Salmo 059

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Introducción. - Este Salmo es la súplica de un hombre perseguido y acusado injustamente. Seguro de su inocencia (v. 5), el salmista pide que sus enemigos sean exterminados (v. 12), para que se ponga de manifiesto el justo gobierno de Dios sobre el mundo (v. 14). El odio y la crueldad de los perseguidores (vs. 7-8, 15-16) explican de alguna manera la violencia de ciertos sentimientos expresados en el Salmo.
1 Del maestro de coro. “No destruyas”. De David. Mictán. Cuando Saúl dio orden de vigilar su casa para matarlo.

Invocación y descripción del peligro
2 Líbrame de mis enemigos, Dios mío,
defiéndeme de los que se levantan contra mí;
3 líbrame de los que hacen el mal
y sálvame de los hombres sanguinarios.
4 Mira cómo me están acechando:
los poderosos se conjuran contra mí;
sin rebeldía ni pecado de mi parte, Señor,
5 sin culpa mía, se disponen para el ataque.
Despierta, ven a mi encuentro y observa,
6 Señor del Universo, Dios de Israel:
levántate para castigar a las naciones,
no tengas compasión de los traidores. Pausa
7 Vuelven al atardecer, aullando como perros,
y recorren la ciudad.
8 Mira cómo sueltan sus lenguas,
hay puñales en sus labios,
y dicen: “¿Quién nos va a oír?”.
El salmista empieza clamando directamente por su liberación. Usa cuatro verbos imperativos, o equivalentes, en su clamor. Ponme a salvo, conlleva la idea de estar arriba, demasiado alto para ser capturado. Nos hace recordar lo que dice Ef 1,3, que en Cristo estamos en una posición en los lugares celestiales, posición desde la cual experimentamos la victoria contra los poderes enemigos malignos.
Los enemigos tienen malas intenciones contra el salmista. Además, son prepotentes, pero por eso el salmista clama a Dios por socorro. El salmista está seguro de que el ataque no viene por causa de sus propios errores. Los ataques contra los siervos de Dios vienen porque el enemigo está enojado y pelea contra Dios. Los vv. 3-5 contienen una variedad de géneros: queja, declaración de inocencia, petición.
El salmista está en una crisis y quiere que Dios se apure. Decir Despierta es una manera de pedir la intervención de Dios. Toda la Biblia enseña que Dios interviene en la historia humana, interviene en los asuntos de cada persona que clama a él.
Esta es la motivación de la oración; es la fe del salmista. Jehová Dios del Universo es título que destaca el poder de Dios; el otro, Dios de Israel, destaca su misericordia; los dos temas que se enfatizan más adelante en el v. 16.
Se amplía la visión a todos los pueblos. Si Dios juzga a todas las naciones, seguramente juzgará este asunto.
Se compara a los enemigos con perros que se apuran para atacar a sus víctimas. Así son las fuerzas malignas. Bocas, labios; mucho del daño y ataque es con palabras. Profieren es muy fuerte; conlleva la idea de “chorrear”. No saben que Dios oye y que ellos tendrán que rendir cuentas por cada palabra.

Expresión de confianza en Dios
9 Pero tú, Señor, te ríes de ellos
y te burlas de todos los paganos.
10 Yo miro hacia ti, fuerza mía,
porque Dios es mi baluarte;
11 él vendrá a mi encuentro con su gracia
y me hará ver la derrota de mis enemigos.
Te reirás indica el señorío y el poder de Dios. Abatir a estos enemigos, aunque son fortísimos, no será difícil para Dios. Porque Dios es su fortaleza y su alto refugio el salmista puede orar con confianza y salir adelante.
Me saldrá al encuentro o “irá delante”. Dios sabe abrir camino y proteger a los suyos del enemigo. Los comentarios de Calvino ayudan a entender este sentido. Dice que cuando Dios no destruye a los enemigos inmediatamente, no es que hayan escapado de su mano; Dios va derrotándolos paso a paso.

Imprecación contra los enemigos
12 Quítales la vida, Dios mío,
y que mi pueblo no lo olvide:
dispérsalos y derríbalos con tu poder,
tú, Señor, que eres nuestro escudo.
13 Cada palabra que pronuncian
es un pecado en su boca;
¡queden atrapados en su orgullo,
por las blasfemias y mentiras que profieren!
14 Extermínalos con tu furor,
extermínalos y que no existan más:
así se sabrá que Dios gobierna en Israel
y hasta los confines de la tierra. Pausa
15 Vuelven al atardecer, aullando como perros,
y recorren la ciudad:
16 vagan en busca de comida;
mientras no se sacian, siguen ladrando.
El salmista quiere que se les castigue ahora, no sólo en la vida futura. Tenemos que ver la mano de Dios todos los días; si Dios los arrebata poco a poco, igual es su poder que lo hace. Bocas, labios; de nuevo el énfasis está en lo que dicen como en el v. 8, pero aquí sus propias palabras causarán su caída. Una comunidad o sociedad o nación puede destruirse por sus propios pecados. Cuando caen y están destruidos Dios será glorificado porque será una manifestación de su señorío hasta los confines de la tierra.
Los enemigos rabiosos quedan insatisfechos. El estribillo es casi igual a los vv. 7 y 8, pero allá era una descripción de la acción de los enemigos; aquí describe su castigo, siguen hambrientos porque no alcanzaron a su presa.

Promesa de acción de gracias
17 Pero yo cantaré tu poder,
y celebraré tu amor de madrugada,
porque tú has sido mi fortaleza
y mi refugio en el peligro.
18 ¡Yo te cantaré, fuerza mía,
porque tú eres mi baluarte,
Dios de misericordia!
Alabanza por el triunfo, el salmista está seguro de la victoria; promete alabar a Dios con canto. Enfatiza el poder de Dios y su misericordia. La serie de palabras, alto refugio, amparo, fortaleza y alto refugio, expresan su confianza y su seguridad. Las primeras dos líneas del v. 18 son iguales al v. 10, excepto el cambio de “esperaré” a cantaré salmos. Igualmente el cristiano puede confiar; Pablo dijo: Me complazco en las debilidades, persecuciones y angustias por causa de Cristo; porque cuando soy débil, entonces soy fuerte (2Co 12, 10). Fortalezas antiguas (2Co 59, 17) Joya bíblica Fortaleza mía, en ti esperaré; porque Dios es mi alto refugio (2Co 59, 9)

Los Salmos imprecatorios
Una dificultad particular es la que presentan las “imprecaciones” del Salterio, con sus violentos deseos de venganza y sus expresiones de odio contra los “enemigos”. Para situar esas imprecaciones en su contexto adecuado, conviene tener en cuenta, aunque sea muy someramente, quiénes son los “enemigos” a los que se alude en los Salmos.
Unas veces, las imprecaciones están dirigidas contra los “enemigos” de Israel, es decir, contra los responsables de graves desgracias nacionales, incluso –como en los casos de Asiria y de Babilonia– de la destrucción de los Reinos de Israel y de Judá (2 Rey. 17. 5-6; 25. 8-21). El orgullo nacional y la convicción de que los enemigos de Israel eran los enemigos de Dios, hacen más explicables algunas expresiones, como las de los salmos 79. 12; 137. 7-9. Por otra parte, estas imprecaciones reproducen fórmulas más o menos estereotipadas, propias del lenguaje guerrero de la época.
Otras veces, los “enemigos” son todos aquellos que tenían al salmista por un pecador y veían en sus sufrimientos un castigo de Dios, debido a la perspectiva de retribución puramente terrena propia del Antiguo Testamento. Para esa mentalidad, todo sufrimiento era una consecuencia del pecado, y los que lo padecían estaban “abandonados de Dios”. Consciente de su inocencia, el salmista apela al Señor para que “confunda” a sus enemigos. Sólo así se manifestaría la justicia de Dios y la inocencia de los justos, y no se podría dudar de la protección que el Señor concede a sus amigos. Finalmente, en otras ocasiones, los “enemigos” son los que persiguen y oprimen a los pobres y a los débiles. En esos casos, las imprecaciones –incluso las más violentas– revelan un ansia incontenible de justicia y un legítimo anhelo de liberación que nunca pierden actualidad.