Salmo 133

1 Canto de peregrinación. De David.
¡Qué bueno y agradable
es que los hermanos vivan unidos!
2 Es como el óleo perfumado sobre la cabeza,
que desciende por la barba
–la barba de Aarón–
hasta el borde de sus vestiduras.
3 Es como el rocío del Hermón
que cae sobre las montañas de Sión.
Allí el Señor da su bendición,
la vida para siempre

Introducción. – No cabe duda de que este salmo es una loa a la comunidad cristiana. En este aspecto incluyo los siguientes párrafos que leí hace tiempo.
“Hace unas semanas platicaba con un amigo no creyente sobre las presiones brutales con las que tiene que lidiar una familia de ciudad:
una presión social a ser exitosos, miedo a fracasar, a tener una despensa que al menos alcance, a tener auto propio y casa propia, un trabajo bien remunerado, hijos que no sean drogadictos, delincuentes , hijos "inteligentes" (a tal grado que andamos estimulándolos antes de tiempo), una estabilidad matrimonial, sortear cómo mantener a los parientes contentos con nuestras decisiones... Pero lo más triste es que la mayoría de las familias toman como lema: SÁLVESE QUIEN PUEDA; pero como dijera un escritor, este lema además de ser inmoral, no alcanza. El individualismo al que tanto nos aferramos, al que la globalización nos está orillando, nos impide vivir la calidad de vida que diseñó Dios para la humanidad.
No es de extrañar que los estados de ánimo sean tan vulnerables y acaben perdiendo el control. De tal manera que escuchemos de divorcios, de hijos abandonados, suicidios o de riñas que nunca se terminan; familias que se deshacen después de revelarse un testamento. Si tomamos de ejemplo a cualquier familia de aquí, si los observamos atentamente y rascamos un poco lo que está en la superficie encontraremos miedo a algo. Sea a que no alcance el dinero, a la enfermedad o a la muerte... Si eso es con los que tenemos la confianza en Dios, ¿qué presiones no han de estar soportando los que no tienen ninguna esperanza?
Durante la plática con mi amigo reconocíamos el papel tan importante de nuestras comunidades. Yo hablaba de las comunidades cristianas, pero él no tenía ninguna. Como puede se ha unido con otros amigos suyos para armar una comunidad de aprendizaje donde se apoyan en sus proyectos de vida. Estas semanas he estado muy inquieto pensando que Hacen tanta falta comunidades integrales que puedan abrazar al individuo y a las familias que viven esos vértigos en los que vivimos actualmente. Pero a la vez me llena de expectativa imaginar lo que puede ser capaz una iglesia donde viven personas que tienen el Espíritu de Cristo.
En la clase de Eclesiología que estamos tomando los lunes, en uno de los artículos que nos dejan a leer, Juan Driver dice: Ser una comunidad no es opcional para la iglesia de Jesucristo. Por naturaleza somos una comunidad y tenemos comunión. La pregunta es ¿Qué clase de comunidad seremos? ¿Seremos una comunidad limitada y empobrecida o una comunidad que realiza plenamente los propósitos que Dios tiene para ella?” (Samuel Rodriguez en “La razón del cristianismo”)

Este delicado poema es un elogio de la convivencia fraternal, tanto en la intimidad de la familia como en la comunidad nacional y religiosa. Las grandes fiestas anuales -cuando toda la comunidad de Israel se congregaba en el monte Sión- eran la ocasión más propicia para intensificar los vínculos fraternales entre los miembros del Pueblo de Dios. De allí la inserción de este Salmo en el grupo de los “Cantos de peregrinación”.

A. La bendición declarada.
1 La unidad entre el pueblo de Dios es buena y deliciosa.
¡Mirad cuán bueno y cuán delicioso es
Habitar los hermanos juntos en armonía!
El Salmo 133 comienza con una exhortación a mirad – es decir, a prestar atención. Lo que sigue es importante y merece nuestra atención.
Es una maravilla que rara vez se ve, por tanto, ¡mirad! Se puede ver, porque es la característica de los verdaderos santos – por lo tanto, ¡no dejen de inspeccionarlo! Es digno de admiración; ¡Hagan una pausa y mírenlo! Los seducirá para que lo imiten, por lo tanto, ¡obsérvenlo bien!
Es bueno porque refleja el corazón de Dios y el propósito de unidad entre su pueblo.
Es delicioso porque hace que la vida en común como pueblo de Dios sea mucho más agradable que las temporadas en las que dominan las constantes disputas y conflictos.
No todo lo que es bueno es delicioso, y no todo lo que es delicioso es bueno. La unidad entre el pueblo de Dios es una bendición tan notable porque es tanto buena como deliciosa – y ambas en un alto grado, indicado por la repetición del “cuan”.
La armonía es probada, porque estos hermanos habitan juntos. En muchos sentidos, es más fácil tener algún tipo de unidad con los que están distantes. Habitar juntos significa que los lazos de unidad y paz serán a veces puestos a prueba.
Este cántico era especialmente relevante para los peregrinos que viajaban juntos a Jerusalén. Durante las peregrinaciones, los judíos disfrutaban de una experiencia ecuménica en su camino hacia y en Jerusalén. Los peregrinos provenían de diferentes estilos de vida, regiones y tribus, mientras se reunían con un propósito: la adoración del Señor en Jerusalén.
La unión de las personas por medio de la fe es algo superior a cualquier otro sentimiento humano. Y la principal figura de esto es Nuestro Señor, que nos guía a todos. Él es el motivo de nuestras alegrías y hace que nuestra unión sea más poderosa que nada en el mundo.
Cuando hay paz, todo funciona mucho mejor y es cuando avanzamos como sociedad. Y solo con el Señor es posible llegar a esta ansiada y deseada paz, ya que su mensaje es de amor entre todos los seres humanos.
Creo que todos estamos conscientes de que en una casa pueden estar viviendo juntos los hermanos pero estar en riñas, con resentimientos y no dejan de estar viviendo juntos. El salmista habla de un concepto de armonía. Musicalmente la armonía recuerda a una orquesta. Los que no han tenido la oportunidad de verla en acción quiero decirles que son muchísimos instrumentos muy variados: unos de viento, de cuerdas, percusiones, pero hay un director y una obra de arte que los guía para que salga una melodía hermosa, todos están en armonía. Debemos encontrar cual es nuestro lugar en ese gran plan de Dios y unirnos para que se lleve a cabo. Es un gran desafío porque debemos transmitir a Cristo a través de esa armonía, se debe revelar a Cristo. Pablo en Filipenses se lamenta de que solo Timoteo busque los intereses de Cristo, les dice: los demás buscan sus propios intereses.
La felicidad de un hogar está en que todos los hermanos y hermanas se amen entre sí. Viven juntos muchos años en casa de sus padres, y allí aprenden a jugar juntos, a reñir unos con otros, a conocerse unos a otros mejor de lo que nadie más llegará a conocerlos, a defenderse unos a otros con una lealtad no igualada por ningún otro vínculo sobre la tierra: la lealtad de miembros unidos de una familia. La sangre habla en el hombre, y hermanos y hermanas saben que una misma sangre recorre sus venas.
Rezo por mi familia, por todas las familias, por todos los hermanos y hermanas del mundo, para que el amor fraternal que representan y practican llene sus hogares y, a través de ellos, la sociedad entera, y redima así por dentro a la humanidad.

B. La bendición descrita.
2. Como óleo sobre la cabeza.
Es como el buen óleo sobre la cabeza,
El cual desciende sobre la barba,
La barba de Aarón,
Y baja hasta el borde de sus vestiduras.
Este versículo da comparaciones para lo que se ha dicho en el primer versículo del salmo. Muchas de ellas no te causarán impresión alguna, ya que iban dedicadas a las personas que habitaron durante el Antiguo Testamento, pero te las explicaremos para que puedas hacerte una idea de su profundidad.
En la antigüedad, las personas eran ungidas en la cabeza con aceites aromáticos a modo de bienvenida a un hogar. Esto pretendía refrescar al recién llegado y quitar los malos olores que tan presentes estaban en aquellos tiempos.
Así pues, la unión de la comunidad para alabar a Dios genera esta sensación de frescura y bienestar tan característica. Juntos nos regeneramos y nos sentimos a gusto, como después de recibir el aceite a nuestra frente.
Por otro lado, este aceite se reparte por toda la cara refrescando más partes del cuerpo, como podría ser la barba y más adelante los hombros. Esto significa que la alegría de una comunidad unida no se queda solo en ella, sino que se esparce y se contagia por fuera.
Los cristianos debemos esparcir la Palabra de Dios por el mundo, para que todas las personas se refresquen con el amor del Señor.
Destacamos en este versículo la mención a Aaron, personaje bíblico que fue hermano de Moisés y le acompañó durante la mayor parte de su vida. En Éxodo 29:7, se nos explica como Aaron es ungido con aceite para ser consagrado como sumo sacerdote, hecho que David utiliza para santificar y dotar de más relevancia la comparación que hace.
En el antiguo Medio Oriente, era común ungir la cabeza con aceite, a veces como un saludo al entrar en una casa (Lc 7, 46). Esto se hacía para refrescar al que estaba recibiendo el aceite y darle un buen olor con la fragancia que provenía de los aceites perfumados. Entre el pueblo de Dios, la unidad refresca y crea una atmósfera agradable para todos.
“El aceite de la unción destinado a la cabeza (Ex 29, 7) no se limitaba a ella, ni se podía contener su fragancia. Ex 29, 21 estipula explícitamente que después de derramar el aceite sobre la cabeza, se rociaría un poco sobre las vestiduras: ‘y él y sus vestiduras serán santos’”.
La imagen en palabras muestra que la unidad es una bendición rica y abundante – ya que este aceite desbordaba la cabeza y bajaba por la barba. También muestra que la unidad es una bendición rara y preciosa, porque la sugerencia es que este era el aceite de la santa unción, que no debía ser imitado (Ex 30, 22-33).
La unidad cristiana está mucho más allá de esa amistad común tan alabada por Cicerón y otros paganos; y por lo tanto aquí se compara adecuadamente con ese inigualable [perfecto] ungüento oloroso.
Esta es una unidad de santidad. Ese aceite de la unción, derramado sobre Aarón, era el aceite de consagración y simbolizaba su separación de todo mal; era el aceite de la santidad.
El olor de esto debe haber sido muy agradable y sirve aquí como metáfora para señalar la exquisita excelencia del amor fraternal.
¡Qué cosa más sagrada debe ser el amor fraternal cuando puede compararse con un aceite que nunca debe ser derramado sobre ningún hombre sino solo sobre el sumo sacerdote del Señor!
El aceite sobre la cabeza del sacerdote era bueno como instrumento de refrigerio y saludo, como lo sería para cualquier otra persona. Sin embargo, para Aarón (como sumo sacerdote), también fue parte de su consagración al servicio sacerdotal (Ex 29, 7), lo que llevó a muchas otras cosas buenas:
·Servicio a Dios y Su pueblo.
·Expiación de pecados.
·Ofrendas de paz, compañerismo y acción de gracias.·Ministerio compasivo al pueblo de Dios.
La ilustración es maravillosa. Cuando hay unidad entre el pueblo de Dios, no solo es bueno y agradable en sí mismo, sino que también conduce a muchas otras cosas buenas. Cuando el pueblo de Dios lucha entre sí, hay muchas otras cosas buenas que no están haciendo ni disfrutando.
Dios quería que los sacerdotes representaran su justicia y salvación ante un mundo que miraba. Hablando espiritualmente, esta unción lo hacía posible. La unidad entre el pueblo de Dios tiene un efecto similar.
¡Qué abundante bendición es la unidad! Es como aceite derramado tan abundantemente que fluye desde la cabeza hasta la barba y luego hasta el borde mismo de las vestiduras del sacerdote.
En resumen, la verdadera unidad, como todos los buenos dones, es de arriba; otorgada en lugar de inventada, más una bendición que un logro.

3. Como el rocío de los montes.
Como el rocío de Hermón,
Que desciende sobre los montes de Sion;
Porque allí envía Jehová bendición,
Y vida eterna.
El tercer y último versículo del salmo es una segunda comparación de esta unión tan importante entre los cristianos por la fe. En este caso la imagen utilizada es la del verde y floreciente monte Hermón y su rocío.
Israel es en gran parte un lugar desierto y árido, con pocos lugares verdes que alberguen animales y plantas. David usa la metáfora del monte Hermón dado su contraste con el resto de paisajes de la zona.
El monte Hermón es una cordillera situada en las fronteras de los actuales pueblos de Israel, Líbano y Siria. Dada su gran altitud en comparación con el resto del territorio, hay temporadas en las que se suceden abundantes lluvias e incluso nieve. Así pues, no es de extrañar que la gente de esa época tuviera en mente la imagen de un fértil monte Hermón, lleno de vida.
Además, las aguas que nacen en este monte, bajan hacia el sur, a través del río Jordán al este de Jerusalén y por la extensa llanura mediterránea al oeste. Esto es a lo que se refiere David con la segunda frase del versículo, en la que pretende situar a Jerusalén como el nuevo centro religioso de todos los judíos.
Esto lo reafirma en las últimas palabras del salmo, explicando que Dios bendice esa zona convirtiéndose en una ciudad santa. A partir de aquel momento de unión del pueblo de Israel centrado en Jerusalén, esta ciudad ha adquirido una importancia fundamental en todas las religiones monoteístas.
En el Nuevo Testamento, Jesús fue a Jerusalén después de pasar cuarenta días en el desierto, entrando a la ciudad como el Mesías y Rey. No es casualidad que este episodio sucediera en esta ciudad, dada la importancia que tiene, como bien te hemos explicado.
El salmista usa una segunda imagen de palabras para mostrar cuán maravillosa es la unidad entre el pueblo de Dios. También es como el rico rocío que cubre al monte Hermón, haciéndolo verde y húmedo. Es un claro contraste con el desierto seco que se encuentra en otras partes de Israel. La unidad entre el pueblo de Dios hace que la vida sea próspera y saludable.
En este monte el rocío es muy copioso. El Sr. Maundrell dice que ‘con este rocío, incluso en clima seco, sus tiendas estaban tan mojadas como si hubiera llovido toda la noche.
Refresca la tierra sedienta y aviva la vegetación; de modo que la concordia fraterna, que cae suavemente sobre los espíritus de los hombres y une a los distantes mediante una misteriosa cadena de bien transmitido, ayudará a revivir las fuerzas debilitadas y a refrescar los lugares resecos.
Para el judío, parecía como si la cordillera del Hermón desbordara la tierra y pudiera dejar caer su rocío a través de la distancia intermedia sobre las montañas de Sion. Por lo tanto, desde la gloria de Su exaltación, Jesús deja caer el rocío del Espíritu Santo como bendición sobre las tierras bajas de nuestra vida, esa bendición que es vida para siempre.
Esta bendición viene sobre Jerusalén, que David estableció como el centro de adoración de Israel. En Jerusalén, su unidad sería demostrada y disfrutada.
En Jerusalén este rocío no debe tomarse literalmente, porque la caída del rocío servía de muy poco para refrescar o mejorar las colinas de Sion y Moriah, especialmente porque ahora estaban llenas de edificios; sino alegóricamente, por el favor o la bendición de Dios, que con frecuencia se llama y se compara con el rocío, como Pro 19, 12, Is 18, 4, Os 14, 5, Mi 5,7.
Vendrá el día en que cesará la división y se acabará la enemistad; cuando las David, en la Jerusalén de arriba; ¡y los santos y los ángeles cantarán juntos este hermoso salmo!