Salmo 071
Introducción
Un anciano gravemente enfermo acude al Señor para que no lo abandone en los penosos días de su vejez (vs. 9, 18). En lugar de describir minuciosamente los dolores que lo afligen, el salmista reitera sus expresiones de fidelidad y confianza en Dios (vs. 3, 5-8, 19), y su promesa de proclamar los beneficios recibidos, para ejemplo de los más jóvenes (v. 18).
El pueblo de Israel está representado aquí en un anciano, escogido desde antes de su nacimiento (el amor de Dios es el primero), y que se ha esforzado por ser fiel hasta sus “cabellos blancos“... Un anciano sin fuerzas y rodeado de enemigos que quieren su perdición... Y que se atreve a pedir a Dios no simplemente la prolongación de una pobre vida maltrecha sino una “nueva vitalidad“, una nueva juventud, una verdadera resurrección: ¡entonces, Israel, sin fin “cantará” la alabanza y la alegría!
Situación. Lo peculiar de este salmo es que está pronunciado por un anciano: algunos versos lo dicen expresamente, otros quedan afectados por el contexto. Este anciano repasa agradecido su vida, rebosa esperanza y siente que le queda una tarea. Se remonta al nacimiento, que no es territorio de la memoria; recuerda la adolescencia o juventud. De una manera global recuerda sus tribulaciones y peligros; y nos da una referencia tan fugaz como densa: "me instruiste".
Repasar la vida como un alumnado en la escuela de Dios es una gran confesión. Para este anciano la esperanza no es simple recuerdo de juventud, sino experiencia actual Más aún, tiene por delante una tarea. Siendo portador vivo de una tradición religiosa, tiene que trasmitirla a la nueva generación de los nietos (cfr. Prov 17,6). Este anciano no cultiva una nostalgia melancólica y paralizante.
Súplica confiada
1 Yo me refugio en ti, Señor,
¡que nunca tenga que avergonzarme!
2 Por tu justicia, líbrame y rescátame,
inclina tu oído hacia mí, y sálvame.
3 Sé para mí una roca protectora,
tú que decidiste venir siempre en mi ayuda,
porque tú eres mi Roca y mi fortaleza.
4 ¡Líbrame, Dios mío, de las manos del impío,
de las garras del malvado y del violento!
5 Porque tú, Señor, eres mi esperanza
y mi seguridad desde mi juventud.
6 En ti me apoyé desde las entrañas de mi madre;
desde el seno materno fuiste mi protector,
y mi alabanza está siempre ante ti.
Este salmo es un testimonio personal de un anciano devoto, quien ha memorizado la Escritura, como se hace evidente por las muchas citas que de ella hace. El salmista había envejecido y veía su vida como un testimonio de todo lo que Dios había hecho por él. Recordar las bendiciones de Dios a través de nuestra vida nos ayudará a ver la firmeza de su gracia en todos esos años, confiar en El para el futuro y decirle a otros los beneficios de seguir a Dios.
El Salmo destaca la fidelidad de Dios a través de toda la vida del salmista. Pero aun con este énfasis, el salmista, en una crisis, quiere reconfirmar esta fidelidad de Dios. Quizá estaba tentado a dudar, porque “nunca tenga que avergonzarme” suena como el clamor de Jeremías (Jr 15:18) cuando dudaba y pensaba que Dios le había fallado.
Roca fuerte (v. 3) es “roca de habitación” o “refugio”. El salmista, por su larga experiencia con Dios, desde su juventud, sabe que puede recurrir a Dios continuamente. Al clamar a Dios en oración, la fe del salmista va creciendo. Al principio del v. 3 pide que Dios sea su fortaleza; pero al pensar en lo que Dios ha hecho continuamente, sabe que ya es su fortaleza y que ha mandado su liberación. ¿A quién ha mandado? ¿A los ángeles? Sí, ciertamente manda a sus ángeles; además, Dios tiene muchas maneras de liberar a sus hijos.
Dios ha sido fiel, vv. 4-6. La estrofa empieza con una petición; el salmista está en crisis porque los enemigos le atacan. Pero lo demás de la estrofa apela a la fidelidad de Dios que el salmista ha experimentado a lo largo de su vida. Tú... eres mi esperanza, mi seguridad (v. 5). ¡Qué riqueza, la experiencia con Dios durante muchos años! La respuesta del salmista es sencilla: Dios siempre ha sido fiel, entonces yo siempre le alabaré.
La justicia que pedimos al Señor, ¿sabemos extenderla a los que nos rodean?
Motivos de tristeza en la vejez
7 Soy un motivo de estupor para muchos,
pero tú eres mi refugio poderoso.
8 Mi boca proclama tu alabanza
y anuncia tu gloria todo el día.
9 No me rechaces en el tiempo de mi vejez,
no me abandones, porque se agotan mis fuerzas;
10 mis enemigos hablan contra mí,
y los que me acechan se confabulan, diciendo:
11 “Dios lo tiene abandonado: persíganlo,
captúrenlo, porque no hay quien lo libre”.
12 ¡Señor, no te quedes lejos de mí;
Dios mío, ven pronto a socorrerme!
13 ¡Queden confundidos y humillados
los que atentan contra mi vida!
¡Queden cubiertos de oprobio y de vergüenza
los que buscan mi perdición!
El salmista explica la oposición de los enemigos; ellos se aprovechan de su vejez y su debilidad. Asombro (v. 7) puede tener sentido positivo, asombrados de los milagros que Dios ha hecho para él. O, más probable, puede ser negativo, algo ominoso, señal del castigo de Dios. Están sorprendidos de cuánto ha aguantado él. Aparentemente el salmista tenía una vida pública. La fe del salmista es evidente; aun en medio de su queja y petición, sólo hablar del asombro de los enemigos hace volver su mente a lo que Dios ha hecho; entonces empieza a alabarle de nuevo (v. 8). El v. 9 podría tomarse como falta de fe; pero, más bien es una nueva declaración de fe y una nueva entrega al cuidado de Dios. A través de la vida, y también en la vejez, el que camina con Dios siempre tendrá nuevas experiencias que requieren nuevas entregas, que dirigen a nuevos actos de confianza. Los vv. 10, 11 explican lo que sufre el salmista. Según Calvino lo que sucedió a David es una experiencia común a los hijos de Dios; es decir, los malos, cuando creen que es la voluntad de Dios que su pueblo esté expuesto a ellos para ser víctimas de su rapiña, se dan a sí mismos licencia abierta para hacerles todo tipo de daño. Creen que a los que Dios permite sufrir, los ha abandonado. Pero el salmista sabe que Dios no lo abandona; siempre lo ha rescatado; está seguro de que lo hará ahora. Por eso clama con confianza y pide que Dios se encargue de juzgar a sus enemigos.
El uso reiterado de palabras, tales como boca , alabanza , memoria , he manifestado , cantaré , labios , lengua , subraya el hecho de que la alabanza debe ser expresada abiertamente en la congregación, y no solamente bajo la forma de pensamientos silenciosos en un apartado jardín de meditación.
El orante acumula títulos de Dios, tradicionales o modificados: roca accesible, peña y alcázar; y la terna refugio, esperanza y confianza. Empieza su oración copiando o evocando; su espiritualidad se ha formado en los salmos.
Con esta petición cada verdadero creyente puede acercarnos confiadamente al trono de la gracia. El cuidado de gracia de la providencia divina en nuestro nacimiento y la infancia, nos debe comprometer a la piedad temprana. El que era nuestra ayuda desde nuestro nacimiento, debe ser nuestra esperanza de nuestra juventud. Que nadie espere bienes, o comodidades del mundo. Los que aman al Señor, a menudo son odiados y perseguidos; varones simbólicos por sus principios y conducta; pero el Señor ha sido su refugio fuerte. Los siervos fieles de Dios pueden estar seguros de que no va a echarlos fuera en la tercera edad, ni los abandonará cuando falla su fuerza.
¿Acudimos a la oración para “llegar al Señor”?
Reiteración de la confianza en Dios
14 Yo, por mi parte, seguiré esperando
y te alabaré cada vez más.
15 Mi boca anunciará incesantemente
tus actos de justicia y salvación,
aunque ni siquiera soy capaz de enumerarlos.
16 Vendré a celebrar las proezas del Señor,
evocaré tu justicia, que es sólo tuya.
17 Dios mío, tú me enseñaste desde mi juventud,
y hasta hoy he narrado tus maravillas.
18 Ahora que estoy viejo y lleno de canas,
no me abandones, Dios mío,
hasta que anuncie las proezas de tu brazo
a la generación que vendrá.
19 Tu justicia llega hasta el cielo, Señor:
tú has hecho grandes cosas,
y no hay nadie igual a ti, Dios mío.
20 Me hiciste pasar por muchas angustias,
pero de nuevo me darás la vida;
me harás subir de lo profundo de la tierra,
21 acrecentarás mi dignidad
y volverás a consolarme.
La confianza y la seguridad del salmista van creciendo, y a la par aumenta su alabanza. De nuevo dice siempre (o continuamente); el creyente crece en fe, también su alabanza va creciendo. La palabra esperaré (v. 14) significa “esperar con expectación”. En el v. 15, proclamará (“contará”) y enumerarlas vienen de la misma raíz. Celebraré (v. 16) es “vendré” o “iré”. Puesto que está paralelo con haré memoria, la idea debe ser: “vendré (a contar)”, por lo tanto, celebraré. Contar los poderosos actos de Dios es glorificarle. 5. Experiencias de victoria, vv. 17-19 En la oración, con la petición y la reflexión, el salmista va recordando todo que Dios ha hecho en su vida. Pide que todavía pueda contar todo esto a los jóvenes de la congregación y a sus hijos. Los que han experimentado la liberación de Dios son responsables de transmitir su testimonio a las próximas generaciones. Hasta lo sumo (v. 19) destaca “lo alto” de su justicia; nos hace recordar el Job 8:1 : Has puesto tu gloria sobre los cielos.
La alabanza creativa permanece viva, La senda de la alabanza. Aquí el salmista hace un compromiso: «...te alabaré más y más». La idea que aquí se expresa es muy hermosa y quiere decir: «encontraré maneras frescas y nuevas para expresar mi alabanza hacia Dios». Esto no significa abandonar las viejas formas de culto, sino más bien que debemos ser creativos en nuestra alabanza a Dios, así como él lo es al satisfacer nuestras necesidades. Por lo tanto, no rindamos tributo a la alabanza formal, que llega a ser aburrida, obtusa y termina repitiendo meras frases. Dios quiere que seamos creativos.
Cuando nos enfrentamos al ocaso de la vida, reconocemos que Dios ha sido una ayuda constante en el pasado. Cuando se debilitan nuestras capacidades físicas, necesitamos aún más de Dios y nos damos cuenta de que sigue siendo nuestra ayuda constante. Nunca debemos desesperarnos, sino seguir esperando su ayuda sin importar cuán severas sean nuestras limitaciones. Depositar nuestra esperanza en El nos ayuda a continuar, a seguir sirviéndolo
Una persona nunca es demasiado anciana para servir a Dios, ni para orar. Aun cuando la edad nos impida realizar ciertas actividades físicas, no necesita apagar nuestro deseo de contar a otros (sobre todo a los niños) acerca de todo lo que hemos visto que Dios ha hecho en los muchos años vividos.
Brevemente repasa las desgracias pasadas y la liberación pendiente y esperada. Dios es el sujeto único de los ocho verbos (varios auxiliares). Uno se refiere al pasado, cuando las tribulaciones eran parte de la instrucción divina. Siete miran al futuro próximo. Los contenidos son tres bienes: vida, dignidad y consuelo. Las "simas de la tierra" es expresión única: creo que en el salmo se refiere al reino de la muerte
¿Confiamos en nuestra resurrección?
El gozo anticipado
22 Entonces te daré gracias con el arpa,
por tu fidelidad, Dios mío;
te cantaré con la cítara,
a ti, el Santo de Israel.
23 Mis labios te cantarán jubilosos,
y también mi alma, que tú redimiste.
24 Yo hablaré de tu justicia todo el día,
porque quedarán confundidos y avergonzados
los que buscaban mi perdición.
El salmista ya está seguro de la victoria; por anticipado alaba a Dios. En esta alabanza usará la lira, el arpa, sus labios, su alma y su lengua. Nótese la semejanza entre los vv. 13 y 24 que terminan las dos partes principales del Salmo. En el v. 13 todavía el salmista está pidiendo el juicio sobre los enemigos; en el v. 24 ya está viendo su derrota. Los salmistas nunca dudan que Dios escucha y responde; están seguros de la victoria de Dios que también es suya.
El salmista declara que la justicia de Cristo, y la gran salvación obtenida de esta manera, será el tema elegido de su discurso. No en un día de reposo solo, sino todos los días de la semana, del año, de su vida. No sólo a los rendimientos declarados de la devoción solemne, pero en todas las ocasiones, todo el día. ¿Por qué será que siempre insistir en esto? Porque él no conocía los números de los mismos. Es imposible medir el valor o la plenitud de estas bendiciones.
La justicia es indecible, la eterna salvación. Dios no desechará a sus siervos de cabeza gris cuando ya no pueda trabajando como lo han hecho. A menudo el Señor fortalece a su pueblo en sus almas, cuando la naturaleza se hunde en la decadencia. Y es una deuda que los antiguos discípulos de Cristo debemos a las generaciones venideras, para dejar detrás de ellos un testimonio solemne de la ventaja de la religión, y la verdad de las promesas de Dios; y especialmente a la justicia de los siglos del Redentor. Asegurado de la liberación y la victoria, vamos pasamos nuestros días, a la espera de la llegada de la muerte, en la alabanza, el Santo de Israel, con todas nuestras fuerzas. Y al hablar de su justicia, y cantando sus alabanzas, nos elevaremos por encima de los miedos y debilidades, y tienen arras de las alegrías del cielo. La obra de la redención debe, por encima de todas las obras de Dios, para ser dicha por nosotros en nuestras alabanzas. El Cordero que fue inmolado, y nos ha redimido para Dios, es digno de toda bendición y alabanza.
¿Sabemos dar gracias al Señor?