo sucedido en este tiempo nos permite conocer ya con realismo el daño social y el sufrimiento que está generando. ¿No ha llegado el momento de plantearnos cómo estamos reaccionando?

Tal vez, lo primero es revisar nuestra actitud de fondo: ¿Nos hemos posicionado de manera responsable, despertando en nosotros un sentido básico de solidaridad, o estamos viviendo de espaldas a todo lo que puede turbar nuestra tranquilidad? ¿Qué hacemos desde nuestros grupos y comunidades cristianas? ¿Nos hemos marcado una línea de actuación generosa, o vivimos celebrando nuestra fe al margen de lo que está sucediendo?

La crisis está abriendo una fractura social injusta entre quienes podemos vivir sin miedo al futuro y aquellos que están quedando excluidos de la sociedad y privados de una salida digna. ¿No sentimos la llamada a introducir algunos "recortes" en nuestra vida para poder vivir los próximos años de manera más sobria y solidaria?

Poco a poco, vamos conociendo más de cerca a quienes se van quedando más indefensos y sin recursos (familias sin ingreso alguno, parados de larga duración, inmigrantes enfermos...) ¿Nos preocupamos de abrir los ojos para ver si podemos comprometernos en aliviar la situación de algunos? ¿Podemos pensar en alguna iniciativa realista desde las comunidades cristianas?

No hemos de olvidar que la crisis no solo crea empobrecimiento material. Genera, además, inseguridad, miedo, impotencia y experiencia de fracaso. Rompe proyectos, hunde familias, destruye la esperanza. ¿No hemos de recuperar la importancia de la ayuda entre familiares, el apoyo entre vecinos, la acogida y el acompañamiento desde la comunidad cristiana...? Pocas cosas pueden ser más nobles en estos momentos que el aprender a cuidarnos mutuamente.

José Antonio Pagola

 



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