Salmo 052

Introducción .- Este breve salmo nos da entonces una imagen profética del Anticristo y del remanente fiel a Dios que sufrirá bajo su persecución, y que cuando él sea desalojado del poder adorarán y alabarán a Dios.
1 Y tú, campeón de la maldad,[a]
¿por qué andas siempre
presumiendo de tu maldad?
2 Tienes la lengua como navaja;
no piensas más que en destruir
y en hacerles daño a los demás.
3 En vez de hacer lo bueno,
prefieres hacer lo malo;
en vez de decir sólo la verdad,
prefieres decir mentiras.
4 Tienes una lengua mentirosa,
y te gusta herir con las palabras.
Las primeras palabras de este Salmo nos muestran una terrible realidad: la condición malvada del hombre. Es típico del malo jactarse; en cambio es propia del justo una actitud de humildad.
El instrumento que más se usa para hacer mal a otros es la lengua. Toda la Biblia enfatiza el poder de la palabra, la lengua, el habla. El siervo de Dios bendice con su lengua, ora, predica, testifica y enseña. Asimismo, lo que más usan los enemigos de Dios es la palabra engañosa, de mentira, de crítica, de maldición. El malvado tiene sus valores invertidos, ama más la mentira que hablar justicia. Esto es resultado de rechazar la misericordia de Dios. Por lo tanto, Dios lo juzga, y lo juzga duramente.
Por causa del pecado nuestra naturaleza es tendiente siempre a hacer lo malo, tanto que aborrece el evangelio y prefiere disfrutar de los placeres temporales del pecado. El mismo Jesús dijo que la condenación eterna era consecuencia de que los hombres amaron más las tinieblas que la luz: “Y esta es la condenación: que la luz vino al mundo, y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eran malas”, (Juan 3:19). Tristemente muchas personas hoy en día se jactan de su maldad, abusan de la paciencia y misericordia de Dios, maquinan toda clase de maldades y se deleitan en sus malos caminos: “Por cuanto no se ejecuta luego sentencia sobre la mala obra, el corazón de los hijos de los hombres está en ellos dispuesto para hacer el mal”, (Eclesiastés 8:11). Todo esto nos muestra la terrible condición espiritual del hombre.

5¡Pero Dios te hará pedazos!
De una vez por todas
te agarrará por el cuello
y te echará de tu casa;
¡te arrancará por completo
y te echará de este mundo!
6 Cuando el pueblo de Dios vea esto
quedará muy impresionado,
y entre burlas te dirá:
7«¡Así acabarás,
campeón de la violencia,
pues no buscas refugio en Dios!
¡Y así acabarán los ricos,
que sólo confían en las riquezas!»
El malvado no es duradero, por lo tanto, el justo verá su fin y le dará más razón de reverenciar y confiar en Dios. El gozo que sentirá no es el de venganza sino el gozo en la justicia de Dios. El libro de Apocalipsis es un libro de mucho juicio, pero a la vez es un libro de mucha alabanza y mucho gozo porque Dios está instituyendo su reino (Ap 18,20; 19,1-3).
El v. 7 de nuevo presenta un contraste, la futilidad de confiar en las riquezas y refugiarse en su maldad en vez de encontrar su fortaleza en Dios. Al principio este malvado era un poderoso o héroe, ahora es sólo un hombre común. Cuando uno no confía en Dios, cae preso de su propia maldad.
Lamentablemente la vida de pecado traerá un pago terrible a la vida de los hombres. La Biblia enseña en este Salmo y en otros pasajes que la paga del pecado será la muerte. Sus días un día llegaran a su fin y los justos contemplaran su triste fin de tal forma que ni siquiera sus riquezas o recursos le podrán ayudar aquel día. Esto nos recuerda a la historia del rico que vivía en opulencia y no se preocupaba por nada; pero un día murió y paso a la eternidad con su alma condenada, mientras que Lázaro, el mendigo, murió y heredó la vida eterna

8 Por lo que a mí toca,
siempre pongo mi confianza
en el gran amor de Dios;
yo, en su presencia, cobro vida
como olivo verde cargado de frutos.
9 Dios mío,
yo siempre te daré gracias
por todo lo que has hecho;
en ti pondré mi confianza
porque tú eres bueno.
¡Pongo por testigo
al pueblo que te ama!
Ahora el salmista señala las bendiciones del justo. Es como un olivo verde. El olivo era fuente de muchos productos que ayudaban a la vida, aguantaba las sequías mucho mejor que los cultivos de granos. Así era un símbolo de vida. Nótese el contraste con el v. 5, el malo está “desarraigado” pero el justo tiene buenas raíces y se mantiene con vida abundante. La diferencia queda sencillamente en la confianza en Jehová.
Sin embargo, el justo será recompensado enormemente por Dios. La Biblia nos habla de la paga que el justo recibirá de parte de su Dios. El salmista dice que los justos serán como olivo verde en la casa de Dios, es decir, sus vidas serán prosperadas y jamás vivirán con incertidumbre porque su confianza esta puesta en el Dios Omnipotente: en la misericordia de Dios confío eternamente y para siempre. Los deseos de Dios son de bien para cada uno de nosotros y por eso Jesucristo nos invita a acercarnos para recibir el perdón de los pecados y así heredar la vida eterna: “De cierto, de cierto os digo: El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, más ha pasado de muerte a vida”, (Juan 5:24). Debemos escoger a Jesús porque de lo contrario no escaparemos del juicio por causa de nuestros pecados.
Dios le da vida duradera al salmista, y él le alabará para siempre con corazón agradecido. La palabra conlleva las dos ideas: “alabar a Dios con corazón agradecido por lo que ha hecho”. Todas estas verdades llevan al salmista a confiar o “esperar” más en Dios. Y todo esto, lo dice y lo hace en presencia de tus fieles; La vida victoriosa, el testimonio y la manifestación de la acción de Dios sucede en el contexto de la comunidad de fe.