Salmo 105

Una llamada al pueblo de Dios.
Una llamada a alabar a Dios.
1 Alabad al Señor, invocad su nombre;
Dad a conocer sus obras en los pueblos.
2 Cantadle, cantadle salmos;
Hablad de todas sus maravillas.
3 Gloriaos en su santo nombre;
Alégrese el corazón de los que buscan a Jehová.
El salmo 105 es el primero de los que llevan por título Aleluya. El significado de esta palabra, o mejor, de estas dos palabras, es: "Alabad a Dios". Y por eso comienza el salmo diciendo: Confesad al Señor e invocad su nombre. Esta confesión ha de entenderse que es una alabanza, como aquella que hizo el Señor: Te confieso, ¡oh Padre!, Señor del cielo y de la tierra1. Después de la alabanza suele seguir una petición, en la que el orante expresa sus deseos. De aquí que la misma oración dominical tiene en su comienzo una brevísima alabanza, expresada así: Padre nuestro, que estás en los cielos2; y a continuación se expresan las peticiones. Y por eso también en otro lugar dice un salmo: Te confesamos, ¡oh Dios!, te confesamos e invocamos tu nombre3. Y esto se expresa más claro en otro salmo: Alabando invocaré al Señor, y me veré libre de mis enemigos4. De igual modo se dice también en nuestro salmo: Confesad al Señor e invocad su nombre; que es lo mismo que si dijera: alabad al Señor e invocad su nombre. Sin duda, que escucha al que lo alaba, y percibe también su amor, junto con la alabanza. ¿Y cuándo quiso el Señor que el siervo fiel le demostrase su amor más grande? Lo ha querido cuando le dijo: Apacienta mis ovejas5. Por eso también aquí continúa el salmo: Dad a conocer sus obras a los pueblos; o, más bien, según el texto griego, que mantienen algunos códices latinos: Evangelizad entre los pueblos sus obras. ¿Y a quiénes van dirigidas estas palabras? Proféticamente se las dice a los Evangelistas.
¿Qué significa alabar a Dios? Los verbos imperativos aquí lo indican: Dad gracias, invocad, dadle a conocer, cantadle, hablad, gloriaos, alégrese, buscad, acordaos. Son facetas de la adoración. Cada una merece todo un desarrollo. Hemos de ser agradecidos a Dios; hemos de hablar de lo que él ha hecho en nuestras vidas; hemos de buscar al Señor.
Alégrese... Debemos sentirnos gozosos al buscar a Dios, pues él nos ama y quiere nuestra comunión.
Los recientes salmos se enfocan en animar al alma a alabar a Dios, y el salmo 105 va a dar muchas razones para ello.
Como en muchos otros lugares en los salmos, al pueblo de Dios se le dice la importancia de alabarle con canciones. Los cantos deben de ser entonados a Él (cantadle), y no a una audiencia o simplemente para el placer propio.
Podemos gloriarnos de muchas cosas. Algunos se glorían del status o de la riqueza, otros se glorían en el placer o en el entretenimiento. El pueblo de Dios apropiadamente encuentra su placer en su santo nombre.

Una llamada a buscar al Señor y a recordar sus grandes obras.
4 Buscad a Jehová y su poder;
Buscad siempre su rostro.
5 Acordaos de las maravillas que él ha hecho,
De sus prodigios y de los juicios de su boca,
6 Oh vosotros, descendencia de Abraham su siervo,
Hijos de Jacob, sus escogidos.
Primero le buscamos a El, luego su fuerza, y luego su rostro; de la reverencia personal pasamos al poder impartido y luego al favor consciente. Esta búsqueda no debe cesar nunca, cuanto más le conocemos más debemos procurar conocer.
Se añade un «para siempre», para que no nos imaginemos que ya han hecho su deber aquellos que se reúnen dos o tres veces al año en el tabernáculo y observan los ritos externos de la ley.
¿Qué es el rostro del Señor? Es su presencia, así como también el rostro, o la faz del viento y del fuego es su presencia. Pero ¿qué significa buscad continuamente su rostro? Yo sé ciertamente que acercarme a Dios es un bien para mí; pero si siempre se lo busca, ¿cuándo se lo encuentra? ¿O es que dijo siempre dando a entender que durante toda nuestra vida que vivimos aquí abajo, desde que hemos conocido que debemos hacer esto, debe buscarse aun cuando ya se le haya encontrado? Porque no hay duda de que la fe ya lo ha encontrado, aunque todavía lo sigue buscando la esperanza. La caridad también lo ha encontrado por la fe, pero busca poseerlo por la visión, por la que de tal manera será encontrado, que eso nos bastará, y ya no habrá que buscarlo más. Porque si la fe no lo hubiera encontrado en esta vida, no se diría: Buscad al Señor; ni se diría tampoco, cuando lo hubierais encontrado: Que el impío abandone sus caminos, y el hombre malvado sus pensamientos16. De igual modo, si una vez encontrado por la fe, no debiera todavía ser buscado, no se diría: Si lo que no vemos esperamos, lo aguardamos con paciencia. Ni tampoco tendría explicación lo que dice S. Juan: Sabemos que cuando se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal cual es. ¿O es que quizá, incluso cuando lo hayamos visto cara a cara, como él es, deberemos todavía proseguir en su búsqueda, porque sin fin debe ser buscado, ya que sin fin debe ser amado? De hecho acostumbramos a decir a alguien que está presente: "No te busco", queriendo decirle: no te amo. Y por eso, el que es amado, también se le busca estando presente, mientras se actúa con una caridad perpetua, para que no llegue a hacerse ausente. Y así, cuando uno ama a alguien, quiere, sin servirle de hastío, que esté siempre presente, o sea, intenta siempre que esté presente. Está, pues, claro que buscad siempre su rostro, significa que el encuentro del amado no constituya el final de esa búsqueda, que es la expresión del amor; sino que el amor creciente se exprese en una búsqueda creciente del amado encontrado.
Todo el Salmo habla del poder de Dios manifestado a favor de su pueblo. Mostramos gratitud por lo que Dios ha hecho cuando le buscamos continuamente. Dios quiere manifestar su poder; lo hace en respuesta a la oración de sus hijos.
Aquí tenemos los mandatos específicos de buscar a Dios constantemente y de buscar su poder en nuestras vidas. El último imperativo en la cadena es acordaos. Todo el Salmo nos ayuda a recordar las maravillas que Dios ha hecho. ¿Quién debe acordarse? Los descendientes de Abraham, el pueblo de Dios.
Según la carta a los Gálatas 3 y 4 todos los creyentes en Cristo somos descendientes de Abraham por la fe. Así, esta historia ya es parte de nuestra historia. Hemos de recordar estas maravillas y también lo que Dios ha hecho en nuestra vida personal, en nuestra familia y en nuestra iglesia. Joya bíblica
El pueblo de Dios es invitado no solo a buscar a Dios mismo, sino también a su poder. Este poder le es dado al pueblo de Dios mientras lo buscan, Como Pablo escribiría más tarde: fortaleceos en el Señor, y en el poder de su fuerza.
Existe el constante peligro para el pueblo de Dios de olvidarse de sus maravillas. Es una deshonra para Dios cuando olvidamos sus grandes obras, y siempre terminaremos haciéndolo si no hacemos un esfuerzo consiente de acordarnos.
Este salmo está especialmente dirigido al pueblo del pacto de Dios, los descendientes de Abraham, Isaac, y Jacob. Estos eran sus escogidos en el desarrollo de su plan.

El cuidado de Dios a Israel bajo los patriarcas.
El maravilloso pacto de Dios con los patriarcas.
7 Él es el Señor nuestro Dios;
En toda la tierra están sus juicios.
8 Se acordó para siempre de su pacto;
De la palabra que mandó para mil generaciones,
9 La cual concertó con Abraham,
Y de su juramento a Isaac.
10 La estableció a Jacob por decreto,
A Israel por pacto sempiterno,
11 Diciendo: A ti te daré la tierra de Canaán
Como porción de vuestra heredad.
12 Cuando ellos eran pocos en número,
Y forasteros en ella,
Antes de enfocarse en las obras y las promesas que Dios hizo al pueblo de Israel, El salmista nos recuerda que Él es Dios en toda la tierra. Que su pacto se enfoque en Israel no quita su interés y dominio sobre la tierra.
Es de suma importancia que nuestro concepto de Dios sea formado por la misma revelación de Dios; y este conocimiento de Dios va creciendo en la medida en que va creciendo nuestra comunión con él. También el salmista destaca que es nuestro Dios, es un Dios personal que se interesa en cada uno de sus hijos.
Tanto la fe como los hechos de Dios se basan en lo que él ha dicho; él es fiel a sus promesas. Nótese el paralelo entre su pacto y la palabra que mandó (no en el sentido de enviar, sino de mandato). El verbo “se acordó” Ileva dos complementos directos: su pacto... con Abraham y su juramento a Isaac. Luego sigue la cadena, pues lo confirmó a Jacob. Quizá hubo mucho tiempo (años) antes de una nueva confirmación del pacto; sin embargo, se iba formando una cadena de ellas.
A través de la Biblia se destaca una cadena de promesas y respuestas. En nuestra historia personal y en nuestra historia contemporánea, también hemos de discernir “la cadena” de acciones de Dios.
El salmista pone el énfasis en la iniciativa de Dios y en su autoridad como el hacedor del pacto, lo que significa que este pacto con el hombre es por su gracia, no una negociación mutua, y sirve a los intereses del reino de Dios, no para los fines egoístas del hombre.
En el salmo 105 tenemos el constante uso de los verbos en tercera persona. La clave del salmo es la constante reafirmación de la iniciativa de Dios. El constante uso de esto demuestra el pensamiento principal en la mente del salmista. Que es el de la perpetua actividad de Dios en todas esas experiencias a través de las cuales su pueblo ha pasado.
A ti te daré la tierra de Canaán: Un aspecto de este pacto sempiterno es la tierra que Dios designo para Israel. Es la porción de su heredad, dada a ellos cuando eran pocos en número. Dios le prometió la tierra a Abraham cuando él y su familia solo eran unas pocas personas en Canaán.
Al decir te daré la tierra de Canaán no es una orden, o un mandato, sino una promesa; la orden es lo que debemos hacer, y la promesa, lo que hemos de recibir. Un mandato, pues, es la fe, para que el justo viva por la fe26; y a esta fe se le promete la herencia eterna. Las mil generaciones, pues, fijándonos en la perfección del número, quiere decir todas las generaciones; es decir, mientras van pasando todas las generaciones, persiste el mandato de vivir por la fe. Este mandato es cumplido por el pueblo de Dios, los hijos de la promesa, que van naciendo y muriendo hasta que se termine toda generación, lo cual está simbolizado por el número mil, puesto que el número diez al cuadrado, forma el número cien, y éste multiplicado por diez llega ser mil. Del pacto —dice— que acordó con Abrahán, y del juramento que hizo a Isaac. Y lo estableció con Jacob, es decir, se lo dio a Jacob como precepto. Estos son los tres Patriarcas, de los que él, con un título especial, se llama Dios, a los que el Señor nombra en el Nuevo Testamento, cuando dice: Vendrán muchos de Oriente y Occidente, y se sentarán con Abrahán, Isaac y Jacob en el reino de los cielos27. Ésta es la herencia eterna. Porque también aquí, donde dice: Lo estableció con Jacob como precepto, declara que se trata del precepto de la fe, ya que no había de llamar precepto a la promesa. Si en el precepto está incluida la obra, en la promesa está la recompensa. Dice el Señor: Esta es la obra de Dios, que creáis en aquél que él ha enviado28. Por eso, la palabra que ordenó, y de la que se acordó eternamente como de su testamento, es decir, la palabra de la fe que nosotros predicamos29, se la dio a Jacob como precepto, y al mismo Israel como testamento eterno; por ella y el precepto cumplidos, les había de dar algo eterno, diciendo: A ti te daré la tierra de Canaán, como lote de vuestra heredad. Pero ¿cómo esto es eterno, si no significa algo eterno? Esta tierra es también llamada tierra de promisión, tierra que mana leche y miel30; y estos productos significan simbólicamente la gracia, en la que se percibe cuán dulce es el Señor31, y a la que no pertenecen todos los hombres, ya que la fe no es de todos. Por eso añadió: como el lote de vuestra heredad. Y esta expresión coincide con lo que dice en otro salmo sobre el linaje de Abrahán aludiendo a Cristo, y dice: Los lotes me cayeron en lugares hermosos, pues mi heredad es excelente para mí32. Por qué se la llamó "tierra de Canaán" lo declara el significado del nombre, ya que Canaán significa humilde. Si tenemos en cuenta la maldición del santo Noé, por la que dijo al mismo Canaán que sería siervo de sus hermanos33, entonces diremos que de aquí proviene también el temor servil. Pero el siervo no permanece en la casa para siempre34. Por eso, echado fuera el cananeo, se da la tierra de promisión al linaje de Abrahán, puesto que la caridad perfecta echa fuera el temor35, y así, el hijo permanecerá en la casa para siempre. Por eso se dijo: Y lo estableció para el mismo Israel como testamento eterno.

La protección de Dios a los patriarcas.
13 Y andaban de nación en nación,
De un reino a otro pueblo,
14 No consintió que nadie los agraviase,
Y por causa de ellos castigó a los reyes.
15 No toquéis, dijo, a mis ungidos,
Ni hagáis mal a mis profetas.
Los patriarcas tuvieron su temporada de errantes. Abraham vino de Ur de los caldeos (Gn 11, 31-12, 4) y viajaron a Egipto (Gn 12, 10-20). Jacob también vivió por muchos años en Caldea (Gn 29, 1).
En todo su tiempo como errantes entre las naciones, Dios los protegió. Él incluso castigó reyes por causa de ellos (Gn 12, 7-20 y Gn 26 son ejemplos de esto).
Dios protegió a Abraham y a Sara delante del rey Abimelec, y no dejó que Abimelec la tocara (Gn 20, 6). El patriarca había engañado a Abimelec al decir que Sara era su hermana en lugar de su esposa, y Abimelec casi la había tomado para sí antes de que Dios interviniera para advertirle que ella estaba casada con Abraham. Fue entonces que Dios se refirió a Abraham como ‘profeta’ (Gn 20, 7). ¡Aun así un profeta ‘mentiroso’! Obviamente el énfasis aquí es en la fidelidad de Dios, no en la del hombre.
Dios protegió a Abraham, Isaac, y a Jacob como sus profetas, aunque técnicamente, los patriarcas no eran, “ungidos,” pero ellos tenían aquello que la unción representaba, un símbolo. Ellos habían sido separados de forma divina, dotados para sus propósitos, y, consagrados para el servicio de Dios, sus personas eran inviolables.
Se supone que en este punto se está refiriendo a los patriarcas; pero todo el pueblo de Israel podría también ser considerado. Ellos eran un reino de sacerdotes y reyes bajo Dios; y los profetas, sacerdotes, y reyes siempre eran ungidos.
Con razón puede sorprender el que sean llamados "cristos" o ungidos, antes de que existiera la unción, por la que se les impuso ese nombre a los reyes. Esto comenzó con Saúl, a quien David sucedió en el reino. Desde entonces, tanto los reyes de Judá como los de Israel fueron ungidos, siguiendo la sagrada tradición. En esta unción se prefiguraba al único y verdadero Cristo, al cual se dijo: El Señor tu Dios te ha ungido con aceite de júbilo entre todos tus compañeros. Pero ¿cómo es que ellos ya entonces fueron llamados cristos? Porque leemos de Abrahán que ellos fueron profetas, y, sin duda, lo que de él se dijo manifiestamente, esto mismo ha de entenderse de ellos. ¿O acaso fueron llamados cristos, porque, aunque fuera ocultamente, eran ya cristianos? Pues, aunque la carne de Cristo proceda de ellos, Cristo existe antes que ellos. De ahí que les responde a los judíos, diciéndoles: Antes de que Abrahán existiera, yo soy. ¿Cómo, pues, lo iban a ignorar, o cómo no habían de creer en él, siendo así que se llamaban profetas, y aunque fuera veladamente, preanunciaban al Señor? Y por eso dice el Señor con toda claridad: Abrahán deseó ver mi día; lo vio y se alegró. Nadie, ni antes de su encarnación, ni después de ella, se reconcilió con Dios. Es una verdad claramente expresada por el Apóstol: Hay un solo Dios y un solo Mediador entre Dios y los hombres, el hombre Cristo Jesús.

El cuidado de Dios por los patriarcas en los tiempos de José.
16 Trajo hambre sobre la tierra,
Y quebrantó todo sustento de pan.
17 Envió un varón delante de ellos;
A José, que fue vendido por siervo.
18 Afligieron sus pies con grillos;
En cárcel fue puesta su persona.
19 Hasta la hora que se cumplió su palabra,
El dicho de Jehová le probó.
20 Envió el rey, y le soltó;
El señor de los pueblos, y le dejó ir libre.
21 Lo puso por señor de su casa,
Y por gobernador de todas sus posesiones,
22 Para que instruyera a los jefes,
Y a sus ancianos enseñara sabiduría.
Envió delante de ellos a un hombre. ¿A quién? A José. ¿Cómo lo envió? José fue vendido como esclavo. Por supuesto que, cuando esto ocurrió, hubo un pecado de sus hermanos, y, no obstante, Dios envió a José a Egipto. Hay que considerar en este suceso grande e inevitable, cómo Dios llega a servirse para un bien de las obras malas de los hombres, así como ellos, a su vez, utilizan mal las buenas obras de Dios.
El viaje de José a Egipto no fue tan costoso como el viaje de Jonás, que tuvo que pagar el pasaje; su pasaje libre fue provisto por los madianitas, los cuales aseguraron su presentación al gran funcionario del Estado al entregárselo como un esclavo. Su ascenso a una posición en que pudo alimentar a su familia pasó por el hoyo, la caravana de esclavos, el mercado de esclavos y la cárcel, y quién puede negar que fue un camino recto, el más seguro, el más sabio y, quizás el más corto.
Con todo, no lo parece. Si tuviéramos que enviar a un hombre con una misión así nosotros le proveeríamos de dinero: José fue como un pobre, le vestiríamos de autoridad; José fue como un esclavo, le dejaríamos en completa libertad; José estaba en servidumbre; con todo, el dinero no habría sido de mucha utilidad cuando el trigo era tan caro, la autoridad habría sido un motivo de irritación más bien que de influencia ante Faraón y la libertad podría no haber puesto a José en contacto con el capitán de Faraón o de sus otros siervos, y así el conocimiento de su habilidad en la interpretación de sueños no habría llegado a oídos del monarca. El camino de Dios es el mejor camino. El camino de nuestro Dios en su trono de mediación pasa por la cruz del Calvario; nuestro camino a la gloria atraviesa ríos de aflicción.
El dolor de José en su esclavitud fue real, y sin embargo no invalidó el plan de Dios. Su temporada de aflicción era un tiempo en el que el dicho de Jehová lo probó.
¿Acaso no podríamos nosotros volver a invertir las palabras, y decir que el acero realmente entró en su alma? Cuando nos encontramos con José por primera vez, él es un joven, tierno, y dócil muchacho, con sueños de gobernar, pero no de poder inicuo. Sin embargo, él emerge de su cautividad bien capacitado para tomar las riendas de Egipto.
Los grilletes de acero lo estaban preparando para usar cadenas de oro, y preparaban sus pies para pararse en lugares altos. Es lo mismo con todos los afligidos del Señor, ellos también, un día abandonaran sus prisiones y tomaran sus tronos.
José fue puesto en libertad de la cárcel, y nosotros somos rescatados de la casa de servidumbre; hubo una redención. La causa de José salió a la luz y él mismo fue declarado inocente; nosotros no podíamos ser hallados inocentes, pero fuimos declarados inocentes en Cristo; en esto consiste nuestra justificación.
Finalmente, José fue vestido en gloriosos atavíos, y adornado con cadenas de oro, y cabalgó en el segundo carro de Egipto; así nuestro paso final es para ser elevados a un gran honor, a saber, la gloria de la corte celestial. «Este honor lo tienen todos los santos.
José fue empujado hasta el fondo, pero también fue levantado en el tiempo del Señor. A él le fue dada autoridad sobre todas las posesiones de la casa, y autoridad sobre los grandes y ancianos.

Dios preserva a Israel en Egipto.
23 Después entró Israel en Egipto,
Y Jacob moró en la tierra de Cam.
24 Y multiplicó su pueblo en gran manera,
Y lo hizo más fuerte que sus enemigos.
25 Cambió el corazón de ellos para que aborreciesen a su pueblo,
Para que contra sus siervos pensasen mal.
Después de que Dios enviara primero a José, Él trajo al pueblo de Israel a la tierra de Egipto para su propia provisión y protección como pueblo.
Israel es lo mismo que Jacob, y Cam es lo mismo que Egipto. Queda aquí claramente demostrado que el pueblo egipcio se formó de la estirpe de Cam, hijo de Noé, cuyo primogénito de Cam fue Canaán. Por tanto, en los códices en que se lea Canaán, debe corregirse. Mejor traducción es se hospedó, que no —como escriben otros códices— habitó, lo que sería igual que si añadiese peregrino, ya que tiene el mismo significado. De hecho, el texto griego en este pasaje utiliza el mismo término que poco antes usó, donde se dice: Unos pocos y peregrinos en ella. El morador peregrino o forastero, más bien es advenedizo que indígena. Así es como los Hebreos pasaron de una nación a otra, y de un reino a otro pueblo distinto. Lo que brevemente se había anunciado, brevemente se explica en la narración. Pero puede preguntarse, y con razón: ¿De qué reino pasaron a otro pueblo, ya que todavía no había reinos en la tierra de Canaán, donde no había aún ningún reino del pueblo de Israel? ¿Cómo, pues, habrá que entender esta expresión? Sólo en el sentido de una anticipación, puesto que en aquella tierra habría de establecerse el reino de sus descendientes.
A continuación se van narrando los hechos acontecidos en Egipto: Y acrecentó —dice— a su pueblo en gran manera, y lo hizo más fuerte que sus enemigos. Todo esto está también anunciado brevemente, para ser expuesto luego, según vayan sucediendo lo hechos. En realidad no fue el pueblo de Dios más fuerte que sus enemigos los egipcios, cuando se mataba a sus varones recién nacidos, o cuando era oprimido en la fabricación de ladrillos, sino cuando con mano poderosa, por obra de signos y portentos del Señor su Dios, se hizo digno de ser temido y respetado, siendo vencida la obstinación del rey cruel, y el perseguidor con su ejército fue sepultado en el mar Rojo.
Por eso, como si nosotros preguntásemos de qué modo se realizó lo que brevemente fue indicado en la frase: Hizo a su pueblo más fuerte que sus enemigos, comienza el salmo a concretarlo, exponiéndolo en la narración. Y les cambió su corazón para que odiasen a su pueblo, y usasen el engaño contra sus siervos. ¿Habrá, quizá, que entender o creer que Dios cambia el corazón del hombre para cometer pecados? ¿O es que no es pecado, o un leve pecado el odiar al pueblo de Dios, y usar falacias contra sus siervos? ¿Quién se atrevería a decir esto? ¿O tal vez el autor de estos pecados tan graves será Dios, que no puede ser creído como autor de pecado alguno, ni siquiera los más leves? ¿Quién, siendo sabio, entenderá estas cosas?50 Se trata aquí de aquella admirable bondad de Dios, por la que se sirve para el bien incluso de los malos, tanto si son ángeles, como si son hombres. Y así, aunque ellos sean malvados por su culpable deformidad, él consigue un bien de su maldad. Y los que no eran buenos antes de odiar a su pueblo, sino malos y tan impíos, que, por una fácil inclinación envidiaban a sus felices huéspedes. Y por haber multiplicado a su pueblo, provocó, con este su beneficio, a que los malvados los envidiasen. La envidia, en realidad, es el odio de la felicidad ajena. Y la forma de cómo cambió su corazón, fue que, por envidioso rencor aborrecieron a su pueblo, y cometieron engaños contra sus siervos. No fue, pues, el hacer malo a un corazón bueno, sino que, al hacer el bien a su pueblo, provocó el odio del corazón de los egipcios, naturalmente malvado, hacia su pueblo, sacando un bien de aquel mal. No haciéndolos malos a ellos, sino que concedió generosamente bienes a su pueblo, dando motivo por el que los malos se entregasen a odiarlos a sus anchas. De qué modo usó de su odio para ejercitar a su pueblo, y para gloria de su nombre, la cual nos es útil a nosotros, nos lo aclaran las palabras que siguen. Las recordamos como motivo de su alabanza, cuando se canta el Aleluya.
En Egipto: A donde él temía ir, hasta que Dios le prometió su presencia y protección. Dios nos dijo lo mismo en efecto a nosotros, cuando desciendas a la tumba, no temas el ir ahí, Yo bajaré contigo, y seré mayor y mejor para ti que tus miedos. Los mejores y más felices días de Jacob son los que pasó en Egipto.
b. Y multiplico su pueblo de gran manera: En Egipto, el pueblo del pacto de Dios se multiplicó con muchos matrimonios mezclados con egipcios. Ellos fueron capaces de crecer en gran manera, y, eventualmente, lo hizo más fuerte que sus enemigos.
El pueblo de Israel era bienvenido en la tierra de Egipto en los días de José, pero en las generaciones futuras fueron odiados y convertidos en esclavos por los egipcios.

El cuidado de Dios por Israel mientras ingresan en la tierra prometida.
La liberación de Egipto.
26 Envió a su siervo Moisés,
Y a Aarón, al cual escogió.
27 Puso en ellos las palabras de sus señales,
Y sus prodigios en la tierra de Cam.
28 Envió tinieblas que lo oscurecieron todo;
No fueron rebeldes a su palabra.
29 Volvió sus aguas en sangre,
Y mató sus peces.
30 Su tierra produjo ranas
Hasta en las cámaras de sus reyes.
31 Habló, y vinieron enjambres de moscas,
Y piojos en todos sus términos.
32 Les dio granizo por lluvia,
Y llamas de fuego en su tierra.
33 Destrozó sus viñas y sus higueras,
Y quebró los árboles de su territorio.
34 Habló, y vinieron langostas,
Y pulgón sin número;
35 Y comieron toda la hierba de su país,
Y devoraron el fruto de su tierra.
36 Hirió de muerte a todos los primogénitos en su tierra,
Las primicias de toda su fuerza.
No debemos de entender las palabras de los signos y prodigios, como si los prodigios se hicieran sólo ordenándolo con palabras. De hecho, se hicieron muchos portentos sin palabras, por ejemplo, con por la vara, o con la mano extendida, o con la ceniza lanzada al cielo. Pero, ya que aquellos portentos realizados no carecieron de algún significado, así tampoco las palabras que nosotros pronunciamos; por eso se los llamó a ellos palabras, no de voces o de sonidos, sino de signos y prodigios. Puso en ellos quiere decir "hizo por medio de ellos".
Con Israel bajo esclavitud y cautiverio en Egipto, en el tiempo señalado por Dios, Él levantó liberadores para su pueblo. Estos eran Moisés (al que se le dio el maravilloso título de su siervo) y su hermano Aarón. Dios les dio a estos la habilidad de hacer sus prodigios para autentificar su trabajo.
· Cuando Dios envió tinieblas, Él se mostró superior a Ra (el dios del sol) y Nut (la diosa del cielo).
· Cuando Dios volvió sus aguas en sangre, Él demostró ser superior a Osiris (el dios del Nilo) y a Khnum (el guardián del Nilo).
· Cuando Dios hizo que su tierra produjera ranas, Él demostró ser superior a la diosa Hekt (la diosa rana de la fertilidad).
· Cuando Dios envió enjambres de moscas y piojos el demostró ser superior que el dios mosca Uatchit.
· Cuando Dios hizo que cayera granizo del cielo, Él demostró ser mayor que Geb, el dios de la tierra y Nepri, la diosa del grano, y también que Anubis, el guardián de los campos.
· Cuando Dios envió pulgón sin número, Él demostró ser mayor que Shu, el dios de la atmosfera y que Min, la deidad de las cosechas.
Las plagas son presentadas aquí no para mostrar el endurecimiento del faraón — él ni siquiera es mencionado aquí — sino para alabar el versátil y decisivo poder de Dios.
La última y más grande plaga en contra de los egipcios fue la terrible muerte de los primogénitos en todas las casas que no estaban protegidas por la sangre del cordero de pascua.

La liberación de Egipto y la entrada en el desierto.
37 Los sacó con plata y oro;
Y no hubo en sus tribus enfermo.
38 Egipto se alegró de que salieran,
Porque su terror había caído sobre ellos.
39 Extendió una nube por cubierta,
Y fuego para alumbrar la noche.
40 Pidieron, e hizo venir codornices;
Y los sació de pan del cielo.
41 Abrió la peña, y fluyeron aguas;
Corrieron por los sequedales como un río.
Enfermos o incapaces de hacer este viaje; lo cual con un número tan amplio, y en un tiempo de tal mortalidad como lo era en Egipto, y en un pueblo que había sido por un largo tiempo tan terriblemente oprimido como lo fueron los Israelitas, era algo maravilloso; pero todos ellos viajaron a pie,
Mientras viajaban a través del desierto, Dios le dio a Israel su protección a través de una nube de día y fuego para alumbrar de noche. Estas fueron notables representaciones de la presencia y el cuidado de Dios guiando a Israel a través del desierto.
Dios milagrosamente suplió las necesidades de Israel en el desierto, proveyendo codornices y mana (pan del cielo), y agua que salió de la roca.

Dios graciosamente trajo a Israel a la tierra prometida.
42 Porque se acordó de su santa palabra
Dada a Abraham su siervo.
43 Sacó a su pueblo con gozo;
Con júbilo a sus escogidos.
44 Les dio las tierras de las naciones,
Y las labores de los pueblos heredaron;
45 Para que guardasen sus estatutos,
Y cumpliesen sus leyes.
Aleluya.
La fidelidad de Dios a Israel al sacarlos de Egipto, pasarlos por el desierto, y meterlos en Canaán todo estuvo basado en un cumplimiento de su santa palabra. Dios se une a sí mismo a sus promesas, y las considera santas.
Podemos decir que este gozo pertenecía tanto a Israel como al Dios de su pacto. Alegró tanto a Dios como a su pueblo el rescatar a Israel de su esclavitud y llevarlos a su herencia.
Casi al final del Salmo, el salmista toca un punto de responsabilidad moral. Dios rescató a Israel y los trajo a la tierra, liberándolos no con el propósito final de que tuvieran una indulgencia personal, sino para que guardasen sus estatutos y cumpliesen sus leyes.

A modo de resumen de un salmo “complicado”
El énfasis a lo largo del Salmo se encuentra en la bondad de Dios: Su promesa, protección, providencia, y presencia. Él es fiel a su palabra. Y como un pensamiento final, el autor le recuerda al pueblo de Dios sus responsabilidades. El guardar los preceptos del Señor, y por lo tanto, el tener un expresión de gozosa gratitud por todos los beneficios que el Señor ha proveído para su pueblo.
Los versículos finales muestran por qué la gracia abunda; no para que el pecado también pueda abundar, sino (citando un equivalente del versículo 45 en el nuevo testamento), ‘para que la justicia de la ley se cumpliese en nosotros, que no andamos conforme a la carne, sino conforme al Espíritu.
Para que no creyéramos que estos bienes temporales eran el sumo bien, ya que al pueblo de Dios se le concedió en ellos la felicidad, como si preguntáramos con qué finalidad se les concedió a ellos estos favores, inmediatamente encamina tal felicidad adonde conviene que se busque el sumo bien, y así dice: Para que cumpliesen sus preceptos, e investigasen su ley. En lo cual ha de entenderse que los siervos de Dios, y los hijos elegidos de la promesa, verdadero y legítimo linaje de Abrahán, imitando su fe, recibieron de Dios estos bienes terrenos no para entregarse al lujo ni para apoltronarse en una perversa negligencia, sino para que, preparados de antemano por la divina Providencia, los poseyeran ya, puesto que para buscarlos debían meterse en penosísimos trabajos, y así, al tenerlos ya, se dedicasen a conseguir el bien eterno, es decir: para que guardaran sus preceptos e investigasen su ley. Hay que decir, además, que en este texto, donde aquí dice "linaje de Abrahán", quiso que se entendiera los que fueron verdaderamente la estirpe de Abrahán, que nunca faltaron realmente en medio de aquel pueblo, lo que claramente manifiesta el Apóstol cuando dice: Pero no en todos ellos encontró Dios su complacencia52; por tanto, si no fue en todos, está claro que sí hubo algunos en quienes sí la encontró; y como este salmo ensalza a éstos, no habla aquí de las iniquidades e irritaciones, ni de las provocaciones de aquéllos en quienes Dios no se complació. Pero como no sólo se manifiesta la justicia, sino también la misericordia del Dios omnipotente y clemente con los inicuos, de ellos habla el salmo siguiente cuando canta alabanzas de Dios. En realidad, unos y otros existieron en un solo pueblo, pero éstos no contagiaron sus iniquidades a los verdaderos hijos de Abrahán. Porque el Señor conoce a los que son suyos; y si en este mundo no puede separarse el justo del injusto, apártese de su malicia todo el que invoca el nombre del Señor53.
Así pues, como para subrayar el espíritu de este salmo, que de alguna forma se halla oculto en su cuerpo, es decir, para poner de relieve el conocimiento íntimo de este salmo, encerrado en las palabras externas, me parece que se exhorta al linaje de Abrahán, que son todos los hijos de la promesa pertenecientes a la eterna heredad de testamento eterno, a que se elijan como heredad propia para sí a Dios, y le den culto gratuitamente, es decir, por él mismo, no por alguna recompensa externa a él; y esto lo hagan alabándolo, invocándolo, anunciándolo, obrando el bien mediante la fe, no para su propia gloria, sino para gloria de Dios, gozándose en la esperanza y ardiendo por la caridad54. Todo esto resuena ya en los primeros versículos de este salmo: Celebrad al Señor e invocad su nombre, dad a conocer sus hazañas a los pueblos. Cantadle al son de instrumentos y dad a conocer todas sus maravillas. Gloriaos en su santo nombre; que se alegre el corazón de los que buscan al Señor. Buscad al Señor y confortaos; buscad siempre su rostro.
A continuación, para sustentar los corazones de los pequeños, para afianzarlos en la fe, se proponen ejemplos de los Patriarcas, tanto de su fe como de las promesas de Dios, para que imitándolos y esperando, seamos su linaje; no únicamente el pueblo hebreo, sino cuantos reciben en toda la tierra esa gracia. Todo esto está en los siguientes versículos: recordad las maravillas que hizo, sus portentos y los juicios de su boca. Linaje de Abrahán, sus siervos, hijos de Jacob, sus elegidos. Él mismo es el Señor nuestro Dios; por toda la tierra están sus juicios. Se acordó en el siglo de su testamento, y de la palabra que dio por mil generaciones. Del pacto que estableció con Abrahán, y del juramento que hizo con Isaac. Y todo esto se lo estableció a Jacob como precepto, y a Israel como alianza eterna, diciendo: "A ti te daré la tierra de Canaán, como porción de vuestra heredad. Según mis posibilidades os he expuesto cómo deben entenderse todas estas cosas.
Y aquí, a un alma de fe débil se le podría ocurrir el preguntar: "Si Dios debe ser adorado desinteresadamente, y él, la heredad de eterno testamento, ha de ser buscado por sí mismo, entonces, en el acrecentamiento de su misericordia, ¿no se preocupó de la vida mortal de quines lo buscan y de sus necesidades temporales?" Escuchad con atención lo que él ha dado a nuestros padres, y fijaos en qué modelos de fe los ha constituido, y cómo sus descendientes según la carne imitaron también su fe. Cuando eran escasos en número, muy pocos y peregrinos en ella, es decir, en la tierra de Canaán. Y pasaron de una nación a otra, y de un reino a otro pueblo distinto. No permitió que nadie les dañase, y castigó por su causa a los reyes: "No toquéis a mis ungidos, y no hagáis ningún mal a mis profetas"
Si todavía preguntáis cómo pasaron de una nación a otra, y de un reino a otro pueblo, escuchadlo: Y llamó al hambre sobre la tierra, cortando todo el sustento de pan. Envió a un hombre delante de ellos; José fue vendido como esclavo. Humillaron sus pies en el cepo; el hierro traspasó su alma, hasta que se cumplió su palabra. La palabra del Señor lo abrasó. Mandó el rey y lo soltó; el soberano de los pueblos, y lo libró. Lo constituyó señor de su casa, y príncipe de todas sus posesiones. Para que instruyese a sus magnates como a sí mismo, y enseñara la prudencia a sus ancianos. Y entró Israel en Egipto, y Jacob fue huésped en la tierra de Cam. Fue así como pasaron de una nación a otra, y de un reino a otro pueblo distinto.
Y aumentó su pueblo en gran manera, y lo hizo más fuerte que sus enemigos. Si queréis saber cómo lo hizo más fuerte que sus enemigos, escuchadlo: Y les cambió su corazón para que odiasen a su pueblo, y perjudicasen con engaños a sus siervos. Envió a Moisés, su siervo, y a Aarón, a quien eligió personalmente. Puso en ellos las palabras de sus signos y portentos en la tierra de Cam. Envió las tinieblas y se oscureció, y se irritaron por sus palabras. Convirtió sus aguas en sangre, e hizo morir a sus peces. Inundó de ranas su tierra, hasta en la alcoba de los mismos reyes. Habló, y vino un ejército de mosquitos y saltamontes por toda su tierra. En lugar de lluvia, les dio granizo, y fuego abrasador en su tierra; taló sus viñas y sus higueras, y tronchó todos los árboles de su territorio. Habló, y aparecieron langostas y orugas innumerables que devoraron toda la hierba de su tierra y todo el fruto de su campo. Y dio muerte a todos los primogénitos de su tierra, las primicias de su trabajo. Y los sacó en oro y en plata, y no había ningún enfermo en sus tribus. Se alegró Egipto de su salida, porque les había sobrecogido el temor de ellos. He aquí cómo hizo Dios a su pueblo más fuerte que a sus enemigos.
Y después que la divina justicia castigó con estos males a sus enemigos, escuchad los bienes temporales que, por su misericordia dispensó a su pueblo: Extendió una nube para protegerlos, y fuego para iluminarlos durante la noche. Lo pidieron, y vinieron codornices; y los sació con pan del cielo. Hendió la peña, y brotó agua, y corrieron ríos por el desierto. Y se acordó de la santa palabra que había dado a su siervo Abrahán. Y sacó a su pueblo con alegría, y a sus elegidos con regocijo. Y les dio las tierras de las naciones, y poseyeron las labores de los pueblos. No para que lo adorasen por esto, sino para que lo ordenasen al bien eterno, y lo convirtiesen en él, es decir, para que guardasen sus preceptos y buscasen su ley. Cualquiera otra clase de bienes que otorga Dios, ha de encaminarse a su culto desinteresado, pues su culto no ha de tener por miras otra clase de bienes otorgados por Dios, y entonces será gratuito y desinteresado. El enemigo, instigando a este combate, se atrevió a decir a Dios: ¿Por ventura Job te adora gratuitamente?55 O sea, que si por haber sido vendido José como esclavo, humillado y exaltado, consiguió para el pueblo de Dios los bienes temporales, de manera que lo hizo más fuerte que sus enemigos, ¿cuánto más Jesús, vendido y humillado por sus hermanos según la carne y exaltado a los cielos, consiguió para su pueblo, que triunfó del diablo y sus ángeles, los bienes eternos? Ya veis cómo el linaje de Abrahán no se gloría de la carne, sino cómo imita la fe. Escuchad, siervos de Dios y elegidos de Dios, que tenéis la promesa de la vida presente y de la futura56. Si las tentaciones en este mundo son violentas, tened presente a José en la cárcel, y a Cristo en la cruz. Si os acompaña la prosperidad de las cosas temporales, no sirváis a Dios por ella; usad de ella para que os lleve a Dios. No penséis que Dios debe ser adorado por sus fieles en función de las cosas necesarias de esta vida, que también las concede a quienes lo blasfeman, sino buscad primero el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas se os darán como añadidura.
El Salmo 105 termina de la misma manera que el Salmo anterior, con la palabra hebrea Aleluya. Es correcto y digno para el pueblo de Dios el recordar sus maravillosas obras y alabarlo por todo lo que Él ha hecho.