Salmo 066
Salmo 066
La primera parte de este Salmo consta de un himno coral (vs. 1-7) y de un canto comunitario de acción de gracias (vs. 8-12), cuyo tema central son las maravillas que realizó el Señor en el Mar Rojo y en el río Jordán (v. 6). La segunda parte (vs. 13-20) difiere sensiblemente de la anterior: ya no habla la comunidad, sino un individuo, que se presenta delante del Señor en el Templo, para ofrecer un sacrificio de acción de gracias y dar testimonio de los favores recibidos.
1 Del maestro de coro. Canto. Salmo.
Invitación a la alabanza
¡Aclame al Señor toda la tierra!
2 ¡Canten la gloria de su Nombre!
Tribútenle una alabanza gloriosa,
3 digan al Señor: “¡Qué admirables son tus obras!”.
Por la inmensidad de tu poder,
tus enemigos te rinden pleitesía;
4toda la tierra se postra ante ti,
y canta en tu honor, en honor de tu Nombre. Pausa
Cuatro imperativos inician este salmo. La alabanza de Israel no es suficiente: toda la tierra debe aclamar a su Señor, Creador de la tierra que hizo al hombre a su imagen y semejanza, por lo cual es obvio que quiere que todos vengan a Él. Al mismo tiempo, esta es nuestra esperanza, por la cual creemos, por la cual nos mantenemos, y perseveramos en medio de la gran maldad de este mundo, consolados por la esperanza, hasta que la esperanza se convierta en realidad.
Esta realidad tendrá lugar cuando también nosotros resucitemos, y nuestro ser se haga celestial, llegando a ser iguales a los ángeles. ¿Quién tendría la audacia de esperar todo esto, si la misma Verdad no nos lo hubiera prometido?
Y ese es el anuncio de Jesús: “Porque en la resurrección ni se casarán las mujeres ni los hombres: y serán como los ángeles de Dios” (Mt 22, 28-30). Y, puesto que los judíos mantenían, aunque de una manera carnal, esta esperanza en la futura resurrección, se alegraron de esta respuesta dada a los saduceos, con quienes tenían enfrentamientos sobre este oscuro y espinoso tema.
En el segundo imperativo, se trata de tocar también el instrumento llamado salterio, y pulsarlo con las manos, de manera que voces y manos estén acordes. “Porque si aclamáis con júbilo algo para que lo oiga Dios, tocadlo también con salmos, de manera que lo vean y lo oigan además los hombres; pero no lo hagáis en vuestro nombre. Guardaos de practicar vuestra justicia delante de los hombres, para que lo vean ellos (Mt 6, 1). Que vean vuestras buenas obras, y den gloria no a vosotros, sino a Dios. Porque si hacéis obras buenas para ser glorificados vosotros, os responderá lo que él mismo dijo a unos que hacían eso mismo” (San Agustín)
¿Somos conscientes de la inmensidad de nuestro Dios y, al mismo tiempo, de su “compañerismo”?
5 Vengan a ver las obras del Señor,
las cosas admirables que hizo por los hombres:
6 él convirtió el Mar en tierra firme,
a pie atravesaron el Río.
Por eso, alegrémonos en él,
7que gobierna eternamente con su fuerza;
sus ojos vigilan a las naciones,
y los rebeldes no pueden sublevarse. Pausa
Venid y ved. La invitación a la experiencia. La oportunidad de estar presente. El reto de ser testigo. Ven y ve. Para mí, esas tres palabras son la esencia de la fe, el corazón de la mística, el meollo de la religión. Ven. Note quedes sentado esperando tranquilamente a que te sucedan cosas. Levántate y muévete y adéntrate y busca. Acércate, entra y mira cara a cara a la realidad que te llama. Abre los ojos y ve. Contempla con toda tu alma. No te contentes con escuchar o leer o estudiar. Te has pasado toda la vida estudiando y leyendo y abstrayendo y discutiendo. Todo eso está muy bien, pero es sólo evidencia de segunda mano. Hay que trascenderla en fe y en humildad valiente para buscar la evidencia de primera mano de la visión y la presencia. Ven y ve. Busca y encuentra. Entra y disfruta. El Señor te ha invitado a su corte.
Dios, siempre dispuesto a librarnos de la mano de nuestros enemigos, pues su amor por nosotros es un amor eterno. ¿Cómo no admirar las obras maravillosas que ha hecho en nuestro favor?
Contemplemos a su Hijo, hecho uno de nosotros y clavado en una cruz para el perdón de nuestros pecados y para que en Él tengamos vida, y vida eterna. Dios nos ama; y su amor por nosotros es sin medida. Quien se acoja a Él y abra su corazón al Don de su Salvación experimentará al Dios misericordioso, bondadoso y lleno de ternura para con todos los suyos. A pesar de que nuestros enemigos se levanten en contra de nosotros, el Señor hará que atravesemos nuestro propio mar Rojo para caminar hacia la libertad, y que atravesemos nuestro propio Jordán para entrar en la posesión de la Tierra Prometida cabe a Dios. Pero tenemos que estar en camino, dando testimonio de la vida nueva que Dios nos ha concedido; no podemos instalarnos en nuestros logros; siempre será necesario ir más allá, pues nunca será suficiente como para decir que hemos llegado a la perfección a la que Dios nos ha llamado
¿De verdad vemos la Naturaleza admirando ese constante prodigio de la obra de Dios?
8 Bendigan, pueblos, a nuestro Dios,
hagan oír bien alto su alabanza:
9 él nos concedió la vida
y no dejó que vacilaran nuestros pies.
10 Porque tú nos probaste, Señor,
nos purificaste como se purifica la plata
11 nos hiciste caer en una red,
cargaste un fardo sobre nuestras espaldas.
12 Dejaste que cabalgaran sobre nuestras cabezas,
pasamos por el fuego y por el agua,
¡hasta que al fin nos diste un respiro!
Dios no tiene ningún hijo que no pase pruebas. Llega el día en que los himnos de nuestras aflicciones los cantamos más dulcemente porque nuestras bocas han sido purificadas con tragos amargos. Se dice que no se sabe cuánta será la cosecha real del maíz hasta que no se muela completo; ni cuánto darán las uvas hasta que su jugo no salga de la prensa.
Así Dios nos refina como se afina la plata, para sacar de nosotros lo que Él quiere. Para refinar la plata se requiere un horno bien construido, es decir, que se requiere gran experiencia y habilidad del que lo construye, para garantizar la precisión y exactitud del producto final. ¡dios nunca le dejará estos pasos a nadie! Lo hará Él mismo y sacará lo mejor de nosotros.
Dios pone aflicciones sobre nosotros, ¡que no se te olvide! Si así lo vez te someterás más pacientemente a la presión que te aflige. Llegará un día en que por cada onza de carga presente recibiremos un sobre manera grande y eterno peso de gloria (2 Co 4:17 “No se pueden comparar esas ligeras pruebas que pasan aprisa con el valor formidable de la gloria eterna que se nos está preparando”).
¿Soy capaz de recurrir al Señor y a su Palabra en mis angustias?
Liturgia de acción de gracias
13Yo vengo a tu Casa a ofrecerte holocaustos,
para cumplir los votos que te hice:
14 los votos que pronunciaron mis labios
y que mi boca prometió en el peligro.
15 Te ofreceré en holocausto animales cebados,
junto con el humo de carneros;
te sacrificaré bueyes y cabras. Pausa
El salmista es parte del pueblo de Dios; él ve su propia experiencia en el marco de la experiencia de todo el pueblo. Y al hacerlo usa lenguaje del éxodo, que ha venido a ser una narración normativa para contar las maravillas de Dios tanto en la vida del pueblo como en su propia vida con Dios.
El agradecimiento se muestra con hechos y entregas. Aquí el adorador presenta su sacrificio animal como es prescrito en la ley de Moisés. Puede ser una ceremonia en que el adorador pone la mano sobre el animal y lo presenta a Dios en sacrificio de alabanza y acción de gracias. Normalmente los sacrificios prometidos en votos eran sacrificios de paz en que la grosura y ciertas partes del animal se quemaban, pero lo demás de la carne era comido por el adorador.
Sin embargo, aquí el sacrificio era un holocausto en que todo el animal era quemado, excepto la piel, y representa una situación seria y de dedicación entera. La Biblia enfatiza la importancia de cumplir lo prometido. Los salmistas pusieron mucho énfasis en la actitud del corazón en la adoración a Dios; pero no se opusieron a los sacrificios rituales si se hacían con corazón sincero para con Dios.
¿Van mis sacrificios más bien orientados a la ayuda al más necesitado?
16 Los que temen al Señor, vengan a escuchar,
yo les contaré lo que hizo por mí:
17 apenas mi boca clamó hacia él
mi lengua comenzó a alabarlo.
18 Si hubiera tenido malas intenciones
el Señor no me habría escuchado;
19 pero Dios me escuchó
y atendió al clamor de mi plegaria.
20 Bendito sea Dios,
que no rechazó mi oración
ni apartó de mí su misericordia.
Más que temibles, sus obras son admirables; no hay más que mirar la naturaleza que nos rodea, o mirarnos a nosotros mismos, al ser humano que con tanto cuidado y cariño ha creado
El honor del Señor es nuestra alegría, porque Él no tiene otro deseo que ver al ser humano feliz y alegre disfrutando de sus obras
Constantemente asomados al mundo creado, admirando su perfección y variedad, su riqueza y generosidad, gozando humildemente de la misericordia del Señor y tratando de llevarla a los que nos rodean, especialmente a los más humildes y oprimidos.
Y es que disfrutaremos eternamente de la gloria del Señor, empezando aquí en la tierra e iniciando una vida nueva más íntima, si es posible, con Él, al llegar a una presencia nueva.
La escucha de la Palabra siempre nos llevará a paisajes nuevos, a experiencias desconocidas, a viajes gozosos, pacíficos y justos.
Bendito seas siempre Señor, porque me escuchas, me atiendes y me llenas de alegría
¿Bendigo al Señor y reconozco su obra de misericordia para conmigo?