Salmo 053

Introducción. - La sabiduría no se trata de cultura, no se trata de conocimiento intelectual, no se trata de tomar buenas decisiones, se trata únicamente de conocer a Dios y disfrutar en Él. La necedad en cambio habla de pecado y de negación de Dios. ¿Qué eres tú? ¿Eres un necio o estás en el proceso de ser sabio?

2 El necio se dice a sí mismo:
“No hay Dios”.
Todos están pervertidos,
hacen cosas abominables,
nadie practica el bien.
Sabiendo lo que sabemos hoy sobre el universo, solo una persona insensata diría que Dios no existe. El ser humano ha comprobado que el universo funciona con mayor exactitud que cualquier reloj que se haya construido. Y no hay ningún reloj funcionando en el mundo del cual pueda decirse que simplemente surgió o comenzó a existir. Porque un relojero tiene que haberlo fabricado. Y ese universo que está sincronizado mejor que un reloj nos dice que hay un creador que lo ha diseñado.
Una persona puede tener una mentalidad brillante desde un punto de vista humano, así como una preparación académica notable. Pero ello no significa necesariamente que al ver la maravilla del universo, puede percibir detrás de todas las cosas creadas la mano de un Creador inteligente. La preparación intelectual no necesariamente indica una percepción espiritual con respecto a Dios y a Su Palabra.
¿Tenemos dudas sobre la existencia de Dios? ¿Al dialogar con un ateo sobre este tema, esperamos la inspiración del Espíritu y damos nuestras razones de fe? (de fe, pero razones).

3 El Señor observa desde el cielo
a los seres humanos,
para ver si hay alguien que sea sensato,
alguien que busque a Dios.
Muchas veces nos sentimos desorientados, no podemos intuir claramente por dónde nos llama Dios, cómo quiere que le respondamos, qué está esperando que hagamos...
Muchas veces sentimos habernos equivocado en la escucha, un proyecto que veíamos tan claro, de repente se vuelve insulso, vacío de sentido... y nos encontramos caminando a tientas, una vez más...
Sólo nos sostiene la confianza en su persona, en que eso que experimentamos fue real. Es real.
Entonces, algo de luz podemos descubrir en el camino... volvemos a llamarlo con fuerza, con insistencia porque queremos ver claro una vez más... Necesitamos volver la mirada hacia él y disponer el corazón para escucharlo.
¿Buscamos silenciar el ruido que no nos deja escuchar su voz? ¿Estamos cuidando esos momentos de silencio para que el corazón pueda encontrarse con nuestro Dios?
Intentemos hacerle un lugar en nuestra vida. No olvidemos que Él quiere que seamos felices.

4 Todos están extraviados,
igualmente corrompidos;
nadie practica el bien,
ni siquiera uno solo.
5 ¿Nunca aprenderán los malvados,
los que devoran a mi pueblo
como si fuera pan,
y no invocan al Señor?
Hay mucho fingimiento, mucha simulación por parte de muchos poderosos de este mundo que explotan a sus semejantes. Por un lado parecen tener una mentalidad abierta, comprensiva, pero por otra parte, muestran un desconocimiento total sobre la situación y necesidades de los seres humanos menos favorecidos y con pocos recursos.
Son como aquel rico del cual nos cuenta Lucas (18, 20 – 21), que dejaba caer algunas migajas de su mesa bien provista, para que el pobre que allí se encontraba pudiera saciar momentáneamente su hambre.
Es decir, a diario, porque el pan es alimento de cada día. Devoran al pueblo los que se aprovechan de él para su propio bien, sin referir su ministerio a gloria de Dios ni al bien de aquellos a quienes gobiernan.
No es muy común encontrar personas adineradas en la actualidad que se preocupen por ayudar a los pobres. Debiéramos considerar que de todo lo que acumulamos en esta vida tendremos que pagar impuestos hasta el fin de nuestra vida. Sin embargo, muchos que tienen los más abundantes recursos evaden el pago de impuestos.
Dios conoce verdaderamente la naturaleza humana y en este versículo encontramos una descripción de la insensibilidad humana, del egoísmo y de la explotación despiadada de las personas con menores oportunidades de trabajo y recursos.
¿Pagamos nuestros impuestos con justicia y dentro de la legalidad (las dos cosas, ¡eh!)? ¿Sabemos además compartir de lo que tenemos, con generosidad, y viviendo con austeridad?

6 Ellos temblaron de espanto
donde no había nada que temer;
Dios ha dispersado los huesos de tus agresores:
tú los has confundido, porque Dios los rechazó.
Se aterran ante el daño en los bienes temporales. Temieron perder el reino terrenal, donde no había motivo de temor, y perdieron el reino de los cielos que es lo que debía haberlos hecho estremecerse. Esta interpretación hay que hacerla extensiva a todo tipo de bienestar temporal. Cuando la gente teme perderlo, no accede a los bienes eternos.
Dios no abandona nunca a los justos, mientras que los que siembran el mal son como desconocidos, de los cuales el cielo no recuerda el nombre.
Dice el Papa Francisco: "Cuantas veces, -comentó-, vemos esta realidad en gente mala, en gente que hace mal y que parece que en la vida les va bien: son felices, tienen todo lo que quieren, no les falta nada. ¿Por qué Señor?. Es uno de los tantos por qué....Por qué a éste que es un descarado al cual no le importa nada ni de Dios ni de los otros, que es una persona injusta, también mala, le va bien todo en su vida, tiene todo lo que quiere y nosotros que queremos hacer el bien tenemos tantos problemas?".El Pontífice explicó: "ahora no vemos los frutos de esta gente que sufre, de esta gente que lleva la cruz, como ese viernes santo y aquel sábado santo no se veían los frutos del hijo de Dios crucificado, de sus sufrimientos. ¿Y qué dice el Salmo sobre los malvados, sobre los que nosotros pensamos que les va todo bien? No tan bien, no tan bien con los malvados. Porque el Señor vela sobre el camino de los justos, mientras el camino de los malvados va en ruina".
¿De verdad “mete miedo” a alguien el Señor? ¿Tenemos miedo en la vida? ¿Tenemos al Señor entre nosotros?

7 ¡Ojalá venga desde Sión
la salvación de Israel!
Cuando el Señor cambie la suerte de su pueblo,
se alegrará Jacob,
se regocijará Israel.
Este versículo mira hacia el futuro, como una anticipación a ese glorioso día cuando de Sión vendrá la salvación de Dios para Israel.
En aquel día, se alegrarán los descendientes de Jacob, todo el pueblo de Israel. Este versículo debe interpretarse de forma literal, natural, sin pretenderle asignarle otro significado ajeno al contexto histórico y a las referencias históricas que se encuentran por todo el libro de los Salmos.
Es evidente que no se puede decir que Dios no tiene un propósito futuro para Israel. No se pueden ignorar tampoco lo que ha sido afirmado con claridad en otros pasajes de la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento.
No se puede ignorar que el clamor gozoso del corazón del salmista expresaba la esperanza en un futuro en el cual Dios establecería un reino sobre la tierra.
¿Rezamos con este salmo para que el Señor destruya lo peor que hay en nosotros?
¿Celebramos la fiesta dominical en comunidad, conscientes de que nuestra salvación está aquí, en nuestra unión?
¿Nos alegramos con nuestros hermanos de comunidad?